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La homilía del día la palabra de Dios, Tesinas de Derecho Romano

Déjame partir ya no sufras más Tienes que seguir debes aceptar El llamado del cielo a todos vendra Tarde o temprano, tarde o temprano también partirás Dios lo quiso así Nada podemos hacer Es su voluntad recuerdame Pero déjame ir (2) Recuerdame con mucho amor No quiero llanto, ni gritos de dolor El mandato divino hay que cumplir Recuerdame pero déjame partir

Tipo: Tesinas

2023/2024

Subido el 10/09/2024

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Dom
8 Sep
Homilía de XXIII Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)
Ábrete
Introducción
El primer día de la semana nos trae siempre el recuerdo de la Pascua, la obra de Dios que sigue actuando en nosotros y en la humanidad, y que nos invita a
sentirnos protagonistas, pueblo en camino de crecimiento y salvación. El bautismo que un día recibimos y que nos incorporó a Cristo, nos impulsa a unirnos más
íntimamente a Él y a tomar conciencia de la fe que se nos ha dado como un don. No es un recuerdo o una rutina que va perdiendo fuerza y sentido, o que se
queda en el cumplimiento superficial. Dios quiere que vivamos en plenitud la vida y que nos sintamos felices por hacer del Evangelio y del seguimiento a Jesús
el núcleo de nuestra existencia.
La liturgia de este día nos invita a abrir los oídos para escuchar y acoger la Palabra (el pueblo de Israel era consciente de que la fe llegaba por el oído); pero
también a pronunciar con los labios y con acciones la riqueza de nuestra fe. Este doble e inseparable movimiento, de acogida interior y de anuncio a los demás,
configura nuestra vida como discípulos. ¡La Buena Noticia, recibida y contagiada a otros, sigue teniendo fuerza y fuego!
A nuestro alrededor se multiplican las malas noticias. No es nada nuevo, pero nos vamos acostumbrando a ello, y se debilita la esperanza, la confianza en la
humanidad y la certeza de que Dios lo ha creado todo, y a todos, por amor. Se resquebraja la comunicación en todos los ambientes, y crecen las sospechas, el
individualismo y las relaciones desde detrás de la pantalla. Por eso, necesitamos en este domingo escuchar a Jesús pronunciar la palabra que nos sana:
“Ábrete” (Mc 7,34), y permitir que sea Él quien toque nuestros oídos, sane nuestra lengua, y nos permita sentirnos personas y creyentes en comunicación y
diálogo con este mundo.
Fr. Javier Garzón Garzón
Convento Santo Tomás de Aquino - 'El Olivar' (Madrid)
Lecturas
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 35, 4-7a
Decid a los inquietos: «Sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará». Entonces se
despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado
aguas en el desierto y corrientes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial».
Salmo
Sal. 145, 7. 8-9a. 9bc-10 R/. Alaba, alma mía, al Señor
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/. El Señor abre
los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. R/. Sustenta al huérfano y a la viuda y
trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sion, de edad en edad. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 1-5
Hermanos míos, no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con
sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí
cómodamente», y al pobre le decís: «Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y
convirtiéndoos en jueces de criterios inicuos? Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y
herederos del Reino que prometió a los que lo aman?
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que,
además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la
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Dom

8 Sep

Homilía de XXIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

Ábrete

Introducción

El primer día de la semana nos trae siempre el recuerdo de la Pascua, la obra de Dios que sigue actuando en nosotros y en la humanidad, y que nos invita a sentirnos protagonistas, pueblo en camino de crecimiento y salvación. El bautismo que un día recibimos y que nos incorporó a Cristo, nos impulsa a unirnos más íntimamente a Él y a tomar conciencia de la fe que se nos ha dado como un don. No es un recuerdo o una rutina que va perdiendo fuerza y sentido, o que se queda en el cumplimiento superficial. Dios quiere que vivamos en plenitud la vida y que nos sintamos felices por hacer del Evangelio y del seguimiento a Jesús el núcleo de nuestra existencia.

