















































Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
Este documento analiza los inicios de la revolución haitiana y los primeros movimientos independentistas en américa latina a finales del siglo xviii y principios del xix. Describe cómo la convocatoria de los estados generales en francia desencadenó una gran sublevación de esclavos en saint-domingue (haití) en 1791, liderada por toussaint louverture, quien logró expulsar a los ocupantes ingleses y franceses y proclamar la independencia de haití en 1804. También se abordan los primeros intentos de formar juntas de gobierno en nueva españa, cuba y otras colonias hispanoamericanas a partir de 1808, así como los levantamientos armados en charcas y quito en 1809. Además, se analiza el papel de precursores de la independencia como francisco de miranda y el inicio de los movimientos independentistas en méxico, venezuela, nueva granada y el río de la plata. En conjunto, este documento ofrece una visión general de los orígenes y primeras etapas de los procesos de independencia en américa latina.
Tipo: Apuntes
1 / 55
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
155
eSTAllIDo De lA lUCHA INDePeNDeNTISTA
as luchas por la emancipación, en lo que hoy denominamos América latina, comenzaron en 1790 con la revolución hai- tiana y finalizaron con las campañas liberadoras de Simón Bolívar en Perú y Alto Perú, cerradas en forma magistral con la victoria militar patriota en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. No obstante, la completa liberación del territorio hispanoamericano, con las excepciones de Cuba y Puerto Rico, no se logró hasta 1826. Por tanto, desde 1790 y hasta 1826, durante algo más de treinta y cinco años, se desarrolló la contienda por la primera independencia de nuestra América, aunque la problemática de la emancipación se extendió, de cierta forma, hasta fines de esa misma década (1830). la liberación de América latina formó parte de una época de revoluciones que, a escala del mundo occidental, se inauguró a fines del siglo xviii, bajo el influjo de las concepciones anti feudales y an- ticlericales de la burguesía europea, cimentadas por el pensamiento ilustrado. el inicio de las revoluciones modernas en las colonias ingle- sas de Norteamérica y en europa puso a la orden del día en América latina el problema de la independencia. la revolución francesa, muy en especial, proporcionó el lenguaje y los imaginarios políticos, así como las concepciones sobre la natu- raleza del vínculo social y de las condiciones de subordinación. la independencia de América latina se ubica, por tanto, dentro de lo que pudiéramos catalogar de ciclo de las revoluciones burguesas o modernas, orientadas a eliminar los obstáculos al avance capitalista.
156 Sergio Guerra Vilaboy en este sentido, los procesos desencadenados en los territorios comprendidos desde Texas hasta la Patagonia, estuvieron conectados con los acontecimientos que sucedían del otro lado del Atlántico, ligados, en forma directa o indirecta, a la revolución francesa y sus secuelas: la crisis política generada por la expansión napoleónica so- bre españa y Portugal. Un proceso de transformaciones a favor del avance capitalista que en el continente americano se había iniciado desde un poco antes, pues tuvo su preludio con la independencia de las trece colonias inglesas de Norteamérica (1776-1783). las revoluciones independentistas latinoamericanas se organi- zaron en condiciones políticas y económicas muy diversas y adqui- rieron rasgos singulares en cada región, ya que respondían a diferen- tes escenarios socioeconómicos. A pesar de sus peculiaridades, todas estaban enlazadas no solo por la lucha común contra la opresión económica y política de las metrópolis europeas y la aparición de embrionarios sentimientos nacionales en los pueblos sublevados, sino también por parecidos fundamentos y similares objetivos que tenían que ver, en última instancia, con la demolición de las trabas al avance capitalista. en muchas colonias la independencia era dirigida por repre- sentantes de los comerciantes, intelectuales y hacendados criollos, mientras la de Haití fue conducida por elementos salidos de los barracones de esclavos. lo ocurrido en esta colonia francesa fue una muestra de las agudas contradicciones sociales latentes en el hemis- ferio, como también las constantes rebeliones de esclavos e indíge- nas ocurridas en todos los siglos coloniales. No obstante, el proceso independentista en América latina, con las excepciones de Haití y México, fue un movimiento dirigido por la aristocracia criolla. las élites de cada localidad, pretendieron manipular en su provecho la inesperada coyuntura externa de extrema debilidad me- tropolitana de fines del siglo xviii y principios del xix, convencidas de su capacidad para ocupar el poder y desplazar a los funcionarios coloniales, sin alterar las bases del viejo sistema de dominación. eso fue lo que ocurrió, incluso, en un primer momento, en la posesión francesa de Saint Domingue, la más rica economía de plantación del hemisferio.
