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Orientación Universidad
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Islam y Absolutismo y algo del comercio del Mediterráneo, Guías, Proyectos, Investigaciones de Historia antigua

Trabajo práctico de Historia Mundial. Trata del Islam, el comercio del Mediterráneo y el absolutismo.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2022/2023

Subido el 22/10/2023

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Historia Mundial I
Profesor: Terranova, David
ISFD N°29
Trabajo practico n°2
Alumna: Acosta, Maricel Ivonne
Carrera: Profesorado de educación secundaria en
Historia
Curso: 2°A
La Baja Edad Media
1. Con respecto a las mutaciones en las relaciones de parentesco y la constitución de
los linajes Marc Bloch en su libro La sociedad feudal, parte segunda del primer libro,
capítulo 1, habla de la solidaridad del linaje que se practicaba en la Edad Media en
el siglo XIII que consistía en vengarse de una persona que había cometido alguna
vejación hacia otra persona con algún miembro de su familia, al cual mataban. Era
en la venganza donde los vínculos de la sangre se manifestaban en toda su fuerza.
Todo el linaje tomaba las armas para castigar a uno de los suyos. Pero, no solo
contra el autor de una ofensa, pues la solidaridad activa respondía a castigar a otro
miembro de su familia. Así la violencia se convirtió en un privilegio de casta. Los
odios mortales que sin cesar engendraron los vínculos del linaje eran
indiscutiblemente una de las causas principales del ambiente del desorden. Así, el
homicida no podía ser perdonado por el soberano o los jueces si antes no se
conciliaba con la familia de la víctima. Está reconciliación se hacía mediante la
entrega de una indemnización y un rito de satisfacción o de sumisión para con la
víctima y los suyos.
Como sabemos, el linaje daba protección y sujeción. El matrimonio era una
asociación de interés y para las mujeres una institución de protección. En esos
siglos de violencia y nerviosismo, los vínculos sociales podían pasar a ser muy
fuertes y encontrarse a merced de un rapto de pasión. Como el testimonio de Juan
el Mariscal, que habiendo tenido esposa la deja para casarse con la hermana de un
vecino que era muy poderoso o el hijo menor de un padre que reclama en vano su
herencia por no ser el mayor de edad, que rapta a su tía y la viola públicamente.
Queda así demostrado que la mujer no pertenecía más que a medias al linaje que
su destino la hizo entrar y aun quizá por poco tiempo.
Los cimientos por el sentimiento de una ascendencia común se mantuvo en la
conciencia de la distinción entre los demás, haciendo uso frecuente el marcar la
filiación tomando uno de los componentes. Cuando se comenzó a añadir a los
nombres de pila un patronímico, comenzó a dudarse de los sistemas de transmisión.
Está dualidad de relaciones traía graves consecuencias. Teniendo cada generación
su círculo de parientes, que no se confundía con la generación precedente, la zona
de obligaciones de linaje cambiaba perpetuamente de límites. Sin embargo, a partir
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¡Descarga Islam y Absolutismo y algo del comercio del Mediterráneo y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Historia antigua solo en Docsity!

Historia Mundial I

Profesor: Terranova, David

ISFD N°

Trabajo practico n°

Alumna: Acosta, Maricel Ivonne

Carrera: Profesorado de educación secundaria en

Historia

Curso: 2°A

La Baja Edad Media

  1. Con respecto a las mutaciones en las relaciones de parentesco y la constitución de los linajes Marc Bloch en su libro La sociedad feudal, parte segunda del primer libro, capítulo 1, habla de la solidaridad del linaje que se practicaba en la Edad Media en el siglo XIII que consistía en vengarse de una persona que había cometido alguna vejación hacia otra persona con algún miembro de su familia, al cual mataban. Era en la venganza donde los vínculos de la sangre se manifestaban en toda su fuerza. Todo el linaje tomaba las armas para castigar a uno de los suyos. Pero, no solo contra el autor de una ofensa, pues la solidaridad activa respondía a castigar a otro miembro de su familia. Así la violencia se convirtió en un privilegio de casta. Los odios mortales que sin cesar engendraron los vínculos del linaje eran indiscutiblemente una de las causas principales del ambiente del desorden. Así, el homicida no podía ser perdonado por el soberano o los jueces si antes no se conciliaba con la familia de la víctima. Está reconciliación se hacía mediante la entrega de una indemnización y un rito de satisfacción o de sumisión para con la víctima y los suyos. Como sabemos, el linaje daba protección y sujeción. El matrimonio era una asociación de interés y para las mujeres una institución de protección. En esos siglos de violencia y nerviosismo, los vínculos sociales podían pasar a ser muy fuertes y encontrarse a merced de un rapto de pasión. Como el testimonio de Juan el Mariscal, que habiendo tenido esposa la deja para casarse con la hermana de un vecino que era muy poderoso o el hijo menor de un padre que reclama en vano su herencia por no ser el mayor de edad, que rapta a su tía y la viola públicamente. Queda así demostrado que la mujer no pertenecía más que a medias al linaje que su destino la hizo entrar y aun quizá por poco tiempo. Los cimientos por el sentimiento de una ascendencia común se mantuvo en la conciencia de la distinción entre los demás, haciendo uso frecuente el marcar la filiación tomando uno de los componentes. Cuando se comenzó a añadir a los nombres de pila un patronímico, comenzó a dudarse de los sistemas de transmisión. Está dualidad de relaciones traía graves consecuencias. Teniendo cada generación su círculo de parientes, que no se confundía con la generación precedente, la zona de obligaciones de linaje cambiaba perpetuamente de límites. Sin embargo, a partir

