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resumen de ciudad De Dios, La ciudad de Dios, cuyo título original en latín es De civitate, Resúmenes de Historia Cultural de Europa

La ciudad de Dios, cuyo título original en latín es De civitate Dei contra paganos, es decir, La ciudad de Dios contra los paganos, es una obra escrita en 22 libros de Agustín de Hipona que fue realizada durante su vejez y a lo largo de quince años, entre 412 y 426.

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 30/10/2023

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Resumen
Bernardo Gorrosino monzon
LECTURA CIUDAD DE DIOS DE SAN JUSTINO
En el Capítulo VII del texto se argumenta que la filosoEa sin la autoridad divina es poco
efecIva para guiar a las personas hacia la virtud, ya que los seres humanos suelen ser más
influenciados por lo que hacen los dioses que por las enseñanzas de los lósofos. Se sugiere
que las escuelas de filosoEa, aunque valiosas en su búsqueda del conocimiento, son
invenciones humanas y no preceptos divinos.
En el Capítulo XVII, se criIca la supuesta jusIcia y equidad de la anIgua Roma,
argumentando que acciones injustas como el robo de las sabinas y la desItución de
personas virtuosas ocurrieron incluso en Iempos considerados buenos. Se cuesIona la
canonización de Rómulo como dios y se destaca la falta de recItud en las acciones de los
poderosos y el pueblo romano en general.
El autor criIca la proliferación de dioses en la anIgua Roma y cómo cada uno tenía un papel
específico en aspectos coIdianos, como la labranza, las cosechas, y hasta los nudos de las
cañas. Se pregunta por qué no se atribuye ningún mérito a estos dioses en el crecimiento y
conservación del Imperio romano, ya que cada uno tenía tareas muy limitadas y específicas.
La excesiva diversidad de dioses y sus funciones detalladas demuestra la falta de una figura
divina unificadora en la cultura romana.
En este capítulo, el autor criIca la idea de que solo los seres racionales, como los humanos,
son partes de Dios, mientras que las besIas no lo son. Se cuesIona cómo se puede separar
a las besIas de Dios si todo el mundo es Dios según esta perspecIva. Además, se señala la
incoherencia de considerar a las partes de Dios como pecaminosas y perversas. El autor
concluye que algunos creen que todos los dioses Ienen vidas individuales y no son partes
de otros dioses, y que adorar a todos los que pueden ser conocidos y adorados es necesario,
incluyendo a Júpiter como el rey de los dioses, a quien se le atribuye el mérito de fundar y
ampliar el Imperio romano, aunque se plantea la pregunta de cómo podría haber logrado
tal hazaña si todos los dioses están ocupados en sus propios deberes sin interferir en los de
los demás.
Cap XIV
el autor examina las costumbres de los anIguos romanos que llevaron al crecimiento y
expansión del Imperio romano, a pesar de no adorar al verdadero Dios. Destaca que, a
diferencia de otras naciones, los romanos tenían una fuerte inclinación hacia la búsqueda
de la gloria y la honra en lugar de la riqueza material. A través de sus acciones, los romanos
demostraron un compromiso con la virtud y la ambición de lograr la libertad y el dominio
sobre otros.
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Resumen Bernardo Gorrosino monzon LECTURA CIUDAD DE DIOS DE SAN JUSTINO En el Capítulo VII del texto se argumenta que la filosoEa sin la autoridad divina es poco efecIva para guiar a las personas hacia la virtud, ya que los seres humanos suelen ser más influenciados por lo que hacen los dioses que por las enseñanzas de los filósofos. Se sugiere que las escuelas de filosoEa, aunque valiosas en su búsqueda del conocimiento, son invenciones humanas y no preceptos divinos. En el Capítulo XVII, se criIca la supuesta jusIcia y equidad de la anIgua Roma, argumentando que acciones injustas como el robo de las sabinas y la desItución de personas virtuosas ocurrieron incluso en Iempos considerados buenos. Se cuesIona la canonización de Rómulo como dios y se destaca la falta de recItud en las acciones de los poderosos y el pueblo romano en general. El autor criIca la proliferación de dioses en la anIgua Roma y cómo cada uno tenía un papel específico en aspectos coIdianos, como la labranza, las cosechas, y hasta los nudos de las cañas. Se pregunta por qué no se atribuye ningún mérito a estos dioses en el crecimiento y conservación del Imperio romano, ya que cada uno tenía tareas muy limitadas y específicas. La excesiva diversidad de dioses y sus funciones detalladas demuestra la falta de una figura divina unificadora en la cultura romana. En este capítulo, el autor criIca la idea de que solo los seres racionales, como los humanos, son partes de Dios, mientras que las besIas no lo son. Se cuesIona cómo se puede separar a las besIas de Dios si todo el mundo es Dios según esta perspecIva. Además, se señala la incoherencia de considerar a las partes de Dios como pecaminosas y perversas. El autor concluye que algunos creen que todos los dioses Ienen vidas individuales y no son partes de otros dioses, y que adorar a todos los que pueden ser conocidos y adorados es necesario, incluyendo a Júpiter como el rey de los dioses, a quien se le atribuye el mérito de fundar y ampliar el Imperio romano, aunque se plantea la pregunta de cómo podría haber logrado tal hazaña si todos los dioses están ocupados en sus propios deberes sin interferir en los de los demás. Cap XIV el autor examina las costumbres de los anIguos romanos que llevaron al crecimiento y expansión del Imperio romano, a pesar de no adorar al verdadero Dios. Destaca que, a diferencia de otras naciones, los romanos tenían una fuerte inclinación hacia la búsqueda de la gloria y la honra en lugar de la riqueza material. A través de sus acciones, los romanos demostraron un compromiso con la virtud y la ambición de lograr la libertad y el dominio sobre otros.

