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Este documento explora las cadenas fisiológicas en la medicina osteopática, ofreciendo una visión integral de su funcionamiento y aplicación clínica. Se analizan las cadenas estáticas y dinámicas, incluyendo las cadenas de flexión, extensión, apertura y cierre, así como la cadena visceral y neurovascular. Se destaca la importancia de la evaluación postural y la correlación de las disfunciones osteopáticas con las cadenas fisiológicas.
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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Universidad Nacional de Colombia Facultad de Medicina Bogotá, Colombia
Tesis presentada como requisito parcial para optar al título de: Magister en Medicina Alternativa, con profundización en Osteopatía y Quiropraxia Director (a): CLAUDIA SÀNCHEZ CORTES MD. MSc Medicina Alternativa, Área Osteopatía y Quiropraxia. Docente auxiliar Maestría en Medicina Alternativa, Facultad de Medicina Universidad Nacional de Colombia. Codirector (a): ABEL HERNÁNDEZ ARÉVALO MD. MSc Medicina Alternativa, Área Osteopatía y Quiropraxia, Medicina Física y Rehabilitación. Docente auxiliar Facultad de Medicina Universidad Nacional de Colombia. Revisión del Estado del Arte Universidad Nacional de Colombia Maestría en Medicina Alternativa Facultad de Medicina Bogotá, Colombia
Contenido
V Lista de figuras Pág. Figura 1: Cadena Musculoesquelética.………………………………………... 16 Figura 2: Cadena de Flexión……………………………………………………. 19 Figura 3: Cadena de Extensión…………………………………………………. 21 Figura 4: Cadenas Cruzadas de Apertura……………………………………... Figura 5: Cadenas Cruzadas de Cierre………………………………………... Figura 6: Cadena Visceral……………………………………………………….. Figura 7: Cadena Neurovascular……………………………………………...... 29
Introducción En occidente se ha considerado el cuerpo humano, como un sistema rígido, formado por huesos, músculos y articulaciones, que de manera aislada ejercen una función. Sin embargo, este paradigma se ha reemplazado por la percepción del cuerpo como una unidad autorregulada donde las acciones habituales, solo son ejecutadas si existe la integración y sincronización adecuada de cada individuo en su totalidad y de éste con el medio. El cuerpo humano es una estructura que se encuentra interrelacionada por el sistema miofascial, tanto a nivel macroscópico como microscópico, esta característica de continuidad, permite que el organismo se autorregule, inclusive con estímulos realizados a larga distancia (1). Para el médico osteópata, este sistema de comunicación, es la clave para comprender como un estímulo mecánico puede generar fenómenos bioquímicos, respuestas de adaptación celular y numerosos cambios en la organización estructural (1). Es decir, como, a través de la manipulación, la disfunción osteopática (lesión mecánica, funcional y estructural de naturaleza benigna y reversible, caracterizada por falta de movilidad y dolor) se corrige y el organismo se reequilibra. Desde la perspectiva filosófica de la medicina osteopática, el cuerpo es una unidad, un todo con una fuerte relación con el entorno. En esta unidad, la anatomía y la fisiología se encuentran integradas, formando un tejido de comunicación en la totalidad del cuerpo, una parte aislada carece de significado, pero un todo contiene la información e integración necesaria para que el médico osteópata acompañe al paciente e impulse su proceso de auto curación (1). Este principio osteopático del cuerpo como unidad, capaz de autorregularse, se refuerza y respalda con el concepto de tensegridad formulado por el arquitecto Richard Buckminster Fuller, en 1930: “un sistema estructural está constituido por elementos de compresión discontinuos conectados por elementos de tensión continuos. Debido a la forma en que se distribuyen las fuerzas tensionales y de compresión en su interior constituyen una estructura estable que es capaz de reaccionar e interactuar de manera dinámica” (1); dicho esto en términos de Biotensegridad, palabra acuñada por Donald Ingber, biólogo celular y patólogo de la universidad de Harvard, quien traslado este modelo a la célula “las fuerzas mecánicas son tan importantes como la señalización bioquímica en la configuración del desarrollo adecuado de las células, la función y los procesos patológicos” (1). El modelo biomecánico de Biotensegridad, explica y justifica a través de la fascia de tejido conectivo el efecto de la Osteopatía a todos los niveles de profundidad (1).
