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El documento aborda el problema del consumo de drogas en México, en particular entre los adolescentes, y su impacto en las relaciones familiares. Se presentan algunas consecuencias que familiares de farmacodependientes consideraron que se están presentando desde que su familiar comenzó a consumir drogas, además de investigar con estudios los problemas que arrojaron los familiares del paciente. También se mencionan algunas alternativas o soluciones al problema.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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particularmente el uso de drogas lícitas e ilícitas; de estas últimas, el uso de drogas (sustancias que en el interior de un organismo viviente alteran algunas funciones mentales y a veces físicas, esto incluye los solventes, el alcohol y el tabaco, y excluye las sustancias medicinales sin efecto psicoactivo) puede modificar y alterar el núcleo familiar, y el propio desarrollo evolutivo del adolescente R. Danton, E. Kampte (1994) M.L. Weinreich, C.G. Hidalgo (2004) Las variables del ámbito familiar que con más frecuencia se han vinculado a la existencia del consumo de drogas son la relación afectiva, la calidad de la comunicación, el apoyo, la cohesión familiar y el desarrollo adecuado de normas en la familia; estas se refieren a que un funcionamiento familiar armónico entre sus miembros se convierte en un factor protector frente a ciertas condiciones de riesgo y problemas de salud, y ayuda a los adolescentes a no iniciarse en el consumo de sustancias ilícitas Osorio et al. (2006) mencionan que la variable supervisión se considera un factor protector para el consumo de drogas ilícitas hasta en un 60%, en comparación con los adolescentes a los que sus padres no supervisan. M. Guzmán (2008) refiere que existe 2 veces más riesgo de iniciarse en el consumo de sustancias ilícitas cuando el adolescente pertenece a una familia moderna (basada en el empleo remunerado de la madre o de ambos padres) y se considera como factor protector el pertenecer a una familia nuclear (formada por el padre, que representa la cabeza de familia, mientras la madre queda relegada al ámbito doméstico). L. Garibay, M. Martínez (2007, 2008) en el estado de Querétaro, encontró que el 100% de los adolescentes con antecedentes de uso de drogas ilícitas pertenecía a familias con disfunción familiar de acuerdo con el cuestionario del perfil de funcionamiento familiar (PFF).
Magali Catalán Rivas (El adolescente y sus usos de drogas en una sociedad de riesgos, 2002) La autora explica el consumo adolescente por su sentido reafirmador en esa etapa (adolescencia), analiza el impacto de ellas en el sistema nervioso, postula que la población tiende a autorregular su consumo, distingue el abuso de la dependencia a las drogas y lo vincula al contexto de la vida adolescente, en particular en los sectores pobres. Finalmente aborda el tema de la rehabilitación y debate el contexto social en sus estrategias ante los jóvenes consumidores. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2010), estima que en 2007 entre 172 millones y 250 millones de personas consumieron drogas ilícitas por lo menos una vez el año anterior. No obstante, estas cifras elevadas incluyen a muchos consumidores ocasionales que tal vez han probado drogas solo una vez en todo el año. Los Centros de Integración Juvenil (CIJ, 2007), arrojaron que el grupo de jóvenes de entre 15 y 19 años (26.2 por ciento y 33.7 por ciento para hombres y mujeres, respectivamente), presentan el mayor porcentaje de ingresos, seguido por la población de 20 a 24 años (19.7 por ciento para hombres y 15.3 por ciento para mujeres). Cabe destacar que reportan ingresos de niños de entre 10 y 14 años (7.5% masculino y un 12,5% femenino) porcentajes que permiten identificar que las niñas de este grupo de edad tienen un riesgo de consumo más alto, pues el mismo es similar al de las jóvenes de 20 a 24 años (15.3 por ciento). En la escuela, todas las áreas de conocimiento y mantenimiento en los diferentes grados académicos deben incluir contenidos de educación para la salud, de un estilo de vida saludable y de prevención de adicciones; ya que es un ámbito fundamental para el desarrollo emocional, social y académico de los niños y los adolescentes y contrariamente a lo que se cree, el medio escolar es más protector que favorecedor del consumo de sustancias.
Deterioro de las relaciones familiares: Las relaciones que más sufren son con el propio paciente, aunque también pueden aparecer problemas entre el resto de los miembros de la familia por el estado de impotencia y tensión generada. Cada familiar intenta hacer lo posible por ayudar al adicto, lo que puede producir discrepancias o discusiones con otros miembros de la familia y alterar aún más la estabilidad familiar. Bajo estado de ánimo: Cualquier situación que provoque el sufrimiento y el malestar de un ser querido va a producir un estado de tristeza y consternación. Problemas de salud física: Desde los familiares de adictos a la nicotina (incluidos menores de edad) que se convierten en fumadores pasivos, hasta las parejas de adictos a la heroína que se contagian del VIH o de otra ETS (contraída por el paciente al compartir jeringuillas). Problemas de conducta y de rendimiento escolar en los hijos de los pacientes: Estos problemas pueden ser debidos a la tensión que hay en el domicilio cuando el adicto consume y por las discusiones que hay entre la pareja. Aunque, en los casos más graves, también puede deberse al descuido o a la negligencia en el cuidado por parte del paciente. Agresiones o conductas violentas: Los estados de intoxicación y de abstinencia a determinadas sustancias pueden provocar estados de irritabilidad y agresividad, que pueden llegar a la agresión física y a la violencia. Desgraciadamente, algunos de los casos de violencia de género están relacionados con el consumo de alcohol y de otras sustancias adictivas. Problemas económicos: El consumo de sustancias ilegales supone un elevado gasto de dinero. En algunas ocasiones, los adictos llegan a empeñar objetos de valor de sus seres queridos o a contraer importantes deudas con los traficantes, que luego las familias se ven en la situación de tener que solucionar. Los
problemas económicos se incrementan si coincide que el adicto es la persona que aportaba el dinero en la casa y pierde su trabajo como consecuencia de su adicción. Problemas legales: Cuando la familia se ve en la tesitura de comunicar a las autoridades competentes que el paciente ha sustraído o empeñado sin consentimiento objetos de valor. O cuando la familia se ve envuelta en algún problema ajeno a su voluntad (por ejemplo, tenencia de drogas o cultivo de cannabis en el domicilio). Problemas de vivienda: Se han dado casos extremos en los que el estado de intoxicación (por ejemplo, de alcohol) ha favorecido la aparición de accidentes, como incendiar la casa por quedarse dormido mientras fumaba. En otros casos, el problema ha sido que el paciente no ha cumplido con sus obligaciones y ha dejado de pagar la hipoteca o no ha podido pagarla por las deudas contraídas y los problemas económicos.
Conoce las actividades de tu hijo adolescente: Presta atención a dónde se encuentra tu hijo adolescente. Averigua qué actividades supervisadas por adultos le interesan a tu hijo adolescente y anímalo a participar en ellas. Establece reglas y consecuencias: Explica las reglas de la familia, tales como irse de una fiesta en la que se consumen drogas y no viajar en un automóvil con un conductor que ha estado consumiendo drogas. Si tu hijo adolescente rompe las reglas, hazle cumplir las consecuencias en cada oportunidad. Conoce a los amigos de tu hijo adolescente: Si los amigos de tu hijo adolescente consumen drogas, tu hijo podría sentir presión para experimentar también.