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La pobreza en la sociedad actualidad
Tipo: Ejercicios
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1 Los escándalos éticos de nuestro tiempo
BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG
E
l mundo está recorrido por olas de cambio científico y tecnológico. Se suceden las rup- turas epistemológicas y los cambios paradig- máticos, en numerosas disciplinas. Crecen a diario nuevas áreas del conocimiento como la genéti- ca, la microelectrónica, la informática, la robótica, la ciencia de los materiales, la biotecnología, las ciencias de las comunicaciones y muchas otras. El stock tecnológico básico está siendo totalmente renovado, y la humanidad tiene una excepcional ca- pacidad para producir bienes y servicios de nuevo cuño. Es posible ampliar fuertemente la esperanza de vida, tener cosechas plurianuales fuera de estación, contar con bibliotecas cuasi universales en internet, interco- nectar la computadora, el televisor y el teléfono, fabri- car autos movidos por electricidad, y muchos otros desarrollos casi no soñables poco tiempo atrás. Sin embargo, los beneficios del progreso tecnológi- co están llegando sólo a un sector del género humano. Grupos masivos están exclui- dos, y luchando por asegurar las necesidades más básicas de sus familias. Todos los días perecen cerca de 26.000 niños por causas to- talmente enfrentables, ligadas a la pobreza. Casi la mitad de la población de un planeta con enormes capacidades de pro- ducción se halla por debajo del nivel de la pobreza, y la quinta parte, en indigencia o pobreza extrema. Si utilizaran todo lo que ganan sólo en comprar ali- mentos, igual no les alcanzaría para adquirir el mínimo de ca- lorías y proteínas necesarias. Cada año mueren 18 millo- nes de personas por causas vin- culadas a la pobreza. La mayor parte, niños. Son muertes evi- tables. La convivencia de posibili- dades inéditas de producción y sectores minoritarios en opu- lencia, y riesgos severos de supervivencia de niños y madres, es un “escándalo ético” de grandes proporcio- nes. Forma parte de una extensa nómina de Escándalos Eticos de nuestro tiempo... Entre los principales se hallan los que se describen sintéticamente a continuación.
Con la revolución verde, y las nuevas tecnologías disponibles, los niveles de productividad en las acti- vidades generadoras de alimentos han ascendido fuertemente. Las evaluaciones técnicas indican que se pueden producir alimentos suficientes para una población significativamente superior a la actual. Contradictoriamente, el número de hambrientos supera los 1000 millones. Casi uno de cada seis habi- tantes del planeta padece de ese problema inadmisi- ble. Los más afectados son los más vulnerables, los ni-
ños. Los déficit de desnutrición en las edades tem- pranas se pagan con daños para toda la vida. La Unicef ha establecido que si un niño no se ali- menta adecuadamente en sus primeros años no se es- tablecen las conexiones interneuronales en su cere- bro, y quedará con retrasos y disminuciones severas. En el 2008 uno de los efectos de la crisis fue el fuerte aumento de los precios de alimentos. Ese año el planeta tuvo la mayor cosecha de su historia. Sin embargo, murieron 5 millones de niños por hambre. El gasto en alimentos consume del 50 al 80% del presupuesto de los casi 3000 millones de personas, que viven por debajo del umbral de pobreza. Por en- de, los aumentos los afectan gravemente. La situación generó revueltas sociales en diversos países, y fue un detonante de las que se produjeron en el mundo árabe. En el 2011, se está registrando una suba de consi- deración en los valores de los alimentos. El índice global de precios de los alimentos de la FAO creció un 32% entre junio y diciembre del 2010, y sigue su- biendo... Ante el aumento, los pobres tratan de enfrentarlo salteando comidas y reduciendo la calidad de los ali- mentos que ingieren. Ello aumenta el déficit de mi- cronutrientes de los niños. Cuantos más alimentos se produzcan mejor será, pero como anota el Nobel Amartya Sen en sus tra- bajos pioneros sobre el hambre (1981), no es sólo un tema de producción, sino también de acceso a los alimentos. Las pronunciadas desigualdades limitan el acceso, y factores como, entre otros, la especulación en los mercados alimentarios, y la indefensión de los po- bres, en esta área, contribuyen a agravarlo. América latina expresa nítidamente la paradoja de potencialidades alimentarias versus realidades. Se- gún estimados de CEPAL-OPS, por sus condiciones naturales favorables la región, una de las mayores productoras de alimentos del planeta, puede generar alimentos para una población tres veces mayor que la que tiene. Sin embargo, tiene 53 millones de des- nutridos, y un 16% de desnutrición crónica infantil.
