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La Función Empresarial: Un Análisis de la Acción Humana y el Conocimiento Práctico, Apuntes de Análisis Económico

Este documento explora la función empresarial como un elemento fundamental en la economía, analizando la acción humana y el conocimiento práctico en el contexto del mercado. Se examinan las ideas de autores como stuart mill, ludwig von mises y friedrich hayek, quienes destacan la importancia de la empresarialidad para la coordinación económica y el desarrollo social. El texto también aborda la crítica al socialismo y la necesidad de un sistema económico basado en la libertad individual y la acción empresarial.

Tipo: Apuntes

2023/2024

Subido el 24/02/2025

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LA FUNCIÓN EMPRESARIAL SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL
CAPÍTULO II
LA FUNCIÓN EMPRESARIAL
No siendo posible entender el concepto de socialismo sin compren-
der previamente la esencia de la función empresarial, el presente capí-
tulo se dedica a estudiar el concepto, las características y los elementos
básicos de la empresarialidad. Nuestra idea de la función empresarial
es a la vez muy precisa y genérica. Se encuentra íntimamente relacio-
nada con un concepto de la acción humana entendida, por un lado,
como una característica esencial y eminentemente creativa de todo ser
humano y, por otro lado, como el conjunto de facultades coordinado-
ras que son las que espontáneamente hacen posible el surgimiento, el
mantenimiento y el desarrollo de la civilización. Finalmente, nuestro
análisis de la empresarialidad nos permitirá proponer una definición
original de socialismo, entendido como «enfermedad social» cuyos sín-
tomas más característicos son un generalizado desajuste y extensa
descoordinación de los comportamientos individuales y procesos so-
ciales que constituyen la vida en sociedad.
1. DEFINICIÓN DE LA FUNCIÓN EMPRESARIAL
En un sentido general o amplio la función empresarial coincide con
la acción humana misma. En este sentido podría afirmarse que ejerce
la función empresarial cualquier persona que actúa para modificar el
presente y conseguir sus objetivos en el futuro. Aunque esta definición
a primera vista podría parecer demasiado amplia y no acorde con los
usos lingüísticos actuales, hay que tener en cuenta que la misma res-
ponde a una concepción de la empresarialidad cada vez más elabora-
da y estudiada por la ciencia económica1 y que, además, es plenamen-
te conforme con el original significado etimológico del término empre-
sa. En efecto, tanto la expresión castellana empresa como las expresio-
nes francesa e inglesa entrepreneur2 proceden etimológicamente del
verbo latino in prehendo-endi-ensum, que significa descubrir, ver, per-
cibir, darse cuenta de, atrapar; y la expresión latina in prehensa clara-
1 El principal tratadista sobre la concepción de la función empresarial desa-
rrollada en este libro es Israel M. Kirzner, Profesor de Economía de la Universi-
dad de Nueva York. Kirzner es autor de una trilogía (Competition and Entrepre-
neurship;Perception, Opportunity and Profit y Discovery and the Capitalist Pro-
cess; libros publicados por The University of Chicago Press, Chicago 1973, 1979 y
1985 respectivamente; del primero de tales libros hay una traducción al castella-
no, publicada en 1975 en Madrid por Unión Editorial, con el título de Competen-
cia y Función Empresarial) en la que amplía y profundiza impecablemente en
los distintos aspectos de la concepción de la empresarialidad que inicialmente fue
desarrollada por sus maestros Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek. Además,
Kirzner ha dado a la luz un cuarto libro dedicado todo él a estudiar las implicacio-
nes que en el campo de la ética social tiene su concepción de la empresarialidad,
titulado Discovery, Capitalism, and Distributive Justice, publicado por Basil Blac-
kwell, Oxford 1989. Finalmente, cuando este capítulo ya había sido redactado,
ha aparecido otro notable libro de Kirzner, The Meaning of Market Process. Es-
says in the Development of Modern Austrian Economics, Routledge, Chapman &
Hall, Londres 1992, que recoge, junto a las aportaciones más recientes del autor,
una serie de trabajos anteriormente publicados que, siempre que ha sido posible,
ya han sido tenidos en cuenta en el presente libro. En España el análisis económi-
co basado en la función empresarial, dejando aparte mis propios trabajos, ha sido
tocado entre otros por José T. Raga, «Proceso Económico y Acción Empresarial»,
en Homenaje a Lucas Beltrán, edit. Moneda y Crédito, Madrid 1982, pp. 597 a
619; por Pedro Schwartz en su Empresa y Libertad, Unión Editorial, Madrid 1981,
especialmente en su Capítulo III, pp. 107 a 148; y también por Juan Marcos de la
Fuente, El empresario y su función social, Fundación Cánovas del Castillo (3.ª
edición), Madrid 1983.
2 Es curioso observar cómo en la lengua inglesa se ha producido la recepción
literal del término francés entrepreneur. Esta recepción ha sido relativamente tar-
día, y así, por ejemplo, en la traducción al inglés, aparecida en 1821, del Tratado
de Economía Política de Juan Bautista Say, se pone de manifiesto cómo todavía
no se había verificado dicha transferencia terminológica, viéndose obligado el
traductor, C.R. Prinsep, a traducir torpemente la expresión francesa entrepreneur
por la de adventurer. En este sentido pueden consultarse, por ejemplo, las pági-
nas 329 y 330 de la mencionada edición inglesa, reeditada en 1971 por Augustus
M. Kelley en Nueva York. Stuart Mill, por su parte, se lamenta de que en su len-
gua no exista un término equiparable al francés entrepreneur cuando afirma en
1871 que «it is to be regretted that this word –undertaker– is not familiar to an
English ear. French political economists enjoy a great advantage in being able to
speak currently of: les profits de l’entrepreneur ». Principles of Political Economy,
reedición de Augustus M. Kelley, Fairfield 1976, nota a pie de la página 406. Mill
se refiere aquí, casi literalmente, al título del epígrafe III del Capítulo VII del libro
2.º de la 16.ª edición del Traité d’Économie Politique de J.B. Say (reimpresión de
Slatkine, Ginebra 1982, p. 368).
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LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

CAPÍTULO

II

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

No siendo posible entender el concepto de socialismo sin compren- der previamente la esencia de la función empresarial, el presente capí-tulo se dedica a estudiar el concepto, las características y los elementosbásicos de la empresarialidad. Nuestra idea de la función empresariales a la vez muy precisa y genérica. Se encuentra íntimamente relacio-nada con un concepto de la acción humana entendida, por un lado,como una característica esencial y eminentemente creativa de todo serhumano y, por otro lado, como el conjunto de facultades coordinado-ras que son las que espontáneamente hacen posible el surgimiento, elmantenimiento y el desarrollo de la civilización. Finalmente, nuestroanálisis de la empresarialidad nos permitirá proponer una definiciónoriginal de socialismo, entendido como «enfermedad social» cuyos sín-tomas más característicos son un generalizado desajuste y extensadescoordinación de los comportamientos individuales y procesos so-ciales que constituyen la vida en sociedad.1. D

EFINICIÓN DE LA FUNCIÓN EMPRESARIALEn un sentido general o amplio la función empresarial coincide con la

acción humana

misma. En este sentido podría afirmarse que ejerce

la función empresarial cualquier persona que

actúa

para modificar el

presente y conseguir sus objetivos en el futuro. Aunque esta definicióna primera vista podría parecer demasiado amplia y no acorde con losusos lingüísticos actuales, hay que tener en cuenta que la misma res-ponde a una concepción de la empresarialidad cada vez más elabora-da y estudiada por la ciencia económica

1 y que, además, es plenamen-

te conforme con el original significado

etimológico

del término

empre-

sa

. En efecto, tanto la expresión castellana

empresa

como las expresio-

nes francesa e inglesa

entrepreneur

2 proceden etimológicamente del

verbo latino

in prehendo-endi-ensum

, que significa

descubrir, ver, per-

cibir, darse cuenta de, atrapar

; y la expresión latina

in prehensa

clara-

1

El principal tratadista sobre la concepción de la función empresarial desa-

rrollada en este

libro es Israel M. Kirzner, Profesor de Economía de la Universi-

dad de Nueva York. Kirzner es autor de una trilogía (

Competition and Entrepre-

neurship

;^ Perception, Opportunity and Profit

y^

Discovery and the Capitalist Pro-

cess

; libros publicados por The University of Chicago Press, Chicago 1973, 1979 y 1985 respectivamente; del primero de tales libros hay una traducción al castella-no, publicada en 1975 en Madrid por Unión Editorial, con el título de

Competen-

cia y Función Empresarial

) en la que amplía y profundiza impecablemente en

los distintos aspectos de la concepción de la empresarialidad que inicialmente fuedesarrollada por sus maestros Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek. Además,Kirzner ha dado a la luz un cuarto libro dedicado todo él a estudiar las implicacio-nes que en el campo de la

ética social

tiene su concepción de la empresarialidad,

titulado

Discovery, Capitalism, and Distributive Justice

, publicado por Basil Blac-

kwell, Oxford 1989. Finalmente, cuando este capítulo ya había sido redactado,ha aparecido otro notable libro de Kirzner,

The Meaning of Market Process. Es-

says in the Development of Modern Austrian Economics

, Routledge, Chapman &

Hall, Londres 1992, que recoge, junto a las aportaciones más recientes del autor,una serie de trabajos anteriormente publicados que, siempre que ha sido posible,ya han sido tenidos en cuenta en el presente libro. En España el análisis económi-co basado en la función empresarial, dejando aparte mis propios trabajos, ha sidotocado entre otros por José T. Raga, «Proceso Económico y Acción Empresarial»,en

Homenaje a Lucas Beltrán

, edit. Moneda y Crédito, Madrid 1982, pp. 597 a

619; por Pedro Schwartz en su

Empresa y Libertad

, Unión Editorial, Madrid 1981,

especialmente en su Capítulo III, pp. 107 a 148; y también por Juan Marcos de laFuente,

El empresario y su función social

, Fundación Cánovas del Castillo (3.ª

edición), Madrid 1983.

