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Este documento analiza la conquista de américa por parte de los españoles y la resistencia de los pueblos indígenas. Aborda temas como la derrota y expulsión de moros y judíos, el fortalecimiento del fanatismo católico, la debilitación del arte, las ciencias y las técnicas, y la gran mortandad de la población indígena. También se menciona la rebelión de esclavos negros y líderes como benkos biohó, bayano y túpac amaru. Se discute el papel de las cortes y las guerrillas en la resistencia española contra napoleón, así como la formación de la primera república en colombia y el congreso de panamá. Una visión crítica de la colonización española y la lucha de los pueblos americanos por su independencia.
Tipo: Monografías, Ensayos
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Para: Manuel Zapata Olivella y John Lynch, por su magisterio sobre la independencia
7 Lista de figuras Figura 1****. Alexandre Pétion (1770-1818)................................................ 86 Figura 2****. Haití en 1814 .......................................................................... 88 Figura 3****. Presidentes de Haití, desde Toussaint Louverture (1800-
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10 evocación de las memorias que lograron recuperarse hasta constituirse en imaginarios. Este estudio privilegia esas luchas, intereses y experiencias de los de abajo. Recordando sus genealogías en el arco histórico que va de la conquista y la colonia hasta la independencia. Y poder responder: ¿De qué nos liberamos? ¿Quiénes lo hicieron? ¿Con qué experiencias, legados y programas de acción realizaron su tarea? Las grandes rebeliones como la del Túpac Amaru en Perú y Los Comuneros entre nosotros, constituyen movimientos revolucionarios de un excepcional significado y como tal son presentados. Cada uno de estos movimientos constituyó un momento estelar, son experiencias de búsqueda de autonomía personal y colectiva, libertad, autogobierno, democracia, participación y una toma paulatina de conciencia hacia la independencia. He tomado de Fernand Braudel el concepto de larga duración, en combinación con el capítulo XXIV de El Capital de Carlos Marx sobre la acumulación originaria. Es oportuno tener en cuenta la ponderación de Braudel: “El genio de Marx, el secreto de su prolongado poder, se explica en que él fue el primero en elaborar verdaderos modelos sociales, y a partir de la larga duración histórica”^1. La democracia tal como la concibo en este trabajo tiene varios alcances. El primero es que debe ser situada históricamente. Es pertinente distinguir entre la democracia de los antiguos y de los modernos. Se acepta que la primera se vivió en Grecia y Roma, y la segunda se funda en los albores del capitalismo y las revoluciones que consolidaron este sistema en Europa y Norteamérica. En la democracia griega, con Clístenes y su constitución – años 508- 507 a.C- y con Pericles - 460 - 430 a.C- Atenas conoció la primacía de la comunidad sobre los individuos en todas las decisiones de la ciudad. En la Asamblea se deliberaba y decidía con amplia libertad. Derecho de igualdad para acceder a los cargos públicos mediante el sistema de sorteo, a la suerte, y la alternancia de los gobernantes cada año, con obligaciones que se evaluaban en el rendimiento de cuentas, introduciendo la transparencia (^1) Braudel, F. “La larga duración”. En: Las Ambiciones de la Historia, Barcelona: Editorial Crítica, 1997, p. 176
