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Este documento analiza la personalización como una mutación sociológica global en curso en las sociedades democráticas avanzadas, que remodela en profundidad el conjunto de los sectores de la vida social. Se propone la idea de que la personalización es una creación histórica próxima a la «significación imaginaria central» de castoriadis, iniciada a partir de los años veinte y que no cesa de ampliar sus efectos desde la segunda guerra mundial.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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Los p resentes artícu los y estu d ios no tienen otro n exo de u nión qu e el d e p lantear tod os ellos, au nqu e a niveles d iferen- tes, el m ism o p roblem a general: la conm oción d e la socied ad , de las costu m bres, d el ind ivid uo contem p oráneo de la era d el con- sumo m asificad o, la em ergencia de un m od o de socialización y de ind ivid u alización inéd ito, qu e rom p e con el institu id o d esd e los siglos XVII y XVIII. Desvelar esa m u tación histórica aún en cu rso es el objeto d e estos textos, consid erand o qu e el u niverso d e los objetos, de las im ágenes, de la inform ación y de los valo- res hed onistas, p erm isivos y p sicologistas qu e se le asocian, han generad o una nu eva form a de con trol d e los com p ortam ientos, a la vez qu e una d iversificación incom p arable de los mod os de vid a, una im p recisión sistem ática de la esfera p rivad a, d e las creencias y los roles, d icho d e otro m od o, una nu eva fase en la historia d el ind ivid u alism o occid ental. N u estro tiem p o sólo consigu ió eva- cu ar la escatología revolu cionaria, base d e u na revolu ción perma- nente de lo cotid iano y d el p rop io ind ivid u o: p rivatización am- p liad a, erosión de las id entid ad es sociales, aband ono id eológico y p olítico, d esestabilización acelerad a d e las p ersonalid ad es; vivim os una segunda revolu ción ind ivid u alista. Una id ea central ord ena los análisis qu e a continu ación se ofrecen : a med id a qu e se d esarrollan las socied ad es d em ocráticas avanzad as, éstas encu entran su inteligibilid ad a la luz de una ló- gica nueva qu e llam am os aquí el p roceso de p ersonalización, qu e n o cesa de rem od elar en p rofu nd id ad el con ju n to de los sectores de la vid a social. Evid en tem en te no tod as las esferas se han rees- tru ctu rad o en el m ism o grad o ni de la m ism a form a por el pro-
ceso en cu rso, y tam p oco ignoram os los lím ites de las teorías que se esfu erzan en u nificar el tod o social bajo un p rincip io sim p le, cuand o es m anifiesto que nu estras socied ad es emplean una plura- lid ad de criterios esp ecíficos. Si, a p esar de ello, hem os m antenid o la idea de un esquem a hom ogéneo, se d ebe al hecho de qu e ante tod o se in ten tó n o tan to establecer una reseña instantánea d el m om ento actu al com o tratar las líneas d e transform ación, la tend encia p rim ord ial que d isp one a la escala de la historia las institu ciones, los mod os de vid a, las asp iraciones y finalm ente las p ersonalid ad es. El p roceso de p ersonalización proced e de una p ersp ectiva com p arativa e h istórica, d esigna la línea d irectriz, el sentid o d e lo nu evo, el tip o de organización y de con trol social qu e nos arranca d el ord en d iscip linario-revolu cionario-convencio- nal que p revaleció hasta los años cincu enta. Ru p tu ra con la fase inau gu ral d e las socied ad es m od ernas, d em ocráticas-d iscip linarias, u niversalistas-rigoristas, id eológicas-coercitivas, tal es el sentid o d el p roceso d e p ersonalización cu ya asim ilación a u na estrategia d e recam bio d el cap ital, aunque tenga asp ecto hu m ano, resu lta abso- lu tam ente lim itad a. Cu and o un m ism o p roceso anexiona en mo- vim iento sincrónico el con ju n to d e un