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Aprendizaje de TIC en formación de traductores., Apuntes de Matemática Discreta

Este documento explora la importancia de las competencias informáticas en el ejercicio de la traducción y el uso de herramientas informáticas especializadas y generales. El autor reflexiona sobre la competencia tic y su relación con la competencia traductora, y destaca la necesidad de adaptarse a los cambios tecnológicos en el campo de la traducción. Se mencionan estudios recientes sobre el uso de herramientas de traducción y memorias de traducción, así como sistemas integrados en línea de gestión y traducción de proyectos.

Qué aprenderás

  • ¿Qué es la traducción automática y cuál es su papel en los flujos de trabajo de los proyectos de traducción profesional?
  • ¿Qué es la competencia instrumental relacionada con el uso de las herramientas informáticas (TIC)?
  • ¿Qué competencias informáticas son específicas de la traducción?
  • ¿Qué es el crowdsourcing y cuál es su papel en la industria de la traducción?

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 10/01/2019

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El aprendizaje de las herramientas informáticas en la
formación del traductor
Richard Samson
Universitat de Vic
rsamson@uvic.ca
RESUMEN
Hay que distinguir entre las competencias informáticas generales y las competencias
informáticas específicas de la traducción, a las cuales se asocian gran diversidad de
herramientas y tareas. Hay que adquirir un buen dominio de las primeras antes de poder
progresar a las segundas. El uso de las tecnologías de la información y comunicación en
contextos formativos mejora el aprendizaje, ayuda a contextualizarlo de forma adecuada y
propicia un enfoque profesionalizador. Los contextos de instrucción y de aplicación de las
competencias adquiridas son muy diversos y es la naturaleza de este contexto en cada
caso la que permite decidir cuáles de las competencias y herramientas se deben enseñar y
practicar.
Palabras clave: aprendizaje; competencias; TAO; formación; herramientas informáticas;
instrucción; tecnologías de la información y la comunicación; TIC; traducción, traductor.
1. Introducción
El artículo analizará, entre otros aspectos, cuándo y cómo empieza la adquisición de la
competencia instrumental relacionada con el uso de las herramientas informáticas, y
cómo se vincula esta competencia instrumental a la adquisición de la competencia
traductora. Este enfoque presupone una aproximación a diversos elementos complejos
que debemos entender para poder tratar el tema principal de una manera racional. Para
empezar, ¿cuáles son las herramientas informáticas en consideración? ¿Por qué se
plantea el tema de las herramientas informáticas en la formación del traductor? ¿Es un
tema especialmente relevante para el ejercicio de la traducción?
También debemos reflexionar sobre la competencia instrumental relacionada con el uso
de las herramientas informáticas (para ser breves, hablaremos de competencia en
tecnologías de la información y comunicación o, simplemente, competencia TIC). ¿De qué
se compone esta competencia TIC? Debemos decir algo en relación con el cuándo y el
cómo empieza la adquisición de esta competencia, y seguramente en este apartado
tendremos que hacer una reflexión acerca de los diferentes caminos de acceso a la
actividad profesional traductora, haciendo hincapié en sus ventajas e inconvenientes. Así
pues ¿cómo se adquiere? O quizás la pregunta debería ser ¿cómo se adquiere mejor? Para
completar el cuadro, tendremos que especificar lo que queremos decir por competencia
traductora. Seguramente, tanto en el caso de la competencia TIC como en el caso de la
competencia traductora, se trata realmente de di
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El aprendizaje de las herramientas informáticas en la

formación del traductor

Richard Samson Universitat de Vic rsamson@uvic.ca RESUMEN Hay que distinguir entre las competencias informáticas generales y las competencias informáticas específicas de la traducción, a las cuales se asocian gran diversidad de herramientas y tareas. Hay que adquirir un buen dominio de las primeras antes de poder progresar a las segundas. El uso de las tecnologías de la información y comunicación en contextos formativos mejora el aprendizaje, ayuda a contextualizarlo de forma adecuada y propicia un enfoque profesionalizador. Los contextos de instrucción y de aplicación de las competencias adquiridas son muy diversos y es la naturaleza de este contexto en cada caso la que permite decidir cuáles de las competencias y herramientas se deben enseñar y practicar. Palabras clave: aprendizaje; competencias; TAO; formación; herramientas informáticas; instrucción; tecnologías de la información y la comunicación; TIC; traducción, traductor.

