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introduccion y breve explicacion
Tipo: Diapositivas
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Introducción La fascia ha ganado un papel central en el estudio de la fisioterapia y la kinesiología debido a su rol integral en la biomecánica y la salud general del sistema musculoesquelético. Aunque históricamente fue vista como un tejido de soporte pasivo, en las últimas décadas la fascia ha sido reconocida como un órgano clave en la transmisión de fuerzas mecánicas, la regulación de la postura, la propiocepción, y el dolor. La fascia es mucho más que un simple tejido conectivo; es un sistema dinámico y adaptable que desempeña funciones críticas en la salud y el movimiento humanos.
1. Historia de la Fascia El estudio de la fascia tiene raíces profundas en la historia de la anatomía y la medicina. En las primeras épocas de la medicina occidental, el concepto de fascia era poco comprendido. Galeno, un médico griego del siglo II, describió estructuras fasciales, aunque su función específica no fue aclarada en su momento. Durante siglos, la fascia fue considerada meramente como un tejido de relleno, sin un rol fisiológico particular, y fue ampliamente ignorada en los textos anatómicos. Fue con el Renacimiento y el redescubrimiento de la anatomía humana cuando se comenzaron a realizar estudios más detallados de los tejidos blandos. En los siglos XVII y XVIII, las disecciones anatómicas revelaron estructuras fasciales que envolvían y separaban órganos y músculos. A pesar de estas observaciones, la fascia seguía siendo considerada como un envoltorio inerte, sin funciones significativas. Los anatomistas de la época, como Andreas Vesalio y William Harvey, hicieron algunas menciones, pero sin otorgarle mayor importancia. Un cambio radical en la visión de la fascia ocurrió en el siglo XIX con el surgimiento de nuevas disciplinas médicas, particularmente la osteopatía y la quiropraxia. Andrew Taylor Still, quien fundó la osteopatía en 1874, fue uno de los primeros en identificar la importancia de la fascia en la salud global del cuerpo. Still consideraba la fascia como un tejido crucial para el funcionamiento integral del cuerpo y desarrolló técnicas para manipularla con el fin de aliviar dolores y mejorar el movimiento. Simultáneamente, la medicina manual y terapias físicas comenzaron a reconocer la importancia del tejido fascial. En las primeras décadas del siglo XX, terapeutas como Ida Rolf desarrollaron técnicas como el Rolfing, que se enfocaban en la manipulación profunda de la fascia para corregir problemas posturales y mejorar la movilidad. Ida Rolf contribuyó enormemente a la popularización del concepto de 'integración estructural', donde la fascia juega un papel central en mantener la alineación y función del cuerpo. El avance tecnológico del siglo XX, especialmente en el campo de la imagenología médica, permitió un estudio más detallado de la fascia. Técnicas como la resonancia magnética y la ecografía permitieron visualizar la fascia
en detalle, revelando su organización tridimensional y su papel en la transmisión de fuerzas. Los investigadores comenzaron a entender que la fascia no era un simple envoltorio pasivo, sino un tejido dinámico capaz de influir en la biomecánica del cuerpo. En las últimas décadas, la fascia ha sido objeto de investigaciones intensivas, especialmente en el campo de la medicina deportiva y la rehabilitación. Investigadores como Robert Schleip y Tom Myers han avanzado en la comprensión de la fascia como un órgano sensorial clave, con un papel importante en la propiocepción y el dolor crónico. Estos descubrimientos han llevado al desarrollo de nuevas terapias manuales y enfoques en fisioterapia, donde la fascia se convierte en un objetivo terapéutico para optimizar el movimiento y reducir las disfunciones. Hoy en día, la fascia es reconocida como un tejido vital en la medicina, fisioterapia, osteopatía y quiropraxia. Su estudio ha evolucionado desde un simple envoltorio hasta un órgano integral en la salud física. Los avances en investigación continúan revelando nuevas funciones de la fascia, especialmente en su capacidad de adaptación a las fuerzas mecánicas y su papel en la regulación del dolor, la propiocepción y el movimiento. Esta evolución ha sido clave para el desarrollo de nuevas técnicas de rehabilitación, que no solo se enfocan en los músculos o huesos, sino en todo el sistema fascial como un sistema interconectado.