sistem a, es ilu sorio qu erer red u cirlo a u na fu nción local in stru m en tal, aunque sea cierto qu e pu ed e con tribu ir con eficacia a la rep rod u cción o al au m ento d e la p lu svalía. La hip ótesis qu e se p rop one es otr a: se trata d e una m u tación sociológica global qu e está en cu rso, una crea- ción h istórica p róxim a a lo qu e Castoriad is d enom ina «signifi- cación im aginaria cen tral», com binación sinérgica d e organizacio- nes y de significaciones, de acciones y valores, iniciad a a p artir de los años vein te —sólo las esferas artísticas y p sicoanalítícas la an- ticip aron en algunos d ecen ios—, y qu e no cesa d e am pliar sus efectos d esd e la Segund a Gu erra Mu nd ial. N egativam ente, el p roceso de p ersonalización rem ite a la frac- tu ra de la socialización d iscip linaria; p ositivam ente, corresp ond e a la elaboración de una socied ad flexible basad a en la inform ación y en la estim u lación d e las necesid ad es, el sexo y la asunción de los «factores hu m anos», en el cu lto a lo natu ral, a la cord ialid ad y al sentid o d el hu m or. Así op era el p roceso de p ersonalización, nueva m anera para la socied ad de organizarse y orientarse, nu evo mod o de gestionar los com p ortam ien tos, no ya por la tiranía de los d etalles sino p or el m ínim o d e coacciones y el m áxim o de elec-
es inseparable de una sociedad que ha erigid o al individuo libre com o valor cardinal-, y no es más que la manifestación última de la id eología ind ivid u alista; pero es la transform ación de los esti- los de vida unida a la revolución del consumo lo que ha per- m itid o ese d esarrollo de los d erechos y deseos del ind ivid uo, esa mutación en el orden de los valores ind ivid ualistas. Salto adelan- te de la lógica ind ivid ualista: el d erecho a la libertad , en teoría ilim itad o pero hasta entonces circu nscrito a lo económ ico, a lo po- lítico, al saber, se instala en las costu m bres y en lo cotid iano. Vi- vir librem ente sin represiones, escoger íntegram ente el modo de existencia de cada u no: he aquí el hecho social y cultural más sig- nificativo de nu estro tiem po, la aspiración y el d erecho más le- gítim os a los ojos d e nuestros contem p oráneos. El proceso d e personalización: estrategia global, mutación ge- neral en el hacer y querer de nuestras sociedades. Sin em bargo, convend ría d istingu ir en él dos caras. La primera, «lim p ia» u op erativa, designa el conju nto d e los d ispositivos fluid os y de- sestand arizad os, las formas de solicitación programada elaborad a p or los aparatos d e poder y gestión que provoca regularmente que los d etractores de derechas y sobre tod o de izquierdas d enuncien, de form a un tanto caricaturesca y grotesca, el cond icionam iento generalizad o, el infierno refrigerad o y «totalitario» de la ajjluent society. La segunda, a la que pod ríamos llamar «salvaje» o «pa- ralela», p roviene de la voluntad de autonomía y de particulari- zación d e los grupos e ind ivid uos: neofem inism o, liberación de costu m bres y sexualidades, reivind icaciones d e las minorías regio- nales y lingü ísticas, tecnologías psicológicas, deseo de expresión y de expansión d el yo, movimientos «alternativos», por todas par- tes asistimos a la búsqueda de la propia id entid ad , y no ya d e la universalid ad que motiva las acciones sociales e ind ivid uales. Dos polos qu e poseen sin duda sus especificid ad es pero que no por ello d ejan de esforzarse en salir de una sociedad d isciplinaria, lo que hacen en función de la afirmación aunque también de la ex- plotación d el p rincip io de las singularidades ind ivid uales. El p roceso d e personalización surgió en el seno d el univer- so d iscip linario, de modo que el fin de la edad moderna se carac- terizó por la alianza de dos lógicas antinóm icas. La anexión cada vez más ostensible de las esferas d e la vida social por el proceso de personalización y el retroceso concom itante del proceso disci-