Si partimos del nivel microscópico, en la célula, como unidad más pequeña de vida y estructura íntegra, observamos como diversas modificaciones de su citoesqueleto (tejido de “sostén”) pueden generar cambios bioquímicos e incluso genéticos de gran importancia (1). Asimismo, la matriz extracelular actúa como una red continua, que además de dar soporte, incide en el comportamiento de las células adyacentes, generando cambios en su programación, que abarcan: supervivencia, desarrollo, migración, proliferación, forma y función (2). A nivel macroscópico, el sistema miofascial que actúa como tejido integrador e interconector a lo largo de todo el cuerpo (red tridimensional continua de tejido conectivo y cadenas musculares), es capaz de redistribuir las fuerzas producidas por diferentes estímulos mecánicos en todas las direcciones, reequilibrando la estructura e inclusive creando cambios y respuestas bioquímicas a larga distancia (1). El modelo de las cadenas fisiológicas, integra la anatomía humana con la fisiología, la biomecánica y la patología (3). Hace énfasis en la interrelación entre todas las partes del cuerpo (3), revalidando los principios fundamentales de la filosofía de la medicina osteopática: la unidad del cuerpo (cuerpo- mente y espíritu en búsqueda del equilibrio), la estructura gobierna la función (enfermedad como efecto del cambio físico), la autocuración y la regla de la arteria absoluta (mala circulación se traduce en enfermedad) (3). Este modelo, pretende identificar las disfunciones que afectan el cuerpo del paciente y son las responsables de una mala dinámica que produce un deterioro del equilibrio general del organismo (3). A partir de un completo y profundo examen músculo esquelético y de las cavidades torácica, abdominopélvica y craneal (3) (evalúa las relaciones existentes entre el continente- cavidad- y el contenido – órganos-), se realiza un diagnóstico de la lesión osteopática y se instaura un tratamiento manual global con el fin de reestablecer el equilibrio del cuerpo, rearmonizando la función y liberando las tensiones y compensaciones secundarias a la lesión (3). Es decir, se obtendrá como resultado una dinámica sana de nuestro paciente (3). Basados en los antecedentes, una completa revisión bibliográfica y la integración del conocimiento de las cadenas fisiológicas, en este capítulo se describirá: la anatomía, la repercusión en la biomecánica, el diagnóstico y tratamiento de la disfunción somática.
global de los músculos y recuperan la adecuada morfología corporal, partiendo de la consecuencia hasta llegar a la causa de la lesión (6). Leopold Busquet, Osteópata francés, retoma los estudios realizados por sus antecesores en el campo de las cadenas musculares, pero profundiza los conocimientos en anatomía y fisiología del cuerpo humano. Decide aclarar y desarrollar nuevas propuestas sobre estas bases para generar su propio método “las cadenas fisiológicas”. En primer lugar, determina cadenas musculares claras y precisas respetando la anatomía, sin separar los músculos según su tipo fisiológico, estático o dinámico e integra la anatomía humana completa con la fisiología, la biomecánica y la patología. Así mismo habla de la globalidad del examen y el tratamiento, concibiendo el cuerpo como una unidad “no se puede tratar de manera global a un sujeto decapitado e inversamente no se puede tratar solo el cráneo ignorando el cuerpo, no se puede tratar de manera global un sujeto eviscerado” (7). Leopold Busquet construye así un método con un enfoque global para liberar los puntos de tensión con el fin de devolver una buena motilidad tisular, una mejor función y una mejor estática en estas diferentes cadenas fisiológicas.