2 Es curioso observar cómo en la lengua inglesa se ha producido la recepción literal del término francés

entrepreneur

. Esta recepción ha sido relativamente tar-

día, y así, por ejemplo, en la traducción al inglés, aparecida en 1821, del

Tratado

de Economía Política

de Juan Bautista Say, se pone de manifiesto cómo todavía

no se había verificado dicha transferencia terminológica, viéndose obligado eltraductor, C.R. Prinsep, a traducir torpemente la expresión francesa

entrepreneur

por la de

adventurer.

En este sentido pueden consultarse, por ejemplo, las pági-

nas 329 y 330 de la mencionada edición inglesa, reeditada en 1971 por AugustusM. Kelley en Nueva York. Stuart Mill, por su parte, se lamenta de que en su len-gua no exista un término equiparable al francés

entrepreneur

cuando afirma en

1871 que «it is to be regretted that this word –undertaker– is not familiar to anEnglish ear. French political economists enjoy a great advantage in being able tospeak currently of:

les profits de l’entrepreneur

».^

Principles of Political Economy

,

reedición de Augustus M. Kelley, Fairfield 1976, nota a pie de la página 406. Millse refiere aquí, casi literalmente, al título del epígrafe III del Capítulo VII del libro2.º de la 16.ª edición del

Traité d’Économie Politique

de J.B. Say (reimpresión de

Slatkine, Ginebra 1982, p. 368).

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

mente conlleva la idea de

acción

, significando tomar, agarrar, asir. En

suma, empresa es sinónimo de acción y así en Francia el término entrepreneur

se utiliza ya desde muy antiguo, en la alta Edad Media,

para designar a las personas encargadas de efectuar importantes accio-nes,

3 generalmente relacionadas con la guerra, o de llevar a cabo los grandes proyectos de construcción de catedrales. En nuestra lenguacastellana, uno de los significados del término

empresa

, de acuerdo con

el

Diccionario

de la Real Academia Española, es el de «

acción

ardua y

dificultosa que valerosamente se comienza». Y también desde la EdadMedia empezó a utilizarse el término para denominar a las insignias deciertas órdenes de caballería que indicaban el empeño, bajo juramen-to, de realizar una determinada e importante

acción

Ahora bien, el

sentido de empresa como acción está necesaria e inexorablementeunido a una actitud

emprendedora

, que consiste en intentar continua-

mente buscar, descubrir, crear o darse cuenta de nuevos fines y me-dios (todo ello de acuerdo con el significado etimológico ya visto de

in

prehendo

La acción humana: fin, valor, medio y utilidad

Haber definido la función empresarial con referencia al concepto de la acción humana exige que aclaremos qué entendemos por ésta.La acción humana es todo comportamiento o conducta deliberada.

5

Todo hombre, al actuar, pretende alcanzar unos determinados

fines

que

habrá descubierto que son importantes para él. Denominamos

valor

a

la apreciación subjetiva, psíquicamente más o menos intensa, que elactor da a su fin.

Medio

es todo aquello que el actor subjetivamente cree

que es adecuado para lograr un fin. Llamamos

utilidad

a la apreciación

subjetiva que el actor da al medio, en función del valor del fin que élpiensa que aquel medio le permitirá alcanzar. En este sentido, valor yutilidad son las dos caras de una misma moneda, ya que el valor subje-tivo que el actor da al fin que persigue se proyecta al medio que creeútil para lograrlo, precisamente a través del concepto de utilidad. Escasez, plan de acción y acto de voluntad

Los medios, por definición, han de ser escasos, puesto que si no fueran escasos ni siquiera serían tenidos en cuenta a la hora de actuar.Es decir, allí donde no hay

escasez

no hay acción humana.

6 Fines y

medios jamás están dados, sino que, por el contrario, son el resultadode la esencial actividad empresarial que consiste precisamente en crear,descubrir o, simplemente, darse cuenta de cuáles son los fines y me-dios relevantes para el actor en cada circunstancia de su vida. Una vezque el actor cree haber descubierto cuáles son los fines que le mere-cen la pena y los medios que cree que se encuentran a su alcance para

3

Bert F. Hoselitz, «The Early History of Entrepreneurial Theory», en

Explo-

rations in

Entrepreneurial History

3, n.º 4, 15 de abril 1956, pp. 193-220.

4

Así, por ejemplo, podemos leer al comienzo del capítulo II de la Primera

Parte de la inmortal obra de Cervantes cómo Don Quijote, «apenas se vio en elcampo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hicieradejar la comenzada

empresa

; y fue que le vino a la memoria que no era armado

caballero, y que, conforme a la ley de caballería, ni podía ni debía tomar armascon ningún caballero; y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas, comonovel caballero, sin

empresa

en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase»

(la cursiva, como es lógico, es mía y no de Cervantes). Véase la página 69 del tomoprimero de la

Edición Crítica

de Vicente Gaos, publicada por Editorial Gredos,

Madrid 1987.

5

Sobre el concepto de la acción humana y sus principales elementos debe

consultarse especialmente el Tratado de Economía de Ludwig von Mises titulado Human Action: A Treatise on Economics

, tercera edición revisada, Henry Regnery

Company, Chicago 1966, pp. 11 a 29 y 251 a 256. Mises afirma textualmente que«every

actor

is always an

entrepreneur

and speculator» (p. 252), así como que

« entrepreneur means acting man

in regard to the changes occurring in the market»

(p. 254). Existe una traducción del libro de Mises al castellano realizada por Joa-quín Reig Albiol y publicada (4.ª ed. por Unión Editorial, Madrid 1986) con el títu-lo de

La Acción Humana, Tratado de Economía

. También puede ser útil la lectu-

ra del libro

Action and Purpose

, de Richard Taylor, publicado por Humanities Press

en New Jersey en 1980, aunque a nuestro juicio Taylor no insiste lo que debieraen que la esencia de la acción humana consiste en aprehender o descubrir nuevosfines y medios más que en asignar eficientemente medios dados a fines ya preesta-blecidos. En el mismo error, pero de forma aún más grave, cae Tadeusz Kotarbinski, Praxiology, An Introduction to the Sciences of Efficient Action

, Polish Scientific

Publishers, Varsovia 1965.

6

En este sentido, definir la economía como «aquella ciencia que estudia la

acción humana afectada por la escasez» (Avelino García Villarejo y Javier SalinasSánchez,

Manual de Hacienda Pública

, Editorial Tecnos, Madrid 1985, p. 25) es

un evidente pleonasmo, pues toda acción humana presupone la escasez. Comobien dice Mises (

Human Action

, cit., p. 93) «where man is not restrained by the

insufficient quantity of things available, there is no need for any action».

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

El coste como concepto subjetivo. El beneficio empresarial

Siempre que el actor se da cuenta de que desea un cierto fin y des- cubre y selecciona unos determinados medios para alcanzar ese fin,simultáneamente

renuncia

a lograr otros fines distintos que para él

ex-

ante

tienen un valor menor, y que cree que podrían alcanzarse utili- zando alternativamente esos mismos medios a su disposición. Deno-minaremos

coste

al valor subjetivo que el actor da a los fines a los que

renuncia cuando decide seguir y emprende un determinado curso deacción. Es decir, la acción siempre implica renuncia; el valor que el actorda a lo que renuncia es su coste, y éste consiste por esencia en una va-loración, estimación o juicio netamente subjetivo.

13

En principio, todo

ser humano actúa porque subjetivamente considera que el fin propues-to tiene para él un valor superior al coste en el que piensa incurrir, esdecir, porque espera obtener un

beneficio

empresarial.

14

El beneficio

es, por tanto, la ganancia que se obtiene de la acción humana y consti-

de forma radical y no convergente, todo su «mapa» de creencias y co-nocimientos. De esta forma el actor continuamente descubre situacio-nes completamente nuevas que antes ni siquiera había sido capaz deconcebir.

(^12)

Mundo de la ciencia natural

Mundo de la acción humana

1.^

Probabilidad de clase

: se conoce

o puede llegar a conocerse el com-portamiento de la clase, pero no elcomportamiento individual de suselementos

  1. «

Probabilidad

» de caso o evento

único; no existe clase pero se co-nocen algunos factores que afectanal evento único y otros no. La pro-pia acción provoca, o crea, dichoevento.

  1. Existe una situación de

riesgo,

asegurable

por toda la clase.

  1. Hay

incertidumbre

inerradicable,

dado el carácter creativo de la ac-ción humana. La incertidumbre noes, por tanto, asegurable.3. No es

matematizable

.

  1. Se descubre mediante la com-prensión y

estimación empresarial

.

Cada nueva información modifica ex novo

todo el mapa de creencias

y expectativas (concepto de sor-presa).

  1. Se llega a ella mediante la lógicay la

investigación empírica.

El teo-

rema de Bayes permite aproximar laprobabilidad de clase, conformeaparece nueva información.

  1. Concepto típico utilizado por el

ac-

tor-empresario

, o por el historiador.

  1. Es objeto de investigación porparte del

científico

natural.

  1. La probabilidad es

matematizable

.