2. Características clave del sistema fascial Los conceptos clave sobre la fascia abarcan su continuidad, tensegridad, propiedades mecánicas, adaptabilidad, hidratación y su capacidad para influir en sistemas más amplios del cuerpo humano. 2.1. Continuidad Fascial Uno de los aspectos más fascinantes de la fascia es su continuidad a lo largo de todo el cuerpo. A diferencia de otros tejidos que están segmentados, la fascia forma una red ininterrumpida desde la cabeza hasta los pies, envolviendo y conectando músculos, órganos y sistemas. Esta idea de continuidad fue promovida inicialmente por autores como Tom Myers, quien introdujo el concepto de 'líneas miofasciales' en su libro 'Anatomy Trains' (2001). Según Myers, la fascia permite la transmisión de tensiones y fuerzas mecánicas a lo largo de estas líneas, facilitando la interconexión funcional de todo el cuerpo. Por otro lado, investigadores como Carla Stecco (2015) han demostrado que la fascia no solo conecta diferentes estructuras, sino que también desempeña un papel crucial en la propiocepción y la coordinación motora. Sus estudios han mostrado cómo la continuidad fascial es vital para la integración de movimientos complejos, y cómo disfunciones en la fascia pueden alterar significativamente la movilidad global.
La fascia posee una serie de propiedades únicas que la diferencian de otros tejidos conectivos. Entre estas propiedades se encuentran su capacidad viscoelástica, plasticidad, adaptabilidad, capacidad de reparación, e incluso sus propiedades biomecánicas complejas como la transmisión de fuerzas. 2.6 Viscoelasticidad de la Fascia La viscoelasticidad de la fascia se refiere a su capacidad para responder tanto a fuerzas rápidas como lentas de manera elástica o viscosa, respectivamente. Esto significa que la fascia puede comportarse de manera similar a una goma elástica cuando se somete a una fuerza rápida, volviendo rápidamente a su forma original. Sin embargo, bajo fuerzas prolongadas o sostenidas, responde de manera más fluida, adaptándose lentamente a las tensiones (Findley, 2005). Robert Schleip (2003) ha destacado que la propiedad viscoelástica de la fascia es fundamental para su capacidad de absorber y distribuir tensiones mecánicas en todo el cuerpo. De acuerdo con sus estudios, la viscoelasticidad permite que el tejido fascial funcione como un amortiguador, protegiendo las estructuras internas del cuerpo contra impactos bruscos. Esta característica es crucial para atletas y personas que realizan actividades físicas intensas. 2.7. Plasticidad Fascial La plasticidad es otra propiedad clave de la fascia, que se refiere a su capacidad para remodelarse en respuesta a estímulos mecánicos. Schleip y Müller (2013) señalan que la fascia, al ser un tejido conectivo compuesto principalmente de colágeno y elastina, puede reorganizar sus fibras para adaptarse a las tensiones mecánicas repetidas. Este proceso de remodelación es fundamental en la rehabilitación física, donde la fascia puede ser entrenada para recuperar su flexibilidad y función. Autores como Myers (2001) han descrito cómo la plasticidad de la fascia es esencial en terapias manuales como el Rolfing y la liberación miofascial, donde el tejido fascial se manipula para aliviar tensiones y restricciones. En estos tratamientos, la fascia es vista como un tejido dinámico que responde al estiramiento prolongado y a las manipulaciones repetitivas mediante cambios en su estructura interna. 2.8. Adaptabilidad de la Fascia La fascia es un tejido que no solo se adapta a las tensiones mecánicas de manera temporal, sino que puede modificar su estructura en el largo plazo. Esta capacidad adaptativa ha sido objeto de numerosos estudios, como los realizados por Langevin et al. (2011), quienes observaron que la fascia puede modificar sus redes de colágeno en respuesta a las tensiones sostenidas. Este proceso es clave para el mantenimiento de la salud postural y la prevención de lesiones.
