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la evolución a través del tiempo
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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En el transcurso de la historia tuvieron su surgimiento los primeros grupos y las primeras sociedades con fines en común, en un espacio y tiempo delimitado, al servirse de aquello a lo que tenían acceso en su medio natural inmediato: los productos de la agricultura, la pesca o la caza; sin embargo, en el de cursar del tiempo se desarrollaron técnicas y herramientas para el mejor desempeño de sus actividades, luego denominadas relaciones técnicas de producción. Posteriormente, se da paso a la producción, ya no solo de productos de necesidad, sino de consumo, lo cual trae relaciones intergrupales y entre comunidades con la finalidad de ofrecer unos productos y adquirir otros de difícil acceso. Por lo tanto, "Las relaciones de producción, distribución, cambio (o intercambio) y consumo, forman un todo único que se llama producción mercantil; son las relaciones sociales de producción" (Marx, s. f., p. 4). Esta creciente producción y comercialización de productos va ampliando las relaciones sociales, que en un primer momento estuvo presente en los imperios y reinos, con su dominación a través de la esclavitud y el feudalismo. Luego arriba la era industrial, que revoluciona todos los ámbitos, en especial las relaciones de producción, y detrás de ello los principios políticos considerados necesarios para regular estas relaciones en favor de unos y menoscabo de otros. Las fábricas y los comercios, en un inicio, eran locales y nacionales, pero poco a poco se da paso a la internalización. No era necesario crear ni implementar estrategias para incursionar en el mercado y atraer a los clientes, pues estos estaban ahí y los productos eran necesarios. A partir del crecimiento de las industrias y posteriormente de las empresas, que frente a la progresiva demanda se diversifican y especializan en diferentes productos y servicios, tiene lugar el monopolio, en el cual determinadas marcas se posicionan en el mercado y en la mente del consumidor.
ambición desmedida de los industriales los va deshumanizando y se transita a la explotación de la mano de obra, por lo cual las relaciones laborales de este siglo se caracterizan por un esclavismo laboral, con jornadas de trabajo de diez, doce y hasta dieciocho horas, a las cuales se llegaba mediante "negociaciones" entre el trabajador y el empresario. No obstante, el obrero siempre se encontraría en desventaja, al someterse a las largas jornadas, altas exigencias y condiciones laborales desfavorables, que atentaban contra su dignidad y salud. Estos abusos se fueron extendiendo por toda Europa y Estados Unidos; en este último, a fines del siglo XVIII, la jornada laboral se había fijado en dieciocho horas, lo cual en 1971 dio lugar a las primeras protestas de trabajadores (carpinteros), quienes exigían que la jornada laboral quedase en diez horas. La industrialización, por lo tanto, promueve el fortalecimiento del capitalismo como régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza, un conjunto de capitales o capitalistas considerado como entidad económica. Este sistema requiere que se invierta en mayor equipamiento y materia prima capaz de incrementar la producción y satisfacer las necesidades del mercado, pues los recursos económicos pasan a ser primordiales. Sin embargo, esta previsión de capital e inversión conlleva al abaratamiento de los productos; así, lo primero en sacrificarse es la mano de obra, y junto con ella las injusticias sociales que se van gestando de manera gradual en el modelo de producción industrial en todas las regiones. A principios del siglo XIX, tienen lugar los aportes del economista británico David Ricardo, quien estableció varias teorías basadas en sus estudios sobre la distribución de la riqueza a largo plazo, pues consideraba que el crecimiento poblacional acarrearía la escasez de tierras productivas. Su teoría de rentas se basó en la producción de la tierra y defendió la teoría clásica del comercio internacional, al subrayar la importancia de la especialización internacional y la libre competencia. Además, afirmaba que el valor de los salarios dependía de los implementos y costes de producción.
A raíz de lo anterior, se puede señalar que las relaciones sociales de producción se fueron gestando, en principio, como una necesidad de supervivencia de la población y posteriormente la satisfacción a las demandas que cubrían sus necesidades básicas, seguido del consumo de productos suntuarios, lo cual dio como resultado el desmedido enriquecimiento y ambición de los empresarios o industriales, en detrimento del trabajador, que recibía un trato injusto. El socialismo surge como una crítica al capitalismo frente a las injusticias hacia los trabajadores, a través del enriquecimiento desmedido de los empresarios que veían en este un recurso más o parte de su capital de producción, al explotarlo con largas jornadas de trabajo y salarios ínfimos, con los cuales se le imposibilitaba salir de su situación de miseria. Proponía la propiedad social colectiva y el paso de una economía capitalista a una economía socialista en beneficio de los trabajadores. Los dos sistemas de producción, tanto el capitalista o burgués, como el socialista, a través de sus momentos protagónicos y de sus pensadores, realizaron aportes significativos al establecimiento de paradigmas sociales que marcaron su influencia en las relaciones laborales, en las cuales se fue dignificando al trabajador mediante el logro de varias conquistas por un trato digno y equitativo que les ha permitido mejorar sus condiciones de vida La administración de recursos humanos emana al servicio de las industrias ante la necesidad de control, supervisión y mayores niveles de producción; luego las ciencias sociales y psicológicas brindan un aporte relevante e imprescindible frente a la tensión de las revueltas y protestas laborales. Esto permite que la gestión del talento humano se convierta en una pieza clave en la gestión de las organizaciones como un ente asesor y mediador entre los intereses de la propia organización y el trabajador.