12

«Surprise is that dislocation and subversion of received thoughts, which

springs from an actual experience outside of what has been judged fully possible,or else an experience of a character which has never been imagined and thus neverassessed as either possible or impossible; a

counter-expected

or else an

unexpected

event». G.L. Shackle,

Epistemics and Economics

, Cambridge University Press,

Cambridge 1972, p. 422. Hay una traducción al castellano de Francisco GonzálezAramburu, publicada en Madrid por el Fondo de Cultura Económica, en 1976, conel título de

Epistémica y Economía

(la traducción al castellano de la cita recogida

al comienzo de esta nota se encuentra en la p. 438 de esta última edición). Losanglosajones utilizan el término

serendipity

(que siguiendo a Gustavo Villapalos

  • ABC

, Madrid, 3 de enero de 1992, p. 3- podemos traducir al castellano por serendipidad) para describir la capacidad típicamente empresarial consistente endarse cuenta de oportunidades que surgen por sorpresa sin ser buscadas delibera-damente. El término procede etimológicamente del árabe

sarandib

, antiguo

nombre de Ceilán, y ha adquirido su sentido actual gracias a Horacio Walpole que

en el siglo

XVIII

lo utilizó por primera vez, inspirándose en los descubrimientos

fortuitos que a menudo hacían los héroes del cuento de origen persa «Las TresPrincesas de Serendip». Véase la carta de Horacio Walpole a Mann fechada el 28de enero de 1754 y en la que Walpole señala que los héroes del citado cuento«were always making discoveries, by accidents and sagacity, of things they werenot in quest of». Y concluye que «this discovery, indeed, is almost of that kind whichI call Serendipity». Véase el

Oxford English Dictionary

, 2nd Edition, vol. XV,

Clarendon Press, Oxford 1983, p. 5. Por su parte, Gregorio Marañón se refiere a lamisma idea cuando afirma: «La creación del genio se diferencia de la de los hom-bres vulgares en que lo

creado

por él es algo

inesperado

y^

sorprendente.» El Greco

y Toledo

,^ Obras Completas

, editorial Espasa Calpe, Madrid 1971, p. 421.

13

Ver la obra

L.S.E. Essays on Cost

, editada por J.M. Buchanan y G.F. Thirlby,

New York University Press, Nueva York 1981. Especialmente las pp. 14 y 15.

14

«Profit, in a broader sense, is the gain derived from action; it is the increase

in satisfaction (decrease in uneasiness) brought about; it is the differencebetween the higher value attached to the result attained and the lower valueattached to the sacrifices made for its attainment; it is, in other words, yieldminus cost. To make profit is invariably the aim sought by any action». Ludwigvon Mises,

Human Action

, cit., p. 289. Para Mises que una empresa obtenga

pérdidas indica que está indebidamente utilizando recursos escasos más urgen-temente necesitados en otras líneas de producción. Esta idea parece, por fin,haber sido entendida perfectamente por Juan Pablo II para el cual «cuando unaempresa da beneficios significa que los factores productivos han sido utiliza-dos adecuadamente y que las correspondientes necesidades humanas han sidosatisfechas debidamente». Véase su

Centesimus Annus

, Promoción Popular

Cristiana, Madrid 1991, Cap. IV, n.º 35, p. 71.

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

tuye el

incentivo

que mueve o motiva a actuar. En las acciones sin cos-

te el valor subjetivo del fin y el beneficio coinciden, y más adelante ar-gumentaremos cómo toda acción humana contiene siempre un com-ponente empresarial puro, esencialmente creativo, que no exige incurriren coste alguno, y que es precisamente el que nos ha llevado, en unsentido amplio, a identificar los conceptos de acción humana y de fun-ción empresarial. Además, dado que el valor del fin, por tanto, siem-pre subsume, integra o incorpora al beneficio o ganancia, considerare-mos a partir de ahora, en múltiples ocasiones, que fin y beneficio soncasi sinónimos, sin detenernos en cada instancia a matizar la ya descri-ta distinción que existe entre ambos. Racionalidad e irracionalidad. Error y pérdida empresarial

La acción humana es por definición siempre

racional

en el sen-

tido de que,

ex ante

, el actor siempre busca y selecciona los medios

que cree más adecuados para alcanzar los fines que considera que lemerecen la pena. Ello es, sin duda, compatible con que,

ex post

, el actor

descubra que cometió un

error empresarial

, es decir, que ha incurrido

en

pérdidas

empresariales, al elegir determinados fines o medios sin

darse cuenta de que existían otros para él de más valor. Pero el ob-servador exterior nunca puede objetivamente calificar de

irracional

una

acción, dado el carácter esencialmente subjetivo que tienen fines, costesy medios. Por ello, en el campo de la economía podemos afirmar quela acción humana es un

presupuesto irreductible

en el sentido de que

se trata de un concepto de tipo

axiomático

que no cabe referirlo a

ningún otro ni explicarlo más. El carácter axiomático del concepto de

acción humana es, por otro lado, evidente, pues criticarlo o ponerloen duda implica caer en una contradicción lógica insoluble, ya que todacrítica exige

actuar

, es decir, una acción humana para llevarla a cabo.

16

Utilidad marginal y preferencia temporal

Finalmente, siendo los medios por definición escasos, el actor ten- derá a lograr primero aquellos fines que para él tengan más valor ydespués aquellos otros que para él sean relativamente menos impor-tantes. Por ello, cada unidad de medio de que disponga y que sea inter-cambiable y relevante en el contexto de su acción, tenderá a ser valo-rada por el actor en función del fin menos importante que crea puedelograr con cualquiera de ellas (

ley de la utilidad marginal

). Además,

dado que la acción se emprende con miras a lograr un determinado finy que toda acción se desarrolla en el tiempo y, por tanto, tiene unadeterminada duración, el actor procurará,

ceteris paribus

alcanzar su

fin cuanto antes. Es decir, a igualdad de circunstancias, el actor siem-pre valorará más los fines temporalmente más próximos y sólo estarádispuesto a emprender acciones de mayor duración temporal si es quecon ello estima que podrá conseguir fines que para él tienen un mayorvalor (

ley de la preferencia temporal

15

La economía, por tanto, no es una teoría sobre la elección o decisión (

ex-

ante

siempre racional por definición), sino una teoría sobre los procesos sociales de coordinación que, con independencia del carácter racional de todas las deci-siones implicadas en los mismos, podrán ser más o menos ajustadas según cuálsea la perspicacia mostrada en el ejercicio de la acción empresarial por parte delos diversos actores. Véase I. M. Kirzner,

The Meaning of the Market Process

, ob.

cit., pp. 201-208. Además, no podemos dejar de resaltar que precisamente es elcarácter esencialmente

subjetivo

de los elementos de la acción humana (fines,

medios y costes) lo que, de forma tan sólo aparentemente paradójica, confiereplena

objetividad

a la economía, en el sentido de que ésta sea una ciencia teórica

cuyas conclusiones son aplicables a cualquier tipo de acción (

praxeología

).

16

Ludwig von Mises,

Human Action

, cit., pp. 19-22. Nos parece que Mises

hace una concesión innecesaria e impropia de él cuando afirma que mientras nose descubra de qué forma el mundo exterior natural determina los pensamientoshumanos, la acción humana seguirá siendo un presupuesto irreductible (

ultimate

given)

. No sólo consideramos con F.A. Hayek que es imposible que la mente

humana pueda llegar a explicarse a sí misma (

The Sensory Order

, The University

of Chicago Press, Midway reprint, Chicago 1976, pp. 184 a 191); sino que todoslos deterministas caen en una contradicción lógica insoluble, pues pretenden lle-gar a adquirir un conocimiento sobre de qué forma el mundo exterior determinael pensamiento que, por encontrarse a su vez determinado, de acuerdo con supropio criterio no podría ser fiable. Véase M.N. Rothbard,

Individualism and the

Philosophy of Social Sciences

, Cato Institute, San Francisco 1980, pp. 5-10.

17

Es decir, tanto la ley de la utilidad marginal como la de la preferencia tem-

poral no son leyes empíricas o psicológicas, sino que son implicaciones lógicasdel concepto esencial de acción humana. Para Mises, «the Law of Marginal Utilityis already implied in the category of action» y «time preference is a categoricalrequisite of human action». Mises,

Human Action

, cit., pp. 124 y 484.

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

valoraciones humanas concretas, es decir, tanto de los fines que pre-tende el actor, como de su conocimiento en torno a los fines que él creepretenden o persiguen otros actores. Igualmente, se trata de un cono-

cimiento práctico sobre los medios que el actor cree tiene a su alcancepara lograr sus fines, y en particular sobre todas las circunstancias,personales o no, que el actor considere que pueden ser relevantesdentro del contexto de cada acción concreta.

