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Metodologias Descolonizadas, Esquemas y mapas conceptuales de Metodología de Investigación

Informacion e investigacion del tema

Tipo: Esquemas y mapas conceptuales

2023/2024

Subido el 14/03/2024

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MÓDULO III:
METODOLOGÍA PARA LA
IMPLEMENTACIÓN DE LA IGUALDAD
Tema 4:
Metodologías de Investigación Feminista
Profesoras: Marta Luxán Serrano y Jokin Azpiazu
Carballo
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MÓDULO III:

METODOLOGÍA PARA LA

IMPLEMENTACIÓN DE LA IGUALDAD

Tema 4:

Metodologías de Investigación Feminista

Profesoras: Marta Luxán Serrano y Jokin Azpiazu

Carballo

Metodologías de Investigación Feminista

  • RESUMEN Y OBJETIVOS Índice
    1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
    • 1.1. BREVES APUNTES SOBRE EPISTEMOLOGÍA FEMINISTA
    • 1.2. SESGOS DE GÉNERO EN LA INVESTIGACIÓN
    • 1.3 ¿EXISTE UNA METODOLOGÍA FEMINISTA?
    • 1.4 NOTAS SOBRE LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN PARTICIPATIVA
    1. TÉCNICAS DE PRODUCCIÓN/RECOGIDA DE DATOS
    • 2.1 APUNTES EN RELACIÓN AL DISEÑO DE CUESTIONARIOS
    • 2.2 LAS ENTREVISTAS
    • 2.3 LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN
    • 2.4 LAS PRODUCCIONES NARRATIVAS
    • 2.5 LA ETNOGRAFÍA FEMINISTA Y LA AUTOETNOGRAFÍA.......................................................
    • 2.6 PHOTOVOICE
    1. TÉCNICAS DE ANÁLISIS DE DATOS...............................................................................................
    • 3.1 EXPLOTACIÓN DE DATOS CUANTITATIVOS
    • 3.2 ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO CON PERSPECTIVA FEMINISTA
    • 3.3 ANÁLISIS DE CONTENIDO
  • BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS WEB..................................................................................................... - Epistemología y cuestiones generales de metodología de investigación feminista - Técnicas de investigación, generación y análisis de datos - Guías y propuestas de sistemas de indicadores.................................................................. - Recursos web

Metodologías de Investigación Feminista

1. A MODO DE INTRODUCCIÓN

1.1. BREVES APUNTES SOBRE EPISTEMOLOGÍA FEMINISTA

Como ya se ha señalado en el tema dedicado a Ciencia, Tecnología y Género, “la asociación entre masculino y objetivo y entre objetivo y científico ha sido históricamente una creencia, un mito, que todavía sigue vigente” (Fernández Victoria, 2016: 3). En este sentido, desde hace décadas las epistemólogas feministas vienen denunciando el carácter androcéntrico y sexista de la investigación, la invisibilidad y desatención a las experiencias e intereses de las mujeres, la falta de valoración de los saberes tradicionalmente asociados a lo femenino, así como las desigualdades de género que se producen en los procesos de producción de conocimiento. Sin embargo, las críticas de las epistemólogas feministas han ido más allá, llegando a cuestionar postulados positivistas tales como la neutralidad, objetividad, racionalidad y universalidad de la ciencia. Estas críticas son la base sobre la que se sustenta nuestra propuesta metodológica y, por tanto, no podemos dejar de referirnos a ellas. No obstante, y puesto que ya en el primer módulo habéis trabajado algunas ideas, trataremos tanto de ser breves como de enfatizar aspectos diferentes a los ya trabajados.

Una de las primeras afirmaciones de las epistemólogas feministas fue que la presencia de las mujeres en los espacios de producción de conocimiento ha sido extremadamente limitada, y que su eventual incursión ha sido negada o borrada en los procesos de atribución de los descubrimientos. Por ello, algunas pioneras se han dedicado a recuperar la historia de las científicas en la convicción de que la memoria científica había sufrido del mismo oscurantismo que el resto de la historia. A partir de esta premisa, se han dedicado y aún hoy se dedican muchos esfuerzos a que las mujeres sean reconocidas como sujetos capaces de producir conocimiento.

De hecho las feministas empiristas sostenían que la mera presencia de mujeres en los espacios de producción de conocimientos los transformaría. Reivindicaban que las

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mujeres habían de ser “sujeto” de estudio, para así evitar que los hombres sirviesen de norma para entender y definir la realidad. Estas investigadoras intentaron modificar la ciencia heteropatriarcal sin cuestionar demasiado sus postulados básicos y considerando fundamental el valor de las evidencias en los procesos de producción de conocimiento. Posteriormente se las conocería como empiristas ingenuas.

