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Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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“El principito”
Reporte literario
El análisis a retratar será acerca de la novela “El principito”, una fábula escrita por Antoine de Saint-Exupéry, publicada en 1943. En específico, se tomó en cuenta el capítulo XIII; un capítulo con muchas interrogantes, un diálogo largo y con pocos pensamientos por parte del protagonista que son resaltados entre comillas. Redactado en primera persona con un narrador omnisciente, como en los anteriores capítulos en cuestión.
Antoine en este caso cuenta otro viaje de nuestro personaje a un nuevo planeta, apenas el cuarto que visitaba. En él se encontró con un curioso adulto, se hacía llamar “hombre de negocios”, un hombre cuya soberbia y atención recaía en la suma constante de su “valiosa posesión”, eso lo hacía sentirse un hombre serio. Su concentración era tal que al primer saludo que recibió del Principito, este solo contaba y contaba números, olvidando hasta de volver a encender otro cigarrillo (quizá hasta olvidando que podría haber tenido una dependencia al mismo).
Por su parte, el Principito llegó curioso cuestionando qué eran las sumas en las que estaba tan inmerso, el hombre de negocios al no poder concentrarse hace inquieto una pausa para explicarle el tipo de interrupciones que había tenido con anterioridad, mismas por las cuales no podía dejarse llevar. Sin embargo, el Principito siendo un niño curioso y explorador, quería saber lo que con tanto esfuerzo sumaba el hombre de negocios. Volvió a preguntar una vez más, a lo que el adulto respondió, primero, que eran cosas que se pegaban al cielo; después, que era algo que brillaba; luego, que era un objeto el cual desvariaba a los holgazanes pero como él, siendo un “hombre serio”, no podía desvariarse. A esa última respuesta el Principito reconoce la referencia que utiliza el
quiere más de uno hasta querer desear algo que no le pertenece desconociendo así lo que tiene en sus propias manos. Así como el hombre de negocios, hubo un punto que no sabía lo que estaba contando, solo tenía en cuenta que era importante y lo hacía igual de rico, hasta que el Principito llegó.
Así mismo, el autor nos hace ver que en ocasiones los adultos serios suelen tener comportamiento infantiles y que llegan a actuar como borrachos, justo como la referencia que utiliza el Principito para dar a entender que esa persona no razonaba bien debido a que, mal gastan el tiempo en asuntos repetitivamente aburridos y sin beneficio propio, privándolos de la libertad, desvariando con el hecho de que estamos haciendo algo grande o importante pero solo estamos sentados en una gran oficina contando millones de estrellas que no podemos tocar, oler o poseer.
Por tal motivo, al retirarse de ese planeta solo se queda pensando en lo “extraordinarios” que son los adultos o “personas mayores” (como él los llamó); el autor tal vez quiso implantar la idea de que un niño, el cual se cree un príncipe, sabe reconocer mucho mejor el valor de las cosas que tenemos presente, un niño que no sabe de los malos actos sino, del aprecio que se le pueden dar a las cosas tangibles que se encuentran en nuestra posesión. Deja en perspectiva que tan codicioso puede ser un adulto para volverse rehén de todo aquello que le pertenece.