2. Fundamentos conceptuales El cuerpo humano es un organismo perfecto y equilibrado fisiológicamente, regido por tres leyes: 1. Equilibrio (físico, mental y biológico), 2. Economía (consumo de la menor energía posible) y 3. Comodidad (rechazo al sufrimiento y eliminación del dolor mediante cambios adaptativos) (3). El hombre, regido por estas tres leyes, debe administrar cuatro funciones principales: la estática, los movimientos, el equilibrio y las compensaciones (3). Para cumplir con este fin, cuenta con siete cadenas fisiológicas (estructuras integradoras): 1. La cadena estática posterior, 2. Las cadenas de flexión, 3. Las cadenas de extensión, 4. Las cadenas de apertura, 5. Las cadenas de cierre, 6. La cadena visceral y 7. La cadena neurovascular (3). Su adecuado funcionamiento, hace posible mantener el equilibrio del cuerpo e impulsa su capacidad auto curativa y auto regeneradora. Recordemos que el cuerpo es una unidad, indivisible, interconectada e integrada. Desde esta perspectiva el método de las cadenas fisiológicas basa su aplicabilidad en la existencia del sistema miofascial, que rodea, protege e incide sobre el funcionamiento del total de las estructuras del organismo y por tanto puede actuar como causa o como consecuencia de las diferentes disfunciones o patologías en
cualquier segmento corporal. Significa entonces que todas las funciones mecánicas y fisiológicas van a depender del buen funcionamiento de dicho sistema. La medicina Osteopática, define la disfunción somática como “una restricción funcional, independiente, que no incluye enfermedades o entidades patológicas como infección o malignidad, ruptura de tejidos, contusión grave, fractura o dislocación, malformación o anquilosis” (8). La clasifica, además, de acuerdo a su duración en aguda (menos de tres meses) o crónica (más de tres meses) y de acuerdo a su orden de aparición en lesión primaria (la original) y lesión secundaria (compensatoria) (8). El método propuesto por Busquet, explica la existencia de estas disfunciones de acuerdo a la organización funcional del cuerpo y los mecanismos fisiológicos y adaptativos que se presentan ante la enfermedad. El esquema fisiológico tiene como prioridad la conservación del equilibrio- homeostasis (la función gobierna a la estructura, un mal funcionamiento derivará en alteraciones o cambios estructurales), mientras que el esquema adaptativo propende por el equilibrio, pero da prioridad a la eliminación del dolor y el sufrimiento (la estructura gobierna la función, de manera adaptativa, una alteración o cambio estructural generará daños en la función) (3). Es por esto que el tratamiento en el método de las cadenas fisiológicas va dirigido hacia las disfunciones y no a las patologías. Su objetivo es relajar las tensiones para permitir al organismo recuperar su funcionamiento fisiológico natural, modificando el Patrón neuromuscular y mejorando la estática, la movilidad y el trofismo (9). La anatomía y la fisiología aplicadas le dan coherencia al funcionamiento y al tratamiento de las disfunciones. De acuerdo, a los fundamentos anteriormente expuestos, se describen tres ejes que direccionan este método: 1. El examen: debe incluir una completa anamnesis, un examen postural y una evaluación funcional de cada cadena, 2. La síntesis: es un momento de gran relevancia, pues el médico debe estar en la posibilidad de reunir y procesar toda la información que ha obtenido del primer eje para emitir un diagnóstico y un tratamiento lógico y coherente con su dictamen y 3. El tratamiento manual específico para los hallazgos realizados: este proceso se basara en posturas de relajación o distensión tisular (relajar el organismo para permitir que recupere su funcionamiento fisiológico), posturas de realineación, técnicas de dinamización y técnicas de propioceptividad (reequilibrio del musculo esquelético) ( 9 ).
tiempo en contracción, alterando su vascularización e induciendo atrofia, contracción y fibrosis. No es el reforzamiento muscular el factor principal de la estática, el músculo tiene una función rítmica, no estática (11). La estática del hombre de pie, está establecida sobre un desequilibrio anterior, secundario al trazo de la línea de gravedad, que sitúa dos tercios del total del peso corporal en el plano anterior y solo un tercio de este peso en el plano posterior. En bipedestación y reposo no nos encontramos nunca en equilibrio, sin embargo el cuerpo está tan perfectamente construido, que esta función se encuentra asegurada por el tejido conjuntivo o fascia (vainas, tendones, tejido conjuntivo intramuscular, periostio, capsulas, ligamentos, aponeurosis, peritoneo, pleura, pericardio y meninges), su relación con las vísceras y las presiones internas derivadas de dicha relación (11). Como este desequilibrio está dirigido hacia adelante, el movimiento se inicia con un gasto mínimo de energía, lo que favorece la economía corporal, segunda ley fisiológica. Este desequilibrio en reposo, se “reequilibra” permanente con el movimiento. Los músculos inician el movimiento y gestionan el equilibrio de cada articulación para que este sea coordinado (11). Constantemente nuestra estática está cambiando, aunque parezca contradictorio de acuerdo a la definición propia del término, el cuerpo realiza cambios adaptativos de esta función en relación a la actividad física, las lesiones traumáticas y a una amplia gama de patologías estructurales y psicológicas que alteran las relaciones entre el musculo esquelético y los órganos contenidos en las tres cavidades anatómicas descritas anteriormente. Como la estática no depende de los músculos, si no del tejido conjuntivo y de las relaciones existentes entre el musculo esquelético y las vísceras (presiones resultantes), como se ha establecido anteriormente, es lógico entonces que el tratamiento de su alteración tampoco es el fortalecimiento muscular. La función estática, al estar relacionada con la función de reequilibrio, se reestablece mediante un tratamiento dirigido con trabajo propioceptivo, es decir trabajo encaminado a optimar el equilibrio postural, la estabilidad articular y las sensaciones consientes periféricas (11).