plinario es lo qu e nos ha llevad o a hablar de socied ad posmod er- na, una socied ad que generaliza una de las tend encias de la mo- dernidad inicialm ente m inoritaria. Socied ad p osm od erna: d icho de otro m od o, cam bio de ru m bo histórico de los objetivos y mo- dalidades de la socialización, actu alm ente bajo la égida de dispo- sitivos abiertos y p lu rales; d icho de otro m od o, el ind ivid u alism o hed onista y p ersonalizad o se ha vu elto legítim o y ya no encuen- tra op osición; d icho de otro m od o, la era de la revolu ción, d el escánd alo, de la esperanza fu tu rista, insep arable d el m od ernism o, ha concluido. La sociedad posm od erna es aquella en que reina la ind iferencia de m asa, donde d omina el sentim iento de reiteración y estancam iento, en qu e la au tonom ía privad a no se d iscu te, don- de lo nuevo se acoge com o lo antigu o, d ond e se banaliza la inno- vación, en la que el fu tu ro no se asim ila ya a un p rogreso ineluc- table. La socied ad mod erna era conqu istad ora, creía en el futu- ro, en la ciencia y en la técnica, se institu yó com o ruptura con las jerarquías de sangre y la soberanía sagrad a, con las trad iciones y los p articu larism os en nom bre de lo u niversal, de la razón, de la revolución. Esa época se está d isipand o a ojos vistas; en p arte es contra esos p rincip ios fu tu ristas que se establecen nu estras socie- dades, p or este hecho p osm od ernas, ávidas de id entid ad , de di- ferencia, de conservación, de tranqu ilid ad , de realización p ersonal inmediata; se d isuelven la confianza y la fe en el fu tu ro, ya nad ie cree en el p orvenir rad iante de la revolu ción y el p rogreso, la gente quiere vivir en seguid a, aquí y ahora, conservarse joven y no ya forjar el hom bre nu evo. Socied ad posm od erna significa en este sentid o retracción d el tiem p o social e ind ivid u al, al m ism o tiempo, qu e se im p one más que nu nca la necesid ad de p rever y organizar el tiem p o colectivo, agotam iento d el impulso m od ernista hacia el fu tu ro, d esencanto y m onotonía de lo nu evo, cansancio de una socied ad qu e consigu ió neu tralizar en la apatía aqu ello en que se funda: el cam bio. Los grandes ejes m od ernos, la revolu ción, las d iscip linas, el laicism o, la vanguard ia han sido aband onad os a fuerza de p ersonalización hed onista; m u rió el op tim ism o tecno- lógico y cien tífico al ir acompañad os los innu m erables d escu bri- mientos por el sobirearmamento de los bloqu es, la degradación d el medio am biente, el aband ono acrecentad o de los ind ivid u os; ya ninguna id eología p olítica es capaz de entu siasm ar a las m asas, la sociedad p osm od erna no tiene ni íd olo ni tabú , ni tan sólo ima-
ciones p rivad as, en vistas a la rep rod u cción aum entad a d el prin- cipio de las singularid ad es ind ivid u ales. La d iscontinu id ad pos- m od erna n o em p ieza con tal o cu al efecto p articu lar, cu ltu ral o artístico, sino con la p rep ond erancia histórica d el p roceso de per- sonalización, con la reestru ctu ración d el tod o social bajo su pro- pia ley. La cu ltu ra posm od erna rep resenta el p olo «su p erestru ctu ral» de una socied ad qu e em erge d e un tip o de organización u niform e, dirigista y qu e, p ara ello, m ezcla los ú ltim os valores m od ernos, realza el pasad o y la trad ición, revaloriza lo local y la vida sim p le, disuelve la p reem inencia de la centralid ad , d isem ina los criterios de lo verd ad ero y d el arte, legitim a la afirm ación d e la id entid ad personal con form e a los valores de una socied ad personalizad a en la que lo im p ortan te es ser u no m ism o, en la qu e por lo tan to cualquiera tien e d erecho a la ciu d ad anía y al reconocim iento so- cial, en la qu e ya nad a d ebe im p onerse d e un m od