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historia argentina del siglo 19, Apuntes de Historia Contemporánea

historia argentina del siglo 19

Tipo: Apuntes

2022/2023

Subido el 18/06/2023

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LA ESCLAVITUD Y EL COMERCIO

DE ESCLAVOS

EL COMERCIO EN .BUENOS AIRES

El primer permiso real para importar esclavos en la region del Rio de la Plata fue otorgado en 1534, dos aftos antes de la primera fundacion de Buenos Aires. 1 Desde 1595, sin embargo, solo 233 africanos habian sido importados ala ciudad, una cifra inadecuada para satisfacer la demanda local de trabajadores esclavos. 2 Respondiendo a los reiterados pedidos de esclavos adicionales por parte de los colonos, ese afto la Corona otorgo un asiento, una concesion real, al esclavista portugues Pedro Gomes Reynel para traer anualmente 600 esclavos a Buenos Aires por un periodo de nueve aftos. Gomes Reynel demostro no ser capaz de la tarea, proporcio- nando solo 2.252 esclavos a la gente de la ciudad, muy necesitada de fuerza !aboral. Pero habia muchos hombres dispuestos a intentar lo que Gomes Reynel no habfa logrado, y se otorgo un nuevo asiento a otro comerciante portugues en 1602. 3 El sistema de otorgar asientos a individuos seleccionados era parte de la politica mercantilista espanola consistente en mantener un ajustado control sobre toda la actividad economica en el Nuevo Mundo, en especial en el comercio. La Corona emitio una serie de estos permisos durante el siglo XVII, pero sus esfuerzos por supervisar y limitar el comercio de esclavos fracaso espectacularmente. El contrabando de todo tipo de mer- caderia predominaba en el Rio de la Plata durante el periodo colonial y el comercio de esclavos no era una excepcion. La implicacion de los funcio- narios oficiales en el contrabando de esclavos era un escandalo frecuente: la primera instancia informada de esclavitud ilegal en la Argentina im- plico al obispo de Tucuman, que en 1585 fue sorpendido importando afri- canos desde Brasil sin permiso.^4 Si bien fueron confiscados los esclavos del obispo, este continuo su operacion de contrabando hasta 1602, cuando

tros oficiales indicaban que 3.463 africanos habian llegado al puerto, y que 4.515 habian partido hacia el interior, un excedente de mas de mil.l^1 De los 9.970 esclavos traidos a Buenos Aires por la British South Sea Company entre 1715 y 1752, mas de las tres cuartas partes fueron enviados al interior. 12 Durante el siglo XVIII, la Corona trato de estimular y regularizar el comercio de esclavos otorgando asientos a compaiiias antes que a indi- viduos. El primer permiso de este tipo fue otorgado en 1696 ala compania Cacheu, portuguesa, tambien conocida como Compania de Guinea. Moles- tos por la ineficiencia y la corrupcion de la operacion portuguesa, los espanoles revocaron este permiso en 1701, y lo cedieron ala Compania Francesa de Guinea, que demostr6 ser tan indiferente a las normas y regulaciones espaiiolas como la compania portuguesa. Cuando ya no pudo ignorarse la evidencia de que los franceses pasaban por alto las leyes aduaneras, la Corona decidio hacer un ultimo in ten to con la British South Sea Company, que conservo el asiento desde 1715 hasta 1750. Los brita- nicos eran tan decepcionantes como los portugueses y los franceses, y las operaciones de la compania en el Rio de la Plata se complicaron mucho en las dos oportunidades en que Espana y Gran Bretana entraron en guerra durante este periodo. Si bien las companias francesa y britanica trajeron a unos 14. esclavos a Buenos Aires entre 1700 y 1750, Espana concluyo que las ventajas de permitir que las companias extranjeras operaran abierta- mente en la region superaban en gran medida el valor de los esclavos introducidos. Los funcionarios reales seguian exhibiendo una alarmante disposicion a aceptar sobornos de los contrabandistas: en 1716, el gober- nador de Buenos Aires permitio que representantes de la South Sea Company vendie:ran esclavos y manufacturas (estas ultimas ilegales) libres de impuesto a cambio de una comision equivalente al 25 por ciento de las ganancias. 13 En 17 50, hubo un retorno al sistema de otorgar asientos a individuos, pero en 1778 Espana finalmente reconocio el fracaso de esta politica de exclusion y abri6 las colonias a un comercio libre limitado, permitiendo que las naves espanolas entraran sin inconvenientes a los puertos hispanoamericanos. Esta nueva libertad estimulo un tanto el comercio, pero el trafico de esclavos entro en una fase de esplendor despues de 1789 y 1791, cuando las regulaciones comerciales se liberalizaron mas, abriendo los puertos coloniales a los comerciantes extranjeros. De los ciento veinticuatro buques esclavistas que llegaron a Buenos Aires entre 1740 y 1806, ciento nueve lo hicieron despues de 1790. 14 El comercio posterior a 1790 siguio dominado por naves portuguesas y espanolas, aunque las embarcaciones de bandera norteamericana formaron una rni- norfa de creciente importancia en el trafico del Rio de la Plata. 15 Una descripcion de la mecanica del comercio de esclavos, facilmente puede oscurecer el asunto que mas nos interesa: la experiencia de los africanos y los afroargentinos que formaron la poblacion negra de Buenos Aires. El dolor del primer paso en la experiencia, el de ser capturado en Africa y transportado al Nuevo Mundo, solo puede transmitirse inadecua-