21

Conocimiento privativo y disperso

El conocimiento práctico es un conocimiento de tipo privativo y disperso. Significa ello que cada hombre-actor posee tan sólo unos,

de tales circunstancias particulares es la que se refiere al fin que persigue el actor(«principalissima est omnium circunstantiarum illa quae attingit actuum ex partefinis»). Ver

Suma Teológica

, Parte I-II, Q7, art. 1 y 2, volumen IV, B.A.C., Madrid

1954, pp. 293-294 y 301. Por otro lado, es preciso señalar que la distinción entrelos conceptos de «conocimiento práctico» y «conocimiento científico» se la debe-mos a Michael Oakeshott (

Rationalism in Politics

, Methuen, Londres 1962; este

libro ha sido magníficamente reeditado de forma ampliada con el título de Rationalism in Politics and other Essays

, Liberty Press, Indianapolis 1991, y espe-

cialmente las pp. 12 y 15; e igualmente es esencial su libro

On Human Conduct

,

Oxford University Press, Oxford 1975, reeditado por Clarendon Paperbacks,Oxford 1991, pp. 23-25, 36, 78-79 y 119-121) y es paralela a la distinción hayekianaentre «conocimiento disperso» y «conocimiento centralizado», a la efectuada porMichael Polanyi entre «conocimiento tácito» y «conocimiento articulado», y a la yacomentada de Mises entre el conocimiento sobre los «eventos únicos» y el conoci-miento sobre el comportamiento de toda una «clase de fenómenos». La aproxima-ción desde los distintos puntos de vista de estos cuatro autores a los dos diferen-tes tipos básicos de conocimiento puede resumirse en el siguiente cuadro:

Las relaciones entre ambos tipos distintos de conocimiento son complejas y están poco estudiadas. Por un lado, todo conocimiento científico (tipo B) tieneuna base tácita no articulable (tipo A). Y los avances científicos y técnicos (tipo B)

en seguida se materializan en nuevos conocimientos prácticos (tipo A) más fruc-tíferos y potentes. La Economía, por su parte, sería un conocimiento tipo B (cien-tífico) sobre los procesos de creación y transmisión del conocimiento práctico (tipoA). Se entiende ahora que para Hayek el principal riesgo de la Economía comociencia radique en que, por consistir en teorizar sobre los conocimientos tipo A,se llegue a creer que, de alguna manera, su cultivador («científico de la econo-mía») pueda llegar a hacerse con el contenido específico de los conocimientosprácticos tipo A. O incluso llegar a ignorar completamente el contenido específi-co del conocimiento práctico, como tan certeramente ha criticado Oakeshott, parael cual el racionalismo, en su versión más peligrosa, exagerada y errónea, consis-tiría en «the assertion that what I have called practical knowledge is not knowled-ge at all, the assertion that, properly speaking, there is no knowledge which isnot technical knowledge» (Michael Oakeshott,

Rationalism in Politics and Other

Essays

, cit., p. 15). 21

Ver especialmente los importantes artículos seminales de F.A. Hayek

Eco-

nomics and Knowledge

(1937) y

The Use of Knowledge in Society

(1945), que se

encuentran incluidos en el libro

Individualism and Economic Order

, Henry Regnery,

Chicago 1972, y en concreto las páginas 35-56 y 77-91. Es preciso resaltar que estosdos artículos de Hayek se encuentran entre los más importantes y trascendentalespara la Ciencia Económica. Sin embargo, sobre todo el primero de estos artículosmanifiesta que aún existía cuando fue escrito una cierta confusión en la mente desu autor en cuanto al carácter de la Economía como ciencia. En efecto, una cosa esque la Economía básicamente estudie procesos de transmisión de informaciónpráctica, cuyo contenido concreto depende de las circunstancias de cada momentoy lugar, y otra bien distinta, como en algunos lugares parece sugerir erróneamenteHayek, que la Ciencia Económica sea, por esta razón, una ciencia con cierto conte-nido empírico. Todo lo contrario: precisamente el hecho de que el científico no puedanunca disponer de la información práctica dispersa que tienen los observados, haceinevitable que la economía sea esencialmente una ciencia

teórica,

no empírica, que

estudia

la forma,

pero no el contenido específico de los procesos empresariales de

creación y transmisión de información práctica (y que serían objeto de estimación einvestigación por parte del historiador o del empresario, según que hayan ya o noacaecido). Esta misma observación crítica a Hayek, desde un punto de vista ligera-mente distinto, se encuentra recogida en el notabilísimo artículo de Israel M. Kirznertitulado «Hayek, Knowledge and Market Processes» incluido en

Perception, Oppor-

tunity and Profit

, cit., pp. 13 a 33.

Dos tipos distintos deCONOCIMIENTO

TIPO B

TIPO APráctico(tradicional)

Científico(o técnico)

Disperso

OakeshottHayekPolanyiMises

Tácito

de «clases»

de «eventos únicos»

ECONOMÍA

(conocimiento tipo B sobre

conocimientos tipo A)

CentralizadoArticulado

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

como si dijéramos, «átomos» o «bits» de la información que se genera ytransmite globalmente a nivel social,

22

pero que paradójicamente sólo

él posee, es decir, sólo él conoce e interpreta de forma consciente. Portanto, cada hombre que actúa y ejerce la función empresarial, lo hacede una manera estrictamente

personal e irrepetible

, puesto que parte

de intentar alcanzar unos fines u objetivos según una visión y conoci-miento del mundo que sólo él posee en toda su riqueza y variedad dematices, y que es irrepetible de forma idéntica en ningún otro ser hu-mano. Por tanto, el conocimiento al que nos estamos refiriendo no esalgo que esté

dado

, que se encuentre disponible para todo el mundo

en algún medio material de almacenamiento de información (periódi-cos, revistas especializadas, libros, ordenadores, etc.). Por el contrario,el conocimiento relevante para la acción humana es un conocimientode tipo básicamente práctico y estrictamente privativo, que sólo se «en-cuentra»

diseminado

en la mente de todos y cada uno de los hombres

y mujeres que actúan y que constituyen la humanidad. En la Figura II-1 vamos a introducir a unos simpáticos

monigotes

que nos acompaña-

rán a lo largo del presente libro, con la única finalidad de ayudarnos ahacer más gráfico el análisis contenido en el mismo.

23

22

Thomas Sowell,

Knowledge and Decisions

, Basic Books, Nueva York 1980,

pp. 3-44. Debemos mencionar, no obstante, que en nuestra opinión, Sowell si-gue muy influenciado por la concepción neoclásica del equilibrio y no terminade entender adecuadamente el papel de la empresarialidad. En este sentido, véa-se I.M. Kirzner, «Prices, the Communication of Knowledge and the DiscoveryProcess», en

The Political Economy of Freedom, Essays in Honor of F.A. Hayek

,

Philosophia Verlag, Munich 1984, pp. 202-203.

23

Sin duda alguna, ya Adam Smith era consciente de que el conocimiento

práctico era básicamente un conocimiento diseminado o disperso cuando escri-bió: «What is the species of domestick industry which his capital can employ, andof which the produce is likely to be of the greatest value,

every individual, it is

evident, can, in his local situation, judge much better than any statesman orlawgiver can do for him

» (la cursiva es mía). Sin embargo, no sólo no expresó la

idea con total claridad (cada individuo no sólo conoce «mucho mejor», sino que esel

único

que plenamente conoce sus circunstancias particulares), sino que no fue

capaz de llevarla hasta sus últimas consecuencias en lo que se refiere a la imposi-bilidad de encargar a un órgano central que se ocupe de todos los asuntos huma-nos (pues considera que ello supondría una «innecesaria carga de atención», perono una imposibilidad lógica).

An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth

of Nations

, «The Glasgow Edition», Liberty Classics, Indianapolis 1981, volumen I,

p. 456, párrafo 10. La representación gráfica de los procesos de transmisión deinformación práctica y dispersa es muy difícil y nosotros hemos optado porefectuarla mediante los simpáticos monigotes del texto. Esperamos que nuestro

análisis de monigotes u «hombres de palo» (

stickman analysis

) se introduzca con

fuerza en la ciencia económica del futuro.

En dicha figura queremos representar a dos

seres humanos reales

de carne y hueso, que denominamos «A» y «B». Cada una de las perso-nas que representan «A» y «B» posee un conocimiento propio o privati-vo de ella misma, es decir, que no tiene la otra; es más, desde el puntode vista de un observador exterior, en este caso nosotros, podemosdecir que «existe» un conocimiento, que nosotros como observadoresno tenemos, y que se encuentra disperso entre «A» y «B», en el sentidode que «A» tiene una parte de él, y «B» otra parte. Así, por ejemplo, su-pongamos que la información que tiene «A» es que pretende alcanzarun fin «X» (lo cual representamos con la flecha que tiene en su cabeza yque va dirigida hacia «X») y que con vistas a alcanzar este fin posee uncierto conocimiento práctico relevante en el contexto de la acción (eseconjunto de conocimiento o información práctica está representado porla aureola de rayitas que tiene «A» en torno a su cabeza). El caso de «B»es similar, sólo que el fin que persigue es otro muy distinto, en este caso«Y» (representado por una flecha que tiene a sus pies, y va dirigida ha-cia «Y»); el conjunto de información práctica que el actor «B» considerarelevante en el contexto de su acción, dirigida a alcanzar «Y», viene re-presentada igualmente por la aureola de rayitas que tiene en torno asu cabeza.

Figura II–

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

científico es siempre el resultado de una intuición o acto de creación,que no son sino manifestaciones del conocimiento tácito. Aparte de queel nuevo conocimiento formalizado que podamos adquirir gracias a lasfórmulas, libros, gráficos, mapas, etc., es sobre todo importante porqueayuda a reorganizar todo nuestro contexto de información desde dife-rentes puntos de vista, más ricos y fructíferos, lo cual abre nuevas po-sibilidades para el ejercicio de la intuición creativa. La imposibilidad dearticular el conocimiento práctico se manifiesta, por tanto, no sólo«estáticamente», en el sentido de que toda afirmación aparentementearticulada sólo conlleva información en la medida en que es interpre-tada gracias a un conjunto de creencias y conocimientos no articulables,sino además «dinámicamente», pues el

proceso mental

utilizado para

llevar a cabo cualquier intento de articulación es esencialmente en símismo un conocimiento tácito y no articulable.

26

Hay que insistir en que todo conocimiento tácito por su propia na- turaleza es difícilmente articulable. Si preguntamos a una joven señori-ta que acaba de adquirir una falda de determinado color el porqué desu elección o compra, lo más probable es que nos conteste que la ha

comprado «porque sí», o, simplemente, «porque le gustaba», sin que seacapaz de darnos una explicación más detallada y formalizada del por-qué de su elección. Otro tipo de conocimiento no articulable que jue-ga un papel esencial en el desenvolvimiento de la sociedad es el for-mado por el conjunto de

hábitos, tradiciones, instituciones

y

normas

jurídicas que constituyen el derecho, hacen posible la sociedad, y loshumanos aprenden a obedecer, sin que seamos capaces de teorizar oarticular con detalle el papel preciso que cumplen dichas normas e ins-tituciones en las diferentes situaciones y procesos sociales en las queintervienen. Lo mismo puede decirse en relación con el

lenguaje

y tam-

bién, por ejemplo, en relación con la

contabilidad financiera y de cos-

tes

que utiliza el empresario para guiar su acción y que no es sino un conocimiento o técnica práctica que, utilizado dentro de un determi-nado contexto de economía de mercado, sirve como guía de acción ge-neralizada a los empresarios para ayudarles a conseguir sus objetivos,pero sin que éstos, en su mayoría, sean capaces de formular una teoríacientífica de la contabilidad ni, mucho menos, explicar de qué maneraésta ayuda en los complicados procesos de coordinación que hacenposible la vida social.