Stecco et al. (2015) también han subrayado que la adaptabilidad de la fascia es crucial para la recuperación después de una lesión. En situaciones donde la fascia ha sufrido daños o restricciones, como en la cicatrización postquirúrgica o traumatismos, el tejido fascial se remodela para compensar las fuerzas aplicadas sobre el cuerpo. Este proceso adaptativo asegura que la fascia continúe desempeñando su papel biomecánico sin comprometer la movilidad ni la funcionalidad global del cuerpo. 2.9. Transmisión de Fuerzas Mecánicas Una de las funciones biomecánicas más importantes de la fascia es su capacidad para transmitir fuerzas mecánicas a lo largo del cuerpo. Según Myers (2011) y Schleip (2007), la fascia actúa como un sistema de transmisión que distribuye las tensiones generadas por los músculos a través de las cadenas fasciales. Este fenómeno es particularmente evidente en las líneas miofasciales descritas por Myers, donde la fascia conecta regiones corporales distantes, permitiendo que una contracción muscular en un área pueda afectar otras partes del cuerpo. Otros estudios, como los de Stecco (2015), han demostrado que la transmisión de fuerzas a través de la fascia no solo es un proceso pasivo, sino que también contribuye activamente a la coordinación motora y al mantenimiento de la postura. La disposición tridimensional de la fascia permite que las fuerzas sean distribuidas de manera eficiente, minimizando el riesgo de sobrecargar estructuras individuales del cuerpo. 2.9.1. Reparación y Regeneración Fascial La fascia tiene una notable capacidad de reparación y regeneración tras una lesión. Cuando la fascia sufre daños, como en el caso de una cirugía o una lesión traumática, el cuerpo inicia un proceso de reparación en el que las fibras de colágeno se reorganizan para restaurar la integridad del tejido. Schleip et al. (2012) han destacado que esta capacidad de regeneración es crucial para la recuperación funcional. Langevin (2016) ha observado que, durante el proceso de cicatrización, la fascia puede formar adhesiones que restrinjan su movilidad. Sin embargo, con la intervención terapéutica adecuada, como la terapia manual o el ejercicio guiado, estas adhesiones pueden ser liberadas, permitiendo que la fascia recupere su flexibilidad. Este proceso de regeneración es un aspecto clave de las terapias de rehabilitación que se centran en la restauración de la función fascial.
3. Propiedades principales del sistema fascial 3.1 Elasticidad La deformación elástica de la fascia se refiere a la capacidad de este tejido conectivo para estirarse o deformarse en respuesta a una fuerza aplicada (como un estiramiento o presión), y luego regresar a su forma y longitud original cuando esa fuerza se elimina. Este comportamiento es similar al de una banda elástica.
Este fenómeno es importante para la salud del sistema fascial, ya que sugiere que los movimientos regulares, el ejercicio, el estiramiento y las terapias manuales no solo mejoran la flexibilidad o movilidad, sino que también ayudan a promover la regeneración y el mantenimiento de los tejidos fasciales mediante este mecanismo piezoeléctrico. 3.3 Tixotropicidad La tixotropicidad es una propiedad fascinante que algunas sustancias tienen para volverse más fluidas cuando se les aplica un estímulo (como calor, presión o movimiento), pero que vuelven a su estado más sólido o viscoso cuando ese estímulo desaparece. En el caso de la fascia, que es el tejido conectivo que rodea músculos, huesos, órganos y vasos sanguíneos, la tixotropicidad juega un papel fundamental en cómo responde a diferentes fuerzas y movimientos. Imagina la fascia como un gel: cuando está en reposo, se encuentra más densa o rígida, como un "pegamento". Sin embargo, cuando comienzas a mover el cuerpo o aplicar presión (por ejemplo, mediante masaje o estiramiento), la fascia se vuelve más fluida, permitiendo mayor flexibilidad y movimiento. Este cambio es temporal y depende del estímulo; si el cuerpo vuelve a estar en reposo, la fascia tiende a "endurecerse" nuevamente. Es un fenómeno observable en las sustancias viscoelásticas, donde la aplicación de energía en forma de calor o una presión mecánica puede modificar su estructura interna. Este fenómeno es clave en terapias como el masaje, estiramientos o la facilitación neuromuscular propioceptiva, ya que el objetivo es aplicar estímulos que hagan que la fascia se dinamice gracias a su nuevo estado, mejorando la movilidad y reduciendo restricciones o tensiones. 3.4. Tensegridad La tensegridad, en términos generales, es un concepto que describe cómo una estructura puede mantenerse estable gracias a la interacción entre elementos sometidos a tensión y elementos sometidos a compresión, en un equilibrio dinámico. La palabra proviene de la combinación de "tensión" e "integridad", y fue popularizada por el arquitecto y visionario Buckminster Fuller. Principios básicos de la tensegridad: Elementos en compresión : Son las partes rígidas de la estructura, como barras o columnas, que soportan fuerzas de compresión. Estos elementos no se tocan entre sí, sino que están suspendidos por los elementos en tensión.