Asegurar agua potable e instalaciones sanitarias a todos es crucial en salud. Las brechas son muy im- portantes. 900 millones de personas carecen de agua potable y utilizan agua contaminada. 2600 millones de personas no tienen una instalación sanitaria. La mitad de las camas de hospitales del mundo es- tán ocupadas por pacientes que tienen enfermedades ligadas a la ingesta de agua en mal estado. Muere más gente por esta carencia que por todas las otras formas de violencia, incluidas las guerras. La falta de instalaciones sanitarias crea riesgos de gran consideración para la salud en general, y parti- cularmente para los niños. Se estima que mueren 1.800.000 niños al año por estas causas inaceptables. En América latina, a pesar de ser poseedora de la tercera parte de las aguas limpias del orbe, hay 50 millones de personas sin agua potable, y 119 millo- nes sin instalaciones sanitarias apropiadas.
En la Asamblea General de las Naciones Unidas todas las naciones se comprometieron a alcanzar en el 2015 nuevas metas que garanticen los derechos
fundamentales a todos los habitantes del orbe. Son las metas del milenio. En mortalidad infantil están lejos de ser cumpli- das. El número de niños que perecen antes de cum- plir 5 años de edad debía bajar en 2/3 en el 2015 res- pecto a 1990. Se debía llegar a que fueran 3 de cada 100, en lugar de 10 de cada 100. En el 2010, la meta estaba distante. Murieron por causas evitables vinculadas a la pobreza 8,1 millones de niños menores de 5 años, el 7,2%. También hubo adelantos, pero hay retraso en la meta de reducir en 3/4 partes la muerte de madres durante el embarazo o el parto. Era de 480 muertes cada 100.000 nacidos vivos en 1990, y se fijó reducirla a 120 muertes para el 2015. En el 2005, la tasa se estimaba en 450 muertes. En el 2010 se calculó en 350.000 las madres que perecieron por esta causa. El 98% de las muertes se produjeron en países en desarrollo. América latina, con avances, tiene serios proble- mas causados por la inequidad en salud. Casi 30 de cada 1000 niños perecen antes de cum- plir un año de edad, frente a 3 en Noruega o Suecia. La mortalidad materna supera las 80 madres cada 100.000 nacidos vivos, frente a 6 en el Canadá. Son más de 20.000 madres que perecen por año. Cuando se desagregan las cifras respectivas en po- blaciones indígenas, superan las 400 madres cada 100.000 nacidos vivos.
La educación es la base del progreso en el siglo XXI. Tanto para las personas y las familias, como pa- ra los países.