158 Sergio Guerra Vilaboy perpetuar sus privilegios. Por ello los plantadores y ricos comercian- tes blancos enviaron sus representantes a Versalles y crearon, a fines de 1789, sus propias legislaturas en las tres provincias de la colonia. en abril de 1790, los grandes blancos inauguraron en Saint Marc, pequeña población de la costa central, la llamada Asamblea General de la Parte Francesa de Santo Domingo , que se pronunció por reformar el sistema monárquico absolutista. A este congreso solo tuvieron acceso los representantes blancos de los propietarios de más de 20 esclavos. Para demostrar su desprecio hacia los mulatos y negros libres, se ordenó a las tropas que custodiaban la reunión impedir la entrada a las gentes de color. la manifiesta hostilidad de este cónclave hacia la burocracia colonial condujo al gobernador, Conde de Peynier, a disolverla por la fuerza el 8 de agosto de 1790, tras catalogar a sus miembros de enemigos del rey. Casi a la par, los plantadores mulatos comenzaban a exigir el cumplimiento de las resoluciones igualitaristas de la Asamblea Nacional francesa del 8 de marzo de 1790. los peticionarios fueron víctimas de sangrientas represalias en la isla, mientras en la metró- poli sus gestiones resultaban infructuosas, a pesar del apoyo del club filantrópico parisino de Los amigos de los negros – en realidad de los mulatos. Uno de los líderes del movimiento, Vincent ogé, regresó a Saint Domingue el 23 de octubre de 1790 y exigió la igualdad civil y el derecho de sufragio. Perseguido, a ogé no le quedó otra alternativa que levantarse en armas con algunos de sus partidarios. Negado a dar participa- ción a los esclavos, el líder mulato fue aislado, derrotado y ejecu- tado salvajemente, el 25 de febrero de 1791. Desde ese momento los mulatos y negros libres comprendieron que todos los blancos, sin distinción de clases, incluyendo a las autoridades coloniales, no pensaban concederles los derechos a que aspiraban, lo que explica que se sucedieran nuevas rebeliones como las de André Rigaud y el ex esclavo negro Henri Christophe. Fue entonces, el 14 de agosto de 1791, cuando comenzó la gran sublevación de esclavos en el norte – donde se concentraba más de la mitad de los trabajadores negros forzados–, que arrebató la dirección
Nueva historia mínima de América Latina. Biografía de un continente (^) 159 del proceso revolucionario en ciernes a los plantadores mulatos. la insurrección comenzó al llamado de un sacerdote vodú de origen jamaicano, el esclavo Boukman, quien no sobrevivió a los primeros combates. entre los jefes más importantes de la rebelión figuraban Jean Francois Papillón, George Biassou y Toussaint louverture. el alzamiento esclavo se extendió por todas las llanuras del norte, la parte más rica de la colonia, aunque su influencia fue menor en las plantaciones del sur y el oeste, protegidas del conta- gio revolucionario por un verdadero dique de puestos fortificados construidos apresuradamente por los colonos. Así, mientras el norte quedaba destruido y bajo control de los esclavos sublevados
Nueva historia mínima de América Latina. Biografía de un continente (^) 161 Sonthonax proclamó la libertad absoluta de los esclavos y sus plenos derechos como ciudadanos de Francia. Saint Domingue se convirtió en el primer territorio americano sin esclavitud, situación validada por la convención francesa el 4 de febrero de 1794. louverture aprovechó la oportunidad para romper su infeliz colaboración con los españoles (18 de mayo de 1794). Acompañado por Dessalines, Christophe, Charles Belair y su sobrino Moysse, entre otros jefes negros, louverture derrotó en fulminantes opera- ciones a sus antiguos compañeros Jean Francois y Biassou, quienes mantenían su alianza con españa, e impidió que los ingleses se apoderaran de Gonaives. los impresionantes éxitos militares de louverture, a nombre de la república francesa, se consolidaron en octubre de 1795 cuando se conoció la paz de Basilea. Por medio de este tratado, impuesto por la Francia revoluciona- ria a españa, la isla de la española pasó íntegramente a la soberanía francesa, a la vez que se licenciaban y expatriaban las tropas auxiliares negras de Jean Francois, Biassou y Gil Narciso. en