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En el presente artículo se propone una escala axiológica del Buen Vivir, construida a partir de desarrollos conceptuales, efectuados desde diversos públicos. La contraposición de diferentes enfoques – constitucional, ancestral y occidental – lleva a identificar la arquitectura valorativa del Buen Vivir, constituida por los valores fundamentales de bio centrismo, prevalencia de lo colectivo sobre lo individual, justicia extrema y no opulencia
Tipo: Apuntes
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A pesar que los desarrollos teóricos, efectuados alrededor del concepto del Buen Vivir, son efectivos en la crítica y denuncia de la lógica dominante, todavía no han conseguido generar los acervos de conocimiento más consistentes y autónomos. En el presente artículo se propone una escala axiológica del Buen Vivir, construida a partir de desarrollos conceptuales, efectuados desde diversos públicos. La contraposición de diferentes enfoques – constitucional, ancestral y occidental – lleva a identificar la arquitectura valorativa del Buen Vivir, constituida por los valores fundamentales de bio centrismo, prevalencia de lo colectivo sobre lo individual, justicia extrema y no opulencia Si bien la literatura de referencia existe ya a partir del año 2000, el impacto del Buen Vivir en el ámbito académico de la Economía Política del Desarrollo comienza desde que lo consagraron las Constituciones de Ecuador y de Bolivia (Hidalgo Capitán, 2011). La Constitución ecuatoriana del 2008 introduce un conjunto de conceptos innovadores, agrupados en la noción del Sumak Kawsay o Buen Vivir, que formulan un marco político a partir de una determinada forma de entender la vida que admite la presencia de otras cosmovisiones y cuerpos de saberes en la sociedad. A pesar que la Constitución da un cierto cuerpo al Sumak Kawsay, varios autores (Acosta, 2010; Gudynas, 2011; Viteri, s.f.) señalan que el contenido conceptual del Buen Vivir sigue siendo motivo de reflexión. Consecuentemente el presente artículo ofrece aportes a la construcción de la dimensión axiológica del Buen Vivir, donde la cimentación del sistema de valores pasa por el tamiz analítico de desarrollos conceptuales efectuados desde tres direcciones: (a) disposiciones constitucionales como elemento referente para el proyecto en el marco del país; (b) conceptualización indígena del Buen Vivir que proporciona una perspectiva ancestral de elementos, valores y vigencia del fenómeno; (c) pensamiento occidental, que si bien no evoca el concepto del Buen Vivir directamente, se acerca a él desde distintas entradas, contribuyendo a la construcción conceptual insertada en el mundo contemporáneo, de tal suerte que, una contraposición de diferentes enfoques, lleva a despejar los valores fundamentales del Buen Vivir. Partiendo de la reflexión del pensamiento occidental se puede identificar un cúmulo de preocupaciones que se aglutinan en torno a dos ejes, comprendidos
como lo natural y lo social, que están en una interrelación inseparable, como se lo puede entender al internalizar el concepto de biosfera, mentalizado en la literatura occidental, y que fue expresado en el lenguaje simbólico, de modo muy ilustrativo, mediante la frase “El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos” (Jefe Seattle, 1855). Por lo tanto los dos ejes planteados tienen un carácter relativo, utilizado solo con miras de facilitar el encuentro entre los puntos congruentes de las dos visiones. En la literatura revisada los problemas ecológicos suenan con más fuerza, ya que “salvar el planeta quiere decir salvar la humanidad. Y es por primera vez que los tiempos ecológicos son más cortos, que los tiempos políticos” (Latouche, 2011). Sin embargo, también existe un consenso general en cuanto de la necesidad de cambios estructurales ya que las contrariedades identificadas son inherentes a la naturaleza del sistema imperante. Por lo que el Buen Vivir, como una nueva filosofía de vida, se convierte en la promesa de una nueva sociedad, cuya arquitectura implica la aceptación de otros valores angulares, como bio centrismo, prevalencia de lo colectivo sobre lo individual, justicia radical y no opulencia.