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La Década Infame en la Argentina (1930-1943) en resumen, Monografías, Ensayos de Historia

La llamada “Década Infame” significó un período de inédita corrupción en la Argentina. Aquì una sintesis

Tipo: Monografías, Ensayos

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Revista de Claseshistoria
Publicación digital de Historia y Ciencias Sociales
Artículo Nº 309
15 de julio de 2012
ISSN 1989-4988
DEPÓSITO LEGAL MA 1356-2011
Revista
Índice de Autores
Claseshistoria.com
Diego Gabriel Dolgopol
Profesor de Historia. Instituto Superior de
Formación Docente 95 Mary
OGraham, en Educación Media, Adultos
y Superior
filosofiad@hotmail.com
Claseshistoria.com
15/07/2012
DIEGO GABRIEL DOLGOPOL
La Década Infame en la Argentina: 1930-1943
RESUMEN
La llamada “Década Infame” significó un período de
inédita corrupción en la Argentina. Fue la Restauración
de la oligarquía agropecuaria luego de la experiencia
del radicalismo en el poder, que si bien no invirtió el
modo de acumulación, virando hacia un modelo
industrialista, intentó democratizar la renta agraria. Es
una etapa de enorme escepticismo, de desazón, de
sensación de falta de futuro. El tango lo expresa sobre
todo: la mujer que se fue con otro es la Patria que no
nos pertenecía. El país estaba entregado al capital
extranjero.
PALABRAS CLAVE
Fascismo, Liga Patriótica, Fraude, Negociados.
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Revista de Claseshistoria

Publicación digital de Historia y Ciencias Sociales Artículo Nº 309 15 de julio de 2012 ISSN 1989- DEPÓSITO LEGAL MA 1356-

Revista Índice de Autores Claseshistoria.com

Diego Gabriel Dolgopol Profesor de Historia. Instituto Superior de Formación Docente Nº 95 “Mary O’Graham”, en Educación Media, Adultos y Superior filosofiad@hotmail.com Claseshistoria.com 15/07/20 12

DIEGO GABRIEL DOLGOPOL

La Década Infame en la Argentina: 1930- 1943

RESUMEN La llamada “Década Infame” significó un período de inédita corrupción en la Argentina. Fue la Restauración de la oligarquía agropecuaria luego de la experiencia del radicalismo en el poder, que si bien no invirtió el modo de acumulación, virando hacia un modelo industrialista, intentó democratizar la renta agraria. Es una etapa de enorme escepticismo, de desazón, de sensación de falta de futuro. El tango lo expresa sobre todo: la mujer que se fue con otro es la Patria que no nos pertenecía. El país estaba entregado al capital extranjero. PALABRAS CLAVE Fascismo, Liga Patriótica, Fraude, Negociados.

A la hora de considerar la Década Infame en su justa dimensión, es menester, en primer término, evaluar el contexto internacional en el que surgen, no sólo los acontecimientos que nos ocupan, sino el grupo de ideas y las condiciones materiales que los sustentan.

Sin dudas, debe tomarse como momentos similares el ascenso de Mussolini en Italia, la crisis económica iniciada en 1929, y la llegada de Hitler al poder en Alemania en 1933. La democracia liberal se ve fuertemente cuestionada en todo el mundo como sistema a través del cual podían resolverse los problemas y lograr progreso. El parlamentarismo, las elecciones, el debate en las cámaras y en la prensa es “politiquería”, que además, podía abrir las puertas al comunismo^1.

En Argentina, estas ideas encuentran simpatías y oídos receptores. Y más allá del movimiento que se inaugura en 1930, y se extiende hasta 1943, tiene sólo el breve período de Uriburu como representante de ideas fascistas en la Argentina – sin que, por supuesto, haya llegado a ser puntualmente fascismo- podemos afirmar que toda la década está impregnada por el desdén hacia la democracia, de la cual se mantiene sólo una fachada. El ejemplo casi ineludible es el del escritor Leopoldo Lugones y sus manifestaciones tan comentadas en el aniversario de la batalla de Ayacucho^2. En este