recompensa por sus méritos de guerra, la convención ascendió al grado de generales de brigada a los mulatos Rigaud, Bauvais y Villate, así como a un ex esclavo que bordeaba los 50 años: louverture. eliminada españa, la contienda prosiguió contra Inglaterra. Pero cuando las fuerzas de louverture, Rigaud y Beauvais se enfras- caban en la lucha contra los británicos, el general Villate se apoderó manu militari del Cabo e impuso su propio gobierno, respaldado por una camarilla de mulatos ricos. el 30 de marzo de 1796, el ejército de louverture atacó la ciudad y liberó al gobernador francés etienne laveaux. en agradecimiento, louverture fue nombrado segundo gobernador y ascendido a general de división. la trayectoria ascendente del jefe negro antiesclavista continuó después gracias a sus decisivas victorias sobre los ocupantes ingleses, lo que le valió el nombramiento de comandante en jefe del ejército francés en Saint Domingue (mayo de 1797). Tras el regreso a Francia de laveaux y Sonthonax, louverture asumió también el gobierno de la colonia y se consagró a la tarea de expulsar a los ingleses con la activa colaboración de los ejércitos sureños guiados por Rigaud. en esas condiciones, Inglaterra tuvo que pactar la evacuación de sus
162 Sergio Guerra Vilaboy desmanteladas fuerzas, minadas por las enfermedades tropicales, el 31 de agosto de 1798. Más adelante, louverture derrotó también a los líderes mulatos (Rigaud, Petion y Beauvais), adueñados de todo el territorio sureño. este resultado facilitó su plan para apoderarse de la vecina colonia española de Santo Domingo (enero de 1801), en cumplimiento de lo dispuesto en Basilea (1795), pues consideraba que la isla era in- divisible. en calidad de gobernador vitalicio de toda la española (constitución del 8 de julio de 1801), louverture promulgó varias leyes encaminadas a revivir la arruinada economía de la colonia. Para tratar de revitalizar las grandes plantaciones, ofreció de- volverlas a los colonos blancos – en el sur y el oeste los propietarios mulatos se encargaron de llenar el vacío dejado por los grandes blan- cos – y garantizar una mano de obra estable con los antiguos esclavos, convertidos en peones libres adscriptos a la tierra mediante un siste- ma de trabajo asalariado obligatorio. los generales negros jefes de distritos, muchos de ellos antiguos esclavos, eran a la vez inspectores de cultivos, encargados de velar por la disciplina de los trabajadores, incluida la prohibición del cambio de residencia. indePendencia de haití: dessaLines y Petion el 1 de febrero de 1802 apareció frente a las costas de Saint Domingue un poderoso cuerpo expedicionario francés de más de 20 mil hombres, a las órdenes del general Victor emmanuel leclerc, enviado por Napoleón con el propósito de devolver la isla a su viejo status. en esta empresa colonialista se habían enrolado varias des- tacadas figuras exiliadas de la gente de color , Rigaud, Villate, Petion y Jean Pierre Boyer – devenidos en enemigos irreconciliables de louverture–, lo que facilitó que todo el sur se pronunciara a favor de los invasores. los descarnados planes restauradores de leclerc y las noticias del restablecimiento por los franceses de la esclavitud en Martinica y Guadalupe, levantaron la tenaz resistencia de los ejércitos negros. Muy en especial Christophe en Cabo Francés, Dessalines en Saint
164 Sergio Guerra Vilaboy el 1 de enero de 1804, ante una imponente multitud reunida en Gonaives, el máximo jefe de los patriotas, Dessalines, ratificado en esa condición por un segundo congreso nacional, proclamó la cons- titución de la República de Haití. De esta forma, el primer estado independiente de América latina, adoptó el viejo nombre aborigen de la región montañosa de la isla. Dessalines, coronado emperador el 8 de octubre de 1804, adoptó una serie de disposiciones revolucionarias que aseguraron la irreversibilidad de la abolición de la esclavitud, el reparto de tierras entre los campesinos desposeídos y la prohibición a los extranjeros blancos de tener propiedades en Haití. Pero la historia posterior de Haití, tras el asesinato de Dessalines (1806), quedaría ensombrecida por las violentas pugnas por el poder entre la tradicional élite