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Concepto del trabajo social comunitario, asi como sus funciones y beneficios
Tipo: Apuntes
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El trabajo social comunitario es un proceso que se lleva a cabo para la consecución de bienestar social. El modo de conseguir este fin es siempre a través de la utilización, potenciación o creación de recursos, siendo la propia comunidad el principal recurso a tener en cuenta en cualquier intervención comunitaria. El objetivo: El objeto del trabajo social comunitario es la comunidad misma, la colectividad en su conjunto. Debemos pararnos a reflexionar sobre la intervención comunitaria más adecuada respecto de la situación actual que nos ha tocado vivir. Frente a posturas individualistas y ese consenso neoliberal al que cada vez estamos más acostumbrados en los discursos oficiales, relacionado con la idea de no cuestionar la estructura social y atribuir al esfuerzo y capacidades individuales la solución a todos nuestros problemas sociales, considero, más bien al contrario, que existen numerosos grupos y colectivos que están previamente desposeídos de esas capacidades individuales, de esa posibilidad de desarrollarse de manera individual. Esos colectivos (cada vez más numerosos) parten de puntos de partida distintos, generando una desigualdad de carácter estructural de las situaciones de exclusión en las que se encuentran. En definitiva, hablamos de necesidades que, aunque se padecen de manera individual, tienen su origen en causas estructurales, y por tanto, solo se pueden atajar de manera efectiva y definitiva desde intervenciones dirigidas a la estructura. Este tipo de situaciones son incompatibles con valores como la igualdad de oportunidades, la justicia y la solidaridad, valores fundamentales de cualquier sociedad democrática. Así, tenemos el deber de configurar modelos de convivencia capaces de superar las deficiencias de las democracias capitalistas modernas. En este sentido, el juego político es la vía más eficaz para el logro de cambios efectivos. Hablo de política en sentido lato, como aquello que regula y protege las necesidades, libertades y derechos de la ciudadanía en una sociedad determinada, como la herramienta a través de la cual se pueden conseguir modificaciones estructurales. Pero, actualmente, el poder respecto de la toma de decisiones políticas tiene un reparto muy desigual entre los distintos actores
que forman parte del proceso. La escasa participación de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas conduce al aumento de las desigualdades sociales hoy, siendo necesario articular una noción de ciudadanía que permita el ejercicio activo de la misma por parte del conjunto de la población. Pero para que esa ciudadanía sea activa, los ciudadanos necesitan desarrollar una actitud responsable, reflexiva y crítica que les permita desarrollar sus acciones dentro del juego político de una manera eficaz y comprometida. Se entiende el ejercicio de la ciudadanía como un proceso formativo, constante y continuo imprescindible por un lado para el desarrollo de las personas como ciudadanos, y por otro, para la conformación de sociedades verdaderamente democráticas. De esta forma, los ciudadanos lo son en tanto conocen, se implican y deciden respecto de los asuntos de su comunidad. Desde el punto de vista de la intervención social, la transformación de sociedades desiguales e injustas solo se puede comenzar desde la misma estructura, origen de las problemáticas. Con tal fin, es necesaria, en primer lugar, la creación de un actor de cambio: la comunidad misma. Hablamos de comunidad entendida como un conjunto de personas que tiene intereses compartidos, un conocimiento mutuo, capacidad para llegar a acuerdos, para compartir estrategias y para evaluar su progresión. Sin un proceso de construcción de la comunidad solo tendremos comunidades dependientes. En segundo lugar, es igualmente necesaria la creación de mecanismos de participación, habiendo de generar o mejorar las estructuras de participación de esa comunidad en los asuntos políticos de la comunidad. Se trata de articular modelos de democracia participativa que sirvan como instrumento de transformación social y cuya finalidad sea la promoción de una ciudadanía activa para la reducción de las desigualdades sociales. Son muchas las fórmulas posibles en sociedades como la nuestra. Se trata de que la ciudadanía ejerza activamente su papel a través de las distintas formas de participación política posibles. En este escenario, las organizaciones sociales, colectivos y movimientos vecinales, como representantes de sectores fundamentales de la comunidad, debieran tener mayor peso en el juego político y en la toma de decisiones sobre lo que nos afecta a todas y todos. https://www.eldiario.es/castilla-la-mancha/palabras-clave/trabajo-social- comunitaria-ciudadania-activa_132_2132184.html