o im pera- tivo y d u rad ero, en la qu e tod as las op ciones, tod os los niveles pueden coh abitar sin contrad icción ni p ostergación. La cu ltu ra posm od erna es d escentrad a y h eteróclita, m aterialista y psi, por- no y d iscreta, renovad ora y retro, consu m ista y ecologista, sofis- ticada y esp ontánea, esp ectacu lar y creativa; el fu tu ro no tend rá que escoger una d e esas tend encias sino qu e, por el con trario, de- sarrollará las lógicas d u ales, la corresp ond encia flexible de las an- tinomias. La fu nción d e sem ejante estallid o n o ofrece d u d a: pa- ralelamente a los otros d isp ositivos p ersonalizad os, la cu ltu ra posmoderna es un vector d e am p liación d el individualismo; al diversificar las p osibilid ad es d e elección , al anu lar los p u ntos d e referencia, al d estru ir los sentid os ú nicos y los valores su p eriores de la m od ernid ad , p one en m archa una cu ltu ra personalizad a o hecha a m ed id a, qu e p erm ite al átom o social em ancip arse d el balizaje d iscip linario-revolu cionario. Sin em bargo n o es cierto qu e estem os som etid os a una ca- rencia d e sentid o, a una d eslegitim ación total; en la era posmo- derna perd ura un valor card inal, intangible, ind iscu tid o a través de sus m anifestaciones m ú ltip les: el ind ivid u o y su cada vez más proclamad o d erecho de realizarse, d e ser libre en la med id a en que las técnicas de con trol social d esp liegan d isp ositivos cad a vez más sofisticad os y «hu m anos». De m od o que si el p roceso e (^) Personalización introd u ce efectivam ente una d iscontinu id ad en
la trama histórica, tam bién es cierto qu e persigue, por otros ca- m inos, una obra secu lar, la d e la mod ernid ad d emocrática-ind ivi- d ualista. Ru p tu ra aquí, continuid ad allá, la noción de sociedad posmoderna no expresa otra cosa: conclu id a u na fase, aparece otra nueva, u nid a, por lazos más com p lejos d e lo que parecen a pri- mera vista, a nu estros orígenes p olíticos e id eológicos. Si es necesario recu rrir al esquema del proceso de persona- lización, no se d ebe ú nicam ente a las nuevas tecnologías blandas d e control sino a los efectos d e ese p roceso sobre el propio in- d ivid uo. Con el p roceso de personalización el individualismo sufre un aggiornamento que llamamos aqu í, siguiendo a los sociólogos am ericanos, narcisista: el narcisism o, consecuencia y manifesta- ción miniaturizada del p roceso d e personalización, sím bolo d el paso d el ind ivid ualismo «lim itad o» al ind ivid ualismo «total», sím bolo d e la segunda revolución ind ivid u alista. ¿Qu é otra ima- gen pod ría retratar m ejor la em ergencia de esa form a de indivi- dualidad dotada d e una sensibilid ad p sicológica, d esestabilizada y tolerante, centrad a en la realización em ocional d e uno m ism o, ávida de ju ventu d , de d ep orte, de ritm o, menos atada a triu nfar en la vida que a realizarse continu am ente en la esfera íntim a? ¿Qu é otra imagen pod ría sugerir con más fuerza el form id able em pu je ind ivid ualista inducido por el proceso de personalización? ¿Qu é otra imagen pod ría ilu strar m ejor nuestra situación presen- te en la qu e el fenóm eno social cru cial ya no es la p ertenencia y antagonism o d e clases sino la d isem inación de lo social? En la actualid ad son más esclareced ores los deseos ind ivid ualistas que los intereses de clase, la privatización es más revelad ora qu e las relaciones de p rod u cción, el hed onism o y psicologism o se impo- nen más qu e los programas y formas d e acciones colectivas por nuevas qu e resu lten (lu cha antinu clear, movimientos regionales, et- cétera), el concep to d e narcisismo tiene por objeto hacer d e eco a esa cu lm inación d e la esfera p rivad a. Perm ítasenos hacer algunas precisiones y prolongaciones res- p ecto d e un asunto qu e ha suscitad o m alentend id os. Contraria- m ente a lo qu e se haya escrito aqu í o allá, el narcisism o no se id entifica con la falta d e com prom iso p olítico del m om ento; más ampliamente correspond e a la d escrispación d e las posturas políti- cas e id eológicas y a la sobrevaloración concom itante de las cues- tiones su bjetivas. Wind su rf, skate, Ala Delta, la sociedad posmo-