mulata del sur y el oeste y la emergente capa de terratenientes, conformada por los generales negros, apropiados de las abandonadas plantacio- nes de los antiguos colonos blancos. rePercusión de La revoLución haitiana los acontecimientos haitianos tuvieron un enorme impacto en todo el continente y, muy en especial, en el Caribe, alentando las luchas liberadoras de la discriminada población negra y mulata y las dotaciones de esclavos. Rebeliones de esclavos ocurrieron desde 1793 en distintas islas del Caribe, tanto de las Antillas Mayores como Menores – Guadalupe, San Vicente, Grenada y otras–, así como en otras partes del hemisferio. Al igual que había ocurrido en Saint Domingue, mulatos y ne- gros libres impusieron un gobierno propio en la isla de Guadalupe el 5 de enero de 1793, para respaldar las leyes anticlericales e iguali- taristas de la revolución francesa, proceso de cambios interrumpido por la ocupación de fuerzas británicas. levantamientos de esclavos se produjeron entonces en Trois Rivières, en la propia Guadalupe, que se repitieron los días 28 y 29 de agosto de 1793 en Sainte-Anne, reprimidos con violencia por los plantadores blancos, con ayuda del ejército inglés.
Nueva historia mínima de América Latina. Biografía de un continente (^) 165 el 6 de mayo del siguiente año se presentaron en la isla fuer- zas republicanas de Francia, encabezadas por el comisario francés Víctor Hugues. Con el auxilio de las milicias locales de mulatos y negros libres, así como de ex esclavos, derrotaron y expulsaron a los ocupantes ingleses, que debieron abandonar a su suerte a los grandes propietarios y evacuar la isla en septiembre. Hugues hizo cumplir en esta pequeña colonia antillana el de- creto francés de abolición de la esclavitud y expandió la influencia revolucionaria a Santa lucía y Grenada. Su proselitismo llegó hasta otras islas vecinas, contribuyendo a las luchas liberadoras de los ci- marrones en Jamaica y de los caribes en San Vicente. la legendaria figura de este apasionado representante de la revolución francesa sirvió de inspiración al narrador cubano Alejo Carpentier para su conocida novela El siglo de las luces. Con el apoyo de Hugues, las fuerzas autóctonas de Grenada, partidarias de la revolución francesa y de la abolición de la esclavi- tud, dirigidas por el mulato Julien Fédon, derrotaron también en esta isla a los ingleses, el 8 de abril de 1795, aunque al final fueron vencidos y masacrados. También tropas británicas desembarcaron en Santa lucía el 27 de abril de 1796 y, al precio de numerosas bajas, derrotaron a los defensores locales de la república francesa, cons- tituidas en lo fundamental por mulatos y antiguos esclavos, cuyos líderes fueron deportados a África. Por su parte, el cacique de los garífunas de la isla de San Vicente, Joseph Chantoyer, al frente de la resistencia contra los colonialistas ingleses, fue asesinado el 14 de marzo de 1795. Su muerte fue el preludio de la derrota de los llamados caribes negros, ocurrida al año siguiente, pueblo que en castigo fue repatriado a la isla de Roatán y Belice (1797). Al igual que había ocurrido en Saint Domingue, en Bayamo, en la porción oriental de Cuba, se vertebró en 1795 un movimiento parecido al que cuatro años antes había estremecido Haití dirigido por ogé. el 9 de agosto de ese año, el mulato Nicolás Morales, pequeño campesino de la localidad, comenzó el proselitismo para exigir a las autoridades de la villa el cumplimiento de una supuesta cédula real que había concedido la igualdad a los pardos y negros
Nueva historia mínima de América Latina. Biografía de un continente (^) 167 de Saint Domingue. el complot estaba encabezado por el sastre mulato Javier Pirela, oficial de las milicias de pardos y morenos, y el negro libre Joseph Francisco Suárez. Más de sesenta personas fueron arrestadas y Pirela enviado preso a la Habana. Como ocurrió en Haití cuando Francia pretendió restablecer la esclavitud en sus colonias, en Guadalupe estalló, el 11 de mayo de 1802, la resistencia armada de los antiguos esclavos, encabezada por el coronel mulato louis Delgrés, contra las tropas napoleónicas llegadas cuatro días antes. Ante su inminente derrota, Delgrés ter- minó inmolándose el 28 