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Guias e Dicas
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Trabajo Gestión, Notas de estudo de Administração Empresarial

Sindrome burnout

Tipologia: Notas de estudo

2012

Compartilhado em 14/11/2012

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jfruedam-6 🇧🇷

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SÍNDROME DEL BURNOUT: SU IMPACTO ORGANIZACIONAL Y ESTRATEGIAS PARA SU
MANEJO DESDE EL ÁREA DE RECURSOS HUMANOS
JUAN FELIPE RUEDA MEJIA
JOSE ANDRÉS RUIZ SOTO
EDUARDO CERVERA PÉREZ
DIEGO DELGADO PARRA
RELACIONES INDUSTRIALES - GESTIÓN DEL TALENTO HUMANO
Código 3007329-2
Profesor(a)
Luz Victoria Ospina Orozco
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA - SEDE MEDELLÍN
MEDELLÍN, COLOMBIA
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SÍNDROME DEL BURNOUT: SU IMPACTO ORGANIZACIONAL Y ESTRATEGIAS PARA SU

MANEJO DESDE EL ÁREA DE RECURSOS HUMANOS

JUAN FELIPE RUEDA MEJIA

JOSE ANDRÉS RUIZ SOTO

EDUARDO CERVERA PÉREZ

DIEGO DELGADO PARRA

RELACIONES INDUSTRIALES - GESTIÓN DEL TALENTO HUMANO

Código 3007329-

Profesor(a)

Luz Victoria Ospina Orozco

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA - SEDE MEDELLÍN

MEDELLÍN, COLOMBIA

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

  • Describir el concepto del Burnout, sus causas y consecuencias, a nivel social, emocional, cultural y productivo, resaltando su trascendencia como enfermedad profesional actual y reconociendo las diferentes estrategias de intervención que pueden emplearse para su manejo desde la perspectiva de la administración de recursos humanos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Identificar la relación entre Burnout y estrés desde el contexto laboral, y la forma como este puede afectar a los trabajadores.
  • Dilucidar los principales factores generadores del síndrome del Burnout.
  • Ofrecer una perspectiva orientadora que se constituya como el fundamento y base para la formulación de futuras estrategias que permitan hacer frente a esta problemática.
  • Reconocer el papel de las diferentes áreas organizacionales, en especial de la alta dirección, en el manejo del síndrome.

Las manifestaciones del Burnout pueden ser muy variadas, y en ocasiones son poco visibles. Sin embargo, algunas de las más frecuentes son: la frustración profesional, el ánimo depresivo, problemas de salud, abuso de sustancias, relaciones interpersonales insatisfactorias y abandono emocional, así como disminución del desempeño, falta de compromiso organizacional y absentismo. Muchas de estas manifestaciones sintomáticas se entienden en ocasiones como consecuencia del Burnout, y presentan, como ya se ha dejado entrever, graves repercusiones tanto para la persona que lo padece como para la organización a la que pertenece. En la Figura 2 aparecen listadas las principales consecuencias personales y organizacionales del fenómeno.

Figura 2: Principales consecuencias del Burnout

El síndrome del Burnout tiene peculiaridades muy específicas en áreas determinadas del trabajo, cuando este se realiza directamente con colectivos de usuarios, esto es, en el marco laboral de las profesiones propias del sector asistencial. En estos ambientes habitualmente encontramos profesionales de la salud (auxiliares, médicos, enfermeros), profesionales de la educación (profesores, educadores, o cuidadores), psicólogos y trabajadores sociales. Todas las profesiones mencionadas son consideradas como los colectivos ocupacionales más proclives al desarrollo del síndrome, y es en ellos en los que son evidenciables los casos más reiterados (lo que no excluye otros).