damente con palabras. El medico de una embarcaci6n britanica con rumbo a Buenos Aires en la decada de 1740, describi6las condiciones en que los africanos eran trasladados a la Argentina:

"Durante mas de setenta dias, tuve que levantarme a las cuatro de la manana y bajar hasta donde se encontraban los esclavos, para ver los que habian muerto y auxiliar a los moribundos. Me vestfa a las siete y suministraba remedios a mas de cien lisiados o enfermos. A las diez, asistiamos a los blancos de la tripulaci6n y atendiamos nuevamente a blancos y negros a las cuatro de la tarde. A las seis, conduciamos los esclavos a sus lugares de descanso, previa revisaci6n de toda su ropa, precauci6n, esta, dictada por el temor de que tuviesen armas escondidas, cuchillos, clavos, etc. A las ocho de la noche, administrabamos los remedios indicados para esa hora y luego, a las doce, suministrabamos a los enfermos una pequena dosis de agua medicinal. Sus indisposiciones requerian una vigilancia especial para evitar que bebieran mucha agua. La preparaci6n y composici6n de los remedios lie- nahan gran parte de las horas restantes. Podria decirse, con toda verdad, que el senor Juan Abbot, primer cirujano, y yo, eramos esclavos de los esclavos. NingU.n galeote trabaj6 mas, remando, que nosotros, con el evi- dente disgusto de comprender que todo nuestro trabajo era vano. La hidropesia fue enfermedad fatal. De cuatrocientos cincuenta y cinco esclavos, entre hombres y mujeres, sepultamos mas de la mitad La hidropesia se origin6 en individuos no acostumbrados al encierro, debido a la falta de ejercicios y a la reducida alimentaci6n de porotos, arroz, etc. La enfermedad determinada por estas causas, hubiera hecho dificil su curaci6n en tierra, a bordo resulta irremediable, acrecentando ·su grave- dad, la aparici6n del escorbuto." 16

Otro factor que contribuia a la mortalidad en el Pasaje Medio, el viaje a traves del Atlantico desde Africa hasta el Nuevo Mundo, era la condici6n en que los esclavos abordaban las naves en Africa. En una oportunidad, en 1804, cuando a una junta de medicos de Buenos Aires se le pidi6 que decidiera si se debia permitir que desembarcara una carga de africanos enfermos, uno de los medicos que habia vivido en Mozambique record la manera en que los esclavos llegaban del interior: "Los negros llegan a la costa con todos los elementos de la enfermedad. Retenidos por grillos y bozales por muchos meses, bebiendo poco, comiendo raices, frutos silves- tres y toda sabandija, desfallecidos por el calor y las fatigas de las marchas, expuestos a todas las intemperies, llegan a Mozambique casi exhaustos".^17 Agreg6 que la resistencia a la enfermedad a menudo se debilitaba mas por el hecho de que los negros se rehusaban a comer y a recuperar la fuerza en la ciudad portuaria, dado que muchos de ellos estaban conven- cidos de que los blancos deseaban engordarlos antes de comerselos. Otro de los medicos resumi6 brevemente el trauma sufrido por todos los negros traidos al Nuevo Mundo. "Criados a su albedrio", observ6, "son conquis- tados por sus semejantes y conducidos prisioneros hasta los puertos de