(^1) “De todos los acontecimientos de esta era de las catástrofes, el que mayormente impresionó a los supervivientes del siglo XIX fue el hundimiento de los valores e instituciones de la civilización liberal (…) Esos valores implicaban el rechazo de la dictadura y del gobierno autoritario, el respeto del sistema constitucional con gobiernos libremente elegidos y asambleas representativas que garantizaban el imperio de la ley (…) A pesar de la existencia de numerosos regímenes electorales representativos, en los veinte años transcurridos desde la “Marcha sobre Roma” de Mussolini hasta el apogeo de las potencias del Eje en la segunda guerra mundial se registró un retroceso, cada vez más acelerado, de las instituciones políticas liberales.” Hobsbawm, Eric: “Historia del siglo XX”, Crítica, Bs. As., 2007, Pág. 117-118. (^2) “El pueblo, como entidad electoral, no interesa lo más mínimo. Nunca le he pedido nada, nunca se lo he de pedir, y soy un incrédulo de la soberanía mayoritaria” (…) “Señores: dejadme procurar que esta hora de emoción no sea inútil. Yo quiero arriesgar también algo que cuesta mucho decir en estos tiempos de paradoja libertaria y de fracasada, bien que audaz ideología. Ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada…Pacifismo, colectivismo, democracia, son sinónimos de la misma vacante que el destino ofrece al jefe predestinado, es decir al hombre que manda por su derecho de mejor, con o sin la ley, porque ésta, como expresión de potencia, confúndese con su voluntad. (…) Y desde 1914 debemos otra vez a la espada esta viril confrontación con la realidad… El sistema constitucional del siglo XIX está caduco. El ejército es la última aristocracia, vale decir la última posibilidad de organización jerárquica que nos resta entre la disolución demagógica. Sólo la vida militar realiza en este

basado en las exportaciones agropecuarias. De hecho, Aldo Ferrer^5 incluye este período dentro de uno más amplio, que va desde 1860 a 1930, y que denomina “la economía primaria exportadora”. Al iniciarse la Década Infame, no es intención de los grupos que llegan al poder continuar con esta democratización redistributiva sino, muy por el contrario, volver al esquema clásico de una oligarquía con una fuerte alianza con el imperio británico, pero sin participación de “la chusma” radical e inmigratoria. Es decir, todo el resto. Así lo testimonian los apellidos que formarán parte del gabinete del Gral. Justo: Luis Duhau y Federico Pinedo^6.

Sin embargo, la crisis económica internacional provoca que las metrópolis restrinjan la compra de materias primas a sus socios tradicionales, y es así que el menor ingreso de divisas generará dificultades a la hora de importar productos industriales. No habrá otro remedio que, lentamente, comenzar a fabricarlos aquí. Fueron muchos los ramos que recibieron impulso, pero, sobre todo, la industria textil. Aquí puede señalarse entonces una ruptura con el período anterior; tal vez porque sea aplicable la frase de “las crisis genera oportunidades”; lo cierto es que en el aspecto industrial, Argentina inicia un ciclo de ascenso^7.

Sin embargo, no será esta oportunidad la que se priorizará, sino la de un arreglo a cualquier precio con el Imperio Británico a fin de que este país sostenga la cuota de

(^5) Ferrer, Aldo: “La Economía Argentina”, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1992, Pág. 91. (^6) “Con posterioridad, la gestión del Gral. Justo se enriquece con la incorporación a su gabinete de: Luis Duhau, poderoso ganadero y alto dirigente de la Sociedad Rural (Ministerio de Agricultura) y Federico Pinedo (dirigente del Partido Socialista Independiente, y asesor del trust Bemberg y de los ferrocarriles ingleses, como también vinculado a la CHADE (…) el Dr. Julio Argentino Roca (h) (…) hombre del Jockey Club, ligado al capital británico”. Galasso, Norberto: “Cuadernos para la Otra Historia, La Década Infame”, Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, Págs. 2 y 3. (^7) “El aumento general de los derechos aduaneros que tuvo lugar en 1931 y la protección aún más considerable realizada por la repentina desvalorización del peso argentino hacia fines de 1933, estimuló la industria manufacturera local de una gran cantidad de productos que anteriormente se importaban. De esta contingencia salía beneficiada la industria textil, que amplió las plantas industriales existentes y montó otras nuevas (…) Pero la creciente ola de establecimientos fue ayudada también por la circunstancia de que “existe en la Argentina mano de obra buena y barata, y que no está echada a perder y es complaciente y voluntaria”. Dorfman, Adolfo: “Historia de la Industria Argentina”, Hyspanoamérica, Bs. As. 1986, Pág. 393-