El movimiento está definido clásicamente como el cambio de la posición de un cuerpo a lo largo del tiempo con respecto a un sistema de referencia (10). La característica principal para que se genere un movimiento, es el reequilibrio del peso alrededor de la línea de gravedad, función que ejercen las cadenas
fisiológicas al coordinar el cuerpo de manera global ( 9 ). Todos los movimientos del cuerpo, están programados y gestionados por estas cadenas y poseen una cualidad importante: la libertad , que permite la existencia de una mayor precisión, coordinación y variedad en los movimientos (11). Existen tres movimientos básicos: la flexión, la extensión y la torsión, a partir de ellos las cadenas fisiológicas en conjunto crean el resto de los movimientos corporales (11), la asociación de diferentes cadenas generan los movimientos más complejos: flexión, rotación, traslación, pronación y supinación (tabla 1). Esta es la base para afirmar que dentro del esquema de las compensaciones, las cadenas son capaces de generar cualquier modificación estática (cifosis, lordosis, escoliosis) para eliminar el dolor. La adecuada programación de las cadenas fisiológicas está relacionada con una adecuada expresión corporal (11). Por el contrario su hiperprogramación se corresponde con posturas compensatorias dirigidas a rechazar el sufrimiento corporal. Si las cadenas fisiológicas están afectadas por compensaciones estáticas se alteran todos los movimientos corporales (11). Por tanto el tratamiento de los componentes de base de las deformaciones (las cadenas) controla la disfunción. Tabla 1. Movimientos. Combinación de cadenas Movimiento Resultante Cadena de flexión + cadena de extensión Flexión lateral Cadena de cierre + cadena de apertura Rotación - traslación Cadenas de flexión+ cadenas de cierre Cierre y pronación Cadenas de extensión + cadenas de apertura Apertura y supinación Cadenas de flexión + cadenas de apertura Traslación anterior Cadenas de extensión + cadenas de cierre Traslación posterior
piriforme, la fascia de los obturadores, la fascia endopelviana, la fascia del periné, el ligamento anococcigeo y el centro tendinoso del periné (9). C. Miembros superiores: se prolonga con el esqueleto conjuntivo del miembro superior, la aponeurosis del trapecio, la aponeurosis pectoral, la aponeurosis y fascículos deltoideos, la capsula y los ligamentos de la articulación escapulohumeral, el tabique intramuscular lateral y medial y la aponeurosis braquial. Continua su recorrido hacia el antebrazo y la mano uniéndose a la capsula articular y ligamentos del codo, la aponeurosis antebraquial, el tabique interóseo, el ligamento anular del carpo, las capsulas y ligamentos de la muñeca y los dedos y termina en las aponeurosis palmares (9). D. Miembros inferiores: En los miembros inferiores parte de la cavidad pélvica y se continúa con la aponeurosis del glúteo, el tracto iliotibial y la fascia lata. A este nivel se divide en un tracto lateral y un tracto posterior para cada pierna. El tracto lateral está conformado por el tabique intramuscular lateral, los tabiques intermusculares mediales, la fascia del peronero y la aponeurosis plantar. El trayecto posterior lo continúan la membrana interósea de la pierna, la arcada fibrosa del soleo, la lámina del soleo, el tendón calcáneo y la aponeurosis plantar (12). Figura 1. Cadena Musculoesquelética. Esta cadena es la encargada de asumir la función estática corporal. Sin embargo, a pesar de su existencia el cuerpo podría caer hacia adelante, por esta razón existen
dos apoyos anteriores que mantienen el equilibrio, la cavidad abdominal que constituye un apoyo hidráulico y la cavidad torácica que establece un apoyo neumático (9). Por tanto, la función estática está garantizada por el conjunto de tejido conjuntivo y las presiones internas, es decir, la relación entre el musculo esquelético y las vísceras o relación entre el continente y el contenido.