region. Es obvio que han subestimado la importancia de Africa Occidental. De los esclavos importados entre 1742 y 1806, los africanos occidentales constituian un tercio de los de origen conocido. Asimismo, tambien for- mahan un tercio de la muestra de africanos enrolados en los regimientos de Buenos Aires durante el periodo de la independencia, y consti- tuyeron casi dos tercios de los africanos de Iugar de nacimiento cono- cido documentados en el censo de 1827. Esta ultima cifra puede estar un tanto inflada debido a la tendencia del portefto a usar Guinea como sinonimo de Africa. Los africanos, independientemente de su Iugar de nacimiento, a menudo eran considerados en Buenos Aires como "negros de Guinea". Sin embargo, es significativo que el nombre de una region del Africa Occidental h::J.ya sido usado de esta manera: aparentemente, los blancos de Buenos Aires habian tenido considerable contacto con escla- vos procedentes de Africa Occidental. Si bien habia algt1n comercio directo entre Buenos Aires y Africa Occidental, parece ser que la mayoria de los africanos occidentales residen- tes en Buenos Aires habian liegado procedentes de Brasil. El puerto bra- silefto de Bahia recibio a miliones de africanos occidentales durante el periodo colonial, muchos de los cuales eran enviados luego a Rio de Janeiro. Desde alii seguian viaje a Uruguay y Buenos Aires. 19 A las naves de esclavos que liegaban al Rio de la Plata despues de 1791 se les requeria que atracaran primero en el puerto oriental deMon- tevideo para una inspeccion sanitaria. Alia desembarcaban algunos de los africanos, pero la mayoria seguia viaje a Buenos Aires, a un par de dias de navegacion a vela. Entonces eran desembarcados y enviados al mercado de esclavos, donde se los alojaba hasta que eran vendidos o enviados al interior. Su primera vision de Buenos Aires no podia ser

tranquilizadora. Durante el curso del siglo XVIII, la ciudad tenia tres

mercados de esclavos y el principal elemento que tenian en comun los tres parece haber sido su extremada escualidez. El primero, que pertenecia ala Compaftia Francesa de Guinea, estaba situado sobre la ribera }eve- mente al sur de la ciudad, en lo que es ahora el Parque Lezama. El segundo, que pertenecia a los britanicos, estaba ubicado en el norte de la ciudad, en el area de Retiro. Este mercado fue abandonado cuando concluyo el asiento britanico, y para 1800 estaba en ruinas. 20 En 1791 el gobierno estableci6 un nuevo mercado en el area de la aduana real: los distintos comerciantes pagaban aranceles por el derecho de mantener alii a sus esclavos.

El municipio batalio durante todo el siglo XVIII para mantener al

mercado de esclavos alejado del centro de la ciudad, yen especiallejos de las vecindades donde vivian las familias mas acomodadas. Cuando los franceses abrieron el primer mercado, el municipio estipulo que estuviera ubicado al menos a un cuarto de legua de la ciudad. El municipio siguio imponiendo tales requerimientos a los esclavistas y la controversia liego a un climax en el periodo colonial tardio, cuando se expandieron tanto la ciudad como el comerrio esclavista. En 1787 el intendente real propuso construir un nuevo mercado de esclavos en el solar del antiguo mercado