En concordancia con lo anterior, y para ejemplificar, es resaltable el caso de Freudenberg (1974), quien conceptualizo por primera vez el Burnout para referirse al estado físico y mental de los jóvenes voluntarios que trabajaban en su “ Free Clinic” de Nueva York. Estos se esforzaban en sus funciones, sacrificando su propia salud con el fin de alcanzar ideales superiores y recibiendo poco o nada de reforzamiento por su esfuerzo. Por lo tanto, después de uno o tres años de labor, presentaron conductas cargadas de irritación, agotamiento, actitudes de cinismo con los clientes y una tendencia a evitarlos (Buendía y Ramos, 2001). Al mero concepto de “estar quemado” se añadía algo que ya no era solo el estrés laboral; también contaban el significado para la persona del trabajo que realiza, su propia capacidad de generar estrategias de afrontamiento, y la misión a realizar que a veces genera excesiva implicación en el trabajo y puede terminar en la deserción o la desatención a los usuarios.

Actualmente se aplica el síndrome de Burnout a diversos grupos de profesionales que abarcan desde directivos hasta amas de casa, desde trabajadores en los ámbitos sociales hasta voluntarios de organizaciones, y se acepta que el síndrome es el resultado de un proceso en el que el sujeto se ve expuesto a una situación de estrés crónico laboral y ante el que las estrategias de afrontamiento que utiliza no son eficaces. En el ámbito individual, los sujetos, en su esfuerzo por adaptarse y responder eficazmente a las demandas y presiones laborales, pueden llegar a esforzarse en exceso y de manera prolongada lo que acarrea esa sensación de “estar quemado”.

El estudio del Burnout, hoy en día imprescindible, viene unido a la necesidad de estudiar los procesos de estrés laboral, así como al reciente interés y preocupación de las organizaciones por la calidad de vida laboral que ofrecen a sus empleados. Actualmente los aspectos de bienestar y salud laboral son determinantes en la eficacia de una determinada organización, puesto que se reconoce la fuerza laboral como el principal recurso y fuente de ventaja competitiva.

2. JUSTIFICACIÓN.

La importancia de este tópico particular es evidenciable cuando se toma en cuenta el hecho de que se trata con una problemática cuya evolución y desarrollo potencial está inmerso en el contexto de la cotidianidad y el comportamiento natural de cada uno de los individuos que ejercen algún tipo de labor productiva, y que como tal, el Burnout acarrea problemas que pueden derivar en una significativa reducción de la productividad y la eficiencia empresarial. Estamos ante un síndrome cuya ocurrencia se ha visto incrementada por las crecientes presiones globales, la situación socioeconómica actual y la permanente necesidad de autorrealización del individuo, lo cual exige tomar medidas en el contexto organizacional para prevenir su desarrollo (eliminar las fuentes), y suprimir las consecuencias derivadas del mismo.

En un contexto de constantes cambios que requiere más que nunca trabajadores psicológicamente sanos y motivados, los riesgos psicosociales como el Burnout avanzan al mismo tiempo que el mundo laboral del siglo XXI. Entrenar a los empleados en habilidades sociales, enseñarles a gestionar su tiempo o crear grupos de mejora, que son algunas de las medidas con las que se puede combatir el problema se ha convertido en una prioridad.

Se pretenden dar a conocer los diferentes factores que influyen en el desarrollo del síndrome Burnout, para, a partir de ello, consolidar una base sobre la cual formular estrategias para su manejo y definir los criterios que garanticen el éxito de los cursos de acción planteados.

3. VARIABLES QUE INFLUYEN EN EL SÍNDROME DEL BURNOUT.

El Burnout puede ser tanto producto de las relaciones interpersonales (entre quien presta el servicio y quien lo recibe), como resultado de la interacción entre el trabajador y su ambiente profesional. Su desarrollo depende en esencia de tres tipos de variables:

  • Individuales: El género, la edad, la personalidad y la orientación profesional tienen una notable influencia a la hora de que una persona desarrolle el síndrome. Por poner un ejemplo, las mujeres “puntúan” más alto en agotamiento e ineficacia profesional, mientras que los hombres presentan más cinismo y despersonalización. También se ha señalado que los trabajadores que exhiben alto neuroticismo y locus de control externo son más vulnerables a sufrir Burnout (Ramos, 1999)
  • Sociales: No es posible establecer una relación causal, pero los resultados de algunos estudios sugieren que el apoyo social influye en la salud de las personas, ya que puede actuar como variable moderadora de los efectos negativos del estrés laboral y del Burnout. El apoyo social puede definirse como ayuda real o percibida que un individuo recibe de las relaciones interpersonales.
  • Organizacionales: Mientras que las variables demográficas, de personalidad, y la falta de apoyo social facilitan la aparición del síndrome, las variables organizacionales, fundamentalmente aquellas vinculadas al desempeño del puesto, lo desencadenan. Así, el contenido del puesto, la falta de reciprocidad (dar más emocionalmente en el trabajo de lo que se recibe a cambio), o el clima organizacional son factores importantes a tenerse en cuenta a la hora de diseñar la prevención de primer nivel, pues pueden convertirse en desencadenantes del Burnout. 4. MEDIDA DEL BURNOUT.

Inicialmente, y como ya se ha dejado entrever, el síndrome fue descrito a través de la observación clínica (véase Freudenberg), y posteriormente se evaluó a través de entrevistas

  1. Intervención primaria: Su objetivo es reducir o eliminar las fuentes de estrés, adaptando el entorno (físico y psicológico) del trabajo al empleado, desde una perspectiva proactiva. La efectividad de este tipo de intervención radica en que se evita la aparición o continuidad de los estresores, pero tiene la desventaja de involucrar elevados costes y un significativo grado de dificultad en su aplicación.

Una aproximación a la intervención primaria sobre el estrés consta de varios pasos:

a) Preparación e introducción: Al comienzo de la intervención, es conveniente redactar un acuerdo entre las partes (consultores especialistas y empresa) en el que se especifiquen aspectos como las responsabilidades de cada parte, el procedimiento a seguir, los recursos disponibles y la fases de la intervención. Es recomendable la creación de un comité de planificación con personal de la organización que se encargue de coordinar la intervención. Un aspecto fundamental para conseguir la colaboración y el apoyo de los trabajadores es proporcionarles información sobre el proceso que se lleva a cabo.

b) Identificación de problemas y evaluación de riesgos: Antes de cualquier acción es imprescindible una evaluación o diagnóstico de los riesgos, tomando como punto de partida la información disponible en la organización. Conviene revisar los registros de absentismo y bajas laborales, y realizar entrevistas con personas clave, como el médico de la empresa, e involucrar a los trabajadores para que expresen los problemas que encuentran en su trabajo. A partir de esta información se identifican los problemas de salud organizacional, y se analiza si es necesario recabar más información o no.

c) Detección temprana del estrés: La información recopilada permite intervenir antes de que este resulte un problema más grave. Con los datos recogidos se debe realizar un informe en el que se especifiquen los inconvenientes más serios y los estresores sobre los cuales actuar.

d) Planificación de la intervención: Identificados los estresores, es conveniente establecer un orden de prioridad en la intervención. Deben tomarse en cuenta aspectos como la ley sobre prevención de riesgos vigente, la severidad de las consecuencias de los estresores y la capacidad de identificar y resolver los problemas. Además del orden de prioridades, se deben estudiar las diversas acciones que pueden aplicarse a cada problema concreto.

e) Implantación y ejecución de las intervenciones: Ya decididos los programas de intervención, y establecido el orden en el que se realizaran, hay que ejecutar la intervención propiamente dicha. Debido al carácter complejo del Burnout y a sus múltiples causas, es conveniente realizar intervenciones dirigidas tanto al entorno o puesto de trabajo, como al trabajador. Lo ideal es modificar el entorno de manera que se reduzcan los estresores, o incluso no lleguen a aparecer. Sin embargo, esto no siempre es posible, de forma que, en ocasiones, la mejora de las habilidades de los trabajadores puede ayudar a reducir el nivel de estrés de forma eficaz, y en poco tiempo.