Otras epistemólogas realizaron una crítica más profunda al androcentrismo de la ciencia que, en los casos más graves, había llegado a generalizar para toda la humanidad los resultados de experimentos realizados solo con sujetos varones (obviamente, blancos). A partir de esta crítica, las feministas pidieron la inclusión de las mujeres como “objeto” de estudio. La petición se amplió muy pronto, evidenciando la importancia de incluir temáticas de interés para las mujeres entre los temas dignos de ser investigados y, finalmente, la importancia de asumir una perspectiva de género en el análisis y comprensión de la realidad. Si la primera de esas peticiones respondía a la necesidad de conocer espacios y realidades hasta el momento ignorados (y permitió por ejemplo, reconocer la existencia de la violencia doméstica), la segunda abriría la puerta a una comprensión de las relaciones de poder en nuestra sociedad (evidenciando, por ejemplo, el carácter estructural de las violencias de género). En esta línea de pensamiento, las teóricas del punto de vista consideran que las mujeres y otros sujetos minorizados tienen una posición epistémica privilegiada por el hecho de estar situadas en los márgenes.

Cuando nos referimos a la posición privilegiada no hablamos de un privilegio en el sentido clásico de la palabra, sino de la posibilidad de observar y narrar elementos de la realidad a través de la experiencia vital de la subalternidad, experiencia que ofrece una mirada más compleja que la del privilegio social.

Las críticas epistemológicas feministas evidencian que la neutralidad y la objetividad de la ciencia son falacias que esconden el sesgo sexista en el que ésta se ha basado, y que sigue rigiendo muchas investigaciones. Sin embargo, algunas autoras van más allá y sostienen que una reforma del proyecto científico está destinada a fracasar y que es necesaria una total deconstrucción de los postulados heteropatriarcales y coloniales. En

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1.2. SESGOS DE GÉNERO EN LA INVESTIGACIÓN

Es evidente que las críticas feministas a la ciencia positivista han revolucionado la manera de definir los procesos de producción de conocimiento. Pioneras, como Eveline Fox Keller (1991), han demostrado que los sesgos sexistas de la investigación científica son muy numerosos y que la historia de la ciencia está regida por metáforas sexuales y de género. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la misma construcción de la ciencia se ha realizado en base idearios masculinizados y que, por tanto, reproduce valores sexistas y naturaliza las desigualdades producto de las relaciones de género. Como dice Sandra Harding, “objetividad frente a subjetividad; el científico, como persona que conoce frente a los objetos de su investigación; la razón frente a las emociones; la mente frente al cuerpo: en todos estos casos, el primero elemento se asocia con la masculinidad y el último, como la feminidad” (Harding, Sandra, 1996).

En este sentido, es esclarecedor el trabajo de Margrit Eichler (1988; 1991) que, tras analizar numerosas investigaciones realizadas desde diferentes disciplinas científicas, da cuenta de siete manifestaciones principales de sexismo: androcentrismo, sobregeneralización, insensibilidad de género, doble rasero, “propio de su sexo”, dicotomía sexual y familismo. Detengámonos brevemente en cada uno de ellos^1 :

  1. Androcentrismo: reconstrucción de la realidad a través de las experiencias masculinas, asumir que los varones son el sujeto social. El androcentrismo adopta diferentes formas: el punto de vista o marco de referencia masculino, la invisibilidad de las mujeres, la construcción de los varones como sujetos activos y las mujeres como sujetos pasivos, la ginopía o invisibilidad de las mujeres, la misoginia u odio hacia las mujeres y la culpabilización de las mismas y la defensa de la dominación masculina y el sometimiento femenino. En nuestra opinión, habría que ampliar la propuesta e incluir la invisibilización de las experiencias de las personas transexuales.

(^1) Para una explicación más detallada, consultar Díaz Martínez, Capitolina y Dema Moreno, Sandra 2013, capítulo 2, material en el que nos hemos apoyado para elaborar este epígrafe.

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  1. Sobregeneralización: universalización de los resultados obtenidos en investigaciones cuyos sujetos de referencia han sido únicamente los hombres.