  1. Introducción El artículo analizará, entre otros aspectos, cuándo y cómo empieza la adquisición de la competencia instrumental relacionada con el uso de las herramientas informáticas, y cómo se vincula esta competencia instrumental a la adquisición de la competencia traductora. Este enfoque presupone una aproximación a diversos elementos complejos que debemos entender para poder tratar el tema principal de una manera racional. Para empezar, ¿cuáles son las herramientas informáticas en consideración? ¿Por qué se plantea el tema de las herramientas informáticas en la formación del traductor? ¿Es un tema especialmente relevante para el ejercicio de la traducción? También debemos reflexionar sobre la competencia instrumental relacionada con el uso de las herramientas informáticas (para ser breves, hablaremos de competencia en tecnologías de la información y comunicación o, simplemente, competencia TIC). ¿De qué se compone esta competencia TIC? Debemos decir algo en relación con el cuándo y el cómo empieza la adquisición de esta competencia, y seguramente en este apartado tendremos que hacer una reflexión acerca de los diferentes caminos de acceso a la actividad profesional traductora, haciendo hincapié en sus ventajas e inconvenientes. Así pues ¿cómo se adquiere? O quizás la pregunta debería ser ¿cómo se adquiere mejor? Para completar el cuadro, tendremos que especificar lo que queremos decir por competencia traductora. Seguramente, tanto en el caso de la competencia TIC como en el caso de la competencia traductora, se trata realmente de di

versas competencias. Y así también debemos preguntar ¿cómo están vinculadas entre sí estas diferentes competencias? Y finalmente, por limitaciones de espacio, sólo podemos mencionar una pregunta más. ¿Todo este macrosistema es suficientemente coherente y estable como para emitir alguna respuesta duradera y de aplicación general?

  1. ¿Cuáles son las herramientas informáticas en consideración? Se han publicado diversos textos sobre las herramientas electrónicas que se utilizan en la actividad profesional de traducción (Austermühl, 2001; Bowker, 2002; Esselink, 2000; Quah, 2006) pero la mayor parte de estos textos son ya algo antiguos. Estos estudios tienden a enfatizar la importancia de herramientas informáticas especializadas para la traducción, pero también hay que tener en cuenta los recursos generales TIC que el ejercicio de la traducción comparte con otras tareas de gestión y edición de textos electrónicos. 2.1. Destrezas TIC generales Entre las destrezas generales podemos incluir la mecanografía, el conocimiento de atajos de teclado (combinaciones de tecla), el manejo de programas de ofimática, especialmente del procesador de textos (formatos, estilos, buscar y reemplazar, plantillas), la hoja de cálculo, el editor de presentaciones con diapositivas y el navegador web. Los traductores tienen que saber trabajar con diferentes páginas de codificación de caracteres, especialmente UTF-8, y deben saber hacer la conversión entre tipos. También tienen que poder distinguir entre textos traducibles y códigos no traducibles en formatos como HTML y XML. Los contextos de trabajo de los traductores son muy variados. El traductor menos expuesto al riesgo del aislamiento es aquel que trabaja como miembro de un equipo multifunción dentro de una organización mediana o grande que dedica recursos permanentes a la gestión documental y a la traducción. En el otro extremo está el traductor autónomo que tiene que desarrollar gran variedad de funciones generales, más allá del trabajo puramente traductológico. Entre estas funciones hay que considerar el mantenimiento básico de los ordenadores de trabajo (en estado actualizado y libre de código malicioso), la gestión de datos locales y en la nube, las copias de seguridad, y toda la gestión administrativa de la actividad profesional y la relación con clientes. Las otras herramientas informáticas de uso general que son a la vez de importancia fundamental para el ejercicio de la traducción son aquellas relacionadas con la búsqueda de información, es decir, la investigación lingüística y documental. No hace muchos, años estas tareas se consideraban altamente especializadas y se llevaban a cabo en centros de documentación a través de herramientas específicas. Hoy en día, la evolución rápida de la red ha hecho que para la mayor parte de los interrogantes de los traductores el recurso de investigación más utilizado sea el buscador web, entre los cuales el preferido en muchos países es Google (Search Engine Land, 2013). No importa si queremos conocer el horario del tren o el significado de un término: probablemente empezaremos la investigación en el mismo entorno web. Este hecho no quiere decir que no existan herramientas de investigación terminológica especializadas, pero sí que estas herramientas más sofisticadas en muchos casos ya no son

