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Nutrición, características, concepto y mas, Resúmenes de Nutrición

Factores de riego y definiciones

Tipo: Resúmenes

2022/2023

Subido el 07/11/2023

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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Alimentación: cuerpo, emoción y cognición
Comemos para sentirnos bien emocionalmente
Ante la sensación de hambre, la sola ingesta de una comida puede alterar el humor
y las emociones reduciendo el nivel de activación y la irritabilidad, al tiempo que
incrementa la calma y el afecto positivo. En una revisión reciente (Match, M., 2008),
se presentan cinco formas específicas de cómo se relacionan las emociones con la
alimentación, que veremos a continuación:
Las emociones provocadas por las características estimulares del alimento afectan
a la elección de los alimentos.
Un alimento rico en energía, como el azúcar o la grasa, puede provocar respuestas
emocionales afectivas positivas; al contrario, alimentos con componentes amargos
producen emociones negativas y rechazo.
Numerosas investigaciones demostraron que existen ciertos componentes de los
alimentos que actúan sobre el sistema nervioso modificando el estado de ánimo, el
comportamiento, el desempeño físico y las capacidades cognitivas.
Está comprobado científicamente, que la alimentación es esencial para aumentar o
disminuir la secreción de ciertos neurotransmisores, mensajeros químicos que
pasan la información de una neurona a otra, que intervienen en el placer y el
bienestar, mejoran la energía, la motivación, entre otras.
El principal regulador del estado de ánimo es el triptófano, un aminoácido precursor
de la serotonina, también conocida como «hormona del humor». Niveles bajos de
triptófano en sangre son indicadores de niveles bajos de serotonina en el cerebro.
Esto puede causar altibajos en el humor y dificultades para dormir. Los alimentos
dulces son los que tienen incidencia en el nivel de serotonina en el organismo,
cuando está baja en sangre, habitualmente se busca cualquier cosa dulce que tenga
hidratos de carbono, harina, azúcar, o dulce de leche. Eso hace que se equilibre lo
que está faltando; por eso dicen que el chocolate es como un antidepresivo. Para
lograr el equilibrio, se sugieren comer de todo un poco, pero sin abusar.
Comedor Emocional
Las emociones, tanto positivas como negativas, siempre han sido necesarias, ya
que permiten adaptarnos a las diferentes circunstancias de la vida diaria. Estas
pueden ser positivas, como la alegría o el amor, o negativas, como el miedo o la
ansiedad y cuando estas últimas son muy intensas o se prolongan en el tiempo
pueden afectar a nuestra salud, haciéndonos más vulnerables contra las
enfermedades (Figura 2). (15) J.L. Sánchez Benito y Y. Pontes Torrado, defienden
que, en realidad, lo que nos afecta no son las emociones en sí mismas, sino la forma
de afrontarlas. Y cuando la persona no es capaz de llevar a cabo estrategias de
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Alimentación: cuerpo, emoción y cognición Comemos para sentirnos bien emocionalmente Ante la sensación de hambre, la sola ingesta de una comida puede alterar el humor y las emociones reduciendo el nivel de activación y la irritabilidad, al tiempo que incrementa la calma y el afecto positivo. En una revisión reciente (Match, M., 2008), se presentan cinco formas específicas de cómo se relacionan las emociones con la alimentación, que veremos a continuación: Las emociones provocadas por las características estimulares del alimento afectan a la elección de los alimentos. Un alimento rico en energía, como el azúcar o la grasa, puede provocar respuestas emocionales afectivas positivas; al contrario, alimentos con componentes amargos producen emociones negativas y rechazo. Numerosas investigaciones demostraron que existen ciertos componentes de los alimentos que actúan sobre el sistema nervioso modificando el estado de ánimo, el comportamiento, el desempeño físico y las capacidades cognitivas. Está comprobado científicamente, que la alimentación es esencial para aumentar o disminuir la secreción de ciertos neurotransmisores, mensajeros químicos que pasan la información de una neurona a otra, que intervienen en el placer y el bienestar, mejoran la energía, la motivación, entre otras. El principal regulador del estado de ánimo es el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, también conocida como «hormona del humor». Niveles bajos de triptófano en sangre son indicadores de niveles bajos de serotonina en el cerebro. Esto puede causar altibajos en el humor y dificultades para dormir. Los alimentos dulces son los que tienen incidencia en el nivel de serotonina en el organismo, cuando está baja en sangre, habitualmente se busca cualquier cosa dulce que tenga hidratos de carbono, harina, azúcar, o dulce de leche. Eso hace que se equilibre lo que está faltando; por eso dicen que el chocolate es como un antidepresivo. Para lograr el equilibrio, se sugieren comer de todo un poco, pero sin abusar. Comedor Emocional Las emociones, tanto positivas como negativas, siempre han sido necesarias, ya que permiten adaptarnos a las diferentes circunstancias de la vida diaria. Estas pueden ser positivas, como la alegría o el amor, o negativas, como el miedo o la ansiedad y cuando estas últimas son muy intensas o se prolongan en el tiempo pueden afectar a nuestra salud, haciéndonos más vulnerables contra las enfermedades (Figura 2). (15) J.L. Sánchez Benito y Y. Pontes Torrado, defienden que, en realidad, lo que nos afecta no son las emociones en sí mismas, sino la forma de afrontarlas. Y cuando la persona no es capaz de llevar a cabo estrategias de