de mayo de ese año, junto a trescientos de sus hombres, para no caer prisioneros de los franceses. También las conquistas de la revolución haitiana inspiraron en Cuba la extendida conspiración igualitarista liderada por el artesa- no mulato José Antonio Aponte en 1812. Abortada con una des- piadada represión por las autoridades coloniales de la isla, Aponte, junto a otros implicados, fue condenado a muerte. Decapitado el 9 de abril de ese año, su cabeza exhibida en una céntrica esquina de la Habana. la revolución haitiana ejerció una influencia extraordinaria en todos estos acontecimientos y en el propio proceso emancipador de la América hispana y Brasil que estaba a punto de comenzar, aunque fue un impacto contradictorio. Por un lado, el imaginario de Haití soliviantó a los esclavos de las plantaciones y actuó como catalizador de la revolución y la independencia, mientras, por el otro, fue re- tranca de esos mismos procesos, al atemorizar a la élite criolla ante las imponderables consecuencias que se podían derivar de cualquier alteración del status quo. Pero Haití no solo impactó en la liberación de Hispanoamérica al irradiar por todo el hemisferio el ideario revolucionario y la fuerza de su ejemplo, sino también como una sólida y activa retaguardia para el movimiento independentista. el territorio haitiano proporcionó una segura base de operaciones a los patriotas americanos, como fue el caso de la expedición libertadora del venezolano Francisco de Miranda en agosto de 1806.
168 Sergio Guerra Vilaboy miranda y La Liberación deL continente coLombiano en el caso de Hispanoamérica, los acontecimientos siguieron en sus primeros momentos un curso muy diferente al radicalismo de la revolución haitiana. el movimiento que conduciría a la independencia comenzó a despuntar desde fines del siglo xviii y principios del xix, como expresión de las crecientes contradicciones de los criollos con los comerciantes monopolistas y autoridades coloniales españolas. el reformismo borbónico y los mayores requerimientos fiscales establecidos por la metrópoli en la segunda mitad del siglo xviii, paralelo al auge de la economía agrario exportadora, llevó a muchos hispanoamericanos a reaccionar en forma airada frente a lo que consideraban un gobierno despótico, pues los funcionarios designa- dos por los Borbones venían imbuidos de una mentalidad cada vez más colonialista. A las reivindicaciones de las élites iberoamericanas y, sobre todo, su ala más aburguesada, se sumaron las influencias procedentes de la ilustración europea y el ejemplo de la revolución independentista de las trece colonias inglesas de Norteamérica. esta última se convertiría en un verdadero referente para muchos criollos, al haber logrado armonizar la emancipación política con el mantenimiento de la esclavitud y el status quo social. Uno de los que más temprano recibió este impacto fue el ve- nezolano Francisco de Miranda. El Precursor , como le ha llamado la historiografía, fue el primer criollo que se dio a la tarea de vertebrar un amplio movimiento continental para conseguir la independen- cia de españa, después de participar en la guerra de independencia norteamericana (1781), como oficial del ejército español, del que desertó en la Habana en 1783. Con posterioridad, colaboró en for- ma activa de la revolución francesa y llegó a ser ascendido al grado de mariscal de campo (25 de agosto de 1792). Desde 1790, Miranda concibió un ambicioso proyecto para la liberación e integración de las colonias hispanoamericanas. Pocos meses después de su llegada a estados Unidos, tras abandonar el ejército hispano en Cuba, Miranda comenzó a plantear de mane- ra explícita su propósito de «hacer la revolución en las provincias
