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La Educación en los Siglos XVI y XVII: Desafíos y Rebeliones en las Escuelas, Resúmenes de Artes escénicas

Este documento ofrece una visión histórica de la educación en Europa durante el siglo XVI y XVII, donde se detalla el desafío de mantener la disciplina en las escuelas y la rebelión de los alumnos contra el aprendizaje impuesto. Se mencionan casos extremos como el de Teófilo Folengo y su personaje Merlín Cocai, quienes jugaban a las reglas y hacían bromas en la escuela. Además, se discute la importancia de la educación en la sociedad y cómo los papas y concilios intentaron controlarla. El texto también menciona la utopía educativa de Tomás Moro y la alianza pedagógica de sectarios y revolucionarios.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se mantenía la disciplina en las escuelas durante el siglo XVI y XVII?
  • ¿Qué era la utopía educativa de Tomás Moro?
  • ¿Cómo influyeron los papas y concilios en la educación durante el siglo XVI y XVII?

Tipo: Resúmenes

2019/2020

Subido el 01/03/2022

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LA EDUCACIÓN EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
HISTORIA DE LA EDUCACIÓN II
SOTO REYES NAYELI YOSELIN GRUPO: 206
LA REFORMA Y LA ESCUELA
Se estudiaba durante veinte o cuarenta años y no se aprendía ni el latín ni el alemán
... “Sin embargo la prosperidad, la salud y la fuerza mejor de una ciudad consiste en
tener muchos ciudadanos, instruidos, cultos, razonables, honestos y bien educados,
que pueden acumular tesoros y riquezas, conservarlas y usarlas bien ... “Y aquí los
paganos nos plantean un gran desafío para vergüenza nuestra, pues antiguamente,
sobre todo entre los griegos y romanos, sin tan sólo saber si esto agradara o no un
dios, hacían instruir a los muchachos y muchachas con tanto compromiso y celo
que los hacían verdaderamente hábiles; por esto debo avergonzarme de nuestros
cristianos, y especialmente de nosotros, alemanes, cuando pienso que somos como
pedazos de tronco o como bestias, y sin embargo nos atrevemos a decir: 'Bah,
¿para qué sirven las escuelas si uno no quiere ser sacerdote ? ' No obstante,
sabemos, o deberíamos saber, que es necesario o útil o agradable a Dios que un
príncipe, un señor o un consejero sea instruido y capaz de vivir cristianamente
según su condición. ¿Para qué sirven las escuelas si uno no quiere ser sacerdote?
' No obstante, sabemos, o deberíamos saber, que es necesario o útil o agradable a
Dios que un príncipe, un señor o un consejero sea instruido y capaz de vivir
cristianamente según su condición. ¿Para qué sirven las escuelas si uno no quiere
ser sacerdote? ' No obstante, sabemos, o deberíamos saber, que es necesario o
útil o agradable a Dios que un príncipe, un señor o un consejero sea instruido y
capaz de vivir cristianamente según su condición.
Aun si no existiera ni el alma ni el infierno escribía deberían existir escuelas para las
cosas de este mundo". Pero oigámosle en algunos pasos de aquel importante
manifiesto de la historia de la escuela alemana, que es su carta de 1524: “A los
consejeros de todas las ciudades de la nación alemana, a fin de que instituyan y
mantengan escuelas cristianas: ... Queridos Señores, si se gasta tanto cada año en
calles, caminos, presas y tantas cosas de esta especie, para tener paz y comodidad
en la ciudad, ¿por qué no se debe gastar mucho más o al menos igual en la juventud
pobre y necesitada , de manera que se tengan uno o dos hombres capaces que
sean maestros de escuela? 4 “Hoy contamos aquí con jóvenes y hombres buenos
y bien instruidos, adornados con el conocimiento de las lenguas y de todas las artes,
Quizás esta nueva conciencia está expresada mejor por Melancton en su In laudem
novae scholae, de 1526: “En primer lugar, en una ciudad bien ordenada hay
necesidad de escuelas, donde los niños, que son el semillero de la ciudad, sean
instruidos; nos equivocamos gravemente, si se cree que sin instrucción se pueda 6
lograr una sólida virtud, y nadie es lo bastante idóneo para gobernar la ciudad sin el
conocimiento de aquellas letras en las que se contiene el criterio de gobierno de
todas las ciudades ”. Aparece aquí una nueva conciencia del hecho de que todos
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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN II