  2. Insensibilidad de género : no tener en cuenta la relevancia de la variable género en las investigaciones.

  3. Doble rasero: analizar, tratar, medir o evaluar conductas o situaciones idénticas para los diferentes sexos con criterios diversos.

  4. “Propio de su sexo”: se trata de un tipo de doble rasero, que hace referencia a naturalizar, a dar por sentado que hay cosas, acciones y/o actitudes más apropiadas para un sexo que para otro.

  5. Dicotomía sexual: tratar a hombres y mujeres como categorías segregadas, que no tienen apenas nada en común. En nuestra opinión, habría que reflexionar también sobre la incidencia de estos mecanismos en la segregación de las personas transgénero.

7) Familismo: tomar la familia (o el hogar) como unidad de análisis, ignorando las diferencias y desigualdades que existen entre sus miembros.

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  1. tiene en cuenta aspectos tales como subvertir la relación entre sujeto y objeto, romper la dicotomía público/privado, evidenciar la interdependencia entre teoría y práctica, reconocer la existencia de relaciones de poder e intentar transformarlas o apostar por la producción colectiva del conocimiento, entre otras.

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1.4 NOTAS SOBRE LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN PARTICIPATIVA

Introduciremos aquí la Investigación-Acción Participativa (IAP), subrayando algunos de los aportes realizados desde las prácticas investigadoras feministas. Estas prácticas han tomado diferentes nombres, como “Investigación-Acción Participativa Feminista” o “Investigación-Acción Participativa con perspectiva Feminista”; en cualquier caso, de aquí en adelante hablaremos de IAPF.

¿Por qué introducimos la IAPF aquí y no en el apartado de técnicas? Es importante aclarar que la IAPF no es una técnica, en el sentido de que no es una forma de producir datos, o al menos no es sólo eso. La IAPF es una metodología, un acercamiento a la forma de investigar cuyos principios deberemos tener en cuenta en todas las fases y momentos de la investigación, no solamente en el momento de producir los datos. Para aclarar mejor este aspecto, podemos decir que la IAPF puede hacer uso de diferentes técnicas en base a sus necesidades. Claro que algunas técnicas se acercarán más a los principios de la IAPF pero esto no significa que cualquier técnica no sea susceptible de ser utilizada en el marco de una investigación de este tipo.

Decíamos, por lo tanto, que la IAPF nos aporta una mirada que tendremos que aplicar en todo el proceso de investigación. La definición de IAPF es, como todas las definiciones, un acercamiento más que una categoría absoluta que, como ya sabemos, no engloba toda la complejidad de prácticas investigadoras bajo el paraguas de la IAPF. Sin embargo, puede ser pertinente hacer algunas aclaraciones respecto a otros tipos de investigación que pueden acercarse a la idea de IAPF pero que no necesariamente consideraremos como tal.

Para empezar, es habitual confundir la investigación comunitaria y la IAPF. De hecho, la IAPF puede ser una investigación comunitaria pero no necesariamente todas las IAPF lo son. La investigación comunitaria parte generalmente de una comunidad definida, mejor dicho de una comunidad que se auto-define como tal (con todas las complicaciones a nivel teórico y de representación que esto supone, claro) y que desarrolla una necesidad de investigación orientada (en mayor o menor medida) a la

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que nuestra presencia no es advertida. Todo lo que hacemos en el marco de una investigación tiene impacto sobre las personas y grupos que investigamos. Por lo tanto, ¿por qué no tomarnos en serio este impacto y pensarlo no tanto como efecto colateral de la investigación sino como algo que podemos pensar, problematizar y buscar a través de investigar/hacer?

Acción

Pensar la acción en la investigación desde el mencionado par inseparable de investigación-acción está muy relacionado con poner en duda las dinámicas extractivistas de la academia respecto a las comunidades y grupos sociales. Demasiado a menudo desde las ciencias sociales, nos acercamos a uno u otro grupo social que consideramos “interesante” o “digno de estudio” y practicamos una forma de conocimiento basada en la idea de investigar a estas comunidades. Esta separación entre quien conoce y lo que es conocido ha sido ampliamente cuestionada desde las epistemologías feministas así como desde movimientos sociales y colectivos diversos.

Partiendo de esta idea, se plantea la investigación como un tipo de actividad que ha de tener resultados y/o impacto más allá del ámbito académico. Las comunidades y grupos que investigamos han de recibir algo más que un informe final o un artículo escrito en un lenguaje que en más de una ocasión no les es útil en absoluto. De hecho, más allá de establecer una relación de intercambio entre quienes investigan y quienes son investigadas, la IAPF propone colaborar en la investigación. Por eso no decimos que “investigamos a” sino que “investigamos con”. En el marco de la investigación, por lo tanto, se generan “acciones”, resultados y efectos específicos que responden a los deseos y necesidades de los grupos y personas implicadas. La IAPF plantea estas necesidades desde un punto de vista del cambio social igualitario.