170 Sergio Guerra Vilaboy Hispano-América) y se dio a la tarea de organizar la primera expedi- ción independentista de la historia hispanoamericana. el 3 de agosto de 1806, la pequeña flota libertadora de Miranda, integrada por cientos de hombres, entre ellos varios sudamericanos, desembarcó en la costa venezolana (la Vela de Coro). los expedicionarios se apoderaron sin dificultad de un fortín español e izaron la bandera que habían diseñado como estandarte de Colombia, enarbolada por primera vez en el puerto haitiano de Jacmel, donde habían hecho escala previa, el 12 de marzo de ese año. en Venezuela, El Precursor dio a conocer también su Proclama a los habitantes del Continente Américo-Colombiano , aunque la falta de apo- yo lo obligó pronto a reembarcarse y buscar refugio en las Antillas Menores. De nuevo en londres, Miranda vertebró una singular organi- zación secreta para hacer proselitismo en los territorios hispanoame- ricanos, a la que pertenecieron, entre otros criollos, el cubano José Antonio Caro, el peruano José María de Antepara, el chileno Bernardo o´Higgins y el neogranadino Antonio Nariño. este último se encon- traba en londres desde 1795, tras escapar de una cárcel española en la que estaba recluido por la impresión y distribución en Nueva Granada de la declaración francesa de Los derechos del Hombre de 1789. No obstante, los denodados esfuerzos a favor de la indepen- dencia hechos por El Precursor , las condiciones todavía no estaban maduras para el éxito de una empresa de esa naturaleza. Pero la labor proselitista de Miranda daría un inesperado giro a raíz de los acontecimientos de 1808, que le hicieron acariciar la posibilidad de alcanzar de inmediato la emancipación hispanoamericana. Hay constancia, desde abril de 1809, de que El Precursor se comunicó con los principales cabildos hispanoamericanos, entre ellos los de México, Buenos Aires, lima, la Habana y Caracas, para que aprovecharan la inesperada coyuntura creada por la invasión napoleónica a la península ibérica y se hicieran del poder. Con el mismo propósito, Miranda comenzó a editar en londres, desde el 15 de marzo de 1810, su periódico El Colombiano , que circuló por los territorios hispanoamericanos llamando a aprovechar la formación de juntas de gobierno para hacer la independencia.
Nueva historia mínima de América Latina. Biografía de un continente (^) 171 inicio deL movimiento juntista A principios de 1808 el pueblo español se sublevó y formó go- biernos locales o juntas para dirigir la lucha contra los ocupantes franceses de Portugal (1807) y españa (1808), que habían desalojado de sus tronos a las monarquías respectivas. Como parte de ese proce- so, se formó en Sevilla ese mismo año, en nombre de Fernando VII, una Junta Central que desde 1810 fue sustituida por un Consejo de Regencia con sede en Cádiz, el único territorio español no ocupado por tropas napoleónicas. estos acontecimientos tuvieron hondo impacto en Hispanoamérica. Al principio los funcionarios coloniales vacilaron ante las nuevas autoridades impuestas por Napoleón, pero enseguida terminaron por subordinarse al gobierno establecido en Cádiz. en cambio, las élites criollas consideraban ilegítimas a las autoridades gaditanas, impuestas sin su participación, y exigían la formación de juntas en América, que tuvieran por base a los cabildos, pues se negaban también a reconocer a los franceses por razones de orden social y económica. A la existencia de un imaginario hostil a la revolución francesa de 1789 entre la élite criolla –que había estimulado revueltas de esclavos y otros movimientos sociales en varios territorios hispanoamericanos y Brasil–, se sumaba la preocupación de plantadores y comerciantes ante una posible paralización del comercio. Si las colonias españolas aceptaban la soberanía francesa, la poderosa Inglaterra, dueña de los mares desde la batalla de Trafalgar (1805) y en guerra con Francia, se encargaría de obstaculizar toda actividad económica y mercantil de los territorios hispanos en América, que serían considerados adversarios. Por otra parte, la ocupación de la península ibérica por las fuer- zas napoleónicas, obligó a Inglaterra a variar su tradicional postura hacia Hispanoamérica, para buscar un acercamiento con los españoles frente al enemigo común. Hasta entonces, Inglaterra había enfilado su política al arrebato de colonias a españa, Francia y Portugal. en 1795, después de creada la alianza franco-española, el gobier- no británico se había dedicado también a propiciar la independencia de las colonias hispanas, con el propósito de encontrar nuevas vías