LA REFORMA Y LA ESCUELA

Se estudiaba durante veinte o cuarenta años y no se aprendía ni el latín ni el alemán ... “Sin embargo la prosperidad, la salud y la fuerza mejor de una ciudad consiste en tener muchos ciudadanos, instruidos, cultos, razonables, honestos y bien educados, que pueden acumular tesoros y riquezas, conservarlas y usarlas bien ... “Y aquí los paganos nos plantean un gran desafío para vergüenza nuestra, pues antiguamente, sobre todo entre los griegos y romanos, sin tan sólo saber si esto agradara o no un dios, hacían instruir a los muchachos y muchachas con tanto compromiso y celo que los hacían verdaderamente hábiles; por esto debo avergonzarme de nuestros cristianos, y especialmente de nosotros, alemanes, cuando pienso que somos como pedazos de tronco o como bestias, y sin embargo nos atrevemos a decir: 'Bah, ¿para qué sirven las escuelas si uno no quiere ser sacerdote? ' No obstante, sabemos, o deberíamos saber, que es necesario o útil o agradable a Dios que un príncipe, un señor o un consejero sea instruido y capaz de vivir cristianamente según su condición. ¿Para qué sirven las escuelas si uno no quiere ser sacerdote? ' No obstante, sabemos, o deberíamos saber, que es necesario o útil o agradable a Dios que un príncipe, un señor o un consejero sea instruido y capaz de vivir cristianamente según su condición. ¿Para qué sirven las escuelas si uno no quiere ser sacerdote? ' No obstante, sabemos, o deberíamos saber, que es necesario o útil o agradable a Dios que un príncipe, un señor o un consejero sea instruido y capaz de vivir cristianamente según su condición. Aun si no existiera ni el alma ni el infierno escribía deberían existir escuelas para las cosas de este mundo". Pero oigámosle en algunos pasos de aquel importante manifiesto de la historia de la escuela alemana, que es su carta de 1524: “A los consejeros de todas las ciudades de la nación alemana, a fin de que instituyan y mantengan escuelas cristianas: ... Queridos Señores, si se gasta tanto cada año en calles, caminos, presas y tantas cosas de esta especie, para tener paz y comodidad en la ciudad, ¿por qué no se debe gastar mucho más o al menos igual en la juventud pobre y necesitada , de manera que se tengan uno o dos hombres capaces que sean maestros de escuela? 4 “Hoy contamos aquí con jóvenes y hombres buenos y bien instruidos, adornados con el conocimiento de las lenguas y de todas las artes, Quizás esta nueva conciencia está expresada mejor por Melancton en su In laudem novae scholae, de 1526: “En primer lugar, en una ciudad bien ordenada hay necesidad de escuelas, donde los niños, que son el semillero de la ciudad, sean instruidos; nos equivocamos gravemente, si se cree que sin instrucción se pueda 6 lograr una sólida virtud, y nadie es lo bastante idóneo para gobernar la ciudad sin el conocimiento de aquellas letras en las que se contiene el criterio de gobierno de todas las ciudades ”. Aparece aquí una nueva conciencia del hecho de que todos