anteriormente (procesador de textos, navegador y correo electrónico). A esta disposición de recursos hay que añadir los más propios de la traducción profesional, como un sistema de memoria de traducción (MdT), que puede incluir diversos recursos propios: una herramienta de alineación de textos originales y sus traducciones, filtros de importación, diccionarios, gestores de terminología, correctores de ortografía, un entorno propio de edición, por ejemplo. Los mismos programas de MdT muchas veces incluyen herramientas de gestión de proyectos (y en su ausencia el traductor quizás utiliza un programa general de gestión de proyectos) y sistemas para analizar proyectos y preparar presupuestos. Se puede dividir las herramientas informáticas TAO en tres categorías (Jost Zetzsche, 2013). El primero incluye programas potentes con múltiples opciones como SDL Trados (http://www.trados.com) o MemoQ (http://kilgray.com). Si se trabaja en una instalación local, puede haber cierta libertad de opciones y alternativas válidas, pero la gestión del proyecto puede hacer obligatorio el uso de estas herramientas específicas para proyectos que utilizan recursos de datos compartidos en línea. Un segundo grupo abarca las herramientas menos caras o de código abierto, como OmegaT, que sirven para trabajar en la mayoría de proyectos de traducción más reducidos, quizás sólo bilingües y con un solo traductor, y sin necesidad de una gestión de proyectos más compleja. Un tercer grupo, últimamente en auge, consiste en sistemas integrados en línea de gestión y traducción de proyectos, con arquitectura Software-as-a-Service (SaaS). Ejemplos serían XTM (http://www.xtm-intl.com), Memsource (http://www.memsource.com) y Transifex (https://www.transifex.com/). Este tipo de herramienta se puede utilizar en cualquier ordenador que disponga de navegador y conexión a Internet. En cuanto a herramientas específicas para investigaciones terminológicas, antes hemos mencionado que los traductores de hoy en día muchas veces recurren a Google para resolver sus dudas. En caso de necesidad también existen herramientas especializadas, como Web Term Search de Proz.com (http://www.proz.com/wts), que permite buscar en diversas bases de datos en diferentes combinaciones de lenguas, y Linguee (http://www.linguee.com) que permite buscar posibles equivalencias en bases de datos de textos bilingües alineados. En otros casos los traductores suelen aprovechar las consultas archivadas de foros especializados y participar activamente en foros de traductores donde pueden plantear nuevas dudas a compañeros profesionales. Los traductores también suelen utilizar búsquedas especializadas o programas de concordancia para comprobar la mejor redacción en el texto ya traducido, especialmente si están traduciendo a una segunda lengua. Por ejemplo, muchos traductores trabajan de vez en cuando hacia el inglés, aunque no sea su lengua materna. En estos casos pueden surgir dudas expresivas, como por ejemplo la mejor forma entre “this type of incident”, “this type of incidents”, “these types of incident” y “these types of incidents”. Si el traductor dispone de documentación propia suficiente, podrá encontrar la solución óptima entre sus propios textos. En caso contrario, siempre puede recurrir a una búsqueda general en la red, comparando la frecuencia de uso de cada variante.