  1. Intervención secundaria: Son intervenciones dirigidas a reducir las consecuencias del estrés sobre la salud de los trabajadores, y consisten, esencialmente, en programas de formación para potenciar sus destrezas y mecanismos de afrontamiento. Dos ventajas de la intervención secundaria sobre la primaria son:
  • Implantación rápida y sin causar demasiadas molestias en la realización del trabajo diario.
  • Introducción en situaciones en las que es difícil modificar el estresor.

En cuanto a las limitaciones de la intervención secundaria, se reconoce que, si bien puede reducir los niveles de estrés, su efecto puede desaparecer rápidamente ya que sus causas no

se modifican. En este sentido, diversos autores (Schaufeli, 2005) aconsejan implementar de forma conjunta programas de intervención primaria y secundaria de forma que sus efectos se complementen.

  1. Intervención terciaria: Estas estrategias se centran en el tratamiento del Burnout en los empleados seriamente afectados. Esta intervención es reactiva y su objetivo es reducir las consecuencias negativas del síndrome mediante servicios de asesoramiento personal, internos o externos a la organización. Disponer de asesores internos tiene la ventaja de que están familiarizados con la situación de la empresa, sin embargo, el trabajador puede preferir recurrir a asesores externos no implicados con la organización. En cualquier caso, se debe garantizar la confidencialidad de los datos recogidos y tener cuidado de la información que se da a la empresa para no perjudicar a los empleados afectados.

Otro aspecto importante de la intervención terciaria es facilitar la reincorporación al trabajo de los empleados con baja laboral. El simple regreso ya puede resultar estresante, por lo que conviene comprobar (por ejemplo, mediante una entrevista), que la persona está en condiciones de comenzar a trabajar, así como ofrecerle la ayuda que necesite.

5.2 CLASIFICACIÓN DE ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN SEGÚN SU FOCO.

En función del ámbito de la intervención o foco al que van dirigidas, se pueden dividir las estrategias en individuales u organizacionales. Se afirma que la intervención más efectiva es la que combina ambas, pero la mayoría se realizan individualmente.

La Figura 3 muestra como el foco de la intervención puede centrarse en la organización o en el empleado. Se asume que las demandas laborales conducen al Burnout, y que este proceso está influenciado por los recursos personales (como el estilo de afrontamiento activo) y laborales (como el apoyo social o la autonomía), los cuales pueden paliar los efectos negativos de los estresores sobre el nivel de Burnout.

Figura 3: Foco de la intervención para el manejo del Burnout.

Cuando el objetivo de la intervención (es decir, identificación, prevención primaria, prevención secundaria y tratamiento), se combina con el foco de atención de la intervención (es decir, individuo u organización) el resultado es la matriz que se muestra en la Figura 4. En ella, se presentan algunos ejemplos tanto de intervenciones individuales como organizacionales.

Figura 4: Matriz de intervención Objetivo vs Foco - Algunos ejemplos.