de encontrarse en confianza, con seres que compartan las mismas preocupaciones inmediatas y circu nscritas. N arcisism o colectivo: nos ju ntam os porque nos parecemos, porque estamos d irectamen- te sensibilizad os por los mismos objetivos existenciales. El narci- sismo no sólo se caracteriza por la autoabsorción hed onista sino también por la necesidad de reagruparse con seres «id énticos», sin duda para ser ú tiles y exigir nuevos d erechos, pero tam bién para liberarse, para solucionar los problem as íntim os por el «contac- to», lo «vivid o», el discurso en prim era p ersona: la vida asocia- tiva, instru m ento psi. El narcisism o encu entra su mod elo en la psicologización d e lo social, de lo p olítico, d e la escena pública en general, en la subjetivización d e todas las actividades antaño im personales u objetivas. La fam ilia y m ú ltiples organizaciones son ya medios d e exp resión, tecnologías analíticas y terapéu ticas, estam os lejos de la estética m onad ológica, el neonarcisismo es pop psi.
La edad moderna estaba obsesionad a por la prod ucción y la revolu ción, la edad posmoderna lo está p or la inform ación y la exp resión. N os expresam os, se d ice, en el trabajo, por los «con- tactos», el d ep orte, el ocio, de tal modo que p ronto no habrá ni una sola activid ad qu e no esté marcada con la etiqu eta «cu ltu - ral». N i tan sólo se trata de un 'discurso id eológico, es una aspi- ración de masa cuya ú ltim a m anifestación es la extraord inaria p roliferación d e las rad ios libres. Tod os somos d isc-jockeys, pre- sentad ores y animad ores; ponga la FM , d e inmed iato le asalta una nu be d e música, de frases entrecortad as, entrevistas,, confi- d encias, «afirm aciones» cu ltu rales, regionales, locales,/ de barrio, de escu ela, de grupos restringid os. Dem ocratización sin preceden- tes d e la p alabra: cada uno es incitad o a telefonear a la centra- lita, cada uno qu iere d ecir algo a p artir de su experiencia íntim a, tod os podemos hacer d e locu tor y ser oíd os. Pero es lo mismo qu e las pintad as en las paredes de la escuela o los innum erables grupos artísticos; cu anto mayores son los medios de exp resión, m enos cosas se tienen por d ecir, cu anto más se solicita la subje- tivid ad , más anónimo y vacío es el efecto. Parad oja reforzad a aún más por el hecho de que nadie en el fond o está interesad o por esa p rofu sión de exp resión, con una excepción im p ortante: el emisor o el p rop io cread or. Eso es p recisam ente el narcisismo, la expre- sión gratu ita, la prim acía del acto de comunicación sobre la natu-
raleza d e lo com u nicad o, la ind iferencia por los contenid os, la reabsorción lú d ica d el sentid o, la com u nicación sin objetivo ni pú- blico, el em isor convertid o en el p rincip al recep tor. De ahí esa p létora de esp ectácu los, exp osiciones, en trevistas, p rop u estas to- talm ente insignificantes para cu alqu iera y que ni siqu iera crean am biente: hay otra cosa en ju ego, la p osibilid ad y el d eseo de exp resarse sea cu al fu ere la natu raleza d el «m en saje», el d ere- ch o y el p lacer narcisista a exp resarse p ara nad a, para sí mis- m o, p ero con un registrad o am p lificad o p or un «m éd iu m ». Comu- nicar p or com u nicar, exp resarse sin otro objetivo qu e el m ero exp resar y ser grabad o por un m icrop ú blico, el narcisism o d escu- bre aquí com o en otras p artes su convivencia con la d esu bstan- d alízacíón p osm od erna, con la lógica d el vacío.
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