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La Síndrome Misterioso de Los Empleados en La Habana: Una Posible Explicación, Monografías, Ensayos de Didáctica General

Este documento revisa el caso de un supuesto síndrome misterioso que afectó a empleados estadounidenses y canadienses en La Habana, Cuba. Se discuten las afirmaciones sobre síntomas persistentes, daños cerebrales, fuentes de energía dirigida y arma capaz de generarla. Se analizan estudios científicos y se plantean preguntas sobre la validez de la propuesta de un nuevo síndrome. Se mencionan graves problemas con las investigaciones realizadas hasta el momento.

Qué aprenderás

  • ¿Existe realmente un síndrome misterioso que afectó a empleados estadounidenses y canadienses en La Habana, Cuba?
  • ¿Qué síntomas persistentes se reportaron en los empleados afectados?
  • ¿Cómo se detectaron daños cerebrales en los empleados?
  • ¿Qué fuente de energía dirigida se ha sugerido como responsable de los síntomas?
  • ¿Existe una arma capaz de generar dicha fuente de energía?

Tipo: Monografías, Ensayos

2021/2022

Subido el 26/01/2022

luis-maravi-zavaleta
luis-maravi-zavaleta 🇵🇪

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Título: Una Evaluación de los Incidentes de Salud Ocurridos
Durante Estancias en La Habana de Empleados de Gobiernos
Extranjeros y sus Familias
Informe Técnico de un Grupo de Expertos de la Academia de Ciencias de
Cuba
Septiembre 2021
La Habana, Cuba
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¡Descarga La Síndrome Misterioso de Los Empleados en La Habana: Una Posible Explicación y más Monografías, Ensayos en PDF de Didáctica General solo en Docsity!

Título: Una Evaluación de los Incidentes de Salud Ocurridos

Durante Estancias en La Habana de Empleados de Gobiernos

Extranjeros y sus Familias

Informe Técnico de un Grupo de Expertos de la Academia de Ciencias de Cuba

Septiembre 2021 La Habana, Cuba

Grupo de Expertos Cubanos

Mitchell Valdés-Sosa, MD, PhD (Responsable del Comité de Expertos) Director General del Centro de Neurociencias de Cuba. Neurocientífico. Especialista de Segundo grado en Neurofisiología Clínica. Profesor Titular de Neurofisiología Clínica y Neurociencias Cognitivas. Miembro Emérito de la Academia de Ciencias de Cuba

Luis C Velázquez-Pérez, MD, DrSc Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, Neurocientífico. Especialista de Segundo grado en Neurofisiología Clínica y Neurología Profesor Titular de Neurofisiología Clínica y Trastornos del Movimiento. Anterior director y fundador del Centro de Investigaciones de las Ataxias

Carlos Cabal Mirabal, PhD Profesor titular de la Facultad de Física, Universidad de La Habana. Anterior director, Director fundador del Centro de Biofísica Médica. Miembro Emérito de la Academia de Ciencias de Cuba

Glauco Guillen Nieto, PhD Director de investigaciones del Instituto de Investigación y Desarrollo de las Telecomunicaciones. Miembro de la Academia de Ciencias de Cuba

Evelio González Dalmau, PhD Jefe del Departamento de Resonancia Magnética Nuclear del Centro de Neurociencias de Cuba. Físico. Doctor en Ciencias Técnicas Profesor Titular de Física Bioingeniería Jose Luis Hernandez Caceres, PhD Grupo de investigación de Neuroimplantes. Dirección de Desarrollo. Centro de Neurociencias de Cuba. Biofísico

Roberto Rodriguez Labrada, PhD Director Adjunto del Centro de Neurociencias de Cuba. Microbiólogo. Profesor Titular de Neurofisiología Clínica y Trastornos del Movimiento. Miembro de la Academia de Ciencias de Cuba.

