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Resumen de la seccion que corresponde la salario del libro de Karl Marx donde se aborda conceptualmente lo que significa el salario y el valor de la fuerza de trabajo
Tipo: Resúmenes
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¡No te pierdas las partes importantes!
Integrantes: Cristian Archila, Leidy Becerra, Natalia Carreño, Aidana Osorio y Laura Santana
Karl Marx analiza el salario inicialmente desde el valor del precio de la fuerza de trabajo y como este se convierte en salario. En primera instancia, este concepto parece entenderse como la retribución justa por el trabajo que realiza el trabajador. No obstante, en realidad este solo representa únicamente es el precio de la fuerza de trabajo y no el valor total que el obrero genera con su labor. Por tal razón, este mecanismo permite que el capitalista se apropie de la plusvalía, es decir, del excedente del valor producido por el trabajador que no le es redistribuido; lo cual se aborda de manera más profunda en otros capítulos. Marx finaliza la introducción aludiendo que esta comparativa es una forma de ocultar la explotación del trabajador dentro del sistema capitalista.
Para entender el funcionamiento del salario, el autor establece una diferenciación fundamental entre el valor de la fuerza de trabajo y el salario. Donde el primero está determinado por la cantidad de bienes y servicios necesarios para la subsistencia del trabajador y la reproducción de su fuerza laboral. En cambio, el salario es la forma monetaria en que se expresa ese valor, lo que da la impresión de que el trabajador es pagado por el trabajo realizado y no por el tiempo que ha gastado, en el entendido de vender su fuerza de trabajo.
Dicho lo anterior, existen dos formas principales de pago del salario en el sistema capitalista. La primera es el salario por tiempo , donde el trabajador recibe un pago basado en las horas o días trabajados, donde emplea su fuerza de trabajo, y el salario por pieza o tarea, en el que se paga según la cantidad de productos terminados o entregados. Según Marx, está última modalidad fomenta una mayor explotación, ya que el trabajador se ve prácticamente obligado a duplicar su esfuerzo con el fin de aumentar su remuneración sin necesariamente mejorar sus condiciones laborales.
Así pues, el salario está estrechamente vinculado a la dinámica de la producción y funcionamiento capitalista, donde la competencia entre trabajadores mantiene los salarios bajos, dado que la abundancia de mano de obra permite a los capitalistas pagar lo mínimo necesario para la subsistencia, aprovechándose de la necesidad de subsistencia de los trabajadores. Además, la automatización y los avances tecnológicos reducen la necesidad de fuerza laboral, lo que agrava exponencialmente la precarización del trabajo y genera desempleo. Un claro ejemplo de esto fue la revolución industrial, donde se introdujo maquinaria con mayor capacidad de fabricación, durabilidad y optimización de tiempo y materia prima.
Siguiendo este razonamiento, las consecuencias del sistema salarial son profundas; El trabajador, al recibir únicamente lo necesario para su subsistencia, se mantiene en una situación de dependencia constante respecto al capitalista, que en términos económicos representa la limitación de obtener un mayor poder adquisitivo. Básicamente su única opción para sobrevivir se reduce a vender su fuerza de trabajo una y otra vez, a través de jornadas laborales extenuantes, quedando atrapado en un círculo vicioso de explotación. Además, la acumulación de capital se fundamenta en esta apropiación de la plusvalía, lo que perpetúa la desigualdad entre las clases sociales, por el punto anteriormente mencionado.
A modo de conclusión, Marx expone el salario como un mecanismo de dominación dentro del capitalismo, en el que la explotación es disfrazada de un “ intercambio justo" , donde el trabajador cree que recibe el valor total de su esfuerzo , cuando en realidad solo obtiene una fracción del mismo.
Dentro de esta sección se exponen las distintas formas del salario, centrándose en la modalidad de salario por tiempo como una de las formas predominantes. Se explica que el salario nominal , entendido como la cantidad de dinero que recibe el trabajador por día o semana, no refleja precisamente el precio del trabajo , que se determina mediante la división del valor de la fuerza de trabajo entre el número de horas de la jornada laboral. Esto implica que, aunque el salario diario o semanal se mantenga constante, el precio del trabajo puede disminuir si aumenta la jornada laboral sin una compensación proporcional.