La liturgia de este día nos invita a abrir los oídos para escuchar y acoger la Palabra (el pueblo de Israel era consciente de que la fe llegaba por el oído); pero también a pronunciar con los labios y con acciones la riqueza de nuestra fe. Este doble e inseparable movimiento, de acogida interior y de anuncio a los demás, configura nuestra vida como discípulos. ¡La Buena Noticia, recibida y contagiada a otros, sigue teniendo fuerza y fuego!

A nuestro alrededor se multiplican las malas noticias. No es nada nuevo, pero nos vamos acostumbrando a ello, y se debilita la esperanza, la confianza en la humanidad y la certeza de que Dios lo ha creado todo, y a todos, por amor. Se resquebraja la comunicación en todos los ambientes, y crecen las sospechas, el individualismo y las relaciones desde detrás de la pantalla. Por eso, necesitamos en este domingo escuchar a Jesús pronunciar la palabra que nos sana: “Ábrete” (Mc 7,34), y permitir que sea Él quien toque nuestros oídos, sane nuestra lengua, y nos permita sentirnos personas y creyentes en comunicación y diálogo con este mundo.

Fr. Javier Garzón Garzón Convento Santo Tomás de Aquino - 'El Olivar' (Madrid)

Lecturas

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías 35, 4-7a

Decid a los inquietos: «Sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará». Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial».

Salmo

Sal. 145, 7. 8-9a. 9bc-10 R/. Alaba, alma mía, al Señor

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/. El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. R/. Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sion, de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 1-

Hermanos míos, no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas. Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí cómodamente», y al pobre le decís: «Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y convirtiéndoos en jueces de criterios inicuos? Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman?

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la

lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá» (esto es, «ábrete»). Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

Comentario bíblico

Iª Lectura: Isaías (35,4-7): El Dios de la vida

I.1. La primera lectura se toma del libro de Isaías y forma parte del llamado pequeño Apocalipsis de ese libro (cc. 34-35); como tal se expresa en unas imágenes que pueden sorprendernos de parte de Dios. Probablemente estos capítulos no pertenecen al gran profeta del s. VIII a. C, sino que corresponderían mejor a los tiempos del Deutero-Isaías, que es quien continua el libro. Lo que verdaderamente llama la atención es la actuación personal de Dios sobre la ciudad de Sión-Jerusalén, que ha sido sometida al desastre.

I.2. Pero en la mentalidad de los profetas verdaderos, al juicio siempre sigue la salvación, la restauración, ya que el juicio de Dios nunca es definitivamente de destrucción, ni sobre las personas, ni sobre los pueblos. Los que están viviendo la depresión, serán curados por la salvación de Dios; los que padecen un mal físico serán liberados. Y todo culmina con la expresión del agua en el páramo, en la estepa, en el desierto. La vida es el signo más claro y contundente de la vida en un pueblo rodeado de desiertos. Este oráculo de esperanza, pues, es todo un precedente para los signos mesiánicos que Jesús llevó a cabo.

IIª Lectura: Santiago (2,1-5): La fe que vivifica y hace justicia

II.1. La segunda lectura de la carta de Santiago es una de las exhortaciones que ponen de manifiesto el objetivo pragmático de esta carta cristiana. La polémica que provoca en la comunidad la división de clases, la atención a los ricos en detrimento de los pobres, es un problema tan viejo como la vida misma. Pero es ahí donde la comunidad cristiana tiene que mostrar su identidad más absoluta. El pragmatismo de la carta de Santiago no nos da la posibilidad de matices de ningún género, y es que en estas exigencias de favoritismo. Santiago lo plantea desde la fe en Jesucristo. Entre las pocas veces que se nombre a Jesucristo en esta carta, esta es una, y precisamente en uno de los momentos más significativos de lo que debe ser la praxis cristiana en la “asamblea”, que es donde se retrata una comunidad. Aunque esto debe aplicarse a toda la vida de la comunidad en el mundo.

II.2. La fe debe mostrarse en la práctica, porque de lo contrario la fe se queda en una cuestión ideológica y es eso lo que en nombre del Señor no se puede justificar. Los pobres, en la asamblea, deben tener la misma dignidad, porque en ella son elevados a la dignidad que el mundo no quiere otorgarles, pero la comunidad cristiana no puede caer en el mismo favoritismo por los ricos.