5.2.1 Intervenciones Individuales.

  1. Auto-diagnóstico: Reconocer el problema es el primer paso para afrontarlo. La idea es centrarse explícitamente en las señales y síntomas de angustia, para que la persona tome conciencia y reconozca que existe un problema. Puede realizarse de maneras distintas, por ejemplo llevando un diario del estrés. No solo ofrece información sobre la frecuencia y el contexto de los síntomas, también incluye pensamientos, sentimientos y maneras de afrontarlos.
  2. Gestión del tiempo: Los empleados con riesgo de padecer Burnout generalmente sienten que no tienen el tiempo suficiente para realizar su trabajo, por lo que han de luchar contra la presión
  1. Comprobación de los niveles de Burnout: Algunas organizaciones han institucionalizado un chequeo voluntario de Burnout, por ejemplo, con una comprobación al año. De esta forma, si se observan altos niveles, los empleados pueden tomar las medidas necesarias en cuanto asesoramiento y/o tratamiento.
  2. Mejora del contenido del trabajo: Se dirige a una reducción cuantitativa y/o cualitativa de la sobrecarga del trabajo. En este ámbito se distinguen tres tipos de estrategias:
  • Rediseño de puestos: Consiste en ampliar o añadir deberes y responsabilidades al trabajo actual (enriqueciéndolo de forma que sea más significativo, estimulante y gratificante), rotación de trabajos o cambios periódicos de tareas.
  • Clarificación del rol de los empleados: Describir el trabajo detalladamente, y los patrones de conducta asociados a cada puesto con el fin de evitar ambigüedades con respecto al papel del empleado.
  • Mejora del entorno laboral físico: Por ejemplo, a través de grupos focalizados.
  1. Planificación temporal: Cambiar los horarios de los trabajadores resulta una estrategia importante para prevenir el Burnout. Se trata de reducir el número de horas laboradas o el tiempo que los empleados se encuentran cara a cara con los destinatarios de su trabajo para evitar la sobrecarga excesiva de trabajo. Algunos ejemplos son: temporadas sabáticas, días de salud mental, jornadas a tiempo parcial,…
  2. Programa de acogida a nuevos empleados: Cuando una persona empieza a trabajar, generalmente tiene muchas esperanzas y expectativas equivocadas, lo cual es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar el síndrome. Así, promover una imagen más realista del trabajo es una estrategia de socialización muy útil para impedir un primer choque con la realidad y reducir el riesgo de que aparezca el Burnout en episodios iniciales de la carrera profesional.
  3. Desarrollo organizacional: Es un programa de intervenciones planificadas que debería mejorar las operaciones internas de una organización, mediante cambios saludables. Incluye técnicas como la reacción a través de encuestas, la formación y el desarrollo de grupos.
  4. Institucionalización de servicios: Los expertos en servicios de salud y seguridad laboral tienen el papel de mediadores entre el lugar de trabajo y aquellos profesionales de la salud que tratan a los trabajadores con Burnout. Estos servicios cubren varios roles a la hora de disminuir el síndrome:
  • Llevan a cabo auditorias de estrés y revisiones de los niveles de Burnout.
  • Tienen servicios de orientación para trabajadores con problemas mentales relacionados con el trabajo.
  • Remiten a servicios especializados en salud mental y permiten la consulta de expertos para directores, supervisores o trabajadores que necesiten asesoramiento sobre temas relacionados con el estrés.
  • Ayudan en la rehabilitación de trabajadores que están en proceso de recuperación del Burnout. 6. CRITERIOS QUE GARANTIZAN EL ÉXITO DE LOS PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN.

Es difícil extraer conclusiones generales sobre la efectividad de las estrategias de intervención para el manejo del Burnout, por un lado, porque los estudios de evaluación utilizan diferentes procedimientos, instrumentos de medida y, porque algunos de ellos sufren inadecuaciones metodológicas, como la falta de grupos de control y bajo número de participantes. Sin embargo, aunque es difícil establecer conclusiones acerca de la efectividad de las intervenciones, si existen algunos criterios o factores críticos que garantizan su éxito, y que en general, coinciden con los resultados de la investigación científica en temas de intervención psicosocial:

  • Planificación temporal realista.
  • Confidencialidad y anonimato.
  • Participación activa de los mandos intermedios y de los trabajadores.
  • Compromiso de la dirección de la organización.

Además de cumplir estos criterios, el éxito de las intervenciones como ya se había mencionado, radica en una combinación de las centradas en el individuo con las centradas en las organizaciones, aunque la mayoría de ellas hasta ahora se han enfocado individualmente.

Por otro lado, las intervenciones individuales basadas en técnicas cognitivo-conductuales se han consolidado como más efectivas que otras estrategias como los grupos de apoyo y la tutorización.

También cabe destacar que el éxito de la prevención del Burnout no solo depende del contenido de la intervención, sino también del proceso de implementación. Se hace recomendable que la implementación de estrategias de intervención se realice desde la dirección de la organización.

En el mundo laboral actual, para poder sobrevivir y prosperar en un contexto de cambio continuo, las organizaciones necesitan tener empleados motivados y psicológicamente sanos y para poder conseguirlo, las políticas de salud ocupacional y las de dirección de recursos humanos deben estar sincronizadas.