27

Podemos, por tanto, concluir que el ejercicio

de la función empresarial tal y como la hemos definido (capacidad dedescubrir y apreciar oportunidades de ganancia, emprendiendo uncomportamiento consciente para aprovecharlas) consiste en un cono-cimiento básicamente de tipo tácito no articulable. Carácter esencialmente creativo de la función empresarial

La función empresarial no exige medio alguno para ser ejercitada. Es decir, la empresarialidad no supone coste alguno y, por tanto, es

«Über formal unentscheidbare Sätze der

Principia Mathematica

und verwandter

Systeme I», publicado en

Monatshefte für Mathematik und Physik

, n.º 38, año 1931,

pp. 173-198 (existe una traducción al inglés publicada en los

Collected Works of

Kurt Gödel

, volumen I, Oxford University Press, Oxford 1986, pp. 145-196; ed-

ición española de Jesús Monterín, Alianza Editorial, Madrid 1989).

26

En esta misma línea del pensamiento, me ha producido gran satisfacción

leer el magnífico libro de Roger Penrose

The Emperor’s New Mind. Concerning

Computers, Minds and the Laws of Physics

, publicado por Oxford University Press,

Oxford 1989 (existe una traducción al castellano que debemos a Javier García Sanzy que ha sido publicada en Madrid por Mondadori España, en 1991, con el títulode

La Nueva Mente del Emperador

), y que explica con detalle, en varias instan-

cias, la gran importancia que el pensamiento no articulable o convertible en pala-bras tiene incluso para las mentes científicas más importantes (por ejemplo, pp.423-425). Esta misma idea ya fue expuesta, hace bastantes años, por nuestro granGregorio Marañón, relatando una conversación privada que tuvo con Bergson pocoantes de su muerte y en la que el pensador francés le confesó lo siguiente: «Yoestoy seguro de que los grandes hallazgos de Cajal no fueron más que comproba-ciones objetivas

de hechos que su cerebro había previsto

como verdaderas reali-

dades.»

Cajal y su Tiempo,

en

Obras Completas

, Espasa Calpe, Madrid 1971, volu-

men VII, p. 331. K. Lorenz, por su parte, afirma que: «No important scientific facthas ever been “proved” that has not previously been simply and immediately seenby intuitive

Gestalt

perception.» Ver «The Role of Gestalt Perception in Animal and

Human Behaviours», en

Aspects of Form

, editorial L.L. Whyte, Londres 1951, p.

27

Don Lavoie,

Rivalry and Central Planning

, Cambridge University Press,

Cambridge 1985. Lavoie añade que si los costes fueran algo que se pudieraestablecer de forma objetiva, científica y universal, la toma de decisiones en lavida económica podría reducirse a obedecer una serie de reglas completamentearticuladas y especificadas, pero dado que los costes son algo subjetivo y quetan sólo pueden conocerse en el contexto de cada acción concreta por parte delactor, la práctica de la función empresarial no puede ser articulada con detalleni reemplazada por ningún criterio objetivo de tipo científico (obra citada, pp.103-104).

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

esencialmente creativa.

28

Este carácter creativo de la función empresa-

rial se plasma en que la misma da lugar a unos beneficios que, en cier-to sentido, surgen de la nada y que denominaremos

beneficios empre-

sariales puros

. Para obtener beneficios empresariales no es preciso, por

tanto, disponer de medio previo alguno, sino tan sólo es necesario ejer-cer bien la función empresarial. Podemos ilustrar este hecho partiendode la situación descrita en la Figura II-1. Basta

darse cuenta

de la situa-

ción de

desajuste o descoordinación

que existe entre «A» y «B», para que

surja, de inmediato, la oportunidad de un beneficio empresarial puro.

29

Así, en la Figura II-2, se supone que una tercera persona, en este caso«C», es la que ejerce la función empresarial, al descubrir la oportunidadde ganancia inherente al desajuste o descoordinación que se daba enel gráfico de la Figura II-1 (representamos con una «bombilla que seenciende» el hecho de que «C» se dé cuenta de dicha oportunidad; comoes lógico, en la práctica la función empresarial podrá ser ejercida por«A», por «B», o simultáneamente, con igual o distinta intensidad, porcualquiera de ellos, aunque a nuestros efectos sea más gráfico consi-derar en este caso que es llevada a cabo por una tercera persona «C»).

28

Para Santo Tomás de Aquino, «creare est aliquid ex nihilo facere» (es decir,

crear es hacer algo a partir de la nada).

Suma Teológica

, Part. I, Q 45, arts. 1 y ss,

B.A.C., vol. II, 1948, p. 740. No compartimos la tesis tomista según la cual sóloDios es capaz de crear, pues el hombre también crea constantemente siempre queejerce la función empresarial. El

ex nihilo

para Santo Tomás tiene un sentido ex-

cesivamente materialista, mientras que para nosotros se da siempre que el hom-bre percibe o se da cuenta de algo que antes ni siquiera había concebido (

ibidem

,

p. 756). Juan Pablo II parece inclinarse hacia nuestra interpretación en su encícli-ca

Laborem Exercens

(Ediciones Paulinas, Madrid 1981), cuando afirma que el

hombre «imita y refleja la acción misma del Creador del Universo» (n.

os^

4 y 25),

aunque a veces confunde el concepto de acción humana con el concepto de «tra-bajo» (ver además la nota 30).

29

Desde nuestra óptica toda acción humana tiene una componente eminen-

temente creativa, sin que quepa distinguir entre la creatividad empresarial en elámbito económico y la creatividad en otros ámbitos humanos (artísticos, sociales,etc.), como erróneamente hace Nozick, al no darse cuenta de que la

esencia de la

creatividad es la misma en todos los ámbitos

, y de que el concepto y característi-

cas de la función empresarial que estamos analizando son aplicables a toda ac-ción humana, con independencia del tipo de que se trate. Ver Robert Nozick,

The

Examined Life

, Simon and Schuster, Nueva York 1989, p. 40.

30

Que la función empresarial sea netamente creadora y que, por tanto, los

beneficios empresariales puros surjan de la nada, nos puede llevar a hacer la si-guiente

digresión teológica

: admitiendo a efectos dialécticos que exista un

Ser

Supremo

, Creador de la nada de todas las cosas, al suponer, como hemos visto, la

Figura II–

En efecto, basta con que «C» se ponga en contacto con «B», y le ofrezca comprar ese recurso, de que tan abundantemente dispone y al queprácticamente no le da importancia, por una determinada cantidad,digamos que por 3 unidades monetarias, lo cual satisfará enormemen-te a «B», puesto que jamás pudo imaginar que pudiera obtener tanto porsu recurso. Posteriormente, una vez realizado el intercambio, «C» sepodrá poner en contacto con «A» y venderle este recurso que con tantaintensidad «A» necesita para llevar a cabo el fin que persigue, vendién-doselo por, digamos, 9 unidades monetarias (si «C» carece de dinero,podrá obtenerlo, por ejemplo, convenciendo a alguien para que tem-poralmente se lo preste). Como consecuencia, por tanto, del ejerciciode la función empresarial por parte de «C», éste ha obtenido,

ex nihilo

un beneficio empresarial puro de 6 unidades monetarias.

30

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

parte de la nueva información práctica que tiene su origen en la mentede «C» al ejercer la función empresarial, y que surge después en lasmentes de «A» y «B», queda recogida de una forma muy resumida o com-primida en una serie de

precios

o relaciones históricas de intercambio

(es decir que «B» vendió por 3 y «A» compró por 9). Transmisión de información

La creación empresarial de información implica simultáneamente una

transmisión

de la misma en el mercado. De hecho, transmitir a al-

guien algo es hacer que ese alguien genere o cree en su mente partede la información que nosotros creamos o descubrimos con anteriori-dad. En nuestro ejemplo, no sólo se ha transmitido de forma estricta a«B» la idea de que su recurso es importante y no debe desperdiciarlo; ya «A» la idea de que puede seguir adelante en la persecución del fin quese proponía y que no iniciaba por falta de dicho recurso; sino que através de los precios respectivos, que son un sistema de transmisiónmuy potente, pues transmiten mucha información a muy bajo coste, secomunica, en oleadas sucesivas, a todo el mercado o sociedad, el men-saje de que debe guardarse y economizarse el recurso en cuestión, pueshay demanda para él; y simultáneamente, que todos aquellos que noemprendan acciones pensando que tal recurso no existe, pueden ha-cerse con el mismo y seguir adelante con sus respectivos planes deactuación. Como es lógico, la información relevante es siempre subje-tiva y no existe al margen de las personas que sean capaces de inter-pretarla o descubrirla, de forma que son siempre los humanos los quecrean, perciben y transmiten la información. La idea errónea de que lainformación es algo objetivo tiene su origen en que parte de la infor-mación subjetiva creada empresarialmente se plasma «objetivamente»en señales (precios, instituciones, normas, «firmas», etc.) que puedenser descubiertas y subjetivamente interpretadas por muchos en el con-texto de sus acciones particulares, facilitando así la creación de nuevasinformaciones subjetivas más ricas y complejas. Sin embargo, y a pesarde las apariencias, la transmisión de información social es básicamentetácita y subjetiva, es decir no expresa y articulada, y a la vez muy resu-mida (de hecho se transmite y capta subjetivamente el mínimo impres-cindible para coordinar el proceso social); lo cual, por otro lado, per-mite aprovechar de la mejor manera posible la limitada capacidad de

la mente humana para crear, descubrir y transmitir constantemente nue-va información. Efecto aprendizaje: coordinación y ajuste

Finalmente, es preciso destacar cómo los agentes «A» y «B» han apren- dido a actuar uno en función del otro. Es decir, «B», como consecuen-cia de la acción empresarial originalmente emprendida por «C», ya nodilapida o desperdicia el recurso de que disponía, sino que, siguiendosu propio interés, lo guarda y conserva. «A», por su parte, al disponerde dicho recurso, puede lograr su fin y emprende la acción que antesno efectuaba. Uno y otro, por tanto, aprenden a actuar de

forma coor-

dinada

, es decir, a modificar y disciplinar su comportamiento en función

del otro ser humano. Y además, aprenden de la mejor forma posible: sin darse cuenta de que están aprendiendo

y

motu proprio

, es decir,

voluntariamente y en el contexto de un plan en el que cada uno siguesus fines e intereses particulares. Éste, y no otro, es el

núcleo

del pro-

ceso, tan maravilloso como simple y efectivo, que hace posible la vidaen

sociedad.

