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Todo sobre insuficiencia aórtica
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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¡No te pierdas las partes importantes!
1. Definición Se divide en 2 tipos: la insuficiencia aórtica aguda (IAA), que es un fallo súbito del cierre de la válvula aórtica que permite el reflujo inmediato de sangre hacia el ventrículo izquierdo, generando un compromiso hemodinámico severo; y la insuficiencia aórtica crónica (IAC) que se define como la alteración progresiva del cierre valvular aórtico que permite regurgitación persistente de sangre hacia el ventrículo izquierdo a lo largo del tiempo (1,2). 2. Etiología En la Insuficiencia aórtica aguda:
conduce a una dilatación progresiva, fibrosis miocárdica, pérdida de distensibilidad ventricular e insuficiencia sistólica con disminución de la fracción de eyección (3,4). Este proceso refleja una progresión fisiopatológica continua, en la que la adaptación estructural inicial del ventrículo izquierdo se convierte, con el tiempo, en un factor de descompensación funcional, evidenciando la necesidad de un diagnóstico precoz y un seguimiento estrecho de los parámetros de remodelación ventricular (4).
4. Clasificación La insuficiencia aórtica crónica se clasifica en estadios progresivos de acuerdo con la severidad anatómica y funcional de la válvula, la repercusión hemodinámica en el ventrículo izquierdo y la presencia de síntomas, la misma, permite orientar el seguimiento clínico y las indicaciones terapéuticas en los diferentes momentos evolutivos de la enfermedad (1).
5. Diagnóstico 5.1 Antecedentes En la evaluación de la insuficiencia aórtica, es clave considerar antecedentes como enfermedades valvulares previas (fiebre reumática, endocarditis, válvula aórtica bicúspide), hipertensión arterial y cirugías cardíacas. También son importantes los antecedentes familiares de aneurismas o disección aórtica, así como síndromes genéticos como Marfan o Loeys-Dietz. Enfermedades autoinmunes, traumatismos torácicos e intervenciones cardíacas previas también pueden contribuir al desarrollo o progresión de la enfermedad (5). 5.2 Interrogatorio o hallazgos clínicos Los pacientes con insuficiencia aórtica crónica suelen presentar síntomas progresivos como disnea de esfuerzo (que puede empeorar a disnea paroxística nocturna), fatiga excesiva y palpitaciones, especialmente en reposo o durante la noche. Un síntoma característico es la sensación de latidos intensos en cuello o cabeza, por el aumento del volumen sistólico. También pueden presentar molestias torácicas similares a angina y, en etapas avanzadas, mareos o síncope. Algunos pacientes tienen bradicardia nocturna o bradicardia asintomática. Estos síntomas reflejan la sobrecarga de volumen y la disminución de la capacidad de compensación del ventrículo izquierdo (5). 5.3 Examen físico o signos clínicos El examen físico en la insuficiencia aórtica crónica puede mostrar una serie de signos periféricos que reflejan el hiperdinamismo circulatorio y el gran volumen sistólico acompañado de una caída rápida de la presión diastólica. Estos signos clásicos, aunque no siempre presentes, son altamente sugestivos en casos avanzados y han sido descritos históricamente en la literatura clínica como manifestaciones distintivas de esta valvulopatía. Entre los principales signos físicos se incluyen:
Los mecanismos de regurgitación se clasifican de manera similar a los de la insuficiencia mitral:
Por otro lado, en los pacientes asintomáticos con insuficiencia aortica grave, la función del VI reducida (FEVI ≤ 50%) o el diámetro telesistólico del VI [DTSVI] > 50 mm se asocian con una evolución clínica desfavorable, por lo que se debe intentar la cirugía cuando se alcancen estos valores de corte, no obstante, puede considerarse el tratamiento con implante percutáneo de válvula aortica (TAVI) en centros con experiencia para pacientes seleccionados con insuficiencia aortica no candidatos a reemplazo quirúrgico de válvula aortica (RQVA) (2). 6.2.2 Consideraciones a) La mayoría de los pacientes con indicación de cirugía requieren el remplazo de la válvula la cual puede ser mecánica o bioprotésica; aunque algunos pacientes seleccionados con anatomía valvular favorable que se someten a un reemplazo quirúrgico de los senos aórticos y/ o aorta ascendente, la preservación de la válvula aortica nativa puede ser posible. b) Los pacientes con IA severa crónica que desarrollan síntomas tienen un alto riesgo de muerte si no se realiza remplazo de la válvula aortica y la supervivencia y clase funcional después de la cirugía están relacionados con la gravedad de los síntomas preoperatorios, evaluados subjetiva u objetivamente con prueba de esfuerzo. c) El implante de la válvula aortica transcatéter (TAVI), es protagonista en estenosis aortica, pero no en insuficiencia aortica, sin embargo, se podría llegar a considerar solo en pacientes cuidadosamente seleccionados con IA y falla cardiaca severa que tienen un riesgo prohibitivo para ser llevados a cirugía y en quien la calcificación valvular y el tamaño anular es apropiado para un implante transcatéter ( 1 ).