Además de aprovechar recursos en la web, muchos traductores dedican tiempo y esfuerzo a la gestión local de la terminología. Los programas de terminología pueden abarcar diversas funciones: extracción de los términos de un texto; su almacenamiento y gestión; la búsqueda, recuperación e inserción de términos en una traducción en curso; el uso de la base de datos de terminología para hacer controles de calidad (en función del grado de uso de las equivalencias preestablecidas). Estas mismas funciones están disponibles por segmentos, en general, en los sistemas TAO, como por ejemplo SDL Trados. A lo largo de los últimos años, han aparecido aplicaciones independientes, como ErrorSpy (http://www.errorspy.de/) y ApSIC Xbench (http://www.xbench.net), para realizar funciones de control de calidad de la traducción. Estas herramientas pueden ejecutar diferentes operaciones rutinarias, eliminando así pequeños errores que con frecuencia escapan al control humano: ortografía, cohesión de fuentes, autocorrección, terminología, formato de números, formato de divisas, unidades de medición; comparación de número de segmentos en el texto original y el texto traducido; detección de omisiones; detección de segmentos idénticos en el texto original y el texto traducido; detección de variación (traducciones diferentes del mismo texto); espacios de más; puntuación; puntos finales repetidos; paréntesis sin cierre; comillas sin cierre; control de etiquetas (total, orden); etc. Muchas veces, los traductores tienen que hacerse expertos en la conversión de recursos (glosarios y memorias) entre diferentes formatos, y en la importación y exportación de datos de todo tipo para poder trabajar con diferentes programas. Tienen que saber gestionar los formatos de intercambio TBX (terminología), TMX (memoria) y XLIFF (datos de localización). También tienen que saber gestionar el almacenamiento de estos datos. Recientemente, la traducción automática ha empezado a tener un papel más importante en los flujos de trabajo de los proyectos de traducción profesional. Google y Microsoft, con sus respectivos servicios disponibles en la web e integrables en aplicaciones de traducción (con licencia y a un precio módico), han cambiado la presencia y la sensibilidad a la traducción y han hecho posible las primeras traducciones para combinaciones de lenguas hasta ahora impensables, por imperativo económico. El rendimiento de estos sistemas varía mucho para diferentes combinaciones de lenguas y en diferentes campos. Los sistemas de Google no pueden utilizarse en la traducción profesional por razones de propiedad y confidencialidad de los datos, pero han abierto un camino y otras empresas, como Asia Online (http://ww w.asiaonline.net), ya venden sistemas de traducción automática a medida, basados en los datos del cliente (con o sin pre y postedición, e integración con memorias de traducción). Hay que mencionar que los traductores especializados en la subtitulación y la localización tienen que aprender el manejo de programas específicos para el trabajo de traducción en estos campos. Para la subtitulación podríamos mencionar Spot (http://www.spotsoftware.nl) y, para la localización, SDL Passolo (http://www.sdl.com). Estos programas atienden funciones específicas de estas tareas, como son el ajuste del texto en pantalla, la temporización (spotting) en la subtitulación, y la manipulación de ficheros con formatos de programación en el caso de la localización.