Pedro Antonio Valdés-Sosa, MD, PhD, DrSc Departamento de Neuroinformática del Centro de Neurociencias de Cuba. Neurocientífico. Especialista de Segundo grado en Neurofisiología Clínica. Profesor Titular de Neurofisiología Clínica y Neuroinformática. Miembro Emérito de la Academia de Ciencias de Cuba

Juan Andres Bisset Lezcano, MD, PhD Jefe de Departamento de Control de Vectores. Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí” Entomólogo.

Yamile González Sánchez, MD Profesora del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología.

Pedro Fleites Mestres, MD, PhD Centro Nacional de Toxicología. Especialista de Segundo grado en Toxicología.

Alejandro Torres Fortuny, MD, PhD Grupo de Audiología de la Dirección de Desarrollo del Centro de Neurociencias de Cuba. Especialista de Segundo grado en Neurofisiología Clínica. Profesor Titular de Neurofisiología Clínica

Ana Calzado Reyes, MD, PhD Jefa de Departamento de Electroencefalografía. Centro de Neurociencias de Cuba. Especialista de Segundo grado en Neurofisiología Clínica. Profesor Titular de Neurofisiología Clínica

Tabla de contenido

Resumen ejecutivo 7

Antecedentes 10

La narrativa del "Síndrome misterioso" 11

La respuesta cubana 13

Evaluación crítica de las afirmaciones que apoyan la narrativa

del "síndrome misterioso" 16

Afirmación 1: Un nuevo síndrome con síntomas y signos

centrales compartidos está presente en los empleados afectados.

Afirmación 2: El daño cerebral, originado durante una

estancia en La Habana, se encontró en todos los empleados 19

Afirmación 3: Una fuente de energía dirigida que podría

afectar al cerebro de las personas desde grandes distancias tras

traspasar las barreras físicas de las casas o las habitaciones de los

hoteles 23

Sonido (audible; infra y ultrasonido) 23

Radiofrecuencia (RF) y microondas 25

Afirmación 4: Se puede realizar e identificar un arma capaz

de generar dicho agente físico. 30

Afirmación 5: Se descubren pruebas de que se ha producido

un atentado. 31

Afirmación 6: Las pruebas disponibles falsifican las

explicaciones médicas alternativas 32

Trastornos neurológicos psicógenos y funcionales 32

Etiología tóxica 33

Resumen ejecutivo

Este es un informe técnico realizado por un equipo multidisciplinario de investigación creado por la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) sobre los “incidentes de salud no identificados” reportados en La Habana. Algunos empleados de los Estados Unidos se quejaron de varios síntomas cuando estuvieron ubicados en La Habana. Al parecer, aparecieron síntomas similares en algunos ciudadanos canadienses y, posteriormente, en empleados estadounidenses en otros países. Una narrativa que llamamos "síndrome misterioso" asume que la causa de estos incidente son ataques con algún arma de energía no identificada. Esta narrativa se basa en las siguientes afirmaciones -no verificadas-: 1) Un síndrome novedoso con síntomas y signos centrales compartidos está presente en los empleados afectados; 2) Es posible detectar en estos empleados daños cerebrales originados durante su estancia en La Habana; 3) Existe una fuente de energía dirigida que podría afectar a los cerebros de las personas desde grandes distancias tras traspasar las barreras físicas de los hogares o las habitaciones de hotel; 4) Es realizable y está identificada un arma capaz de generar dicho agente físico; 5) Se descubrieron pruebas de que se produjo un ataque; 6): Las pruebas disponibles descartan explicaciones médicas alternativas.

En este informe examinamos críticamente la plausibilidad de estas afirmaciones y las pruebas en las que se basan. Concluimos que la narrativa del "síndrome misterioso" no es científicamente aceptable en ninguno de sus componentes y que solo ha sobrevivido debido a un uso sesgado de la ciencia. Aunque carecemos de información crítica, podemos ofrecer interpretaciones plausibles que se ajustan a los hechos disponibles mejor que el relato del "síndrome del misterio", basándonos en los informes publicados en Estados Unidos y Canadá y en los estudios de campo realizados en La Habana. En este informe detallamos los argumentos de estas interpretaciones, que se enumeran a continuación.