II DOMINGO 2 DE OCTUBRE DE 2011 DOMINGO 2 DE OCTUBRE DE 2011 III
Las naciones que encabezan las tablas de progreso tecnológico, competitividad y avance económico, como las escandinavas, han hecho inversiones siste- máticas y de largo plazo en educación, y la han jerar- quizado al máximo. En el mundo en desarrollo, 121 millones de niños no van a la escuela del todo, la cobertura preescolar es limitada, los porcentajes de deserción en primaria son significativos, y en secundaria muy altos. Incluso sigue habiendo un sesgo de género. Sólo el 43% de las niñas van a la escuela secundaria, y dos tercios de los analfabetos son mujeres. En el caso de América latina, a pesar de que sus pa- íses son considerados por sus ingresos per cápita de renta media, los indicadores educativos dejan mu- chos interrogantes. Según datos recientes, de Unes- co: Con crecimiento el preescolar sólo abarca sectores de la población. En algunos países sólo llega al 30% del alumnado posible. Casi todos los niños ingresan a la escuela primaria, pero en el 20% más pobre la deserción es de casi un 15%. 6 millones de jóvenes entre 15 y 19 años no termi- naron la primaria. La situación es mucho peor en la secundaria. Sólo la completa el 49% de los hombres y el 55% de las mujeres. No finalizan la secundaria el 70% en Guatemala, Honduras y Nicaragua, el 50% en Bolivia, Colombia, Panamá y Paraguay. Las desigualdades influyen poderosamente. En el 20% más rico termina la secundaria el 81% de los hombres y el 86% de las mujeres. En el 20% más po-
bre, sólo el 23% de los hombres y el 26% de las mu- jeres. En el 20% más rico completan un grado universi- tario 27 de cada 100 jóvenes, en el 20% más pobre sólo 1 de cada 100. A pesar de un discurso que ensalza la educación como prioridad, las asignaciones de recursos son en buena parte de la región proporcionalmente bajas. Finlandia gasta en educación primaria 5373 dóla- res por alumno, España 4800, México 1604, Colom- bia 1257 y Perú 446. Costa Rica, modelo en este campo, puso en su Constitución invertir no menos del 6% del Producto Bruto Anual. El Congreso argentino aprobó una ley que obliga al Estado con un monto similar, y países como Brasil y Uruguay han mejorado considerable- mente sus inversiones. Argentina es, en el 2011, el líder continental, con una inversión del 6,47% de Producto Bruto. La solución no pasa –como presionaron algunos organismos financieros internacionales– por restar asignaciones a las universidades, en general subfi- nanciadas, para pasarlas a la escuela primaria. Am- bas son imprescindibles. Lo que se necesita es am- pliar la inversión educativa frente otros rubros me- nos prioritarios, y mejorar su calidad. Un eje estratégico es la jerarquización del maestro. Un reciente estudio de McKinsey sobre países exito- sos muestra que “aseguran la estructura de remunera- ción y reconocimiento adecuado para los profeso- res”. Asimismo crean incentivos para atraer a los mejores talentos a la docencia. En Corea llaman a los maestros los “constructores de la nación”. En Ca- nadá están primeros en las encuestas de credibilidad. En América latina, la profesión se ha desjerarqui- zado, las condiciones económicas son precarias, las posibilidades de perfeccionamiento y desarrollo, li- mitadas. La mayoría de los maestros tienen otro em- pleo para subsistir.
La OIT califica de ese modo a los jóvenes que a consecuencia de la crisis económica actual no han podido siquiera ingresar al mercado de trabajo. La crisis destruyó millones de puestos de trabajo, llevando la desocupación europea al 10% actual, y la de Estados Unidos al 9,2%. Las tasas de desocupación juvenil casi duplican las generales. En muchos países europeos y en EE.UU. es superior al 25%. Se da asimismo un mecanismo regresivo. Los jóve- nes graduados aceptan puestos que antes estaban des- tinados a los que sólo tenían secundario, y estos últi- mos van a posiciones aun inferiores. En América latina, uno de los efectos de las altas tasas de deserción en secundaria es la creación de un enorme sector de jóvenes que dejaron la escuela y no pueden ingresar en un mercado de trabajo que exige como mínimo, incluso para tareas de líneas, diploma de secundaria. Se estima que el 20% de los jóvenes latinoamerica- nos está fuera de la escuela y del mercado de trabajo. La ortodoxia económica ha logrado generalizar que se los llame “los ni, ni”, los que “ni estudian, ni tra- bajan”. Es un calificativo “coartada”. Pareciera que ellos decidieron no estudiar, ni trabajar. Nada más lejano a los datos. Dos de cada tres jóvenes del 20% más pobre desertan antes de finalizar la secundaria. Los estudios indican que lo hacen por desnutrición, porque trabajan, hay 14 millones de menores de 14 años trabajando en la región, porque viven en vi-
viendas precarias hacinadas, porque no tienen los medios básicos. Sin secundaria no consiguen trabajo alguno en la economía formal. No son “ni, ni”, es un lenguaje que oculta el problema. Son excluidos del sistema, expulsados por el mismo. En México, por ejemplo, según la Unicef, el 53% de los menores de 18 años está en pobreza. Hay una “bomba de tiempo” de jóvenes excluidos. Están des- esperados. Si la sociedad no trata de incluirlos, las bandas criminales pueden tentar a algunos de ellos. Está probado que cuanta más educación, y más opor- tunidades de trabajo para jóvenes excluidos, menor delincuencia juvenil, y más seguridad ciudadana.