original, sus múltiples formas y significados, su interpretación y la mejor manera de expresarla en la traducción. De hecho, nuestra propia experiencia de la docencia de las TIC aplicadas a la traducción en un entorno formativo nos lleva a observar que el resultado inicial de su uso puede ser una calidad sensiblemente inferior al trabajo de los mismos estudiantes en un entorno de una densidad informática menor. No es sorprendente, pensándolo bien, porque la tecnología nueva puede distraer más que ayudar y el estudiante tiene menos capacidad de atención restante para atender las otras tareas de traducción. Si las herramientas informáticas de la traducción son herramientas de productividad y de calidad que permiten que el traductor trabaje más rápido y con menos errores, pero sin cambiar la naturaleza del trabajo en sí, se podría argumentar desde este punto de vista que es preferible aprender a traducir sin recurrir a las herramientas TIC, para así poder desarrollar criterio y recursos propios en cuestiones traductológicos En cambio, también se podría argumentar que toda tarea de traducción o de aproximación a la traducción tiene que llevarse a cabo en un entorno digital (sin papel y bolígrafo), porque el ordenador es el instrumento por defecto de todo trabajo textual profesional hoy en día. Ante esta situación de desequilibrio tan grande (una larga lista de posibles herramientas TIC y TAO y las destrezas asociadas a su uso, por un lado, y la imposibilidad de saber cuáles serán las herramientas específicas que va a utilizar el traductor en su carrera profesional, por otro) es conveniente establecer unos mínimos que puedan servir a la vez para asegurar que el entorno de aprendizaje sea suficientemente representativo del entorno profesional y sirva como fase de preparación. Chouc (2010) ha afirmado las ventajas del uso de las TIC en la preparación de especialistas de lenguas. El uso de las TIC enriquece el contexto formativo, ya que permite trabajar con los mismos recursos que la profesión o en simulaciones realistas. A la vez, el uso de las TIC otorga autonomía a los estudiantes en una gran variedad de actividades como la gestión, la investigación, la edición, la revisión, el control de procesos, el trabajo en red, la colaboración, etc. Así, los estudiantes pueden participar en actividades propias del trabajo moderno y adquirir un enfoque profesional mediante prácticas coherentes con el ejercicio profesional real. Asimismo, la participación en entornos educativos de colaboración virtual, muy frecuentes hoy en día en cursos en línea o como complemento de las clases presenciales, favorece actividades de reflexión y crítica de los procesos formativos. De esta manera, los estudiantes pueden adquirir experiencia en un contexto relevante (Kolb,

  1. y las competencias TIC se convierten no solo en objetivo de la formación sino también en un potente agente de transformación del mismo proceso de aprendizaje, situándolo en un contexto profesional o parecido. Hace unos años, Kiraly recomendó una metodología socioconstructivista para la formación de los traductores (Kiraly, 2000) y el interés actual en aprendizaje situado (McLellan, 1994; próximamente, González Davies y Enrique, 2016) y comunidades de práctica en red (Wenger, 2013) indica hasta qué punto el uso de las TIC ha transformado el proceso formativo, acercándolo al mundo profesional.
  1. La competencia instrumental relacionada con las TIC, su adquisición y su relación con la competencia traductora Los conocimientos necesarios para el uso de las TIC son jerárquicos. Hay una serie de operaciones básicas que todo usuario tiene que dominar antes de proceder al uso de aplicaciones más especializadas, operaciones que son intrínsecas al uso del ordenador. En esta relación se incluyen todas las tareas ordinarias (ya mencionadas anteriormente en la sección "Destrezas TIC generales") de gestión de archivos (nombrar. renombrar, convertir, archivar, mover, copiar, eliminar, buscar, organizar, comprimir y descomprimir), de configuración y mantenimiento del ordenador, de instalación de programas, de uso del procesador de textos, del navegador (investigar, cargar y descargar archivos) y del correo electrónico. Cabe decir que las herramientas informáticas se tienen que utilizar adecuadamente. El uso del correo electrónico para gestionar tareas o del procesador de textos para documentar la terminología multilingüe, por dar dos ejemplos, no constituyen usos adecuados de estas herramientas. Además, hay que aprender el uso de la visión periférica en pantalla, la ubicación y estructura de los menús, y la terminología estándar de las operaciones más frecuentes. Y hay que entender que los buenos usuarios de las herramientas informáticas no memorizan la mecánica de un sinfín de operaciones específicas, sino que aprenden métodos de experimento y búsqueda de soluciones, y pretenden gestionar, configurar e instrumentalizar su tecnología. El contexto auténtico implica que toda tarea formativa tiene que incluir (o, mejor dicho, no excluir) estas operaciones básicas y el diseño de las actividades pedagógicas debe partir de la base de que el instrumento por defecto de la gestión de toda información será el ordenador. Esto no significa la eliminación del papel y el bolígrafo, solo que escribir a mano se limita en general a los mensajes dirigidos a uno mismo. Creemos que la competencia instrumental es precisamente este dominio de las operaciones básicas informáticas, que están en la base de toda actuación digital. La adquisición de competencias TIC especializadas asociadas a tareas específicas es más problemática y solo debe proponerse si existe o se puede construir un contexto parecido al contexto profesional de la traducción (el aprendizaje situado y las comunidades de práctica, mencionados anteriormente) que abarque estas competencias de manera natural. En otras palabras, un entorno formativo rico en retos, recursos y opciones. Todo depende del contexto de la instrucción. Por ejemplo, para tomar una decisión sobre las herramientas TAO que se deben incluir en una propuesta formativa, hay que saber cuál será la herramienta utilizada profesionalmente. Si se trata de una formación "in-service" para profesionales que ya tienen que utilizar una herramienta específica, la elección será evidente. En cambio, si se trata de instrucción para un grupo sin esta referencia clara, los criterios más importantes a la hora de escoger las herramientas de estudio tendrán que ver con la disponibilidad de licencias, la facilidad de uso, la estabilidad del producto, las versiones multiplataforma disponibles, los foros de usuarios, etc. En este sentido, si el contexto de la