Posiblemente algunos empleados estadounidenses mientras estaban ubicados en La Habana se sintieron enfermos debido a una colección heterogénea de condiciones médicas, algunas preexistentes antes de ir a Cuba y otras adquiridas debido a causas sencillas o bien conocidas. Muchas enfermedades prevalentes en la población general pueden explicar la mayoría de los síntomas. Por lo tanto, no existe un síndrome novedoso (algo evidente en los informes oficiales de Estados Unidos). Sólo una minoría de personas presenta una disfunción cerebral detectable, la mayoría debido a experiencias anteriores a su estancia en La Habana y otras debido a condiciones médicas bien conocidas. Ninguna forma de energía conocida puede causar selectivamente daños cerebrales (con una precisión espacial similar a un haz de láser) en las condiciones descritas para los supuestos incidentes de La Habana. Las leyes de la física que rigen el sonido, los ultrasonidos, los infrasonidos o las ondas de radiofrecuencia (incluidas las microondas) no lo permiten. Estas formas de energía no podrían haber dañado los cerebros sin ser sentidas u oídas por otros, sin perturbar los dispositivos electrónicos en el caso de las microondas, o sin producir otras lesiones (como la rotura de los tímpanos o las quemaduras en la piel). En ningún momento se informó de nada de eso. Aunque hay armas que utilizan sonido o microondas son de gran tamaño y no hay posibilidad de que este tipo de arma no pase desapercibida (o deje rastro) si se hubiese desplegado en La Habana. Ni la Policía Cubana, ni el F.B.I., ni la Real Policía Montada de Canadá, han descubierto pruebas de "ataques" a diplomáticos en La Habana a pesar de las intensas investigaciones. Por último, las explicaciones psicogénicas y tóxicas para muchos síntomas en algunos casos fueron rechazadas investigación adecuada. Específicamente, todas las condiciones para la propagación psicógena del malestar estaban presentes en este episodio, incluyendo probablemente una respuesta médica inicial inadecuada, el temprano respaldo oficial del gobierno estadounidense a una teoría de "ataque" y la cobertura sensacionalista de los medios de comunicación, entre otros.

La ACC está dispuesta a revisar sus conclusiones si surgen nuevas evidencias. Invita a que se hagan los esfuerzos para refutar sus interpretaciones en un clima de colaboración científica abierta. Sin embargo, rechaza firmemente como "verdad establecida" una narrativa construida sobre bases endebles y una

Antecedentes

Este reporte resume el trabajo realizado por el Grupo de Expertos creado por la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) para evaluar una serie de incidentes de salud presentadas por empleados del gobierno de Estados Unidos (o sus familias) relacionadas con estancias en La Habana, Cuba. El 17 de febrero de 2017, la Embajada de Estados Unidos en La Habana comunicó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba que cuatro de sus diplomáticos y una esposa habían sufrido "ataques sónicos". Entre esa fecha y el 1ro de septiembre de 2017, un total de 15 casos se habían acumulado y se reportó uno más en 2018. En las notas diplomáticas (Department of State U.S, 2017), el gobierno estadounidense sostuvo que estos empleados sufrieron diversos síntomas, como náuseas, mareos, trastornos del equilibrio, dolor de oído, problemas auditivos, dolor facial y abdominal, "niebla mental", dolores de cabeza y trastornos del sueño. Varias personas informaron de sonidos o sensaciones auditivas inusuales al inicio de sus síntomas. Los incidentes tuvieron lugar en los domicilios de los empleados o en habitaciones de hotel. Esos usualmente afectaron a una sola persona, aun cuando en estas locaciones había presentes varias. Desde el principio, el Gobierno estadounidense postuló (sin pruebas) que las armas acústicas de largo alcance causaban estos síntomas (C-SPAN, Video Record of Senate Hearings' Attacks on U.S. Diplomats in Cuba: Response and Oversight, s.f.; Rubio, 2018). En 2018, 24 personas habían reportado problemas de salud de este tipo, según fuentes del Departamento de Estado (DoS) (Rubio, 2018).