Ha habido avances muy importantes en este cam- po. La gran mayoría de las mujeres se integró a la fuerza de trabajo, y aumentó la participación pública de la mujer. Sin embargo, las barreras siguen siendo difíciles de sobrepasar. Así, en América latina la mujer gana un 30% me- nos que el hombre en igual res- ponsabilidad laboral. Menos del 10% de los altos ejecutivos son mujeres. Las mujeres trabajan y al mismo tiempo tienen que lle- var adelante el hogar, la edu- cación y cuidado de los niños, el cuidado de los mayores. La “economía del cuidado” está a su cargo. Los hombres realizan en la mayoría de los países me- nos del 5% de las tareas del hogar. Ello obliga a las mujeres trabajadoras, que tienen además que hacer méritos especiales en el trabajo por la discriminación, a una doble y muy esforzada jorna- da diaria. Subsiste el tema de la violencia. El 30% de las mu- jeres latinoamericanas ha sido objeto de alguna for- ma de violencia doméstica. Continúan asimismo los femicidios como en Ciudad Juárez, o Guatemala, sin descubrimiento ni sanción de los culpables. Persiste en la región una cultura machista cuyos es- tereotipos están presentes desde la escuela hasta los medios masivos. A nivel mundial, aun en lo político, sólo 8% de los altos cargos de gobierno están ocupados por mujeres, y ninguno de los 27 presidentes de los bancos centra- les de la Unión Europea que están tomando decisio- nes fundamentales son mujeres.
Continúan la intoxicación de la atmósfera, la desa- parición de especies, la deforestación, la ruptura de equilibrios ecológicos básicos. Se estima que los efectos del cambio climático, a través del aumento de huracanes, inundaciones, la desertificación, las epidemias y otros están causando 300.000 muertes anuales. 50 millones de personas se vieron obligadas a emi- grar de sus comunidades, y conformaron un nuevo grupo de migrantes que no está contemplado por nin- guna legislación, “los refugiados climáticos”. La inequidad es muy alta. Por cada habitante del mundo desarrollado que es víctima personal de efec- tos del cambio climático, son 80 las víctimas en el mundo en desarrollo. Los agricultores pobres, los pobres urbanos, los 118
En este primer número de la Biblioteca Bernardo Kliksberg,
el Padre de la Gerencia Social analiza “Los escándalos
éticos de nuestro tiempo” y “La disparada de las
desigualdades”. El próximo domingo (9/10/11) presentará
las causas claves de la actual crisis económica mundial.
Sin palabras
Muchos de los 1020
millones de personas
hambrientas que hay
en el mundo son niños.
Con una taza de
micronutrientes diaria,
los niños no tendrían
hambre. Vale 0,
centavos de dólar.
Cada segundo se
gastan 1.500.
dólares en
armamentos. Con una
reducida fracción de
ellos, se podría
cambiar la situación de
los niños hambrientos.
No hay derecho
Una mujer que nace hoy en un país pobre tiene una esperanza de vida de 45 años. Si nace en uno rico, vive 80 años. 35 años de diferencia.