del siglo XVIII, se opera una especie de contracción en todas partes. Las extensas parentelas de antaño, se ven de a poco siendo sustituidas por grupo de familias más cercanas como en la actualidad. En los documentos franceses del siglo XII, se nota una tendencia a limitar los parientes más próximos a la demanda de aprobación para las enajenaciones. Después, vino el sistema del derecho de rescate. Con la distinción que establecía entre las adquisiciones y los bienes familiares y a las reivindicaciones de los linajes maternos o paternos que reemplazaron a la antigua práctica del linaje casi infinito. Estas transformaciones estuvieron llenas de consecuencias. No obstante, el debilitamiento y la fragmentación del linaje, como unidad económica y al mismo tiempo como órgano de la faide , parece que tuvieron efectos de cambios sociales más profundos. El progreso de los cambios llevaba a limitar la trabas familiares, sobre los bienes, los de la vida de relación, provocaron la ruptura de colectividades demasiado vastas de todo estado civil, no podían conservar el sentimiento de su unidad más que quedándose agrupadas en un mismo lugar. Las rudas sacudidas sufridas por Inglaterra, tuvieron parte importante en la precoz ruina de los antiguos linajes. El paso decisivo se dio cuando el segundo nombre, convertido en hereditario, se transformó en patronímico. Más que de gentilicios, se trataba, conforme a la evolución general de los vínculos de sangre, a los apodos de familias, cuya continuidad estaba a merced del menor accidente que ocurriera al destino del grupo o del individuo. La estricta heredabilidad no fue impuesta hasta mucho más tarde, con el estado civil, por los poderes públicos, deseosas de facilitar así su labor de vigilancia y de administración. El inmutable apellido que bajo un nombre común a hombres con frecuencia extraños a todo sentimiento de viva solidaridad, debía ser al fin, en Europa, la creación no del espíritu del linaje sino de la institución más contraria: el Estado soberano.

  1. Ciertos factores dieron paso al surgimiento del Estado Absolutista en Occidente, entre estas la crisis económica de la sociedad europea entre los siglos XVI y XV que pusieron de manifiesto las dificultades del modo de producción feudal. Las monarquías centralizadas de Europa representaron una ruptura directa con la soberanía piramidal y fragmentada de la Edad Media. Existe la controversia sobre el inicio de las monarquías, ya que Engels en una frase célebre determinó que estas son producto de un equilibrio entre la antigua nobleza feudal y la nueva burguesía urbana. La monarquía absoluta de los siglos XVII y XVIII mantenía a nivel la balanza entre la nobleza y el Estado. Engels menciona en una de sus tesis que la condición fundamental de la antigua monarquía absoluta era el equilibrio entre la nobleza terrateniente y la burguesía. Está clasificación del absolutismo como una balanza política entre la nobleza y la burguesía, se convierte en una designación implícita o explícita como un tipo de Estado burgués. Esto se evidencia en el manifiesto cimunista donde la función política de la burguesía se caracteriza como contrapeso de la nobleza en las monarquías feudales. Engels se refiere a la época del absolutismo como la era en que la nobleza feudal fue obligada a entender que su dominación política y social había terminado. Por otro lado, Marx afirma que las estructuras administrativas del nuevo Estado Absolutista eran un instrumento de la burguesía y que el poder estatal centralizado le sirvió a la burguesía para combatir el feudalismo. Los cambios que surgieron en las formas de explotación feudal al final de la época medieval fueron muy importantes, esos mismos cambios fueron los que modificaron las formas del Estado. El absolutismo fue esencialmente eso: un aparato

del poder de esa clase: la llegada de las revoluciones burguesas y la aparición del Estado capitalista.