britanico, un area que anteriormente habia sido suburbana pero que era ahora parte de la ciudad. El Cabildo estaba encolerizado, y su descripci6n del mercado entonces existente sugiere cuan miserables eran sus condicio- nes. El municipio present6 varias objeciones a Ia propuesta del intendente, siendo una de elias que el 1nercado de esclavos rebajaria el valor de las propiedades ("establecido en dicho paraje un asiento de esta naturaleza ninguno querra comprar el terreno restante porIa mala vecindad"), siendo la otra que el mercado planteaba una grave amenaza a Ia salud publica: "negros medios apestados, llenos de sarna, y escorbuto, y despidiendo de su cuerpo un fetido y pestilencial olor pueden con su vecindad inficionar Ia ciudad, mayormente cuando dicho terreno domina o supera la ciudad, y cae hacia Ia parte del Norte, que es el viento que generalmente reina." 21 Si bien el nuevo mercado de esclavos no fue construido en Ia zona de Retiro, tampoco se lo erigi6 donde deseaba el Cabildo; se lo construy6 en el complejo aduanero real, cerca de los muelles. La oligarquia de Ia ciudad sigui6 intentando sacar el mercado de Ia ciudad. En 1799, el Consulado de Buenos Aires, una camara de comercio semioficial, compuesta por los comerciantes principales de la ciudad, pro- puso que se construyera un nuevo mercado a unos 24 kil6metros a lo largo de la costa. 22 En 1803, el Cabildo protest6 una practica especialmente barbara de los esclavista, lade lanzar ciegamente a las calles de la ciudad a los esclavos no vendidos, desnudos, que no hablaban espaiiol y carecian de todo medio de sustento. La mayoria de estos esclavos repentinamente liberados no estaba en condiciones de defenderse por si mismos, como lo evidenciaba el hecho de que no habian atraido a ninglin comprador en una sociedad muy necesitada de fuerza laboral y en su mayoria morian en las calles poco despues de ser "liberados". El virrey corrobor6 las quejas del municipio y las envi6 al rey, aunque el parece haberse sentido mas ofendido por la desnudez de los africanos que por su situaci6n desespera- da.23 Nuevamente en 1809, un aiio antes de la revoluci6n, el municipio elev6 otra petici6n para que se sacara el mercado de la ciudad. 24

LA ESCLAVITUD EN LA ECONOMIA DE LA CIUDAD

Si bien pocos porteiios deseaban enfrentar las cargas de miseria humana que pasaban a traves del mercado de esclavos menos aun hubiesen negado la importancia de esas cargas para el sostenimiento de la economia de la ciudad. El Buenos Aires colonial presenta el espectaculo de una sociedad sumamente dependiente de sus trabajadores esclavos. Cuando en 1787, el municipio protest6 el plan del intendente de construir un nuevo mercado de esclavos en Retiro, este reproch6 a los miembros del Cabildo su miopia y conjur6 la sombria perspectiva de una ciudad y su region interior, des- provistas de esclavos que se hicieran cargo de sus unidades de producci6n. Las grandes fincas, las haciendas, se tornarian yermas y salvajes, tanto por falta de hombres que las cultivaran como por la falta de herramientas y equipos necesarios, construidos y reparados por los esclavos artesanos. El

Muchacho sirviente con sus amas, una de las cuales esta tomando mate. La litograffa fue hecha por el grabador suizo Hipolito Bacle hacia 1830, lo que sugiere que el muchacho es casi seguramente un liberto (vease el Capitulo 4).