Nueva historia mínima de América Latina. Biografía de un continente (^) 173 en América – opuestas a la pretensión de los funcionarios coloniales de reconocer al Consejo de Regencia– condujo al desplazamiento del poder de las autoridades tradicionales y abrió de manera inevita- ble el conflicto entre unos (realistas) y otros (juntistas). el primer intento de establecer una junta de gobierno en las Indias antecedió a la creación del mencionado consejo de regen- cia y tuvo por teatro a Nueva españa, en agosto de 1808, y contó con el entusiasta respaldo del propio virrey, que había caído en desgracia por sus vínculos con el favorito Manuel Godoy de la defenestrada corte borbónica. Pero de manera inmediata se pro- dujo la violenta reacción peninsular organizada por el consulado y la audiencia que con el concurso del cuerpo de voluntarios de Fernando VII – en su mayoría empleados de almacenes, recién llegados de españa– desterró al virrey y apresó a los principales jefes criollos. Un movimiento parecido se gestó en Venezuela el 24 de no- viembre de ese mismo año, cuando 45 ricos propietarios criollos, encabezados por el futuro marqués de Casa león, entregaron un memorial al capitán general solicitando la creación de una junta. la petición fue rechazada y los principales comprometidos encausados. También en la Habana un grupo de acaudalados criollos, entre los cuales descollaba Francisco de Arango y Parreño, inten- tó el 17 de julio de 1808 convencer al capitán general marqués de Someruelos de la conveniencia de formar una junta, pero el plan fue abandonado por la hostilidad de la intendencia de la real hacienda, la superintendencia de tabacos y la comandancia de la marina, con el apoyo de comerciantes españoles. Desde ese momento, los grandes propietarios de ingenios, hatos de ganado y cafetales de Cuba, en especial los del occidente de la isla, se inclinarían cada vez más a satisfacer sus demandas en acuerdo con la metrópoli, conscientes de la necesidad de preservar un fuerte aparato estatal que garantizara la tranquilidad de las dotaciones de esclavos que constituían más de un tercio del medio millón de habitantes de la isla.
174 Sergio Guerra Vilaboy Las juntas de 1809 en charcas y quito: Primeros enfrentamientos armados las juntas hispanoamericanas que formaron parte de un segundo brote en 1809 tampoco buscaban la separación de españa, aunque fueron aplastadas sin contemplaciones por la airada reacción de las autoridades tradicionales españolas. Nos referimos a las constituidas en las audiencias de Charcas y Quito (hoy Bolivia y ecuador, respec- tivamente), lugares donde el descontento de la élite criolla se había incrementado por ser las únicas colonias no convidadas a enviar re- presentantes a la metrópoli, pues solo estaban facultados para hacerlo los virreinatos y capitanías. la represión realista se ensañó con el movimiento de la Paz por la manifiesta inclinación radical impuesta por algunos de los dirigentes criollos, entre ellos el mestizo Pedro Domingo Murillo, presidente de la Junta Nacional Representativa de Tuición, más conocida como Junta Tuitiva de los Derechos del Rey y del Pueblo , y el cura José Antonio Medina, verdadero ideólogo del movimiento altoperuano. los rebeldes paceños quemaron las listas de deudores al fisco real, eliminaron la alcabala indígena y elaboraron un audaz programa de gobierno. estas medidas revolucionarias, despertaron el respaldo de secto- res populares de la ciudad de la Paz, pero no tuvieron eco en el resto del altiplano y obligaron, ante el rechazo de los virreyes de lima y Buenos Aires, a disolver la Junta Tuitiva (30 de septiembre). esto no fue óbice para que el virrey del Perú, José Fernando de Abascal –había proclamado su incondicionalidad a Fernando VII y la guerra a los franceses–, aplastara sin contemplaciones la resistencia de los paceños en los altos de Chacaltaya y en los bosques y montañas de Yungas, así como también la rebelión indígena de Mojos, liderada por el cacique Muiba. De pasada, Abascal consiguió adscribir de nuevo el rico terri- torio de Charcas al Virreinato del Perú, del que había sido segregado en 1776. los enfrentamientos armados de octubre de 1809 en el Alto Perú, resultaron los primeros entre criollos y realistas ocurridos en toda Hispanoamérica y fueron seguidos de crueles ejecuciones de los