  1. La sociedad en la Edad Media estaba caracterizada por un sistema socioeconómico que se basaba en la explotación de los campesinos (siervos) por los señores feudales (nobles). Entre estos nobles había tanto señores feudales laicos como religiosos.Históricamente las clases dominantes de las sociedades han desarrollado justificaciones ideológicas, que ayudan a sostener esa explotación y esa desigualdad social. En este contexto, en Europa occidental, la jerarquía de la Iglesia cristiana elaboró y difundió esta explicación de cómo estaba organizada la sociedad: se la llamó Teoría de los Tres Órdenes. La interpretación de la sociedad cristiana conocida como Teoría de los Tres Órdenes, fue desarrollada por dos obispos franceses entre los años 1024 y 1030. Según ella, la sociedad estaba conformada por tres órdenes sociales jerárquicos y complementarios: los oradores, los guerreros y los labradores. Los oradores estaban ubicados a la cabeza de esta sociedad. Eran los eclesiásticos, es decir los sacerdotes, obispos y monjes. La tarea de este estrato era rezar por la salvación del resto de la población. Los guerreros eran el estrato intermedio de la sociedad y tenían por misión divina defender a toda la población. Los labradores , eran el grupo más bajo de la sociedad, y la función que Dios les había otorgado era la de trabajar para mantener al resto de la sociedad –los oradores y los guerreros. De acuerdo con la Teoría de los Tres Órdenes, esa organización social había sido creada por Dios. Y por ende, era un orden perfecto e inamovible, que no podía ser cuestionado. Por este motivo la Teoría de los Tres Órdenes funcionaba como una justificación de la desigualdad social y de la explotación laboral de los campesinos que llevaban adelante los señores feudales, teniendo una gran difusión entre los miembros de la nobleza medieval.
  2. Ya establecidas las grandes líneas del complejo institucional del Estado absolutista en Occidente,quedan ahora por esbozar, muy brevemente, algunos aspectos de la trayectoria de esta forma histórica que, naturalmente, sufrió modificaciones significativas en los tres o cuatro siglos de su existencia. Al mismo tiempo, es preciso ofrecer alguna explicación de las relaciones entre la clase noble y el absolutismo, porque nada puede estar menos justificado que dar por supuesto que se trataba de una relación sin problemas y de armonía natural desde su comienzo. Puede afirmarse, por el contrario, que la periodización real del absolutismo en Occidente debe buscarse precisamente en la cambiante relación entre la nobleza y la monarquía, y en los múltiples cambios políticos que fueron su correlato. La función del soberano feudal en la cúspide de una jerarquía basáltica era, en último término, la componente dominante de este modelo monárquico, como habría de mostrar la luz retrospectiva arrojada sobre ella por la estructura opuesta del absolutismo. Efectivamente, el soberano feudal de esta época tenía que sacar sus rentas principalmente de sus propias tierras, en su calidad de propietario particular. La necesidad apremiante y permanente de obtener sumas sustanciales fuera del ámbito de sus rentas tradicionales condujo prácticamente a todas las monarquías medievales a convocar a los «Estados» de su reino

