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Este documento proporciona una descripción detallada del tejido óseo, incluyendo su estructura, desarrollo y remodelación. Se explora la clasificación del tejido óseo, la composición de la matriz extracelular, las células que lo componen y los procesos de osificación intramembranosa y endocondral. También se analiza la regulación del calcio sanguíneo y el papel de la hormona paratiroidea y la calcitonina en este proceso.
Tipo: Apuntes
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El tejido óseo es un tipo de tejido conjuntivo especializado que se caracteriza por una matriz extracelular mineralizada que almacena calcio y fosfato. Contribuye a la estructura esquelética, soportando el cuerpo, protegiendo las estructuras vitales, proporcionando bases mecánicas para el movimiento corporal y albergando la médula ósea.
El principal componente estructural de la matriz ósea es el colágeno tipo I y, en menor medida, el colágeno tipo V. Los huesos son los órganos del sistema esquelético, y el tejido óseo es el componente estructural de los huesos.
El tejido óseo se clasifica como compacto (denso) o esponjoso (trabecular). El hueso compacto está por fuera y por debajo del periostio, mientras que una malla esponjosa interna de cordones forma el hueso esponjoso.
Según su forma, los huesos se pueden clasificar en cuatro grupos:
Huesos largos: Tienen una longitud mayor que las otras dos dimensiones y consisten en un cuerpo (diáfisis) y dos extremos expandidos (epífisis). Huesos cortos: Tienen sus tres dimensiones casi iguales. Huesos planos: Son delgados y anchos. Huesos irregulares: Poseen una forma que no permite clasificarlos dentro de los tres grupos anteriores.
Los huesos están revestidos por el periostio, excepto en las regiones donde se articulan con otro hueso (la superficie articular está cubierta por cartílago). El periostio contiene células osteoprogenitoras.
El endostio es el tejido de revestimiento, tanto del hueso compacto que delimita la cavidad medular como el de los cordones del hueso esponjoso. Contiene células osteoprogenitoras y células de revestimiento óseo.
La cavidad medular y los espacios del hueso esponjoso contienen médula ósea. La médula ósea roja se compone de células sanguíneas en diferentes etapas de diferenciación y una red de células reticulares y fibras. En etapas
posteriores del crecimiento y en los adultos, la cavidad medular es ocupada en su mayor parte por tejido adiposo, conocido como médula ósea amarilla.
El hueso compacto histológicamente está compuesto por unidades llamadas osteonas o sistemas de Havers, que consisten en laminillas concéntricas de matriz ósea alrededor de un conducto central (conducto osteonal o de Havers).
Los conductos de perforación (de Volkmann) comunican los conductos de Havers entre sí y con las superficies externa e interna del hueso. La irrigación sanguínea del tejido óseo es esencialmente centrífuga, saliendo de la cavidad medular hacia el hueso y abandonándolo a través de las venas del periostio.
El hueso esponjoso maduro es similar en estructura al hueso compacto maduro, pero el tejido se distribuye formando cordones o espículas y no se observan las osteonas.
Las células presentes en el tejido óseo son:
Células osteoprogenitoras: Derivan de células madre mesenquimatosas y tienen el potencial de diferenciarse en diferentes tipos celulares, incluidos osteoblastos. Osteoblastos: Células formadoras de hueso que secretan la matriz ósea. Osteocitos: Células óseas maduras rodeadas por la matriz ósea que secretaron previamente como osteoblastos. Células de revestimiento óseo: Osteoblastos inactivos que se convierten en células de revestimiento del endostio o periostio. Osteoclastos: Células multinucleadas grandes que realizan la resorción ósea.
Cada uno de estos tipos celulares desempeña funciones específicas en el mantenimiento y remodelación del tejido óseo.
Células de revestimiento óseo
Las células de revestimiento óseo derivan de los osteoblastos y tapizan el tejido óseo que no se está remodelando. Se cree que intervienen en el mantenimiento y el soporte nutricional de los osteocitos incluidos en la matriz ósea subyacente y que regulan el movimiento del calcio y el fosfato desde y hacia el hueso.
La PTH, secretada por las células principales de la glándula paratiroides, es el regulador más importante de los niveles de calcio y fosfato en el líquido extracelular. Tiene un efecto indirecto sobre los osteoclastos, ya que estos
del pericondrio, creando una nueva cavidad medular. Con el desarrollo de los centros secundarios de osificación, la única porción del tejido cartilaginoso que queda del modelo original es el cartílago articular en los extremos de los huesos y una placa transversal, llamada disco epifisario, el cual separa las cavidades de la epífisis y de la diáfisis. El cartílago del disco epifisario tiene la función de mantener el proceso de crecimiento.
El espesor del disco epifisario se mantiene relativamente constante durante el crecimiento. La cantidad de nuevo cartílago producido (zona de proliferación) es igual a la cantidad de cartílago resorbido (zona de resorción). El cartílago resorbido es, desde luego, reemplazado por hueso esponjoso. Cuando una persona alcanza su máximo crecimiento, la producción de cartílago en el disco epifisario finaliza. La eliminación del disco epifisario se conoce como cierre epifisario, y el crecimiento se ha completado, quedando el cartílago restante sólo en las superficies articulares de los huesos. En el sitio donde estaba el disco epifisario perdura como un vestigio la línea epifisaria, la cual está compuesta de tejido óseo.
La serie de eventos celulares que comprende el proceso de osificación endocondral consiste en:
Proliferación de condrocitos Hipertrofia de condrocitos Mineralización de la matriz extracelular Apoptosis Invasión vascular Osificación Remodelación a hueso laminar
El alargamiento del hueso endocondral depende del crecimiento intersticial del cartílago en el disco epifisario. El hueso aumenta su ancho (diámetro) mediante el crecimiento por aposición de nuevo hueso que se produce entre el hueso compacto y el periostio. El hueso está en constante remodelación durante toda la vida por las unidades de remodelado óseo compuestas por osteoclastos y osteoblastos. Este proceso permite que el hueso cambie de forma en respuesta a la carga mecánica.
El hueso se autorrepara después de la lesión, ya sea por un proceso de curación ósea directo (primario) o indirecto (secundario). Después de la lesión, las células del periostio se activan para producir un callo blando (fibrocartílago), que se sustituye posteriormente por un callo duro (óseo).
El hueso sirve como un depósito de Ca2+ en el cuerpo. El Ca2+ puede ser retirado de hueso si la concentración sanguínea circulante del mismo cae por debajo del valor crítico. Asimismo, el exceso de Ca2+ puede eliminarse de la sangre y almacenarse en el hueso. El mantenimiento de la concentración sanguínea Ca2+ está regulado por la hormona paratiroidea (PTH), secretada por las glándulas paratiroides, y por la calcitonina, secretada por la glándula tiroides.
La PTH estimula tanto los osteocitos como los osteoclastos (indirectamente a través de vías de señalización de RANK-RANKL ya que los osteoclastos no tienen receptores de PTH) para resorber hueso, y aumenta, de este modo, la concentración sanguínea de Ca2+. La calcitonina, por el contrario, inhibe la resorción ósea mediante la inhibición de los efectos de la PTH sobre los osteoclastos, lo que reduce la concentración sanguínea de Ca2+.
Descargado por Julio Francisco Trujillo García (trujillogarciajuliofrancisco9@gmail.com) lOMoARcPSD|23761570.