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El documento aborda la compleja cuestión del sentido de la vida, explorando diferentes perspectivas filosóficas y cuestionando la posibilidad de alcanzar una respuesta universal. Se discute la naturaleza subjetiva del sentido de la vida, las diversas interpretaciones del término 'sentido' y la dificultad de los filósofos para abordar esta pregunta fundamental. El texto plantea que el sentido de la vida tiene una cierta aspiración al bien, pero que su carácter subjetivo impide llegar a una visión objetiva y definitiva. Finalmente, se reconoce que, a pesar de la importancia del tema, este ha sido opacado por nuevos cuestionamientos, aunque sigue siendo una preocupación constante para el ser humano en su búsqueda de trascender su parte animal y encontrar respuestas sobre lo que hay más allá de la muerte.
Tipo: Monografías, Ensayos
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Hablar del sentido de la vida puede parecer un tema trivial ; sin embargo, ¿acaso no nos hemos cuestionado si todo lo que se ha vivido hasta ahora tiene algún sentido? No se trata simplemente de encontrar las respuestas a: por qué vivimos o por qué estamos aquí. Antes de ello, debemos insistir en descubrir el verdadero significado del para qué vivimos , que nos lleva como seres individuales a adquirir una expresión única. Frankl (1989) afirma en El hombre en busca de sentido que “como seres humanos no tenemos la obligación de definir el sentido de la vida en términos universales. Pues cada uno lo hará a su manera, a partir de nuestro potencial y experiencias en nuestro día a día. E incluso nosotros mismos tendremos un propósito vital en cada etapa de nuestra existencia ”. ¿Acaso es posible llegar a una verdad universal sobre el sentido de la vida? ¿Quién está seguro al 100% de la finalidad de vivir? Nadie, porque supone llegar a un consenso universal cuando vivimos en una sociedad en la que cada ser experimenta situaciones individuales y, por lo tanto, el vivir de cada persona puede llegar a ser similar, más nunca igual a otro, y pueden ser esas pequeñas o grandes diferencias las que alteren el sentido de la vida de cada uno. Por ello, cada vida debe seguir su propio cauce para encontrar su sentido. ¿A qué nos referimos cuando hablamos del sentido de la vida? Si entendemos sentido como un sinónimo de finalidad y a la vida como aquello comprendido entre el nacimiento y la muerte, podemos definir al sentido de la vida como la finalidad o el propósito de nuestro camino y, por ende, de nuestras acciones. Pero, ¿es ese realmente el significado que se debe dar? ¿Qué tanto nos puede ayudar a descubrir esa finalidad? En Hablar del sentido de la vida, Grondin (2012) profundiza un poco más sobre este término que parece tan simple a primera vista y le otorga tres interpretaciones: El primero, se propone como un sentido direccional que se refleja en una característica del movimiento, la extensión entre la vida y la muerte. De esta primera interpretación es que nos cuestionamos o -como prefiero decir- tenemos las esperanzas de que nuestra vida nos conduzca a algo y no sea -como lo es para Sartre- una pasión inútil , o en otras palabras, un simple tránsito hacia la muerte que conlleva al fin de la existencia.