Acto seguido destaca cómo la jornada laboral influye en el salario y en la explotación del trabajador. Si la jornada de trabajo se prolonga sin aumentar el pago por hora, el precio del trabajo disminuye, lo que favorece al capitalista, empleador o patrono, ya que obtiene más trabajo no retribuido. También, se menciona que, en algunas industrias, las horas extraordinarias se pagan a una tarifa superior, pero generalmente en una proporción mínima no adecuada, lo que obliga a los trabajadores a realizar jornadas más largas para aspirar a obtener un ingreso suficiente o compensatorio para subsistir.
Por otra parte se habla de la manipulación por parte de los capitalistas en lo que respecta al pago para reducir el precio del trabajo sin disminuir el salario nominal. Por ejemplo, si un trabajador debe realizar una mayor cantidad de trabajo por el mismo pago, su precio del trabajo baja, porque está “haciendo más” de lo que se le pagará. Esto se ve incrementado en sectores donde la competencia entre empresarios los obliga a reducir costos, lo que a menudo resulta en condiciones laborales más exigentes, precarias y con bajos salarios.
Otro punto importante es que cuando la jornada laboral no está regulada, los trabajadores pueden ser obligados a trabajar menos horas de las necesarias para cubrir sus necesidades, generando inestabilidad económica y dependencia del capricho del empleador. En contraste, la limitación legal de la jornada de trabajo ayuda a prevenir abusos y estabiliza los salarios, lo cual, en el mundo actual se ha venido desarrollando como política en los distintos países del mundo, principalmente en Europa.
directamente, sino su capacidad para trabajar. Este salario está determinado por los factores anteriormente mencionados.
Hay que mencionar además que se aborda la interrelación entre salario y plusvalía, señalando que el capitalista busca pagar lo mínimo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo, mientras extrae de ella la máxima ganancia posible. Creando un conflicto inherente en el sistema capitalista, donde los intereses de los trabajadores y los capitalistas son opuestos.
Marx concluye que los aumentos salariales pueden mejorar temporalmente la condición de los trabajadores, pero no eliminan la explotación, ya que el sistema capitalista se basa en la apropiación del trabajo excedente. Así, la verdadera emancipación de la clase obrera no radica en obtener mejores salarios, sino en la abolición del trabajo asalariado y la transformación de las relaciones de producción. Hoy por hoy esto se evidencia con el aumento del salario para 2025 de los colombianos, el cual, se traduce en la misma capacidad adquisitiva y poco “rendimiento” dado los precios del mercado, establecidos por la inflación.
El capítulo aborda la complejidad de comparar los salarios entre diferentes naciones. Señalando que no basta con mirar las cifras nominales, sino que es crucial considerar diversos factores que influyen en el valor real de la fuerza de trabajo.
El autor destaca puntos clave para comparar los salarios, teniendo en cuenta: El valor de la fuerza de trabajo, costo de vida y las necesidades del obrero, gastos de educación, el papel del trabajo de las mujeres y niños, la productividad e intensidad del trabajo. Esta última varía entre países, lo que afecta al valor producido al mismo tiempo, porque entre más intenso, se produce más valor, siempre que la nación productiva no tenga que bajar los precios por la competencia.
Otro aspecto importante es la competencia entre trabajadores. En economías donde hay una gran cantidad de mano de obra disponible, los salarios tienden a ser más bajos, mientras que en países con escasez de trabajadores, los salarios pueden aumentar. Asimismo, las condiciones históricas y culturales de cada nación influyen en los niveles salariales. La existencia de sindicatos fuertes o leyes laborales protectoras puede elevar el salario promedio, mientras que en lugares donde no hay una regulación efectiva, los salarios pueden ser más bajos.
Por último, Marx distingue entre el salario nominal y el salario real. Un salario elevado en un país con un alto costo de vida puede no significar una mejor calidad de vida en comparación con un salario más bajo en un país donde los bienes y servicios son más accesibles. Con esto, el autor refuerza su idea de que el salario no es un valor fijo, sino el resultado de la lucha constante entre el capital y el trabajo, determinada por las condiciones materiales de cada sociedad.