cada cierto tiempo, con objeto de recaudar impuestos. Tales convocatorias se hicieron cada vez más frecuentes y prominentes en Europa occidental a partir del siglo XIII, cuando las tareas del gobierno feudal se hicieron más complejas y el nivel de finanzas necesario para ellas se volvió igualmente más exigente. Constituyeron, por el contrario, un mecanismo intermitente que era una consecuencia inevitable de la estructura del primer Estado feudal en cuanto tal. Así, ningún rey feudal podía decretar impuestos a voluntad. Para aumentar los impuestos, los soberanos tenían que obtener el «consentimiento» de organismos reunidos en asambleas especiales los Estados. Es significativo que la mayor parte de los impuestos generales directos que se introdujeron paulatinamente en Europa occidental, sujetos al asentimiento de los parlamentos medievales, se hubieran iniciado antes en Italia, donde la primera síntesis feudal había estado más próxima a la herencia romana y urbana. Esos impuestos no eran, sin embargo, prestaciones regulares, sino que permanecieron como recaudaciones ocasionales hasta el final de la Edad Media, durante la cual pocas asambleas de Estados cedieron a los monarcas el derecho de recaudar impuestos generales y permanentes sin el consentimiento de sus súbditos. Los «Estados del reino» representaban usualmente a la nobleza, al clero y a los burgueses urbanos y estaban organizados bien en un sencillo sistema de tres cunas o en otro, algo diferente de dos cámaras. Aparte de su función esencial como instrumento fiscal del Estado medieval, esos Estados cumplían otra función crucial en el sistema político feudal. Con el desarrollo de los Estados Propiamente dichos en el siglo XIII, a causa de las exigencias fiscales, la prerrogativa baronia de consulta se fue extendiendo gradualmente a estas nuevas asambleas, y llegó a formar parte importante de la tradición política de la clase noble que, en todas partes, naturalmente las dominaba. La «ramificación» del sistema político feudal en la Baja Edad Media, con el desarrollo de la institución de los Estados a partir del tronco principal, no transformó las relaciones entre la monarquía y la nobleza en ningún sentido unilateral. Esas instituciones fueron llamadas a la existencia fundamentalmente para extender la base fiscal de la monarquía, pero, a la vez que cumplían ese objetivo, incrementaron también el potencial control colectivo de la nobleza sobre la monarquía.En la práctica, los Estados continuaron reuniéndose en ocasiones esporádicas y los impuestos recaudados por la monarquía siguieron siendo relativamente modestos. Una importante razón para ello era que todavía no se interponía entre la monarquía, y la nobleza una vasta burocracia pagada. El alto clero que, siglo tras siglo, proporcionó tantos supremo administradores al gobierno feudal -desde Inglaterra a Francia o España- se reclutaba en sumayor parte, evidentemente, entre la misma nobleza, para la que era un importante privilegio económico y social acceder a posiciones episcopales y abaciales. La ordenada jerarquía feudal de homenaje y lealtad personal, las asambleas de los Estados corporativos ejerciendo sus derechos de votar impuestos y deliberar sobre los asuntos del reino, el carácter informal de una administración mantenida parcialmente por la Iglesia -una Iglesia cuyo más alto personal se componía frecuentemente de magnates-, todo eso formaba un lógico y trabado sistema político que ataba a la clase noble a un Estado con el cual, a pesar y en medio de constantes conflictos con monarcas específicos, formaba un todo.

nueva estabilidad y armonía prevalecieron, a medida que cambiaba la coyuntura económica internacional y comenzaban cien años de relativa prosperidad en la mayor parte de Europa, mientras la nobleza volvía a ganar confianza en su capacidad para regir los destinos del Estado. Naturalmente, y manteniendo una básica constancia, las campañas del absolutismo europeo presentan cierta evolución tipológica. El común determinante de todas ellas fue la orientación feudal territorial de la que se ha hablado antes, cuya forma característica fue el conflicto dinástico puro y simple de comienzos del siglo XVI. Estas confrontaciones, sin embargo, se limitaron a los dos Estados europeos que habían experimentado revoluciones burguesas y fueron contiendas estrictamente capitalistas.

  1. y 6. Durante el siglo XIII comienzan a sentirse los primeros síntomas de crisis en el mundo rural europeo y sobre todo en la población que no paraba de crecer y la producción agraria que se había estancado. Desde el siglo XVI que se anuncian crisis agrarias por condiciones meteorológicas adversas que dio como resultado hambrunas y pestes. Como consecuencia se produjeron numerosos despoblados, al tiempo que dejaron de cultivarse muchas tierras, las cuales retornaban a la vegetación natural, en algunas regiones se observa un progreso de los bosques y en otros campos se aprovechaba para usarlos como pastizales. En líneas generales se observa una tendencia a la caída de precios de los productos agrarios lo que conduce al descenso de las rentas señoriales. Este contexto depresivo propició el conflicto social. Las revueltas de los campesinos contra sus señores se dieron con gran violencia. Los furores campesinos estallan coincidiendo con el cambio demográfico y económico. Esas revueltas se dieron por la cólera de los aldeanos por sus miserables condiciones en las que trabajaban la tierra. Fueron apoyados por otros grupos sociales (artesanos, clérigos, etc) pero aun así estas fueron sofocadas. Este conflicto duró más de un siglo. La crisis pasó y los furores campesinos remitieron. Desde el siglo XV se observa en Europa un proceso de reconstrucción agraria. ACLARACIONES: PROFESOR EL PUNTO 5 Y 6 LOS CONTESTE EN EL MISMO PÁRRAFO, YA QUE AL LEER EL TEXTO COINCIDÍA PARA RESPONDER LAS MISMAS PREGUNTAS EN UNA SOLA RESPUESTA. Bibliografía  Bloch, Marc. La sociedad feudal. Parte 2. Libro primero. Págs. 141 a 160.Anderson, Perry. El estado absolutista. Primera parte. Cap 2. Págs. 38 a 54.Valdeón, Julio. Los campesinos medievales. En cuadernos de historia 16. N° 128. Págs. 30 a 31