Participativa

Hablamos de que la investigación ha de ser participativa, y esto nos obliga a replantear las formas de representación y participación. No se trata únicamente de que la gente o los grupos y colectivos participen, sino de que puedan tomar decisiones y configurar el

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proceso de investigación en todas sus fases, desde la elaboración de objetivos, hasta los plazos pasando por el tipo de acciones y productos que la investigación producirá. Esto requiere establecer mecanismos que sean sinceros y efectivos y ser realistas respecto a nuestras posibilidades y límites. La IAPF no es siempre una cuestión de todo/nada. Es muy común que las investigaciones en las que participamos a menudo no permitan un diseño suficientemente amplio y flexible para poder responder a las diferentes necesidades y objetivos de todas las participantes. Sin embargo, esto no indica que si no se dan todas las condiciones para que una investigación sea 100% participativa tengamos que dejar la participación totalmente de lado. Está en nuestras manos producir diseños metodológicos imaginativos, honestos y comprometidos que respondan a diferentes realidades.

Feminista

¿Por qué especificar que una IAP es feminista o queremos que lo sea? Por un lado es evidente que, a nivel teórico y práctico, el pensamiento y acción feminista ha interrogado todos los elementos anteriormente citados: la separación entre objeto y sujeto ha sido cuestionada por epistemólogas feministas; la idea de comunidad ha sido puesta en el centro de los debates feministas sobre identidad y sujeción, así como en los debates sobre interseccionalidad; la idea de acción y su relación con el lenguaje y la palabra, así como la idea de acción colectiva han sido centrales en la crítica feminista; la participación ha sido cuestionada a menudo por ser una práctica teóricamente muy progresista que sin embargo se ha anclado excesivamente en la idea de ciudadanía androcéntrica y euro-centrada. Si a todo esto le sumamos un interés específico por las cuestiones de poder y desigualdad derivadas de los marcos de género, y que muchas investigaciones IAP no han tenido en cuenta los aportes citados, la IAPF tiene muchos motivos para añadir esta cuarta letra.

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participantes pero son analizados por las persona que investigan). En las explicaciones que siguen sobre algunas de las técnicas de producción de datos observaréis que el diseño metodológico pasa por dar un espacio a las participantes en la propia interpretación de los datos.

Además, no podemos dejar de hacer referencia al debate en torno al supuesto androcentrismo de las técnicas cuantitativas y la clara apuesta de algunas investigadoras feministas por la metodología cualitativa, entendiendo que ésta es per se más feminista. Insistimos en subrayar que, en nuestra opinión, todas las técnicas pueden aplicarse desde una perspectiva feminista y, por tanto, se trata de un debate estéril y que nos traslada, una vez más, a un pensamiento dual y simplificador que entiende que las técnicas cualitativas son técnicas subversivas y las cuantitativas están al servicio del poder. No compartimos esta opinión puesto que contamos con múltiples ejemplos divergentes, como ahora son el uso de técnicas cualitativas en las (para nada subversivas) investigaciones de mercado y las aportaciones hechas desde la explotación estadística de las Encuestas de Presupuestos de Tiempo a la visibilización de las desigualdades de género^2.

A continuación, vamos a detenernos brevemente en la explicación de algunas técnicas de investigación. Evidentemente, hay otras, pero abarcarlas todas nos es imposible. Hemos optado por presentar una selección que obedece a dos criterios: la generalización de la aplicación de la técnica y su relación con la epistemología feminista. Dadas las dimensiones de este material, se tratan de textos breves, acompañados por algunas referencias básicas para quien quiera profundizar tanto en los aspectos teóricos como prácticos de cada una de las técnicas.

(^2) Para profundizar en este debate recomendamos la lectura de Westmarlan, Nicole (2001) (ver bibliografía).

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2.1 APUNTES EN RELACIÓN AL DISEÑO DE CUESTIONARIOS

La técnica de investigación cuantitativa por excelencia es la encuesta. Ha sido y es una herramienta muy utilizada en las ciencias sociales y también en la estadística oficial. El objetivo de estas líneas es repensar la utilización de esta técnica y el diseño de los cuestionarios en los que se apoya desde una perspectiva feminista.