El 13 de septiembre de 2017, el DoS retiró a todo el personal de La Habana cuando el Secretario de Estado Rex Tillerson (https://www.nytimes.com/2017/12/06/us/politics/tillerson-cuba-attacks- diplomats.html) ordenó que todo el personal que no fuera de emergencia abandonara La Habana debido a "ataques de salud" (Department of State U.S, 2017). En junio de 2017, la embajada estadounidense informó a otras embajadas que se estaban produciendo "ataques". Síntomas similares (pero no idénticos)

fueron reportados posteriormente por 14 empleados de la Embajada de Canadá en La Habana. Al momento de redactar este informe, ha habido muchos más reportes de "episodios misteriosos" afectando personal estadounidense en todo el mundo, incluyendo incidentes en Austria, Alemania e incluso en los Estados Unidos (Barnes & Schmitt, 2021).

Equipos de investigación médica de Estados Unidos y Canadá estudiaron varios subgrupos de estos casos. Un subgrupo fue investigado inicialmente en la Universidad de Miami (UMiami) por un equipo dirigido por el profesor Michael Hoffer. Otro subgrupo fue estudiado por un equipo dirigido por el profesor Douglas Smith en el Centro de Daños Cerebrales y Reparación de la Universidad de Pensilvania (UPenn). Además, los Institutos Nacionales de Salud (N.I.H. por sus siglas en inglés) evaluaron otro subgrupo de casos, mientras que los Centros de Control de Enfermedades (C.D.C. por sus siglas en inglés) también estudiaron casos. Aunque es probable que algunas personas estuvieran inscritas en más de uno de estos estudios, el grado en que esto ocurrió no es información público.

Los equipos de UMiami (Hoffer et al., 2018) y UPenn publicaron informes parciales de sus estudios (Swanson et al., 2018; Verma et al., 2019) en revistas médicas especializadas. En 2020, el DoS encargó a las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM por sus siglas en inglés) una evaluación de los incidentes de salud. Las NASEM convocaron a un panel de alto nivel de médicos, ingenieros y científicos, que celebró audiencias sobre el tema. El panel publicó un informe de sus deliberaciones a finales de 2020. (National Academies of Sciences, Engineering, & Medicine, 2020). El informe mencionaba brevemente los resultados preliminares del estudio del N.I.H. Poco después se publicó un informe del C.D.C. fuertemente censurado (Centers for Disease Control and Prevention, 2019), pero el informe completo del N.I.H. no está disponible al público.

La narrativa del "Síndrome misterioso"

Los acontecimientos que acabamos de describir han originado una narrativa cuasi-oficial del "Síndrome misterioso" que consiste en lo siguiente: "Ocurrieron ataques a muchos empleados estadounidenses (y canadienses) con

cinco (a pesar de la intensa investigación) y que la alegación seis, rechazando hipótesis alternativas ha sido aceptada prematuramente. A continuación, resumimos la respuesta cubana a estos hechos y luego examinamos cada una de las seis alegaciones en detalle.

La respuesta cubana

Inmediatamente después de que Estados Unidos informara a las autoridades cubanas de las primeras quejas sobre la salud de algunos de sus empleados, el Ministerio del Interior cubano inició una investigación policial. También reforzó los servicios de protección que prestan a la Embajada. El gobierno cubano invitó al F.B.I. a investigar en La Habana, y cuando surgieron los casos canadienses, se extendió una invitación a la Real Policía Canadiense (Hernández Caballero, 2021). Paralelamente, la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) creó un equipo de expertos científicos cubanos para examinar el problema. Un resumen de los primeros acontecimientos desde el punto de vista cubano y los resultados de las investigaciones cubanas iniciales pueden encontrarse en el siguiente documento con el vídeo que lo acompaña: http://www.granma.cu/mundo/2017-10-26/presuntos-ataques-acusticos-video. Posteriormente, la ACC amplió el grupo de expertos, convocando a líderes científicos en sus respectivas disciplinas y abarcando a médicos de diferentes campos que van desde la audiología, la neurología, la neurofisiología, las neuroimágenes, la epidemiología, la medicina interna, la psiquiatría y la psicología. Otros expertos consultados fueron especialistas en telecomunicaciones, bioingeniería, biología, biofísica y física. El objetivo fue estudiar los informes de los supuestos incidentes de salud y hacer una evaluación basada en la información disponible. Este grupo fue presidido por el profesor Mitchell Valdés-Sosa, director del Centro de Neurociencias de Cuba, con la participación activa del profesor Luis Velázquez-Pérez, presidente de la ACC.