econ6mica desempeftada por los esclavos domesticos no deberia desaten- derse. A tender una casa en el Buenos Aires colonial era algo muy distinto a mantener una casa en una moderna ciudad occidental, y las familias que deseaban vivir con algU.n grado de comodidad fisica y de limpieza se hubiesen visto en un aprieto sin la ayuda de los sirvientes. Lina Beck-Ber- nard, una mujer alsaciana que vivi6 en la Argentina de 1857 a 1862, recordaba la drastica declinaci6n en la cantidad y la calidad de los $irvien- tes domesticos en los alios que siguieron a la abolici6n. 30 Los editoriales de los peri6dicos que aparecian en la prensa de Buenos Aires durante las decadas de 1830 y 1850 comentaban la critica escasez de trabajadores dispuestos a entrar en el servicio y proponian el aprisionamiento por la fuerza de negros libres para remediar la situaci6n (ver Capitulo 4). El mimero de esclavos en el servicio domestico puede haber sido mayor de cuanto era absolutamente necesario, pero cuando ese numero se redujo y finalmente se elimin6, la ciudad se encontr6 en dificultades para seguir funcionando seglin la manera a la que habia llegado a acostumbrarse. Pero desde el punto de vista del propietario, los esclavos domesticos tenian un serio inconveniente: producian poco o ningU.n ingreso en efecti- vo. Es cierto, ahorraban gastos de energia y dinero que de otra manera hubiese sido necesario gastar para hacer realizar las tareas del hogar, pero ellos no generaban ningU.n ingreso visible, tangible. Los propietarios interesados en obtener un retorno por su inversion, era mejor que tuvieran esclavos artesanos, que llegaron a ser sumamente numerosos en la ciudad durante el periodo colonial. Para la decada de 1770 la mayor parte de los artesanos de la ciudad eran no blancos: principalmente negros y mulatos, con algunos mestizos e indios. 3 1 Cuando Buenos Aires fue convertida en capital del virreinato y abierta al comercio libre, los artesanos europeos fueron atraidos a ella por su incrementada actividad e importancia econ6mica pero, una vez llegados, se sentian angustiados al ver que las artes mecanicas estaban dominadas por no blancos, y por lo tanto, se les acordaba una correspon- diente condici6n social inferior. Los europeos reaccionaban tratando de eliminar a la gente de ascendencia africana e india de los oficios, o al menos de reducir su numero. Los europeos del gremio de los zapateros trataban de prohibir que los esclavos lograran el rango de maestros (el nivel mas alto de la jerarquia artesana, seguido por el jornalero y el aprendiz), y tambien trataban de impedir que los africanos y los afroargen- tinos votaran en las elecciones gremiales o que ocuparan cargos en los gremios.^32 El censo de artesanos de 1778 en la ciudad, demuestra que los europeos lograron imponer una estructura racial discriminatoria en los oficios. Los hombres negros estaban significativamente subrepresentados en el nivel de maestro y sobrerrepresentados en los niveles de jornalero y aprendiz. Tambien, los africanos y los afroargentinos estaban concentrados en las profesiones menos lucrativas: zapateria y sastreria. Aunque algunos lo- graban entrar en los campos mas remunerativos de la carpinteria yen el oficio de barbero los negros y mulatos tendian a ser consignados a los

ascendencia racial mixta) estuvieron condenados al fracaso. Las autorida- des reconocieron el desproposito de tratar de subvertir un sistema econo- mico con el que se beneficiaba una gran proporcion de la poblacion blanca de la ciudad. En verdad, era un sistema que proporcionaba la unica fuente de ingresos a mucha gente, en particular las mujeres solteras, cuyas propias oportunidades de empleo eran limitadas. La propiedad de un es- clavo capacitado podia proporcionarles los medios para la automanuten- cion, en un uso curioso de la pal a bra. 40

Los abusos potenciales del alquiler eran varios. Un editorial de El Te-

legrafo Mercantil de 1802 atacaba a los numerosos propietarios de esclavos

que se mantenian con lo que ganaban sus esclavos. El periodico informaba que muchos propietarios ni siquiera se molestaban en adiestrar a los africanos recien llegados en un oficio, y antes bien los enviaban directa- mente a mendigar por las calles. Muchos propietarios exigian salarios que los africanos sencillamente no eran capaces de ganar, y entonces dejaban a sus esclavos para que se las arreglaran solos. 41