6.2.2 Indicaciones a) En pacientes sintomáticos con IA grave (estadio D), la cirugía de la válvula aórtica está indicada independientemente de la función sistólica del VI. (Recomendación 1 B- NR) b) En pacientes asintomáticos con IA crónica severa y disfunción sistólica del VI (FEVI ≤ 55%) (Estadio C2), está indicada la cirugía de la válvula aórtica si no se identifica otra causa de disfunción sistólica. (Recomendación 1 B-NR). c) En pacientes con IA severa (estadio C o D) que se someten a una cirugía cardíaca por otras indicaciones, está indicada la cirugía de la válvula aórtica. (Recomendación C-EO). d) En pacientes asintomáticos con IA severa y función sistólica del VI normal (FEVI> 55%), la cirugía de la válvula aórtica es razonable cuando el VI está severamente dilatado (Diámetro telesistólico del ventrículo izquierdo (LVESD)> 50 mm o indexado LVESD> 25 mm / m2) (Estadio C2) (Recomendación 2a B-NR). e) En pacientes con IA moderada (estadio B) que van a ser sometidos a cirugía cardíaca o aórtica por otra indicación, la cirugía de la válvula aórtica está indicada. (Recomendación 2a C-EO). f) En pacientes asintomáticos con IA grave y función sistólica del VI normal en reposo (FEVI > 55%; Estadio C1) con riesgo quirúrgico bajo, se puede considerar la cirugía de la válvula aórtico cuando hay una disminución progresiva de la FEVI en al menos 3 estudios seriados al rango bajo-normal (FEVI 55% a 60%) o un aumento progresivo en la dilatación del VI en el rango severo (dimensión VI telediastólico [LVEDD] > 65 mm). (Recomendación 2b B-NR). g) En pacientes con IA severa aislada que tienen indicación para reemplazo quirúrgico de la válvula aórtica (SAVR) y son candidatos para cirugía, el implante de válvula aortica transcatéter (TAVI) no se debe realizar. (Recomendación 3: sin beneficio B- NR) ( 1 ).
6.3 Elección de la válvula protésica La elección de la válvula protésica en pacientes que requieren reemplazo valvular es una decisión crítica que debe individualizarse, considerando diversos factores clínicos, anatómicos y personales. Existen dos tipos principales de válvulas protésicas: las mecánicas y las biológicas. Las válvulas mecánicas son altamente duraderas, lo que las hace adecuadas para pacientes jóvenes, pero requieren anticoagulación oral de por vida para evitar la formación de coágulos, lo que aumenta el riesgo de hemorragias. Por otro lado, las bioprótesis, fabricadas con tejido animal, tienen una durabilidad menor (aproximadamente 10 a 20 años), pero generalmente no necesitan anticoagulación a largo plazo, lo que las convierte en una opción más segura para personas mayores o con alto riesgo de sangrado.(2)
6.4 Seguimiento y manejo clínico
6. 4 .1 Pruebas seriadas Todos los pacientes asintomáticos con insuficiencia aórtica grave y función normal del VI deben tener una consulta de seguimiento como mínimo una vez al año (1). Para los pacientes con un primer diagnóstico o si el diámetro del VI o la FEVI muestran cambios significativos o se acercan a los umbrales para cirugía, el seguimiento debe hacerse en intervalos de 3-6 meses. Se puede considerar la cirugía para los pacientes asintomáticos con dilatación significativa del VI (DTDVI > 65 mm) y un aumento progresivo de las dimensiones del VI o una disminución progresiva de la FEVI durante el seguimiento. Las concentraciones de BNP pueden tener un interés potencial como predictor de eventos clínicos (especialmente la aparición de síntomas y el deterioro de la función del VI) y puede ser útil para el seguimiento de los pacientes asintomáticos (1). Para los pacientes con insuficiencia aórtica leve o moderada, el seguimiento debe ser anual y la ecocardiografía, cada 2 años. En los casos de dilatación de la aorta ascendente (> 40 mm), la TC o RMC están recomendadas. La evaluación en el seguimiento de las dimensiones de la aorta debe hacerse mediante ecocardiografía/RMC. Cualquier aumento > 3 mm debe validarse mediante angio-TC/RMC y compararse con los datos basales (1). Tras la reparación de la aorta ascendente, los pacientes con síndrome de Marfan siguen en riesgo de disección de la aorta residual y requieren de por vida (1). 6. 4 .2 Grupos especiales En el contexto quirúrgico, es fundamental considerar el abordaje integral de las valvulopatías concomitantes. En pacientes con insuficiencia aórtica grave que requieren cirugía, y que además presentan insuficiencia mitral grave de causa primaria o secundaria, se recomienda intervenir ambas válvulas durante el mismo procedimiento quirúrgico. Esta estrategia permite optimizar los resultados clínicos y reducir el riesgo asociado a múltiples intervenciones, garantizando una corrección estructural completa en una sola cirugía (1).