31

Finalmente,

observamos

que

el

ejercicio

de

la

31

Es preciso resaltar que, como veremos al hablar del arbitraje y la especula-

ción, el ser humano, gracias a la empresarialidad, aprende a disciplinar su com-portamiento en función incluso de las circunstancias y necesidades de seres hu-manos futuros que aún no han nacido (

coordinación intertemporal

). Además, este

proceso no podría reproducirse aunque los seres humanos, bien obedeciendo lasórdenes coactivas de un benevolente dictador, bien por su propio deseo filantró-pico de ayudar a la humanidad, se propusieran

deliberadamente

ajustar todas las

situaciones de descoordinación social, pero renunciando a buscar y a aprovecharsede beneficio o ganancia alguna. En efecto, en ausencia de ganancia o beneficioque actúe como incentivo, ni siquiera surge la información práctica necesaria paraactuar coordinando las situaciones de desajuste social (esto es independiente deque, una vez perseguido y obtenido el beneficio empresarial, el actor decida uti-lizar el mismo con fines caritativos, etc.). Una sociedad en la que sus miembrosdedicasen la mayor parte de su tiempo a «ayudar deliberadamente al prójimo» yno a actuar empresarialmente, sería una sociedad tribal de tipo precapitalista, in-capaz de mantener a una fracción de la población que hoy habita en el mundo.Es, por tanto, teóricamente imposible que los principios de «solidaridad» y altruis-mo puedan servir como guía de actuación para el ser humano en un orden quecomo el social se basa en una serie de relaciones abstractas con múltiples otrosindividuos a los que nunca se podrá llegar a conocer y de los que sólo se perci-ben informaciones y señales dispersas en forma de precios, normas en sentidomaterial e instituciones. Los principios de «solidaridad» y altruismo son, por tanto,atavismos tribales que sólo pueden aplicarse en los pequeños grupos primarios y

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

empresarialidad por parte de «C» hace posible, no sólo una acción co-ordinada que antes no existía entre «A» y «B», sino además que éstos lle-ven a cabo un

cálculo económico

en el contexto de sus respectivas

acciones, con unos datos o información de los que antes no disponíany que les permiten lograr, con muchas más posibilidades de éxito, susrespectivos fines. En suma, el cálculo económico por parte de cada actorse hace posible precisamente gracias a la información que se generaen el proceso empresarial. O expresado de otra forma: sin el ejerciciode la función empresarial no se genera la información que es precisapara que cada actor pueda calcular o estimar adecuadamente el valorque tiene cada curso alternativo de acción. Es decir,

sin función em-

presarial no es posible el cálculo económico.

(^32)

Las anteriores observaciones constituyen a la vez las más importan- tes y elementales enseñanzas de la ciencia social, y nos permiten con-cluir que la función empresarial es, sin duda alguna, la función socialpor excelencia, dado que hace posible la vida en sociedad al ajustar ycoordinar el comportamiento individual de sus miembros. Sin funciónempresarial no es posible concebir la existencia de ninguna sociedad.

33

Arbitraje y especulación

Desde un punto de vista temporal, la empresarialidad puede efec- tuarse de dos formas distintas: sincrónica o diacrónicamente. La primerase denomina

arbitraje

, y es la función empresarial ejercida en el

pre-

sente

(entendiendo por tal lo que sea considerado como presente tem-

poral desde la óptica del actor)

34

entre dos lugares o situaciones de la

sociedad distintos; la segunda se denomina

especulación

, y es la

empresarialidad ejercida entre dos momentos del tiempo diferentes.Podría pensarse que en el caso del arbitraje lo que la función empresa-rial hace es descubrir y transmitir una información que

ya existe

pero

que se encuentra dispersa, mientras que en la especulación se crea ytransmite información «nueva». Sin embargo, esta distinción es puramen-te artificial, ya que descubrir lo que «existía», pero que no se sabía queexistía, equivale a

crear

. Cualitativa y teóricamente no puede conside-

rarse, por tanto, que exista diferencia alguna entre el arbitraje y la es-peculación. Ambos tipos de empresarialidad dan lugar a la coordina-ción social (

intratemporal

en el caso del arbitraje e

intertemporal

en el

caso de la especulación) y

crean

tendencias de la misma clase hacia el

ajuste o coordinación. Derecho, dinero y cálculo económico

En nuestro ejemplo gráfico, difícilmente «C» podría haber ejercido su función empresarial creativa si cualquier otra persona,

por la fuerza

le hubiese podido arrebatar el producto de aquélla; o si «A» o «B», porejemplo, le hubiesen

engañado

no entregándole el recurso o las uni-

entre un número muy reducido de partícipes que tienen entre sí un conocimientoíntimo de sus circunstancias personales. Aunque nada puede decirse en contra dela actividad que muchos seres humanos realizan en la sociedad para satisfacer susnecesidades más o menos atávicas o instintivas de mostrarse «solidarios» o altruistascon el «prójimo», sí puede afirmarse categóricamente que intentar organizarcoactivamente la sociedad basándose en tales principios de «solidaridad» y altruismono sólo es teóricamente imposible, sino que haría desaparecer la civilización tal ycomo hoy la conocemos, eliminando tanto a «lejanos» como a «próximos», de for-ma que muy pocos quedarían a los que poder continuar ayudando. Ver F.A. Hayek, The Fatal Conceit

, obra citada, p. 13.

32

La palabra «cálculo» procede etimológicamente de la expresión latina

calx-

calcis

, utilizada, entre otras cosas, para nombrar a la tiza de cal que se utilizaba en

los ábacos griegos y romanos. Una definición más precisa del cálculo económicose encontrará más adelante en la p. 72.

33

Kirzner dice que la función empresarial permite descubrir y eliminar los

errores

que se dan en la sociedad y que pasaban desapercibidos. Sin embargo,

esta concepción del error no me parece plenamente satisfactoria, pues la mismaimplica un juicio desde la posición de un hipotético ser omnisciente que conocie-ra todas las situaciones de desajuste que se dan en la sociedad. Desde nuestraóptica, el concepto de error sólo tiene sentido en términos subjetivos, es decir,siempre y cuando el actor se dé cuenta,

a posteriori

, de que no debió haber per-

seguido un determinado fin, o de que no debió haber utilizado determinados

medios, pues habiendo actuado, ha incurrido en costes, es decir, ha renunciado ala consecución de fines que para él tienen más valor que aquellos que logró (estoes, que ha cosechado

pérdidas empresariales

). Además, téngase en cuenta que la

eliminación de

errores

en el sentido objetivista de Kirzner suele ser apreciada por

los actores como afortunados aciertos que dan lugar a importantes ganancias obeneficios empresariales. Israel M. Kirzner «Economics and Error», en

Perception,

Opportunity and Profit,

The University of Chicago Press, Chicago 1979, pp. 120-

34

«The present qua duration is the continuation of the conditions and

opportunities given for acting. Every kind of action requires special conditions towhich it must be adjusted with regard to the aims sought. The concept of presentis therefore different for various fields of actions». Ludwig von Mises,

Human

Action

, cit., p. 101.

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

cada vez más difíciles cálculos económicos que exige una sociedad mo-derna.

40 41 En nuestro esquema elemental de ejercicio de la empresarialidad, hemos dado por supuesto que existe el dinero y que, por tanto, «A», «B»y «C» estaban dispuestos a llevar a cabo determinados intercambios acambio de obtener ciertas unidades monetarias. El dinero es muy im-portante porque, como ha demostrado Mises, es un común denomi-nador que hace posible el

cálculo económico

, en relación con todos

aquellos bienes y servicios que son objeto del comercio o del inter-cambio humano. Por cálculo económico hemos de entender, por tan-to,

todo cómputo estimativo en unidades monetarias sobre los resulta- dos de distintos cursos de acción

. Este cálculo económico lo verifica

cada actor siempre que ejerce la función empresarial, y es posible tansólo gracias a la existencia del dinero y a la información de tipo práctico

namiento de las instituciones hace posible, a través de un típico proce-so de

feedback

o retroalimentación, un proceso empresarial de inte-

racciones humanas cada vez más rico y complejo. Por la misma razónque el hombre no ha podido crear deliberadamente sus instituciones,

39

tampoco puede comprender plenamente el papel global que jueganlas que existen en cada momento de la historia. Las instituciones y elorden social que las genera son progresivamente más

abstractos

en el

sentido de que no puede identificarse ni conocerse la infinita variedadde conocimientos particulares y fines individuales que tienen y persi-guen los seres humanos que actúan dentro de su marco. Las institu-ciones, a su vez, son señales muy potentes, pues al ser todas ellas pau-tas o hábitos repetitivos de conducta, orientan la acción de los sereshumanos.