El Telegrafo Mercantil tambien sefialaba otra area de problema, una

que a menudo significaba una ventaja para los esclavos. El periodico insistia en que el sistema de alquiler daba a los esclavos demasiada liber- tad, dado que mientras entregaran a sus propietarios los salarios reque- ridos, a los amos les importaba poco como 0 donde pasaban su tiempo los esclavos. Un alegato semejante se habia hecho en un caso judicial de 1790, en el que a un joven esclavo se lo acusaba de violacion. El tribunal opservo que el esclavo era uno de esos que andaban libremente por la ciudad, y que "con: tal que le entregaran una modica mensualidad a sus duefios, apenas conocian otra sujecion". 42 Aunque la defensa establecio que el esclavo nunca habia violado a nadie, este fue sentenciado a doscien- tos azotes y a seis afios en la carcel, tal vez para que sirviera como ejemplo a otros esclavos en cuanto a no abusar de la libertad relativa que les propor- cionaba el sistema de alquiler. En 1822, el gobierno tomo otra medida para evitar que los esclavos aparecieran como libres en partes de la ciudad donde no se los conocia. En adelante, se exigia a los esclavos que llevaran en todo momento los papeles de registro que incluian el nombre de su propietario. 43 La libertad que un esclavo podia lograr en las calles, apartado del control de su amo, era una ventaja importante del sistema de alquiler. Otra aun mas grande era la posibilidad de que esta libertad en la calle, que solo era parcial y que podia concluir a voluntad del amo, pqdiera algU.n dia convertirse en libertad completa y permanente. La legislacion real y municipallimitaba las sumas que los esclavos debian entregar a sus amos; todo lo que obtenian por encima de esa suma, era de ellos y podian guardarlo o gastarlo como quisieran. La ley espanola tambien estipulaba que los esclavos tenian derecho a retener todo dinero que ga- naran en su tiempo libre, que incluia los domingos, las fiestas religiosas, y las horas que tenian para si despues de haber satisfecho las demandas laborales de sus amos. Muchos esclavos usaban ese tiempo libre para hacer y vender articulos en la calle. Ninguna memoria de la vida en el

Buenos Aires de comienzos del siglo XIX, deja de mencionar a los vende- dores callejeros negros, y las rimas y cantos con que pregonaban sus mer- caderfas. 44 Los vendedores negros monopolizaban el mercado en toda clase de productos, incluidos pasteles y empanadas, aceitunas preparadas, esco- bas y plumeros, velas y productos-de lecherfa. Fueran esclavos no capaci- tados arrojados ala calle con orden de sus amos de producir un salario diario, o sirvientes domesticos que trabajaban en su tiempo libre para ganar dinero propio, los hombres y mujeres negros de Buenos Aires demos- traban una obvia capacidad empresarial en sus pequeiios negocios, una capacidad a la que las limitaciones legales y econ6micas impedfan su plena realizaci6n. Otras mujeres esclavas y libres ganaban dinero haciendo lavado. Las lavanderas negras formaban parte de la escena urbana como los vendedo- res callejeros negros. Siempre se las podia encontrar lavando y secando ropa ala orilla del rfo, y los niiios bien, los hijos de las familias de elite de la ciudad, solfan deleitarse en molestar a estas mujeres y en ensuciar con barro sus ropas recien lavadas. lmpedidas por su condici6n social y legal de tomar represalia contra sus atormentadores, las lavanderas se limita- ban a lanzar furiosos insultos a los j6venes petimetres, lo que aparente- mente era una fuente -perenne de gran diversi6n para la gente de la ciudad. 45 Innecesario decirlo, trabajar todo el aiio a la orilla del rio, hu- meda y pantanosa, no era un modo saludable de ganarse la vida, y al menos un observador contemporaneo seiial6 la practica de las lavanderas de llevar a sus hijos a trabajar con elias, como una causa importante de la alta mortalidad infantil entre los afroargentinos. 46 La gente negra y mulata tambien dominaba una variedad de otras ocupaciones. Casi todos los exterminadores de insectos de la ciudad eran negros, y seglin los relatos contemporaneos, rara vez carecian de empleo. 47 Hasta que la ciudad empez6 a establecer un sistema de caiierias principa- les para el agua, en la decada de 1870, el agua era vendida de puerta en puerta desde enormes carros; muchos de estos aguateros eran negros esclavos y libres.^48 Los hombres de color trabajaban como changadores, portadores de carga por la ciudad. Ellos hallaban la mayor parte de su empleo en los muelles, descargando equipaje y carga, y llevandolos hasta su destino. 49 Algunos hombres y mujeres negros y mulatos aprovechaban ·las pautas de consumo impuestas ala comunidad afroargentina por su pobreza, convirtiendose en achuradoras, es decir, los que trabajaban en el matadero rescatando intestinos, pulmones, 6rganos y carne enferma de los animales matados. Los achurador~s vendian entonces esa carne desechada a los negros, mulatos y blancos pobres que no podian permitirse nada mejor. 50 Los afroargentinos, de esta manera, le daban ala Argentina uno de sus platos favoritos, los chinchulines, intestinos trenzados y asados. Los esclavos tambien participaban en otras dos areas ocupacionales que tienden a ser pasadas por alto en los estudios tradicionales de los afroargentinos. La primera es la de la manufactura. Las panaderfas , las primeras empresas de la regi6n que emplearon tecnicas de producci6n masiva, empleaban a muchos esclavos. 51 Para 1805 la panaderia mas