HISTORIA DE LA EDUCACIÓN II

son o pueden ser usando los términos de Platón, pero para desmentirlo, no sólo "gobernados", sino también "gobernantes". LA CONTRA REFORMA Y LA ESCUELA decir verdad, ya mucho tiempo antes, en el concilio lateranense de 1515, un Papa que era vástago de una familia famosa por sus glorias culturales y por su inteligente mecenazgo, León X, hijo de Lorenzo el 8 Magnífico, había hecho aprobar disposiciones bastante severas: “Nosotros, a fin de que lo que ha establecido estado sanamente para la gloria de Dios y el incremento de la fe y la difusión de las bellas artes no revierta hacia fines contrarios y no cause detrimento a la salvación de los fieles en Cristo , consideramos que debemos atender a la impresión de los libros, a fin de que entre las buenas semillas no crezcan las espinas, o entre las medicinas no se mezclen los venenos ... Nadie ... intente imprimir o hacer imprimir ningún libro o cualquier otro escrito, si no ha sido antes diligentemente examinado ...,y aprobado por nuestro vicario o por un obispo o por otro que tenga competencia en la ciencia del libro en cuestión ... o por un inquisidor de la herética pravedad. Ante ese Índice, Fray Paolo Sarpi traza una historia de esta tendencia de la iglesia a prohibir las lecturas a partir del concilio de Cartago del año 400 y, añadiendo sarcásticamente que “ya no le quedaba ningún libro para leer”, comenta: “En fin , jamás se había encontrado un mecanismo tan capaz de usar la religión para hacer insensatos a los hombres. " En cuanto a las escuelas, después de haber condenado en otros documentos las iniciativas de los reformados, el concilio de Trento proporciona a la reorganización de las escuelas católicas, apelando explícitamente a las antiguas tradiciones. Después el concilio de Trento apelará también a estos precedentes: entre las voces más resonantes en las salas del concilio, quizás la más radical fue la de Beccatelli, obispo de Ragusa, el cual había dicho sin ambages: “No hay necesidad de libros; desgraciadamente hay demasiados en el mundo, sobre todo después del descubrimiento de la imprenta; y es mejor que se prohíban mil libros sin razón a que se permite uno que merece castigo. ” El concilio condenó en diez “reglas” varias clases de libros.

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en la escuela de Pietro Pomponazzi, al que Folengo llama “Perettus” y al que no toma en serio en ningún momento. el elenco paradójico de juegos prohibidos que se llevan a cabo en la escuela por parte de los “putti” (alumnos): “Y sabremos que son los defectos y vicios de los alumnos: hacer ruido en las escuelas, romper el silencio en ausencia del maestro, golpear al que sigue la norma, ensuciar los salterios, esconder la cabeza en el estudio, comer castañas a escondidas, jugar a piso y paso sobre la barda, oa primero y segundo, con Virgilio o Cicerón; jugar a treinta y uno, hacer barquitas de papel, cazar moscas y aplastarlas en los cuadernos, cazar grillos y hacerlos cantar en la escuela, hacer volar mariposas, poner piezas de plomo en la ropa de jugar, pintar los dibujos de los libros, hacer garabatos sobre Donato, pintar cabezas en los Guarino, hacer pedazos el Catón para no aprenderlo de memoria, morder a quien los lleva a caballo, pedir a cada momento para ir al baño oa otro lugar, poner una hoja de higuera en la silla del maestro, esconder la fusta magistral, recitar a Ariosto en lugar de la epístola de Ovidio, salir de la escuela como diablos desencadenados, golpearse entre ellos como mozalbetes; saltar muros haciendo mil locuras, jugar con ranas en lugar de estudiar, atormentar a las serpientes en lugar de leer, arrancar los frutos y las flores de los demás cuando se va a las romerías, romperse la cabeza entre ellos por mil tonterías, perder el tiempo jugando al pino, a la mosca, al pandero, al trompo, a la edad correcta, a hacer correr el aro, y otras tonterías. recitar a Ariosto en lugar de la epístola de Ovidio, salir de la escuela como diablos desencadenados, golpearse entre ellos como mozalbetes; saltar muros haciendo mil locuras, jugar con ranas en lugar de estudiar, atormentar a las serpientes en lugar de leer, arrancar los frutos y las flores de los demás cuando se va a las romerías, romperse la cabeza entre ellos por mil tonterías, perder el tiempo jugando al pino, a la mosca, al pandero, al trompo, a la edad correcta, a hacer correr el aro, y otras tonterías. recitar a Ariosto en lugar de la epístola de Ovidio, salir de la escuela como diablos desencadenados, golpearse entre ellos como mozalbetes; saltar muros haciendo mil locuras, jugar con ranas en lugar de estudiar, atormentar a las serpientes en lugar de leer, arrancar los frutos y las flores de los demás cuando se va a las romerías, romperse la cabeza entre ellos por mil tonterías, perder el tiempo jugando al pino, a la mosca, al pandero, al trompo, a la edad correcta, a hacer correr el aro, y otras tonterías. Cabe recordar entre muchos otros el Sim plicius Sim phczsszmus de Grirnmelshausen (1668), una especie de pícaro de la guerra de los treinta años, donde se puede leer entre otras cosas la historia de su primera instrucción por parte de un eremita, con un alfabeto escrito sobre cortezas de encina con caracteres de imprenta; pero, sobre todo, para seguir en el mismo tema, se puede leer la narración de la paideia de su compañero de aventuras Olivier, organizador de las más increíbles bromas escolares: “En verano atrapaba los grillos de los campos y los llevaba de escondidas a la escuela, donde hacían una bonita serenata; en invierno robaba polvo de boro y lo diseminaba en el lugar donde castigaban a los niños, de