Elementos en tensión : Son partes flexibles, como cables o cuerdas, que mantienen la estructura unida bajo tensión. Estos elementos tiran de los componentes en compresión, estabilizando toda la estructura. Ejemplo arquitectónico: Un ejemplo típico de una estructura de tensegridad es una torre o escultura hecha de barras (elementos en compresión) que no se tocan, y cuerdas o cables (elementos en tensión) que las mantienen en su lugar. En estas estructuras, el equilibrio de fuerzas genera una forma autoportante, muy resistente pero con poco material. Aplicaciones: Arquitectura : La tensegridad se usa para crear estructuras ligeras, resistentes y estéticamente atractivas. Las cúpulas geodésicas, por ejemplo, usan principios de tensegridad para distribuir fuerzas uniformemente. Biología : El concepto de tensegridad también se aplica al cuerpo humano, como mencioné antes. Las células, los tejidos y los organismos usan principios de tensegridad para mantener su estructura y funcionalidad de manera eficiente. Robótica : En el diseño de robots, especialmente los blandos o flexibles, se utiliza la tensegridad para crear estructuras que pueden moverse y adaptarse al entorno sin perder estabilidad. Características: Distribución eficiente de fuerzas : Las estructuras de tensegridad distribuyen las fuerzas de manera uniforme a través de todos los elementos, lo que las hace extremadamente resistentes a las cargas. Flexibilidad : A pesar de su estabilidad, estas estructuras pueden deformarse sin perder su integridad estructural, lo que las hace adaptables a cambios. Ligereza : Al usar una cantidad mínima de materiales, las estructuras de tensegridad son livianas, pero extremadamente fuertes. Ejemplo cotidiano: Un modelo sencillo de tensegridad que puedes visualizar son las carpas o tiendas de campaña. Los postes actúan como los elementos en compresión y las cuerdas o lonas como los elementos en tensión, manteniendo la forma de la tienda de manera estable y resistente. En resumen, la tensegridad es una forma eficiente y armoniosa de mantener una estructura estable mediante la interacción equilibrada de fuerzas de tensión y compresión, ya sea en la arquitectura, la biología o la ingeniería.
1.- Cúpula geodésica Elementos de compresión: barras rígidas que forman la estructura de la cúpula. Elementos de tensión: cables de acero que mantienen la cúpula estable al distribuir la fuerza.
3.5 Propiocepción Información aferente que llega al sistema nervioso a través del campo propioceptivo. Este campo es donde se encuentran las estructuras músculo-tendinosas, así como las articulaciones y la piel, es decir, donde está ampliamente desplegada la fascia. La fascia es un tejido conectivo denso que rodea los músculos, huesos, órganos y otras estructuras, y juega un papel crucial en la propiocepción del cuerpo. Está ricamente inervada por diferentes tipos de propioceptores que detectan cambios en la tensión, el estiramiento, la presión y la posición del cuerpo. Los principales propioceptores presentes en la fascia son:
1. Corpúsculos de Pacini : Función : Detectan los cambios rápidos en la presión y las vibraciones. Ubicación : Se encuentran en las capas más profundas de la fascia, especialmente en las áreas que rodean las articulaciones y los tendones. Importancia : Estos receptores permiten que la fascia detecte movimientos rápidos y ajustes rápidos en la postura, ayudando en la coordinación de movimientos rápidos y precisos. - Función neurofisiológica : Los corpúsculos de Pacini son receptores que responden a estímulos de presión rápida y vibración. Cuando la fascia está sometida a un movimiento brusco o vibraciones, estos receptores se activan. - Mecanismo: Cuando se detecta una vibración o un cambio rápido en la tensión, los corpúsculos de Pacini envían señales rápidas a través de fibras nerviosas tipo Aβ, que son rápidas y mielinizadas. Estas señales se transmiten hacia el sistema nervioso central, particularmente hacia las áreas del cerebro encargadas de la coordinación motora y el ajuste postural. - Importancia : Permiten una respuesta rápida a cambios repentinos, facilitando el ajuste rápido del cuerpo en movimientos como saltos, caídas o acciones explosivas. 2. Corpúsculos de Ruffini : Función : Responden a la tensión prolongada y al estiramiento lento. Ubicación : Están localizados principalmente en la fascia superficial y en la cápsula articular, así como en la fascia profunda. Importancia : Son esenciales para detectar el estiramiento lento y las fuerzas prolongadas sobre la fascia, lo que contribuye a mantener la postura y a ajustar el cuerpo durante actividades como caminar o estar de pie.