afrontamiento adecuadas surgen problemas que afectan, entre otros, a los hábitos alimentarios. Se atribuye el término “Comedor Emocional” (CE), a aquel individuo que no es capaz de llevar a cabo estrategias de afrontamiento adecuadas ante las distintas emociones, lo cual repercute en su alimentación. Como consecuencia, estas personas comen en exceso en respuesta a emociones y no necesariamente para saciarse, y tienden a seleccionar aquellos alimentos de alta densidad energética. Por lo general las emociones que desencadenan la ingesta son negativas, pero en la búsqueda realizada se han encontrado artículos que defienden que la ingesta excesiva también se puede producir ante emociones positivas. Ahora bien, las emociones negativas son percibidas por nuestro cuerpo como una amenaza, lo cual provoca que a nivel fisiológico se libere glucosa en sangre, que a su vez suprime la sensación de hambre. Por lo tanto, comer en respuesta a emociones no es un mecanismo fisiológico sino una conducta aprendida en la sociedad. Con esto, podemos distinguir dos tipos de sensaciones de hambre:

  • Hambre física: se sitúa en el estómago, y aparece de forma gradual después de varias horas sin comer. Tras la ingesta desaparece y el individuo tiene sensación de plenitud y satisfacción. No genera sentimientos negativos.
  • Hambre emocional: se sitúa en la cabeza, y surge en cualquier momento de forma repentina. Existe preferencia por determinados tipos de comida. La sensación de hambre persiste a pesar de ingerir alimentos, tras lo cual aparecen sentimientos de culpa y vergüenza por comer excesivamente. Factores de riesgo No se han encontrado artículos ni documentos que muestren la prevalencia o incidencia del CE, pero sí lo relacionan con ciertos rasgos o características personales que podrían considerarse factores de riesgo, entre los cuales se encuentran:
  • El sexo. La mayor parte de los estudios encontraron que hay mayor incidencia en mujeres que en hombres.
  • Obesidad. Observándose mayor prevalencia de alimentación emocional en individuos con sobrepeso y obesidad.
  • Insatisfacción y/o preocupación por el peso o imagen corporal. Lo cual genera emociones negativas, que si no se gestionan de forma correcta dan lugar a grandes ingestas para encontrar el bienestar.
  • Depresión o presencia de síntomas depresivos. Debido a la presencia de emociones negativas que conlleva este trastorno mental.
  • Historial de dieta. El hecho de seguir una dieta puede favorecer el desarrollo de restricción cognitiva, es decir, reducción de la ingesta por parte del individuo con el objetivo de perder peso, que también puede incluir la prohibición de comer ciertos alimentos considerados como no saludables o “prohibidos”. Esto puede provocar en