de esa pregunta. Hablan muy poco de esa pregunta porque es una pregunta que desdeñan. Cuando hablo con filósofos de esa pregunta, se sonríen, dicen que es una pregunta rara. Dicen que no es una pregunta científica, que no permite una respuesta de la ciencia dura. (Grondin, 2012, pp. 72) Podemos sentir una profunda decepción ante las respuestas de estos filósofos, especialmente de aquellos con posiciones del positivismo quienes consideran este problema como una mera especulación teórica , haciendo dudar de su compromiso con la filosofía. No obstante, ¿será que realmente los filósofos han desdeñado la pregunta del sentido de la vida por carecer de importancia? ¿O es ante su alta complejidad que se han dado por vencidos? La respuesta a esto no es posible de responder con certeza, pues no tenemos -que se sepa- la habilidad para leer los pensamientos de estos filósofos, pero sí podemos ver como estos se han comenzado a cuestionar sobre los nuevos problemas, mientras que, la vida como tal y el sentido de esta, han perdido relevancia pasando a un segundo o tercer plano. Pero, ¿no es acaso el sentido de la vida una pregunta realmente esencial para la filosofía? No exactamente, pues aunque esta pregunta exista quizás desde el inicio de los primeros filósofos, fue recién a mitad del siglo XIX cuando se empezó a plantear como tal y como respuestas a esto podemos encontrar al mismo Aristóteles diciendo que todos los seres humanos buscan naturalmente la felicidad o incluso a Santo Tomás de Aquino hablando sobre cómo la beatitud humana consiste en la visio beatifica o la visión de Dios. Pero aún teniendo estas respuestas, no veo posible llegar a un fundamento universal. Del primero, debo resaltar que la felicidad es una de las principales respuestas que se le atribuye al sentido de la vida y quizás todas las personas busquemos "ser felices"; sin embargo, la felicidad no es lo mismo para una persona que vive en la pobreza que para aquellos que viven dentro de la riqueza, ni para aquellos que se encuentran enfermos o sanos. También quiero recalcar que casi siempre el concepto de vida está acompañado de la muerte, y si en este caso nos referimos a los suicidas, deberíamos afirmar que estas personas ¿no habrían logrado el sentido de su vida o acaso su vida carecía de un sentido que por eso no podían sentirse felices? Si cualquiera de estas respuestas es tomada como verdad, la felicidad se tornaría en una propuesta desalentadora por la que no habría la seguridad de apostar. Ahora, si nos referimos al segundo planteamiento, debemos decir de forma muy concisa que la visión beatifica de Santo Tomás se basa en la existencia de un Dios, y que sin la
existencia de este ser superior , quedaría descartada. Por lo cual esta propuesta no sería apta para aquellos que no creen en él. Además de esto, existe una diversidad de religiones y no se puede afirmar que todos los dioses tengan una visión en común con respecto a la vida; por lo que cada religión podría ofrecer un sentido de la vida distinto. Para mí y concordando con Grondin -y que aquellos que lean esto son libres de cuestionar- el sentido de la vida tiene una cierta aspiración al Bien, tómese este como la búsqueda de lo mejor. Y digo cierta, porque mi visión del Bien no necesariamente corresponde al de la persona que lee esto y ni siquiera a la de Grondin. Pero, ¿el bien no es lo mismo que la felicidad? Por mucho que se tratan como sinónimos, no lo son. Debe tomarse el bien, como se menciona anteriormente, como la búsqueda de lo mejor sin tener el prejuicio de si eso nos hace felices o puede considerarse como la felicidad. En cualquiera de los tres planteamientos, el sentido de la vida se aprecia desde un punto de vista subjetivo y no se logra una visión objetiva que permita dar una respuesta fija. Entonces, si no podemos hablar del sentido de la vida como algo universal, ¿realmente la vida tiene sentido? ¿Cómo se puede vivir si no hay sentido? El ser humano tiende a la idea de la existencia de que hay un sentido en la vida. El mismo Sócrates dijo en algún momento que la gran esperanza, es que esta esperanza del sentido de la vida -que se encuentra siempre en nuestra experiencia- debe nutrir y alimentar , nuestra expectativa de que la vida misma tenga sentido. Porque quien lo niega ya lo presupone al negarlo, pues tiene la expectativa del sentido. Finalmente, sabiendo que existe un sentido de la vida -ya sea que esté inherente a esta o se construya-, el lograr obtener una respuesta universal al sentido de la vida se torna complejo para el hombre. Primeramente, por tener una gran subjetividad , pues los acontecimientos en la vida del hombre nos obligan a profundizar en esta de forma individual. Somos seres humanos que no solo se mueven por el mundo, sino que actúan con un sentido propio, del que se desconoce su propósito. Pero este problema se dificulta -realmente- porque a pesar de tener una gran importancia dentro de la Filosofía, se ha visto opacado por la llegada de nuevos cuestionamientos que pasaron a ser más importantes ante los ojos del mundo y de los filósofos. Sin embargo, aunque se le pueda denominar como un tema trivial, el problema del sentido de la vida nunca dejará de existir porque somos conscientes de nuestra finitud temporal en lo que conocemos como mundo; y por ello, seguiremos cuestionando esto, seamos o no, filósofos profesionales. Pues el hombre se encuentra en una constante búsqueda de la trama de la
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