intervención social en el mismo terreno de la comunidad, pero aún es un campo con fundamentos que hacen entrar en polémica no solo a sus defensores ciudadanos no profesionales, sino a los profesionales formados en estas disciplinas. Existen referencias conocidas de trabajo social comunitario desde 1817 y 1860 en Estados unidos e Inglaterra respectivamente, con las organizaciones llamadas Pueblos cooperadores de Robert Owen y Charity Organization Society. La primera fue creada por la fundación New Harmony con la intención de hacer que la vida de industrias y fábricas se convirtiera en una vida más humana y sin diferencias de clases sociales. La segunda fue una organización de caridad privada que tenía como objetivo disminuir la pobreza de los obreros ingleses. En 1884 se crearon los movimientos de los establecimientos, que intentaban educar a los adultos en Londres a través de jóvenes. La intención era enfrentar a estos últimos a la sociedad y enseñarles los verdaderos problemas y necesidades de la misma.
Según lo refieren varios estudios, desde 1900 hasta 1930 aproximadamente se desarrollaron iniciativas importantes con respecto al trabajo social y comunitario. Ejemplo de ello fueron los consejos de planeamiento de la comunidad, cuya finalidad fue enfrentar el problema de la migración europea en EEUU. También destacan las cajas comunitarias, que buscaban subvencionar los distintos proyectos de ayuda y bienestar. Según señalan diversas fuentes, ya desde los años 30 empezaron a establecerse las primeras escuelas de trabajo social. Uno de los primeros países fue Colombia y el objetivo era ofrecer al migrante posibilidades de formarse para poder enfrentar el ámbito laboral con cierta preparación en oficios.
Estas iniciativas se combinaron con las de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). El objetivo fue generar programas que tuviesen un asidero más estructurado y perdurable en el tiempo para poder ayudar a otros al tiempo que se mejoraba la infraestructura y los fundamentos. No fue sino hasta 1962 cuando el trabajo comunitario fue aceptado como campo de práctica del trabajo social gracias a la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales Norteamericanos. Desde entonces ha sido denominado como desarrollo comunitario, organización de la comunidad e intervención comunitaria. Siempre ha existido la necesidad de atender igualmente a las minorías en cada sociedad, como usuarios objetivo o poblaciones en situaciones de riesgo. Luego de varios años esta necesidad se institucionalizó y estructuró de forma más concreta.
Se debe hacer énfasis en la utilización de técnicas que vayan en función de que la comunidad participe, se integre, reconozca y descubra sus propios recursos, y pueda movilizarlos hacia el logro de su desarrollo. La metodología del desarrollo de la Comunidad, como también se le llama a esta intervención, está conformada por los siguientes aspectos:
Estas fases o aspectos deben estar inmersos en una metodología macro que responde a los siguientes fundamentos teóricos: el análisis sistémico, el diálogo, la comunicación y elaboración de un plan conjunto. Lo anterior es lo que va a hacer posible que se movilicen los esfuerzos desde dentro de la comunidad, contando siempre con el apoyo del trabajador social comunitario, pero en función del objetivo propio de la comunidad. Lo que exigen las políticas sociales En primer lugar, cualquier trabajo social comunitario debe buscar restaurar la ciudadanía haciendo conscientes a los grupos sociales de que deben reconocerse como ciudadanos con deberes y derechos, y así restablecer sus derechos sociales y cívicos. Por otro lado, a través del trabajo social comunitario es necesario movilizar y restaurar el vínculo social. Todo esto se debe realizar teniendo como base una especie de “contrato” de intervención social, en el que la comunidad habilita al trabajador social a que intervenga en sus asuntos.