Entre todas estas instituciones, quizás la más abstracta y, por tanto, la más difícil de entender sea la del

dinero

. En efecto, el dinero o me-

dio de intercambio generalmente aceptado es una de las institucionesmás vitales para la existencia y el desarrollo de nuestra civilización y,sin embargo, son muy pocos los que alcanzan aunque sólo sea a intuirde qué forma el dinero hace posible una multiplicación exponencialen las posibilidades de interacción social y creatividad empresarial, yqué papel juega facilitando y haciendo posibles los complejísimos y

39

Debemos rechazar, por tanto, el concepto de ley en Santo Tomás de Aqui-

no que al definirla como «rationis ordinatio ad bonum commune, ab eo qui curamcommunitatis habet promulgata» (

Suma

Teológica

, obra citada, Tomo VI, 1955,

p. 42 Parte I-II, Q90, art. 4), considera erróneamente la ley como un productodeliberado del razonamiento humano. En este sentido, Santo Tomás es un pre-cursor del «falso racionalismo» que critica Hayek, por suponer que es posible a larazón humana saber mucho más de lo que es capaz. Este racionalismo espurio yacientífico culminará en la Revolución Francesa, el triunfo del utilitarismo y, en elcampo del derecho, con el positivismo kelseniano y las posturas de Thiebaut. VerF.A. Hayek, «Kinds of Rationalism», en

Studies in Philosophy, Politics and Econo-

mics

, cit., Capítulo V, pp. 82-96. Más recientemente, Hayek ha criticado el hecho de que Aristóteles, aun sin caer en los extremos socialistas de Platón, nunca fueracapaz de entender plenamente la existencia de órdenes sociales de tipo espontá-neo ni la idea esencial de evolución (véase

The Fatal Conceit. The Errors of So-

cialism

, cit., pp. 45-47) dando pie con ello al surgimiento de una corriente inge-

nuamente cientista que ha lastrado e inutilizado gran parte de la ciencia socialdesarrollada hasta nuestros días.

40

Precisamente Menger considera en su teoría sobre el origen del dinero que

éste constituye uno de los casos más importantes y paradigmáticos de su teoríasobre el surgimiento, desarrollo y evolución espontánea de las instituciones so-ciales. Véanse pp. 152 y ss. de la edición inglesa de las

Untersuchungen

citada en

la nota 38.

41

Otra institución de interés económico está constituida por el ente de orga-

nización económica que, por desgracia, se denomina en castellano «empresa» yque, siguiendo el ejemplo anglosajón, debería llamarse exclusivamente «firma»,para evitar la confusión entre el concepto de acción humana o empresarialidad yel concepto de firma, que no es sino una institución más, de relativa importancia,que surge en el mercado por considerar los actores que una cierta organizaciónes a menudo conveniente para sus intereses. Consideramos que existe toda unacorriente del pensamiento económico que tiende a exagerar la importancia de lasfirmas o empresas comerciales como objeto de investigación de la economía. Lafirma no es sino una de las muchas instituciones fruto del interactuar humano ysólo puede entenderse su surgimiento y evolución a partir de la teoría expuestade la función empresarial. Los teóricos de la firma o empresa comercial no sóloenmascaran, confunden e ignoran el carácter subjetivo de la empresarialidad, sinoque además tienden a objetivizar y acotar indebidamente en torno a la firma elcampo de investigación de la economía. Véase, por ejemplo, R.H. Coase, «TheNature of the Firm»,

Economica

, n.º 4, noviembre 1937 (reeditado en el Capítulo

II de

The Firm, the Market and the Law

, The University of Chicago Press, Chicago

1988, pp. 33 a 35); y A.A. Alchian, «Corporate Management and Property Rights»,en

Economic Policy and the Regulations of Corporate Securities

, American Enter-

prise Institute, Washington D.C. 1969, pp. 342 y ss. Una crítica detallada a estacorriente de pensamiento puede encontrarse en Israel M. Kirzner,

Competition and

Entrepreneurship

, obra citada, pp. 52 y ss. Véase igualmente la cita 50 del Capí-

tulo IV.

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

o adoptar en su cartera de valores una determinada combinación derenta fija y variable, etc. Por último, el

consumidor

también actúa cons-

tantemente de forma empresarial, cuando trata de elegir el bien deconsumo que más le gusta, está al tanto de las novedades que apare-cen en el mercado, o por el contrario decide no seguir perdiendo tiem-po buscando nuevas oportunidades, etc. Por tanto, en la realidad his-tórica de cada día, en todas las acciones o empresas concretas se ejerceconstantemente, en mayor o menor medida, con más o menos éxito, lafunción empresarial. Ésta es ejercida por todas las personas que actúanen el mercado, no importa en qué calidad lo hagan, y, como consecuen-cia de ello, los beneficios y pérdidas empresariales puras aparecen enla práctica casi siempre mezclados junto con otras categorías económi-cas de ingresos (salarios, rentas, etc.). Solamente una detallada investi-gación de tipo histórico nos permitirá identificar en cada caso dóndese encuentra, o quién ha ejercido la función empresarial más significa-tiva, dentro del contexto de cada acción o empresa concreta. El principio esencial

Ahora bien, lo verdaderamente importante desde un punto de vista teórico no es quién ejerce concretamente la función empresarial (aun-que esto sea precisamente lo más importante en la práctica), sino el que,por no existir restricciones institucionales o legales al libre ejercicio dela misma, cada hombre pueda ejercer lo mejor posible sus dotes em-presariales creando nueva información y aprovechando la informaciónpráctica de tipo privativo que en las circunstancias de cada momentohaya llegado a descubrir.

No corresponde al economista, sino más bien al psicólogo, estudiar con más detalle el origen de la fuerza innata del hombre que le mueveempresarialmente en todos sus campos de acción. Aquí y ahora, sólonos interesa resaltar el principio esencial de que

el hombre tiende a

descubrir la información que le interesa, por lo que, si existe libertaden cuanto a la consecución de fines e intereses, estos mismos actua-rán como incentivo

43 , y harán posible que aquel que ejerce la función

que crea, genera y transmite constantemente el ejercicio de la empre-sarialidad.

(^42)

Ubicuidad de la función empresarial

Todos los hombres, al actuar, en mayor o menor medida, con más o menos éxito, ejercen la función empresarial. Es decir, la función em-presarial como «componente químicamente pura» goza del don de la ubicuidad

. Así, por ejemplo, el

trabajador

la ejerce cuando está al tan-

to y decide si cambiar o no de trabajo, aceptar una oferta, rechazar otra,etc. Si acierta, obtendrá un trabajo más atractivo de lo que hubiera con-seguido en otras circunstancias. Si se equivoca, sus condiciones de tra-bajo podrán ser peores de lo que serían de otra forma. En el primer caso,cosechará beneficios empresariales, y en el segundo pérdidas. Tambiénel

capitalista

constantemente ejerce la función empresarial cuando, por

ejemplo, decide contratar a un gerente en vez de a otro, o estudia sivender o no una de sus empresas, o entrar en un sector determinado,

42

Para Ludwig von Mises, «economic calculation is either an estimate of the

expected outcome of future action or the establishment of the outcome of pastaction»,

Human Action: A Treatise on Economics

, obra citada, p. 210 y también

las 198 a 231. En este sentido, Murray N. Rothbard no parece entender que el cál-culo económico plantee siempre un problema de creación y transmisión de infor-mación dispersa y privativa sin la cual no se puede llevar a cabo, como pone demanifiesto en sus observaciones en torno a la polémica sobre el cálculo económi-co vertidas en su reciente obra

Ludwig von Mises: Scholar, Creator and Hero

,

Ludwig von Mises Institute, 1988, Capítulo 5, pp. 35-46. La postura de Rothbardparece tener su origen en el deseo casi obsesivo de resaltar más las diferenciasque las similitudes que existen entre Mises y Hayek. Aunque es cierto que, comoRothbard señala, la postura de Hayek a veces ha sido interpretada en términosdemasiado estrictos como si se refiriese a un mero problema derivado del carác-ter disperso del conocimiento

existente,

dejando de lado los problemas que plan-

tean la incertidumbre y la generación futura de conocimiento y que fueron espe-cialmente resaltados por Mises, creemos que ambos puntos de vista puedenconectarse fácilmente, pues están íntimamente relacionados entre sí, y en el próxi-mo capítulo los expondremos de forma articulada bajo la rúbrica respectiva delargumento

estático

y del argumento

dinámico

en contra de la posibilidad del

cálculo económico socialista. Véase especialmente Murray N. Rothbard, «The Endof Socialism and the Calculation Debate Revisited»,

The Review of Austrian Eco-

nomics

, volumen 5, n.º 2, 1991, p. 66. E igualmente Joseph T. Salerno, «Ludwig

von Mises as Social Rationalist»,

Review of Austrian Economics

, 4, 1990, pp. 36-

48, y «Why Socialist Economy is Impossible, a Postcript to Mises»,

Economic Cal-

culation in the Socialist Commonwealth

, Ludwig von Mises Institute, Auburn,

Alabama 1990. Véase también el final de la nota 16 del Capítulo IV.