El autor menciona cómo los romanos valoraban la libertad y, por lo tanto, rechazaron el dominio de los reyes en favor de un gobierno anual con cónsules elegidos. Además, señala que los romanos buscaron la gloria y la honra a través de sus acciones heroicas, lo que contribuyó al crecimiento de su Imperio. Se destaca la importancia de la virtud en la sociedad romana y cómo algunos individuos, como Catón, la promovieron y la consideraron como el camino hacia la gloria y el honor. El autor también criIca la corrupción de las costumbres y la búsqueda de la riqueza material, que eventualmente debilitó la república romana. CAP XV el autor argumenta que aquellos que no recibirán la vida eterna en la compañía de Dios y los santos ángeles en la ciudad celesIal, debido a su falta de verdadera piedad, aún fueron recompensados por Dios en esta vida terrenal. Estas personas, a pesar de no adorar al único Dios verdadero, fueron premiadas por sus buenas acciones y virtudes con el logro de un excelente Imperio romano. CAP XX Se criIca la idea de que las almas, después de alcanzar la verdadera bienaventuranza en la presencia de Dios, deben regresar repeIdamente a través de ciclos de Iempo a las mismas miserias y aflicciones pasadas. Esta creencia, según el autor, es impía y contraria a la religión y la verdad. El autor argumenta que si esta doctrina fuera cierta, sería irracional y desesperante, ya que implicaría que después de alcanzar la verdadera felicidad, las almas deberían dejarla en algún momento y volver a la miseria, repiIendo este proceso sin fin. Además, plantea que si se supone que las almas deben conocer estos ciclos y revoluciones en la vida futura, sería más razonable no tener conocimiento de ellos en la vida presente, para mantener una esperanza más dichosa. El autor también cuesIona la idea de que el alma puede volver a las mismas miserias una y otra vez sin fin, argumentando que esto contradice la promesa de Dios de una felicidad eterna y segura para aquellos que alcanzan la verdadera bienaventuranza. Además, se opone a la noción de que las almas deben experimentar estas revoluciones debido a su amor por Dios, ya que esto haría que el amor a Dios fuera menos firme y constante si se sabe que eventualmente se converIrá en enemistad. CAP I Se plantea la necesidad de abordar la cuesIón de la caída del primer hombre, que llevó a la mortalidad de la humanidad. Se destaca que los seres humanos fueron creados por Dios con una condición diferente a la de los ángeles, ya que tenían la posibilidad de alcanzar la