La idea sobre las que se construyen las encuestas es que, en base a los principios de la estadística matemática, a través de una muestra podemos obtener información referida al conjunto de una población, información sujeta a unos márgenes de error previamente determinados. Es decir, que es posible obtener información fiable con respecto a un conjunto de personas de nuestro interés (población) a través de la información recogida preguntando únicamente a una selección de la misma (muestra). Evidentemente, dicha selección debe diseñarse teniendo en cuenta aquellas variables que, a posteriori, utilizaremos en el análisis, para garantizar así que la muestra sea representativa. Por ejemplo, debemos asegurarnos de que en la muestra incluimos un número suficiente de mujeres y que tienen entre 16 y 30 años, de modo que podemos generalizar las respuestas para el conjunto de la población de mujeres jóvenes. Como veis, el género es una variable clave a tener en cuenta a la hora de diseñar la muestra con la que vamos a trabajar. Pero no es la única cuestión importante.

Como ya sabéis, existen diferentes tipos de encuestas: encuestas con entrevistador(a), encuestas telefónicas, encuestas electrónicas y, cada vez menos, por correo postal. La decisión sobre qué tipo de encuesta utilizar viene determinada, en la mayoría de ocasiones, por los recursos con los que contamos. No obstante, tenemos que tener en cuenta que los perfiles sociodemográficos a los que accedemos están, en cierta medida, determinados por el tipo de encuesta elegido. Así, por ejemplo, si implementamos una encuesta telefónica dirigida a teléfonos fijos probablemente obtengamos muchas respuestas de mujeres mayores, puesto que pasan más tiempo en el espacio doméstico que otros colectivos. Los perfiles no serán los mismos si la encuesta se realiza llamando a teléfonos móviles o en el caso de que optemos por un cuestionario on-line. Efectivamente, el género juega un papel importante en la delimitación de los perfiles a

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  1. Qué posibilidades de respuesta se contemplan. Este es un ejemplo ilustrativo de buenas prácticas. En la Encuesta de Movilidad en la CAPV (2011)^3 entre las posibilidades de respuesta a la pregunta 20 (¿Por qué no salió?) se incluyó la categoría Atención hogar familia. Esta categoría no se recogía en ediciones anteriores de la encuesta, lo cual imposibilitaba saber cuántas personas no habían salido el día anterior de casa porque habían estado atendiendo el hogar y/o la familia, y quiénes eran esas personas, qué características tenían. Es un ejemplo extremadamente concreto pero que, en nuestra opinión, ilustra perfectamente tanto la idea de que los datos se construyen como la de que la introducción de la perspectiva de género en las fuentes estadísticas es algo más complejo que la desagregación por sexo de la información.

Ilustración 1. Categorías de respuesta a la pregunta ¿Por qué no

salió?

Fuente: Encuesta de Movilidad en la CAPV (2011). Gobierno Vasco.

  1. Cómo se definen los conceptos. Un ejemplo claro es la definición de trabajo. ¿Qué entendemos por trabajo, el empleo asalariado por cuenta propia y ajena u optamos por una definición que incluya el trabajo doméstico, el cuidado

(^3) Se trata de una encuesta implementada por el extinto Departamento de Vivienda, Obras Públicas y Transportes del Gobierno Vasco, departamento del que fuera técnica de igualdad Marije Apodaka, también docente en este máster.

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de las personas del hogar, el trabajo profesional y de formación, así como el trabajo voluntario^4? Optar por una definición u otra de un concepto determina no solo el diseño del cuestionario, sino los resultados de la investigación en su conjunto. Además, muchas veces el detalle con que están recogidas las definiciones de un concepto (o las categorías que se contemplan) dan cuenta de la relevancia que se le otorga. Recuperaremos el ejemplo del trabajo a la hora de hablar sobre el análisis de los datos cuantitativos.

Para seguir ahondando en estas cuestiones, recomendamos el visionado del vídeo Luxán, Marta et all. (2009). “¿Qué nos oculta el velo estadístico? Reflexión feminista en torno al diseño y la explotación de las fuentes de datos sociales”. Colección: Seminario Interdisciplinar de Metodología de Investigación Feminista.

(^4) Esta sería la definición de Carga Total de Trabajo, propuesta por Sara Moreno y Vicent Borràs (2013) y cuya aplicación a la CAE puede consultarse en Sagastizabal, Marina y Luxán, Marta (2016).