las fabricas representaban la fase de la pequefla industria en la industria- lizaci6n, los primeros pasos hacia la producci6n racionalizada de bienes manufacturados en la colonia. El gobierno indic6 la importancia de estos establecimientos en 1813, cuando reclut6 esclavos para combatir a los espafloles. Mientras a los propietarios de esclavos demesticos se les reque- ria que contribuyeran con un tercio de sus varones adultos al Estado, a los propietarios de panaderias y fabricas se les requeria que contribuyeran ~olo con un quinto :'> 0

Lavandera en camino al trabajo. Litografia de Cesar Hipolito Bacle, c.l

Aun despues de que las guerras de la independencia redujeron la poblacion de esclavos varones, estos seguian formando un porcentaje significativo de los trabajadores industriales de la ciudad. El censo de 1827 indica al menos cuatro panaderias y tres fabricas que empleaban entre diez y veinte esclavos, y una fuente secundaria menciona una fabrica de peinetones que funcionaba en el periodo nacional temprano y que empleaba a 106 esclavos. 54 En junio de 1824, en un periodico de Buenos Aires se publicito para la venta un establecimiento donde se manufactu- raban sombreros que contaba con una fuerza !aboral de veintiseis esclavos; al mes siguiente el mismo periodico publicito la venta de una fabrica de sebo con un mimero no especificado de esclavos. 55 Si bien la fuerza !aboral industrial de los esclavos recibio un fuerte golpe durante las guerras de la independencia, de ninglin modo fue eliminada. · La segunda area ocupacional en la que participaban mucho los esclavos era la agricultura. Aparecian con frecuencia avisos en los periodicos que ofrecian Ia compra y venta de esclavos capaci tados en el cui dado de caballos yen "faenas de campo". Un viajero del siglo XVIII que recorria la provin-

cia informo que "todas estas haciendas estan llenas de gauchos que no

reciben ninguna paga, porque en Iugar de emplear peones, los hacendados ricos solo tienen capataces y esclavos". 56 Los libros de contaduria de mu- chas de las estancias mencionan trabajadores esclavos, y un estableci- miento semilegendario de la frontera india del extremo sur de la provincia solo contaba con trabajadores esclavos, incluidos los capataces. 57 Los ca- pataces negros y mulatos aparecen con frecuencia en registros del periodo, e incluso los capataces esclavos no eran raros. 58 · La agricultura de Buenos Aires tenia poco en comun con la agricultura tropical del Caribe, del Brasil o del sur de los Estados Unidos. El ganado y el trigo producidos en la provincia eran mucho menos intensivos en mano de obra que tales cosechas como el azucar o el algodon, de modo que ninglin esclavo de Buenos Aires tenia que trabajar en la escuadrilla del campo generalmente asociada con la esclavitud agricola. En todo caso, los esclavos agricolas del campo gozaban de libertades que los esclavos de la ciudad nunca experimentaban. Los esclavos rurales eran, por defi- nicion, jinetes que se movian con relativa libertad a traves de la pampa despoblada y sin leyes. Dado que el trabajo agricola argentino de ninglin modo era tan socialmente denigrante como el trabajo de campo del Caribe o del Brasil, los negros y mulatos libres, los mestizos y los blancos traba- jaban como peones asalariados junto a los esclavos, y las distinciones entre los esclavos y los libres se diluian un tanto en el proceso.^59 Va:r:ios historiadores consideran el trabajo agricola y convertirse en gaucho como las experiencias mas liberadoras que podia tener un esclavo argentino. Sin duda, ser un jinete de la pampa donde el alimento no habia mas que tomarlo, debio ser una de las formas de vida mas libres e irrestrictas imaginables. 60 Las autoridades coloniales tenian plena conciencia de la naturaleza ambigua de la esclavitud en el campo y pusieron en vigencia una legisla- cion especial contra los "negros alzados") que huian a caballo para unirse

mesticos, un grupo ocupacional grande en la ciudad que esta subrepresen- tado sospechosamente en ambos censos.