Evangelio: Marcos (7,31-37): El Effatá del Reino

III.1. El evangelio de Marcos (7,31-37) nos narra la curación de un sordomudo en territorio de la Decápolis (grupo de diez ciudades al oriente del Jordán, en la actual Jordania), después de haber actuado itinerantemente en la Fenicia. Se trata de poner de manifiesto la ruptura de las prevenciones que el judaísmo oficial tenía contra todo territorio pagano y sus gentes, lo que sería una fuente de impureza. Para ese judaísmo, el mundo pagano está perdido para Dios. Pero Jesús no puede aceptar esos principios; por lo mismo, la actuación con este sordomudo es un símbolo por el que se va a llegar hasta los extremos más inauditos: Va a tocar al sordomudo. No se trata simplemente de una visita y de un paso por el territorio, sino que la pretensión es que veamos a Jesús meterse hasta el fondo de las miserias de los paganos.

III.2. Vemos a Jesús actuando como un verdadero curandero; incluso le cuesta trabajo, aunque hay un aspecto mucho más importante en el v. 34, cuando el Maestro “elevó sus ojos al cielo”. Es un signo de oración, de pedir algo a Dios, ya que mirar al cielo, como trono de Dios, es hablar con Dios. Y entonces su palabra Effatá, no es la palabra mágica simplemente de un secreto de curandero, sino del poder divino que puede curarnos para que se “abran” (eso significa Effatá) los oídos, se suelte la lengua y se ilumine el corazón y la mente. Y vemos que el relato quiere ser también una lección de discreción: no quiere ser reconocido por este acto taumatúrgico de curación de un sordomudo, sino por algo que lleva en su palabra de anunciador del Reino. Dios actúa por él, curando enfermedades, porque el Reino también significa vencer el poder del mal. Los enfermos en aquella sociedad religiosa, eran considerados esclavos de “Satanás” o algo así.

III.3. Su «tocar» es como la mano de Dios que llega para liberar los oídos y dar rienda suelta a la lengua. La significación, pues, por encima de asombrarnos de los poderes taumatúrgicos, es poner de manifiesto que con los oídos abiertos aquél hombre podrá oír el mensaje del evangelio; y soltando su lengua para hablar, advierte que, desde ahora, un pagano podrá también proclamar el mensaje que ha recibido de Jesús al escucharlo en la novedad de su vida. Esta es una lección que hoy debemos asumir como realidad, cuando en nuestro mundo se exige la solidaridad con las miserias de los pueblos que viven al borde de la muerte.

Fray Miguel de Burgos Núñez (1944-2019)

Pautas para la homilía

Él viene en persona y os salva (Is 35,4)

Curación de un tratamudo sordo Marcos 7, 31-

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Evangelio

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. El, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: -Effetá (esto es, "ábrete"). Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. El les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: -Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

Explicación

En tiempos de Jesús creían que cuando alguien padecía enfermedad o tenía algún defecto físico era porque un demonio o espíritu malo estaba dentro de él. Y a Jesús, que combatía toda forma de mal, le traen un señor sordo y tartamudo. Levantó la mirada al cielo para contar con la ayuda de su Padre Dios, y abrió los oídos del hombre para que pudiera escuchar, y le soltó la traba de la lengua, para que pudiera expresarse bien. El enfermo se curó gracias a la intervención de Jesús.

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

VIGÉSIMOTERCER DOMINGO ORDINARIO – CICLO “B” – (MARCOS 7, 31-37)

NARRADOR: En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis.

SEGUIDORES: Señor, ven… Aquí hay una persona sorda que apenas puede hablar y quiere estar contigo para que le impongas las manos.

NARRADOR: Jesús, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:

JESÚS: «Effetá», esto es: «Ábrete.»

NARRADOR: Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.

JESÚS: No se lo digáis a nadie.

NARRADOR: Pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:

SEGUIDORES: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Textos: Fr. Emilio Díez y Fr. Javier Espinosa Dibujos: Fr. Félix Hernández