- Función neurofisiológica : Los interoceptores proporcionan información sobre el estado interno del cuerpo, incluyendo las sensaciones de estiramiento, presión y la posición del cuerpo. - Mecanismo : Estos receptores se comunican con el sistema nervioso a través de fibras C , que son más lentas pero proporcionan información continua sobre el estado fisiológico del tejido fascial y sus interacciones con los órganos. - Importancia : Los interoceptores de la fascia contribuyen a la conciencia interna del cuerpo (sensación interoceptiva), permitiendo que el cerebro ajuste la postura y el movimiento en respuesta a las demandas internas del organismo. 5. Órganos tendinosos de Golgi : Función : Detectan los cambios en la tensión muscular. Ubicación : Aunque están más comúnmente asociados con los tendones, también se encuentran en la fascia cercana a las uniones tendinomusculares. Importancia : Son cruciales para proteger los músculos y tendones de tensiones excesivas, inhibiendo la contracción muscular cuando es necesario para evitar lesiones. - Función neurofisiológica : Los órganos tendinosos de Golgi son receptores que responden a la tensión muscular que se transfiere a través de la fascia. - Mecanismo : Estos receptores se activan cuando los músculos se contraen y transmiten tensión a los tendones y la fascia. Utilizan fibras Aβ para enviar información al sistema nervioso central. Si detectan tensiones peligrosamente altas, los órganos de Golgi inhiben la contracción muscular mediante señales inhibitorias que viajan al sistema nervioso central. - Importancia : Proporcionan una protección crítica al prevenir tensiones excesivas en los músculos y tendones, evitando desgarros musculares y lesiones.
- Mecanismo : Cuando los músculos y la fascia se estiran, los husos musculares envían señales a través de fibras Aα y Aβ al sistema nervioso central. Estas señales permiten que el cerebro ajuste la contracción muscular y mantenga un equilibrio adecuado entre estiramiento y fuerza. - Importancia : Son fundamentales para el ajuste del tono muscular y la capacidad de mantener una postura correcta o realizar movimientos precisos y controlados. La fascia, al estar ampliamente inervada por estos propioceptores, desempeña un papel esencial en la propiocepción. Detecta no solo el movimiento y la posición de los músculos y articulaciones, sino también las tensiones y estiramientos que ocurren en todo el cuerpo. Esto permite que el cuerpo se ajuste de manera continua y eficiente, contribuyendo tanto al control postural como a la prevención de lesiones. En conjunto, estos receptores en la fascia permiten un movimiento fluido y coordinado, y ayudan a mantener el equilibrio y la estabilidad en diversas actividades. 4. Neurofisiología de la Fascia La neurofisiología de la fascia se ha convertido en un área de interés creciente debido a su compleja relación con el sistema nervioso. La fascia no solo es un tejido estructural, sino que está densamente inervada y juega un papel importante en la propriocepción, la percepción del dolor, y la regulación de la postura. 4.1. Inervación Sensorial de la Fascia Uno de los descubrimientos más significativos sobre la fascia es su densa inervación con mecanorreceptores y nociceptores. Según Schleip et al. (2006), la fascia contiene varios tipos de receptores sensoriales, incluidos los corpúsculos de Pacini, los corpúsculos de Ruffini y las terminaciones nerviosas libres. Estos receptores responden a estímulos mecánicos como el estiramiento y la presión, lo que convierte a la fascia en un órgano sensorial clave en la propiocepción. Stecco y colaboradores (2011) también han descrito cómo los mecanorreceptores presentes en la fascia tienen un papel crucial en la percepción del movimiento y en la coordinación motora. Los corpúsculos de Ruffini, por ejemplo, responden a los cambios de presión lenta y son esenciales para detectar el estiramiento de la fascia durante el movimiento. Esto permite que el sistema nervioso central reciba información constante sobre la posición y la tensión de las distintas partes del cuerpo, facilitando la coordinación motora. 4.2. Fascia y Propiocepción La propiocepción es la capacidad del cuerpo para detectar su posición en el espacio y la fascia juega un papel central en este proceso. Schleip y Müller (2007) sugieren que la fascia contribuye más a la propiocepción que los propios músculos, debido a su extensa red de mecanorreceptores. Esta información sensorial es vital para mantener el equilibrio y la coordinación durante el movimiento.