Cuadro 3.2. Distribuci6n ocupacipnal de una m~estra del censo municipal de Buenos Aires en 1810*

Blancos Negros y mulatos libres Esclavos Total

Categoria ocupacional Propietarios 2 0 0 2 Profesionales 38 1 0 39 Comercio 64 0 0 64 Pequeiios agricultores 8 1 1 10' Artesanos 40 22 6 68 Semicalificados 43 6 4 53 No calificados 16 6 1 23 Inactivos 9 0 0 9

Total 220 36 12 268

Ninguna ocupaci6n catalogada 724 150 644 1.

Fuente: Muestra del autor del censo municipal de 1810 de Buenos Aires, analizado en el' Apendice B. Manuscrito del censo ubicado en el Archivo General de la Naci6n, Buenos Aires, [en adelante AGN], IX- 10-7-1.

* Para una explicaci6n de estas categorias ocupacionales, ver Apendice A.

A pesar de los inconvenientes de los datos, una comparacion de la distribucion ocupacional de los grupos de blancos y no blancos en las muestras sugiere marcadamente la posicion iguahnent~ desventajosa de los negros y mulatos libres y esclavos. El cuadro 3.2 muestra que en 1810 las tres categorias de trabajadores manuales (artesanos, trabajadores se- micalificados y no calificados) daban cuenta del 94,5 por ciento de todos los negros y mulatos libres que poseian ocupaciones catalogadas y el91, por ciento de esclavos que tenian ocupaciones catalogadas. Esas tres cate- gorias daban cuenta de solo el45,0 por ciento de los trabajadores blancos. Se advierte allector que en el caso de los afroargentinos, estos porcentajes se basan en m1meros absolutos muy pequeiios. Sin embargo, la tendenCia es clara: el 4 7,3 por ciento de los blancos estaba en las tres categorias ocupacionales superiores; solo estaba una persona de color libre, y ni un solo esclavo.

Las cosas no habian mejorado mucho para los afroargentinos para

  1. El cuadro 3.3 muestra que las tres categorias mayores para los negros y mulatos libres y los esclavos seguian siendo aquellas relacionadas con el trabajo manual: artesanos, trabajadores no calificados y trabajado- res semicalificados, en ese orden. De los afroargentinos libres, el91,3 por ciento pertenecfa a esas tres categorias, asi como el 87,8 por ciento de los esclavos. Solo pertenecian a elias el 47,7 por ciento de los blancos. Estos tres porcentajes se aproximan mucho a los registrados en 1810. Entre los blancos, las categorias laborales mas densamente representadas eran el comercio, los artesanos y los trabajadores semicalificados. Los trabajado- res no calificados, la segunda categoria en orden de importancia entre los negros y mulatos, era quinta entre los blancos. La predominancia de los blancos en las categorias mas alta de la muestra de 1810 se repitio en 1827 ;..en verdad, el comercio era la categoria mas grande para los blancos. En suma, era raro el hombre de color que podia esperar elevarse por encima del nivel de un artesa.no moderadamente exitoso, asi como era rara la mujer de color que pudiera esperar mas de la vida que una comoda posicion como confiable ama de llaves. Si bien algunos ocasionales afroar- gentinos podian avanzar y experimentar considerable movilidad hacia

Cuadro 3.3. Distribuci6n ocupacional de una muestra del censo · municipal de Buenos Aires en 1827* ·

Blancos Negros y mulatos libres Esclavos Total

Categoria ocupacional Propietarios (^8 0 0 ) Profesionales (^30 2 0 ) Comercio (^125 2 1 ) Pequeiios agricul to res (^15 1 4 ) Artesanos (^92 34 14 ) Semicalificados ·49^17 10 No calificados (^26 33 12 ) Inactivos (^8 3 0 )

Total (^353 92 41 )

Ninguna ocupaci6n catalogada 903 521 312 1.

Fuente: Muestra del autor del censo municipal de Buenos Aires de 1827, analizado en el Ap~ndice B. El manuscrito del censo esta en el AGN - X - 23-5-5 y 23-5-6.

* Para una explicaci6n de estas categorias ocupacionales ver el Apendice A.