entre personas que comparten el mismo interés y quieren intercambiar experiencias (Wenger, 2013).

  1. Conclusión De todo lo dicho, es evidente que hoy en día la competencia TIC es más bien un requisito para la traducción profesional. Se puede traducir sin las TIC, pero sólo en condiciones excepcionales. La competencia TIC no es la misma y no forma parte intrínseca de la competencia traductora, pero es un complemento muy potente. A modo de ilustración, nos permitimos un símil. Si un oficio como, por ejemplo, el ejercicio de profesional autónomo de la interpretación de conferencias exige el desplazamiento físico constante para acudir a los distintos lugares de congresos y reuniones, disponer de un vehículo y el carné de conducir serán una gran ventaja; no resultarán imprescindibles, pero casi. El papel de las competencias informáticas tiene una importancia parecida para la profesión de la traducción. Nuestra recomendación es el estudio de las competencias básicas TIC y su aplicación a tareas de gestión de proyectos y edición de textos. A continuación, se puede proponer la adquisición de competencias más específicas de las TIC aplicadas a la traducción, si el contexto lo justifica y permite la puesta en marcha de procesos de aprendizaje asimilables a contextos profesionales cercanos al estudiante. Bibliografía Austermühl, F. (2001). Electronic Tools for Translators. Translation Practices Explained. Manchester: St Jerome. Bowker, L. (2002). Computer-Aided Translation Technology: A Practical Introduction. Ottawa: University of Ottawa Press. Cánovas, M. y Samson, R. (2011). "Open source software in translator training". Revista Tradumàtica: tecnologies de la traducció , 9, p. 46-56. http://revistes.uab.cat/tradumatica/article/view/9. Fecha de consulta de la página: 06.11.13. Chouc, F. (2010). "ICT for Translation and Interpreting: the Relevance of New Technologies for the Training of Expert Linguists". ICT for Language Learning, 3. Disponible en línea: <http://conference.pixel- online.net/ICT4LL2010/common/download/Proceedings_pdf/TRAD05Chouc.pdf>. Fecha de consulta de la página: 29.11.13. Drugan, J. (2013). Quality in Professional Translation: Assessment and Improvement. London; New York: Bloomsbury Academic.

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