Investigadores como Stecco et al. (2016) han señalado que las técnicas neurofasciales pueden ser particularmente efectivas en el tratamiento de condiciones que involucran una disfunción tanto fascial como neural. Estas terapias combinan la manipulación física de la fascia con ejercicios de reeducación motora para restaurar la función sensorial y mejorar la coordinación motora.
5. Herramientas miofasciales 1. IASTM (Instrument Assisted Soft Tissue Mobilization) Descripción : El IASTM utiliza herramientas de acero o plástico diseñadas para aplicar presión controlada sobre el tejido fascial y las cicatrices, ayudando a liberar adherencias y mejorar la movilidad. Mecanismos neurofisiológicos : Estimulación de los propio receptores : Las herramientas de IASTM aplican presión controlada sobre la fascia, lo que activa corpúsculos de Ruffini (estiramiento prolongado) y corpúsculos de Pacini (cambios rápidos de presión). Estas señales envían información sensorial al cerebro, modulando la percepción del dolor y mejorando la propiocepción. Inhibición de los nociceptores : Al aplicar presión sobre áreas con cicatrices o tensiones fasciales, los nociceptores, que transmiten señales de dolor, pueden ser desensibilizados mediante la estimulación de los receptores sensoriales de presión. Este fenómeno de "control de compuerta" o gate control ayuda a reducir la percepción de dolor. Modulación de la tensión muscular : La aplicación de presión con las herramientas IASTM también estimula los órganos tendinosos de Golgi, lo que ayuda a reducir la tensión en los músculos y tendones. Esto provoca una relajación muscular local y mejora la movilidad. Ejemplo práctico : Un terapeuta aplica una herramienta IASTM sobre una cicatriz en la pierna de un atleta. Al hacerlo, las señales sensoriales activan los corpúsculos de Ruffini y desensibilizan los nociceptores, lo que mejora la movilidad de la pierna y reduce el dolor asociado a la cicatriz. 2. HandsPro Descripción : HandsPro es una herramienta de terapia manual diseñada para aplicar presión profunda sobre puntos gatillo y áreas tensas de la fascia, favoreciendo la liberación de restricciones fasciales. Mecanismos neurofisiológicos : Estimulación de los nociceptores : Al aplicar presión profunda y sostenida sobre áreas fasciales tensas, HandsPro activa nociceptores para detectar dolor mecánico o tensiones excesivas. Sin embargo, con una aplicación
controlada y repetida, se induce un fenómeno de desensibilización, lo que reduce la activación de estos receptores y promueve la liberación fascial. Estimulación de los corpúsculos de Ruffini : La presión sostenida estimula los corpúsculos de Ruffini, lo que provoca una relajación gradual de la fascia y una disminución de la tensión muscular en áreas con restricciones. Liberación de adherencias fasciales : Al trabajar en las capas superficiales y profundas de la fascia, HandsPro ayuda a liberar las adherencias que limitan el movimiento y causan dolor. Este proceso también reduce la activación constante de los nociceptores, modulando la percepción del dolor. Ejemplo práctico : Durante una sesión de terapia con HandsPro, el terapeuta aplica presión sobre un punto gatillo en el cuello del paciente. Con la estimulación repetida, los nociceptores se desensibilizan y los corpúsculos de Ruffini promueven la relajación fascial, aliviando el dolor en la zona.
En un punto gatillo activo, la contracción constante de las fibras musculares provoca una reducción del flujo sanguíneo local, lo que se conoce como isquemia. Esto contribuye La presión sostenida ayuda a descomprimir el reducir la acumulación de sustancias químicas irritantes.
4. Efecto sobre los receptores del dolor (nociceptores) La modulación del punto gatillo no solo reduce el dolor muscular, sino que también mejora la propiocepción y la capa. 5. Reorganización de las fibras musculares Los puntos gatillo provocan una organización desordenada de las fibras musculares debido a la contracción constante. La aplicación de presión sostenida ayuda a reorganizar las fibras musculares. 6. Retroalimentación al sistema nervioso central La presión sostenida sobre el sistema nervioso central. Estas recalibrar el sistema nervioso, disminuyen.