11 y el control ciudadano. La libertad estaba interrelacionada con la Isonomía, la igualdad en la Politeia, en la constitución^2. En Nuestra América, la democracia adquiere características peculiares en la antigüedad al igual que en su modernidad. Resulta pertinente evocar a nuestros raizales, las grandes civilizaciones e imperios indígenas. José Carlos Mariátegui^3 utilizó con creatividad el concepto de comunismo agrario de los antiguos Incas, en contraposición al moderno comunismo industrial, lo que significa que la base social era la de una democracia económica, la del colectivismo. Como era un régimen mixto, el Estado asumía funciones autoritarias y tenía un linaje teocrático. Estas sociedades eran participativas, democráticas en la base y en la constitución del tejido social y eran verticales en la cúspide del poder y de las instituciones, en un doble movimiento de arriba abajo, aunque distaba mucho de ser armónico. En caso de guerras y otras crisis el poder central ejercía las decisiones. Pero la constitución de ese poder central se ejercía a través de formas confederales que agrupaban las distintas federaciones, unas más preponderantes que las otras. Las decisiones se tomaban en asambleas donde se deliberaba y se llegaba a los acuerdos y desacuerdos en un complejo y sutil proceso de diálogos y negociaciones. A su vez, eran culturas orales con un grado importante de libertad. Estas civilizaciones tenían, por supuesto, normas jurídicas que recogían el derecho consuetudinario como derecho común. Es notable el código de Nemequene, vigente al momento de la conquista en plena conformación de los chibchas como un imperio de alta cultura, que delimitó el poder de las categorías sociales, políticas, religiosas y militares, además de normas de carácter fiscal, y un sistema penal para castigar delitos contra la propiedad, el homicidio y en las relaciones familiares y sexuales. Aunque aceptaba la pena de muerte y los castigos corporales, defendía el derecho (^2) Ver: Fioravanti, M. “La Constitución de los antiguos”. En: Constitución. De la antigüedad a nuestros días. Madrid: Editorial Trotta, 2001. pp. 15-31. También: Rosenberg, A. Democracia y lucha de clases en la antigüedad. España: El Viejo Topo, s/f. Y, Bobbio, N. “La democracia de los modernos comparada con la de los antiguos (y con la de los postreros)”. En: Teoría general de la política”. Madrid: Trotta,
13 La piel inmersa de la africanía sobre la América Colonial hizo su enorme contribución a la democracia directa a través del Malungaje, el Cimarronismo y los palenques , los pueblos de negros y sus cabildos, fundando libertad. Esa es la contribución de África a nuestra democracia, en que la revolución haitiana - 1791 - 1804 – ocupa un lugar destacado en la historia internacional. Se trata de un largo ciclo de memorias, experiencias y luchas que adelantan los pueblos indígenas, afrodescendientes, los mestizos pobres, los artesanos y los colonos hispánicos, en su largo recorrido desde la conquista hasta nuestros días. De esto es de lo que nos ocupamos, cómo se funda y se proyecta la democracia directa, la autonomía, los derechos y la independencia desde estas grandes experiencias: la indígena, la africana, la mestiza, en el contexto internacional de la época. Finalizando el ciclo con el triunfo de la independencia, que es un proceso difícil, cruento y dramático, donde el tiempo revolucionario transgrede el habitual del calendario, el de lo cotidiano. Un tiempo intenso, de síntesis de lo que fue, y que se dilata en sus proyecciones. El ciclo largo y el acontecimiento se resuelven en el tiempo intenso de la revolución, cuando aparece despejado el cielo de la historia y el trueno de la guerra y la tormenta cesan.