Lo notable es que, a pesar de que los intérpretes trabajaron por separado para verificar la fidelidad de la traducción, todas las versiones resultaron en una perfecta concordancia, como si fueran el trabajo de un solo intérprete. Esto se considera un milagro divino que respaldó la autoridad de las Escrituras y garanIzó su fidelidad y divinidad. Este evento demostró la importancia y la autenIcidad de las Escrituras hebreas y sirvió para difundir su conocimiento y credibilidad entre las personas que creían en su contenido divino. Principio del formulario Final del formulario LIBRO XIX CAPÍTULO V En este pasaje, San Agus^n reflexiona sobre la naturaleza de la vida políIca y social de los seres humanos. Aunque reconoce que la vida social es esencial y necesaria para la ciudad de Dios, también señala los numerosos problemas y desaEos que surgen de la convivencia humana. San Agus^n menciona cómo la vida coIdiana está plagada de conflictos, desconfianza, enemistades y guerra, incluso en las relaciones más cercanas, como la familia y la amistad. El autor destaca la fragilidad de la paz y la confianza en las relaciones humanas y cómo las traiciones y las malas acciones a menudo están ocultas bajo la apariencia de amistad y confianza. Esto lleva a una profunda reflexión sobre la naturaleza humana y la dificultad de mantener relaciones armoniosas y pacíficas en la sociedad. CAPÍTULO XVII. En resumen San Agus^n explora la relación entre la Ciudad de Dios (ciudad celesIal) y la Ciudad terrenal, centrándose en la naturaleza de la paz y la vida social en ambas. San Agus^n disIngue entre aquellos que viven según la fe y aquellos que no lo hacen. La Ciudad terrenal, compuesta por personas que no viven de la fe, busca la paz terrenal a través de bienes y comodidades temporales. Sus ciudadanos desean la paz en la sociedad y buscan una unión de voluntades en asuntos relacionados con la vida mortal. La Ciudad celesIal, formada por aquellos que viven de la fe, también valora la paz terrenal pero la uIliza de manera diferente. Sus ciudadanos, mientras peregrinan en la Ierra, tratan de vivir en paz con las leyes y costumbres de la sociedad terrenal, siempre que estas no contradigan su fe y religión en un solo Dios. Cap XXX En este capítulo, San Agus^n reflexiona sobre la eterna felicidad y bienaventuranza de la Ciudad de Dios. Describe cómo será esa bienaventuranza, caracterizada por la ausencia de mal, la abundancia de bienes y la alabanza conInua a Dios. También habla de la paz eterna, que será un descanso perpetuo y un sábado que nunca termina, donde los santos disfrutarán de la presencia divina y verán a Dios como su mayor recompensa. San Agus^n menciona que los ciudadanos de la Ciudad de Dios tendrán cuerpos incorrupIbles y se dedicarán a alabar a Dios de manera perfecta, sin ociosidad ni necesidad. Habrá una jerarquía de premios y honores basada en los méritos, pero no habrá envidia ni

ambición desordenada. Todos tendrán libre albedrío, pero este será incapaz de pecar, y su libertad estará en armonía con la voluntad de Dios. El conocimiento de los santos comprenderá todos los males pasados y presentes, pero no habrá memoria de sufrimientos ni dolor. Finalmente, San Agus^n hace una analogía con los días de la creación y el sépImo día de descanso, relacionándolo con la bienaventuranza eterna de la Ciudad de Dios. El capítulo concluye con un agradecimiento y una invitación a la reflexión.