Aunque la ACC aceptó desde el principio que algunos empleados estadounidenses y miembros de su familia se sentían mal, trató de identificar de forma independiente una explicación científica de las quejas de salud, dada las

especulaciones desenfrenadas que estaba apareciendo en los medios de comunicación estadounidenses. El grupo de expertos de la ACC no tuvo acceso a los historiales médicos relacionados con las quejas de salud ni a los propios pacientes, a pesar de las reiteradas peticiones a las autoridades estadounidenses.

En las comunicaciones iniciales a los funcionarios cubanos, el Gobierno de EE.UU. invocó "ataques sónicos" que habían producido daños en los oídos. Por ello, los expertos cubanos en Otorrinolaringología entrevistaron a 20 vecinos o empleados de las residencias de los diplomáticos estadounidenses que estaban afectados y que se habían quejado de sonidos inusuales. También se entrevistaron vecinos de los diplomáticos canadienses. Los entrevistados no dijeron haber percibido ningún sonido distintivo ni haber experimentado un problema de salud nuevo. Además, ninguna otra persona que vivía o trabajaba cerca de las residencias de los diplomáticos acudió a los centros de salud comunitarios por problemas de audición u otras afecciones causadas por la exposición a sonidos agudos durante el periodo en que se produjeron los incidentes de salud (http://www.granma.cu/mundo/2017-10-26/presuntos- ataques-acusticos-video). Posteriormente, el grupo de expertos de la ACC amplió su campo de investigación a otros aspectos.

La falta de acceso a los pacientes, a sus historiales médicos o a los informes de laboratorio, así como las barreras a la comunicación directa con los investigadores médicos estadounidenses (en el N.I.H., el C.D.C., la UPenn o la UMiami) que trabajan con los pacientes, han obstaculizado grandemente el trabajo del equipo de la ACC. Los médicos cubanos sólo tuvieron un breve contacto con el Dr. Hoffer de la UMiami en Cuba y recibieron un escueto resumen del examen médico de los primeros casos. El panel de las NASEM se quejó de sufrir muchas de las mismas limitaciones.

Una delegación cubana de 6 miembros del grupo de expertos de la ACC fue invitada al departamento médico del DoS (Washington DC) en Septiembre de 2019 para revisar las evidencias sobre los incidentes de salud reportados. Se decepcionaron al no poder reunirse con los investigadores médicos directamente involucrados en las evaluaciones de los pacientes. Lamentablemente, el personal médico del DoS no aportó ninguna información nueva durante esta

Estados Unidos) organizó un seminario web con el profesor Kenneth Foster (UPenn) y el profesor Mitchell Valdes-Sosa como ponentes. El seminario web, con más de 120 participantes, basó su discusión en la pregunta: "¿Las microondas perjudicaron a los empleados estadounidenses en su Embajada en La Habana?" (IEEE Philadelphia Section, IEEE Philadelphia SSIT Chapter, IEEE UK and Ireland SSIT Chapter, & SIGHT, S. I.-A, 2021).

Evaluación crítica de las afirmaciones que apoyan la narrativa

del "síndrome misterioso"

Afirmación 1: Un nuevo síndrome con síntomas y signos compartidos está presente en los empleados afectados.