16 moldes nacionales con sus formas precapitalistas, en transición o en el Estado nación propio de las revoluciones modernas. El capitalismo histórico tiene un origen, un desarrollo y una consolidación. Cuando la fuerza de trabajo y los medios de trabajo se compran y venden en el mercado existe el capitalismo, lo otro es un largo proceso de transición, del mercantilismo al modo de producción del capitalismo. En los territorios de las causalidades la producción determina el mercado y a su vez éste se entrelaza siendo ya producción y mercado capitalista hacia el siglo XVIII. Las revoluciones de independencia de las colonias hispanas en Nuestra América forman parte, están arraigadas en el convulsionado proceso de crisis y decadencia del imperio español. No originan la crisis y sus desenlaces, de hecho, se gestan en estas realidades y las precipitan. No constituyen una anécdota, ni un acontecimiento en la superficie del tejido histórico sino un proceso que concatena la era del capitalismo mundial en expansión con las revoluciones modernas, con el desarrollo y confrontación de otros imperios con quienes España afilará espadas y disparará cañones en mar y tierra: Francia e Inglaterra. Esto, en una perspectiva internacional de época con sus colonias y descubrimientos, inventos y acumulación de capital, de ruptura y transición del antiguo régimen al mundo burgués, acompañado de la insubordinación general de clases y pueblos oprimidos en las metrópolis y en las colonias, el periodo de formación del mercado mundial que da paso al proceso de desarrollo de los imperios coloniales. En un proceso simultáneo al del colonialismo en América se dio el saqueo de las Indias Orientales, la toma del África negra para el comercio de esclavos, al igual que la guerra comercial en Europa, la búsqueda de los nacionalismos a través de las revoluciones burguesas inauguradas con la emancipación de los Países Bajos del imperio español. Expropiación de tierras comunales en Gran Bretaña con su guerra y revolución hasta la revolución francesa de 1789. Todos estos sucesos son los que al decir de Carlos Marx “ señalan los albores de la era de la producción capitalista”^7. (^7) Marx, C. El Capital. México: Fondo de Cultura Económica, 2008. Capítulo XXIV, Tomo I, cuarta reimpresión, pág. 638. Para una revisión historiográfica sobre la colonia en Colombia ver la compilación de Bernardo Tovar Zambrano, La Historia al Final de Milenio: Ensayos de historiografía colombiana
17 La independencia del colonialismo español forma parte de las revoluciones nacionales como la francesa, de independencia nacional como la de Estados Unidos y Haití, al igual que las de liberación nacional del pueblo español contra la invasión napoleónica. Hay una interrelación compleja y dinámica entre estos episodios, todos con alcances internacionales. Eran espacios económicos, sociales y estatales con empaques regionales y nacionales, expresando sus peculiares rasgos y ritmos. Grandes civilizaciones Al momento de la Conquista y la Colonia existen admirables civilizaciones, de ciudades, pirámides y templos, con artes representativas, simbólicas y poéticas, ritos religiosos, y toda una cultura material que va de las obras hidráulicas, a la agricultura y la vida cotidiana, con una estela de profesiones, oficios y artes. La narración histórica-poética que Alfonso Reyes escribió en su Visión de Anáhuac (1519) sobre la corte de Montezuma, constituye afirmación inigualable del esplendor de estas civilizaciones, al evocar la prosperidad de la ciudad de Tenochtitlán, con sus oficios, artes, agricultura, jardinería, hidráulica… La cerámica y la orfebrería del oro y la plata, enriquecen lo doméstico y lo urbano y se proyectan como artesanía artística de la civilización manual. Toda una civilización de embeleso que transmitieron Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo en sus testimonios^8. El Popol Vuh, Antiguas Leyendas del Quiche, tiene relevancia como representación de la cosmogonía y de expresión poética de los indígenas, una de las más exquisitas de todos los tiempos. También por sus connotaciones históricas y familiares. En su narración, evoca un mundo real y mítico desde su creación: “entonces no había ni gente ni animales, ni árboles, ni piedras, ni nada. Todo era un erial desolado y sin límites”. y latinoamericana. Bogotá: Editorial Universidad Nacional/Facultad de Ciencias Humanas, 1994. 2 volúmenes, y en particular el estudio del mismo Bernardo Tovar Zambrano, La Historiografía Colonial , pp. 21-134 y los Comentarios al Estudio sobre Historiografía Colonial , por Manuel Lucena Salmoral, pp. 135-146. (^8) Ver: Reyes, A. Última Tule y otros ensayos. Prólogo de Rafael Gutiérrez Girardot. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1991.