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manera que, si algún obstinado se rebelaba, como sucedía a menudo, mi polvo se levantaba por el aire provocando una grata diversión, LA UTOPIA En realidad, la utopía escolástica de Moro es más bien moderada: no son muchos los destinatarios al estudio, sin embargo todos los niños son instruidos en las letras, y los adultos disponen de un tiempo para ellas; además los utopianos aprenden las ciencias en su lengua (en la que se contiene una polémica contra el latín), pero por lo demás, “en el campo de la música, de la dialéctica, en las ciencias matemáticas y en la geometría, ellos han hecho casi los mismos descubrimientos que nuestros antiguos. Es interesante la propuesta de colocar la instrucción junto al trabajo agrícola y artesanal: “Ocupación común para todos es la agricultura ..., todos la aprenden en la infancia, una parte en la escuela, donde aprenden los preceptos, otra parte en los campos próximos a las ciudades, donde los muchachos son llevados como diversión ... Además de la agricultura ... cada uno aprende un oficio, un arte, según la propia inclinación ...; y no solamente los hombres sino también las mujeres. Después de todos se dedican a las matemáticas, y otras ciencias, habiendo una continua discusión y competencia entre ellos; después también se convertirán en oficiales de dichas ciencias, donde aprovechar más, o de una de terminada arte mecánica, porque cada uno tiene su jefe ... Y en el campo, también aprenderán en los trabajos y en el pastoreo de las bestias; y es considerado más noble el que más artes aprende y mejor las lleva a cabo. Después de los siete años van a las lecciones de ciencias naturales, todos; hay cuatro lectores de la misma lección, y en cuatro horas las cuatro filas terminan su actividad; porque, mientras unos ejercitan el cuerpo, o hacen servicios públicos, los otros están en la lección. Existen, sin embargo, "ciudadanos a los que se les concede el permiso de dedicarse por todo el tiempo a los estudios", y entre ellos se selecciona a los que aprovechan más, los cuales, "liberados del oficio, son admitidos en la orden de los literatos. Como se ve, se trata de propuestas iluminadas, entendidas como una asociación moderada de estudio y trabajo en una sociedad todavía agrícola, en la que las letras son un elemento de ocio intelectual y también de fortuna social. Después de los tres años, los niños aprenden la lengua y el alfabeto en los muros, caminando en cuatro filas; y cuatro viejos los guían y enseñan, y después los hacen jugar y correr, para darles fuerza ..., hasta los siete años, y los llevan a los talleres de los artesanos, tejedores, pintores, orfebres, etc., observando su inclinación.