  1. Esta última afirmación, vertida por el agregado comercial del Reino Unido hacia 1935, habrá variado seguramente algunos años después.

compras de carnes. Hacia allí va entonces la misión argentina^8. Mediante el pacto Roca Runciman, y a cambio de que Inglaterra compre a la Argentina la cantidad de carne que no pueden cubrir sus ex colonias, se concedía:

a- eximir de derechos aduaneros al carbón inglés b- suprimir el aforo del whisky c- rebajar los derechos de importación d- no reducir las tarifas de ferrocarriles e- privilegiar a las empresas de transporte británicas por sobre los colectivos nacionales f- beneficiar a los frigoríficos ingleses

Era, como bien lo señala José María Rosa^9 El Estatuto del coloniaje”. El país ya no era nuestro.

En este doble contexto que hemos señalado, de crisis económica por un lado y deterioro de la valoración de la democracia liberal por el otro, el movimiento obrero se encontró con nuevos desafíos: la organización y resistir la represión.

Hacia 1930 se unifican las dos centrales obreras existentes hasta ese momento: la Confederación Obrera Argentina (COA) de origen socialista, y la Unión Sindical Argentina (USA), sindicalista revolucionaria. Constituyen, con esta unión, la CGT (Confederación General del Trabajo). En los años 30 y 31 la represión uriburista se ensañará con los trabajadores, que conocerán las cárceles del sur, los fusilamientos, las torturas. A estos primeros años de la década le siguieron una relativa distensión bajo la presidencia de Justo, que de todos modos no excluyó experiencias duras para huelguistas y dirigentes sindicales. Aproximadamente hacia 1934 comienza a notarse con mayor intensidad la expansión de la industria, y también un avance en los planes de lucha^10.

(^8) “Forman parte de ella Julio A. Roca (h), Guillermo Leguiazamón – director de empresas ferroviarias inglesas- Miguel Ángel Cárcano y Raúl Prebisch”, Galasso, Ob. Citada, Pág. 3. Prebisch, a decir de Arturo Jauretche, se encontraba allí en su etapa “Mr. Hyde”. (^9) Rosa, José María: “Historia Argentina”, Tomo 12, editorial Oriente, Madrid, 1981.

(^10) “De manera que (…) desde mediados de la década de 1930 la clase obrera se encontró en un momento ascendente de sus luchas. Estableció alianzas con fracciones de la burguesía, y

b- Desde el ala izquierda del liberalismo, José Luis Romero en “Las ideas políticas en la Argentina” señala la falsedad de la opción autoritarismo uriburista- democracia fraudulenta justista, la claudicación del alvearismo y la derechización del socialismo c- Desde la corriente de la Historia Social, Luis Alberto Romero da importancia a los logros económicos del justismo y los acuerdos de los partidos anti personalistas en el 36. Tulio Halperín Donghi, desde su pretendido término medio académico, que de todos modos no puede ocultar su perplejidad ante los movimientos populares, le quita espesor al término “infame” para esta década, bajo la justificación de que las hubo iguales o peores, y se manifiesta sorprendido ante la condena a la política económica del período. d- El rosismo tradicional está inscripto en el cúmulo de ideas de desprecio a la democracia que señalamos al principio, por lo que el hecho de que no se haya concretado el proyecto corporativo de Uriburu es visto con frustración e- Los forjistas, y luego el revisionismo federal provinciano señalan la imposición de políticas y leyes por parte de Gran Bretaña como “el Estatuto del Coloniaje”, resaltan la resistencia radical del 30- 34 y condenan la claudicación alvearista. f- En la descripción del arco político de esta etapa, Rodolfo Puigross dice que “todos los partidos eran conservadores”. Como ya hemos dicho, la contracara de la Década Infame es el incipiente desarrollo industrial y el advenimiento de un nuevo proletariado, fruto de la “doble crisis mundial”: económica en el 29 y bélica en el 39.

Tal vez en estos datos podría cifrarse un balance provisorio, aunque siempre insuficiente. Una élite dirigente que utilizó el país para beneficio de su clase, que despreció la soberanía popular en un clima de desesperanza y corrupción, y que, a pesar suyo, vio crecer, y a veces impulsó, con alguna protección aduanera

  • aunque luego minada por el pacto Roca Runnciman- una industria nacional que traería aparejada un nuevo sujeto social, base para la gestación del mayor movimiento de masas en la Argentina.