El grupo de UPenn reivindicó un síndrome novedoso (compartido por todos los casos) para la muestra de 24 pacientes que estudiaron (Swanson et al., 2018), un concepto extrapolado por muchos a todos los demás casos estadounidenses e incluso a la cohorte canadiense. Se propuso que el síndrome consistía en síntomas persistentes que incluían disfunción cognitiva, trastornos del equilibrio, alteraciones visuales/auditivas, trastornos del sueño y dolores de cabeza. Se afirmaba que las anomalías cognitivas, vestibulares y oculomotoras, con una pérdida auditiva neurosensorial de moderada a grave en algunos individuos, habían sido demostradas por pruebas objetivas. Las quejas de salud se relacionaron con "fenómenos sensoriales direccionales" en todas las publicaciones de los investigadores estadounidenses, pero no del grupo canadiense (Friedman et al., 2019).

Un editorial de la revista JAMA (Muth & Lewis, 2018) comentó el artículo del grupo de UPenn en el mismo número que lo habían publicado. Este editorial advirtió que el estudio era una serie de casos (no un ensayo clínico controlado). Que era un estudio a ciegas, y que carecía de un grupo de control comparación y de datos de referencia sobre los pacientes antes de la exposición. También apunto que las observaciones clínicas no estaban estandarizadas. También alertó de que los síntomas eran inespecíficos y estaban presentes en muchas otras condiciones médicas. Los síntomas fueron auto-declarados por los pacientes tras la profusa cobertura del problema en los medios de comunicación.

El editorial concluyó que: "En este momento, sigue siendo difícil encontrar una explicación unificadora para los síntomas experimentados por los funcionarios del gobierno estadounidense descritos en esta serie de casos, y no está claro el efecto de la posible exposición a los fenómenos auditivos". Tras su publicación, una avalancha de cartas a los editores criticó duramente este artículo (Bartholomew, 2018; Gianoli et al., 2018; Shura et al., 2018; Stone et al., 2018).

Existen graves problemas con la propuesta de un síndrome novedoso realizada por Swanson et al:

  • El primer problema es que hay diferencias significativas entre los casos. Un artículo de prensa (https://www.politico.com/news/2021/05/12/trump-havana- syndrome-probe-487716) cita a un empleado del Departamento de Salud y Servicios Humanos diciendo: "...que había muy poca consistencia en los síntomas a través de los incidentes: algunas personas reportaron mareos; otras reportaron dolor, o un sonido inusual. Cada persona tenía una combinación única...".
  • La investigación clínica formal refuerza esta indicación anecdótica de heterogeneidad. Cuando se enfrenta a un brote de enfermedad, el procedimiento estándar de los C.D.C. es construir una "definición de caso" (https://www.cdc.gov/csels/dsepd/ss1978/lesson6/section2.html), ya que los casos no relacionados (falsos positivos) se incluyen con frecuencia por un errór diagnóstico de los médicos o por el autodiagnóstico de las personas afectadas. Para este brote (Centers for Disease Control and Prevention., 2019), se definió como caso presuntivo aquel que presentara con un inicio bifásico de síntomas mientras estaban en Cuba (o dentro de las dos semanas posteriores al regreso), con una fase inicial con al menos uno de los siguientes síntomas: presión en la cabeza, desorientación, náuseas, dolor de cabeza, alteraciones vestibulares, síntomas auditivos, cambios en la visión. La fase secundaria incluía alteraciones vestibulares y / o déficits cognitivos
  • A pesar de esta definición laxa, el C.D.C. concluyó que de los 95 registros revisados en ese momento, sólo 15 cumplían su definición de caso (16%). Sin embargo, se encontraron otros 31 casos "posibles" (33%) con una definición aún más laxa. El C.D.C. sugirió que se trataba de al menos dos