19 consolidación entre los siglos XIV y XVI. El primer imperio de estos pueblos se despliega en el siglo VIII, entrando en decadencia hasta el siglo X en que renace un segundo imperio. La dinámica integradora que propiciaron los estados a través de las formas imperiales, con sus ejércitos y castas religiosas-burocráticas descansa en una riqueza cultural de distintos pueblos con sus propios lenguajes. Esta diversidad que se manifestó en las formas artísticas, el vestido y otros elementos sustenta la unidad, más que el localismo. El proceso de intercambio idiomático en los comienzos de la conquista, conducía a familias de lenguas que iban amalgamando los elementos constitutivos de una lengua franca. Toda esta corriente telúrica, de inteligencia situada con vigor y creatividad por los indígenas, es lo que destruye la conquista. Hay una historia en los albores de nuestro Continente que se remonta a centurias anteriores a las grandes civilizaciones y que gravitan como legado^13. El imperio parasitario La magnitud del imperio que cubrió la mayor parte de nuestro continente, exigía la unidad administrativa y burocrática para la eficacia de la explotación y exportación económica. El Estado teocrático con su monarquía tenía como elemento unificador al catolicismo, ejercido por una iglesia brusca, guerrera y fanática de su credo. La cruz y la espada son las dos caras de la empresa y una contracara, la de las utopías sociales y el derecho natural. La presencia del catolicismo es una constante de nuestra historia, su representación cultural más poderosa que permea toda la existencia de la sociedad, una herencia que se perpetúa en su matrimonio con las formas liberales del Estado, las fuerzas armadas y los poderes económicos. Este es uno de sus más significativos aportes civilizatorios. La unidad de España fue un proceso difícil por la tradición de los particularismos. El matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón no unificó las espacialidades administrativas, ni el derecho, que (^13) Ver: Lucena Salmoral, M. (Editor). Historia de Iberoamérica. I, Prehistoria e Historia Antigua , Madrid: Editorial Cátedra, 2008.
20 siguió siendo castellano. La alianza entre Castilla y Aragón asumió como epicentro el primer Reyno. España fue ante todo un Imperio en su propio territorio al igual que en Europa, sometiendo naciones y culturas. Con alianzas y dominios ejerció el control de distintos países y regiones. Allí la revolución y las rebeliones erosionaron y amputaron los controles y posesiones del Imperio^14. Un hito en el declive de España ocurre en 1588, cuando la “ Armada Invencible” de Felipe II, con 130 barcos, intentó invadir Inglaterra a nombre de la fe católica contra el poder protestante, y fue derrotada. Se inicia así el debilitamiento del dominio marítimo español. Las contradicciones con el imperio francés en ascenso se expresan al final del siglo XVII con 4 guerras, todas perdidas por España. En 1691 se pierde Ripoll, en 1692 Urgel, en 1693 Rosas y en 1694 se abandonó Barcelona. De igual manera, la piratería en el Caribe y Las Antillas acosó a los barcos y puertos hispánicos. La primera revolución de la época, en los albores de la modernidad, fue la de los Países Bajos (Holanda y Zelandia) durante la segunda mitad del siglo XVI. Se realizó la independencia nacional acompañada del comienzo de un orden burgués. Quedó en evidencia la precariedad de la unidad peninsular de España con la separación de Portugal, la rebelión en Cataluña y, allende las fronteras, en Sicilia y Nápoles durante el segundo tercio del siglo XVII^15. De allí que al ser Isabel de Castilla la que patrocinó la empresa de Cristóbal Colón, quedaron incorporadas las Indias Occidentales a la Corona de Castilla, con la hegemonía del derecho castellano. No obstante, las realidades desiguales y combinadas en grado sumo llevaron a la creación de un derecho indiano por parte de las autoridades españolas en las colonias, de tipo particularista, casuístico, reglamentario y con pretensiones de uniformidad^16. (^14) Ver: Anderson, P. El Estado Absolutista. México: Siglo XXI editores, 1979. Cap. 3. “España”. pp. 55-
(^15) Ver: Smith, J. W. La revolución en los Países Bajos , En: Elliot, J.H. et. al. Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna. Madrid: Alianza editorial, 1972. pp. 29-67. En la misma obra, de Elliot, J.H. Revueltas en la Monarquía , pp. 123-145. (^16) Ver: Ots Capdequi, J. M. El Estado Español en Las Indias. México: Fondo de Cultura Económica,