Son dos cadenas, una izquierda y una derecha, dispuestas en el plano anterior del cuerpo, a lado y lado de la línea media. Estas cadenas realizan el enrollamiento físico (flexión corporal), a nivel de las vértebras al realizar la flexión generan cifosis y a nivel comportamental están relacionadas con la introversión (9). Están conformadas por los siguientes músculos: A. Cabeza y cuello: los músculos se disponen en dos planos que respetan el paquete anatómico conformado por la vía aérea y el tubo digestivo, de tal manera que no se genere estrangulación con los movimientos realizados. En el plano posterior o prevertebral, encontramos los músculos: largo del cuello, largo de la cabeza, intertransverso anterior, recto anterior y recto lateral de la cabeza. En el plano anterior, se disponen los músculos: esternotiroideo, tirohioideo, esternohioideo y estilohioideo. Todos estos se continúan con la mandíbula y la articulación temporo mandibular- ATM- a través de los músculos: temporal, pterigoideo medial, masetero y genihioideo, de manera similar se continúan en la cara con la gálea aponeurótica (9). B. Tórax, abdomen y pelvis: en este segmento anatómico encontramos como parte de las cadenas de flexión, los músculos: intercostales internos, rectos abdominales y piramidal del Abdomen. En la pelvis se prolongan con los músculos elevador del ano y transverso del periné (9). C. Miembros superiores: las cadenas a este nivel, se prolonga con los músculos: coracobraquial, braquial, porción corta y porción larga del bíceps braquial, palmar largo, flexor radial corto, flexor cubital del carpo, flexor superficial y flexor profundo de los dedos, flexor largo y flexor corto del pulgar, flexor corto del dedo meñique y los lumbricales ( 9 ).
Figura 2. Cadena de Flexión. Los signos de sobreprogramaciòn de la cadena de flexión son: enrollamiento, cifosis- flexum (12). Los enlaces anteriores de las cadenas de flexión se continúan con los enlaces posteriores de las cadenas de extensión (9).
Al igual que las cadenas de flexión son dos, derecha e izquierda, pero a diferencia de estas se ubican en el trayecto posterior del cuerpo a lado y lado de la línea media. Realizan la extensión del tronco, al hacer extensión a nivel vertebral generan lordosis, frenan el enrollamiento de la cabeza, enderezan la columna cervical y a nivel comportamental están relacionadas con el desarrollo psicológico ( 9 ). Están conformadas por los siguientes músculos: A. Cabeza y cuello: las CE, a este nivel anatómico están compuestas por múltiples músculos que se agrupan en cuatro segmentos, de acuerdo a la altura de su inserción en la región cervical. En la región suboccipital, están los músculos: rectos posteriores de la cabeza mayor y menor. En el nivel cervical superior, encontramos los músculos: esplenio de la cabeza, longisimo de la cabeza y semiespinoso de la cabeza. En el nivel cervical medio, las cadenas de extensión
se continúan con los músculos: esplenio del cuello, interespinoso del cuello e intertransverso posterior. En el segmento cervical inferior, esta cadena se prolonga con los músculos: iliocostal del cuello, longisimo del cuello y semiespinoso del cuello (9). Dependiendo de su nivel de inserción, los músculos ejecutan su acción de extensión. Las CE no paran en el cráneo, se continúan hacia la ATM y la mandíbula con los músculos digástricos y pterigoideos laterales, cuya acción es la apertura mandibular (9). Existe un enlace intracraneal entre las cadenas de extensión y flexión: la hoz del cerebro (9). Donde se interconectan e integran. B. Tórax, abdomen y pelvis: en este segmento las CE se disponen en tres planos anatómicos: un plano profundo, conformado por los músculos cuadrado lumbar (fibras iliocostales), intertransversos, interespinosos, transverso espinosos, intercostales internos y elevadores de las costillas. Un plano medio, en el que se encuentran los músculos: espinoso torácico, longisimo torácico e iliocostal lumbar y por último, un plano superficial en el que se sitúan los músculos serrato postero superior y serrato postero inferior. A nivel de la pelvis se prolongan con el fascículo profundo del glúteo mayor ( 9 ). C. Miembros superiores: las CE se prolongan a este nivel, con los músculos: tríceps braquial, extensor radial largo y corto del carpo, extensor cubital del carpo, extensores de los dedos, extensor largo y corto del pulgar, extensor propio del índice y extensor propio del meñique ( 9 ). D. Miembros inferiores: En los miembros inferiores, las CE parten de la cavidad pélvica y se continúan con los músculos: glúteo mayor, cuadrado femoral, recto femoral, vasto intermedio, soleo, flexor corto de los dedos del pie, interóseos, extensor corto de los dedos del pie y extensor corto del hallux (12). Las cadenas de extensión realizan la extensión de los diversos segmentos corporales (tabla 3) (3). Tabla 3. Cadena de Extensión. Segmento corporal Acción ejecutada mediante la extensión CABEZA Tensiones longitudinales del cuadrante posterior occipital CARA Elevación de las cejas, los parpados, la nariz y el orbicular de los ojos, apertura de la mandíbula.