43

Incentivo, de acuerdo con el

Diccionario

de la Real Academia, es lo «que

mueve o excita a desear o hacer una cosa» y, por tanto, coincide con la definiciónque hemos dado de

beneficio

o

ganancia

. El beneficio o ganancia subjetiva que

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

De ahí la enorme importancia que tiene el no desaprovechar la fun- ción empresarial de nadie. Incluso las personas más humildes, menosconsideradas socialmente, y menos formadas desde el punto de vistadel conocimiento articulado, poseerán al menos con carácter exclusi-vo pequeños trozos o parcelas de conocimiento o información que po-drán tener un valor determinante en el curso de los acontecimientoshistóricos.

47

Desde esta óptica resulta evidente el carácter esencialmente

humanista de la concepción de la empresarialidad que estamos expli-cando, y que hace de la economía la ciencia humanista por excelencia. Competencia y función empresarial

La función empresarial, por su propia naturaleza y definición, es siempre

competitiva.

48

Quiere ello decir que, una vez que se descubre

por el actor una determinada oportunidad de ganancia y éste actúa paraaprovecharla, dicha oportunidad de ganancia desaparece, y ya no pue-de ser apreciada y aprovechada por otro. E igualmente, si la oportu-

nidad de ganancia sólo se descubre parcialmente o, habiéndose des-cubierto en su totalidad, sólo es aprovechada de manera parcial por elactor, parte de dicha oportunidad quedará latente para ser descubiertay aprovechada por otro actor. El proceso social es, por tanto, netamentecompetitivo, en el sentido de que los diferente actores

rivalizan

entre

sí unos con otros, de forma consciente o inconsciente, para apreciar yaprovechar antes que nadie las oportunidades de ganancia.

49

Dentro

de nuestro esquema recogido en el gráfico de monigotes, es como si lafunción empresarial, más que representada por una sola «bombilla»como nosotros lo hemos hecho por razones de simplificación, se ma-nifestara en la aparición simultánea y sucesiva de

múltiples

«bombillas»,

representando cada una de ellas a los múltiples y variados actos em-presariales de diagnóstico y experimentación de las más diversas ynuevas soluciones a los problemas de descoordinación social, que riva-lizan y compiten entre sí por acertar y preponderar.

Todo acto empresarial descubre, coordina y elimina desajustes so- ciales y, en función de su carácter esencialmente competitivo, hace queesos desajustes, una vez descubiertos y coordinados, ya no puedanvolver a ser percibidos y eliminados por ningún otro actor. Podría pen-sarse erróneamente que el proceso social movido por la empresarialidadpodría llegar por su propia dinámica a detenerse o desaparecer, unavez que la fuerza de la empresarialidad hubiese descubierto y agotadotodas las posibilidades de ajuste social existentes.

Sin embargo, el pro-

ceso empresarial de coordinación social jamás se detiene ni agota

. Esto

es así porque el acto coordinador elemental, que hemos explicado enlas Figuras II-1 y II-2, consiste básicamente en crear y transmitir nuevainformación que por fuerza ha de modificar la percepción general deobjetivos y medios de todos los actores implicados. Esto, a su vez, dalugar a la aparición sin límite de nuevos desajustes que suponen nue-vas oportunidades de ganancia empresarial, y así sucesivamente, en unproceso dinámico que nunca se termina, y que constantemente haceavanzar la civilización. Es decir, la función empresarial no sólo

hace

49

Ver Israel M. Kirzner,

Competition and Entrepreneurship

, cit., pp. 12-13, y

Discovery and the Capitalist Process

, cit., pp. 130-131. Kirzner resalta que el úni-

co requisito para garantizar que el proceso social sea competitivo es que existalibertad de entrada, es decir, ausencia en todas las áreas sociales de restriccioneslegales o institucionales al libre ejercicio de la función empresarial.

Nadie fue ayerni va hoyni irá mañanahacia Diospor este mismo camino que yo voy.Para cada hombreguarda un rayo nuevo de luz el soly un camino virgen Dios. León Felipe,

Obras Completas

, Editorial Losada, Buenos Aires 1963, «Prologui-

llo», p. 25.

47

«Todo ser humano vivo, aun el más humilde, crea sólo con vivir», Gregorio

Marañón,

El Greco y Toledo

,^ Obras Completas,

Editorial Espasa Calpe, Madrid 1971,

volumen VII, p. 421.

48

Competencia procede etimológicamente del latín

cumpetitio

(concurren-

cia múltiple de peticiones sobre una cosa a la que hay que adjudicar su dueño)formado por

cum,

con y

petere

, pedir, atacar,

buscar

; el

Diccionario

de la Real

Academia la define como la «

rivalidad

entre dos o más que aspiran a obtener la

misma cosa». La competencia consiste, por tanto, en un proceso dinámico de riva-lidad y no en el denominado «modelo de competencia perfecta», en el que múlti-ples oferentes hacen lo mismo y venden todos al mismo precio, es decir, en elque, paradójicamente, nadie compite. Véase mi artículo «La crisis del ParadigmaWalrasiano»,

El País

, 17 de diciembre de 1990, p. 36.

LA FUNCIÓN EMPRESARIAL

SOCIALISMO, CÁLCULO ECONÓMICO Y FUNCIÓN EMPRESARIAL

posible

la vida en sociedad, al coordinar el comportamiento desajusta-

do de sus miembros, sino que también permite el

desarrollo

de la civi-

lización, al crear continuamente nuevos objetivos y conocimientos quese extienden en oleadas sucesivas por toda la sociedad; y además, yesto es muy importante,

permite igualmente que este desarrollo sea tan

ajustado y armonioso como sea humanamente posible en cada circuns-tancia histórica

, porque los desajustes que constantemente se crean

conforme avanza el desarrollo de la civilización, y aparece y surge nuevainformación, a su vez tienden a ser descubiertos y eliminados por lapropia fuerza empresarial de la acción humana.

50

Es decir, la función

empresarial es la fuerza que cohesiona la sociedad y hace posible sudesarrollo armonioso, dado que los inevitables y necesarios desajus-tes que se producen en tal proceso de desarrollo tienden a ser igual-mente coordinados por la misma.

(^51)

La división del conocimiento y el orden «extensivo» de cooperaciónsocial

Dada la limitada capacidad de asimilación de información por par- te de la mente humana, así como el volumen creciente de constantecreación de nueva información por parte del proceso social movidopor la fuerza empresarial, es claro que el desarrollo de la sociedad exi-ge una continua extensión y profundización en la

división del conoci-

miento

. Esta idea, que originariamente fue enunciada en una primera

versión, torpe y objetivista, con la denominación de

división del tra-

bajo,

52

quiere decir, simplemente, que el proceso de desarrollo supo-

50

El proceso empresarial da lugar, por tanto, a una especie de continuo «Big

Bang» social que permite el crecimiento

sin límite

del conocimiento. De acuerdo

con Frank J. Tipler, Profesor de Matemáticas y Física de la Universidad de Tulane,el límite máximo de expansión del conocimiento en la tierra es de 10

64

bits (por lo

que sería posible aumentar en 100.000 millones de veces los límites físicos de creci-miento hasta ahora considerados), pudiendo demostrarse matemáticamente queuna civilización humana con base espacial podría expandir su conocimiento, rique-za y población

sin límite

. Y concluye: «Much nonsense has been written on the

physical limits to economic growth by physicists who are ignorant of economics.A correct analysis of the physical limits to growth is possible only

if one appreciates

Hayek’s insight that what the economic system produces is not material things,but inmaterial knowledge.

» Véase Frank J. Tipler,

A Liberal Utopia

, en «A Special

Symposium on "The Fatal Conceit" by F.A. Hayek»,

Humane Studies Review

, volu-

men 6, n.º 2, invierno 1988-1989, pp. 4-5 (publicado en español en

Cuadernos

del Pensamiento Liberal

, n.º 12, Unión Editorial, Madrid 1991, pp. 69-72). Y tam-

bién el notabilísimo libro de John D. Barrow y Frank J. Tipler,

The Anthropic

Cosmological Principle

, Oxford University Press, Oxford 1986, y especialmente

sus pp. 658-677.

51

En el gráfico de la Figura II-3 podemos analizar una situación elemental como

la descrita en el texto. En efecto, «A» puede emprender su acción porque gracias ala función empresarial ejercida por «C» descubre que hay suficiente recurso R.Posteriormente, a un cuarto sujeto «D», a la vista de la acción emprendida por «A»,se le ocurre que a su vez podría perseguir el objetivo «Z» si es que dispusiese delrecurso «S» que no sabe dónde puede encontrar, pero que está disponible en otrolugar del mercado por el agente «E». Surge por tanto, como consecuencia de lainformación creada en el primer acto empresarial, un nuevo desajuste entre «D» y«E», que crea una nueva oportunidad de ganancia que queda a la espera de serdescubierta y aprovechada por alguien. Y así sucesivamente.

Figura II-

52

Sobre la «Ley de la División del Trabajo» y su generalización la «Ley de Asociación» de

Ricardo, deben consultarse las atinadas consideraciones de Mises en su

Human Action

, cit.,

pp. 157-165. Igualmente puede consultarse: Ludwig von Mises,

Nationalökonomie: Theorie

des Handelns und Wirtschaftens

, The International Carl Menger Library, 2.ª edición,

Philosophia

Verlag,

Munich

1980,

pp.

126-

(aquí

Mises

utiliza

la

expresión

«Vergesellschaftungsgesetz» para referirse a la «Ley de Asociación»). Como bien dice Robbins( Politics and Economics

, Macmillan, Londres 1963, p. 141), es mérito de Mises el haberse

dado cuenta de que la Ley de los Costes Comparativos de Ricardo no es sino un caso particularde una ley mucho más amplia, la «Ley de Asociación», que explica cómo la cooperación entrelos más capacitados y los menos capacitados beneficia a ambos, siempre que cada ser humanoempresarialmente descubra que sale ganando si se especializa en aquella actividad en la cualtenga una ventaja comparativa

relativa

mayor. Mises, no obstante, no logra ni siquiera en