informe de JAMA utilizó como umbral el percentil 40 de los valores de distribución para la población normal para cada una de las 37 pruebas utilizadas. Este umbral significa que casi la mitad de cualquier grupo de personas sanas tendría resultados "anormales" en cada prueba, y casi con seguridad cualquier persona sería encontrada "patológica" si se sometiera a muchas pruebas (que es el caso del artículo de JAMA). Una simulación informática demostró que toda persona normal evaluada con este criterio sería considerada patológica (Della Sala & McIntosh, 2018). En la correspondencia posterior en JAMA, los autores no defendieron su elección de utilizar un umbral de percentil 40, sino que dieron a entender que se referían a las desviaciones "intraindividuales" de "sus respectivas medias" (Hampton et al., 2018). Esta afirmación es aún más problemática (Della Sala et al., 2018). Además, en el trabajo de Hoffer et al., catorce de los individuos considerados en el estudio se quejaban de deficiencias cognitivas. Estos autores afirman que la evaluación neuropsicológica formal confirmó estas quejas subjetivas en nueve individuos. Sin embargo, el documento no informa de esta evaluación formal. La ACC concluyó que los datos clínicos indicaban un grupo heterogéneo de personas cuyas quejas de salud se agruparon por la interacción de otros factores psicosociales contextuales (Blanco-Aspiazu et al., 2021).

Afirmación 2: Es posible detectar daños cerebrales originados durante la estancia de los diplomáticos afectados en La Habana

La afirmación de que el daño cerebral se originó durante la estancia de los empleados en La Habana carece de pruebas científicas. Como se ha comentado anteriormente, el primer nivel de pruebas para esta afirmación, los hallazgos neuropsicológicos, ha sido desacreditado. Un segundo nivel serían los hallazgos de neuroimagen (Verma et al., 2019). Un tercer nivel serían los hallazgos oculomotores y vestibulares que el equipo de la UMiami afirma que demuestran daños en el oído interno (laberinto) (Hoffer et al., 2018). Inicialmente, Swanson et al. (2018) informaron de hallazgos no significativos en la neuroimagen de resonancia magnética convencional de sus casos. El artículo posterior de Verma et al. (descrito por los autores como basado en métodos

avanzados de neuroimagen) afirmaba: "Diferencias potenciales basadas en imágenes entre los pacientes y los controles con respecto a (1) los volúmenes cerebrales totales y regionales de la materia blanca y la materia gris, (2) las métricas de microestructura del tejido cerebeloso (por ejemplo, la difusividad media), y (3) la conectividad funcional en las subredes visoespaciales, auditivas y de control ejecutivo". De nuevo se asumió que esto estaba relacionado con los "fenómenos direccionales" supuestamente percibidos por los casos. Sin embargo, Verma et al. advirtieron que "La importancia clínica de estas diferencias es incierta y puede requerir más estudios".

Hay graves problemas con afirmar que este estudio demuestra que daño cerebral (vinculado a su estancia en La Habana) fue encontrado en los empleados estadounidenses.

● El primer problema es que ninguno de los métodos de neuroimagen "avanzados" utilizados en el estudio ha sido aceptado para su uso rutinario en la práctica clínica y la evaluación de los pacientes. No se dispone de datos normativos aceptados para que estos métodos decidan cuándo un caso se desvía de la normalidad. Los resultados dependen fundamentalmente de la comparación de los pacientes con un grupo de control de personas sanas. Sin embargo, no hay garantía de que los controles seleccionados se hayan emparejado adecuadamente con los pacientes para excluir otras causas de posibles diferencias basadas en las imágenes. Entre ellas, el estrés, los procedimientos de rehabilitación, la edad, los trastornos neurológicos funcionales, todos los cuales producen cambios en los estudios de neuroimagen (Arthuis et al., 2015; De Santis et al., 2014; Ejareh dar & Kanaan, 2016; Farrell et al., 2007; Li et al., 2015), podrían haber diferido también entre los grupos. Un grupo de personas que hubiera visitado La Habana en las mismas condiciones y no hubiera informado de los síntomas habría constituido un mejor grupo de control.

● Los cambios reportados no muestran un patrón coherente: algunas medidas muestran anormalidades, otras muestran "hipernormalidad" (Verma et al., 2019), lo que sugiere que lo que causó los síntomas dañó algunas partes del cerebro pero mejoró otras. Estos resultados no inidcan ningún mecanismo fisiopatológico (o combinación de ellos) conocido.