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DIFERENCIAS DE ÉTICA Y MORAL, Apuntes de Filosofía

PRESENTA DIFERENCIAS DE ÉTICA Y MORAL

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 30/01/2021

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA FILOSOFÍA Y ÉTICA
SEMESTRE VIRTUAL 2020-I
ÉTICA Y MORAL
Todos usamos expresiones como no hay moral, Fulano no tiene un comportamiento ético, Mengano es una mala
persona, o lo que hiciste es contrario a la moral y a las buenas costumbres. En los diarios, en la TV, en la calle
nos quejamos de la corrupción y de la falta de valores de los políticos. Una mitad del mundo pasa horas
discutiendo si estuvo bien lo que hizo o lo que decidirá hacer con su libertad, al tiempo que la otra mitad culpa de
irresponsabilidad a la primera. No podemos evitar preguntarnos ¿qué debo hacer? en muchos momentos de
nuestra vida. Ni más ni menos que éstos son los problemas que ocupan a la ética. En lo que sigue precisaremos
un poco qué son esas cosas llamadas ética y moral.
En general utilizamos los términos ética y moral como si fueran sinónimos. En su significado más antiguo, ambos
se referían a las costumbres de un grupo social; la única diferencia originaria es que ética deriva de un término
griego (êthos), y moral, en cambio, proviene de una palabra latina (mos). Pero a lo largo de la historia de las
ideas estos dos términos se han ido diferenciando y cada uno adquirió un significado específico. Moral se aplica
a todos los comportamientos que una sociedad aprueba y que hacen posible la convivencia entre sus miembros.
En cambio, en sentido estricto, ética es el nombre de una parte de la Filosofía que analiza y sistematiza los
comportamientos morales. Es decir, la moral se dedica a las instancias concretas de las acciones de los
hombres; la ética está encargada de hacer teorías sobre esas acciones. ¿Por qué está bien ayudar al prójimo?,
¿siempre está mal mentir?, ¿a quién llamamos virtuoso? son preguntas de la ética que nos piden hablar de
principios, definir el bien (y, en consecuencia, el mal) y la virtud respectivamente. La pregunta capital que
pretende responder la ética es ¿qué debo hacer? Sin embargo, no hay que pensar que intenta formular un
catálogo con las soluciones a todas las posibles situaciones morales que puedan planteársenos a lo largo de la
vida. Debe, mejor, ayudarnos a formar un criterio como para tomar esas decisiones de manera acertada,
comprometida y libre. Reflexionar sobre los hechos morales es pensar acerca de los actos de la interioridad del
hombre, las normas y los valores sobre los que se basan sus decisiones. Como dice Marta López Gil (una
pensadora argentina contemporánea):
“Vivir en sociedad requiere que los individuos no satisfagan sólo sus deseos, sino que adapten y autocontrolen
sus comportamientos y los sometan a ciertas reglas. Esas reglas nos recuerdan que el otro no es una “presa”
sino un hombre con sus propios deseos, su libertad, sus exigencias de una vida buena o satisfactoriamente
feliz.”
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No aprendemos las normas morales de libros o de códigos escritos. Sin embargo, todos conocemos y usamos
frecuentemente frases como no hagas a otro lo que no quieras que te hagan, ama al prójimo como a ti mismo,
que expresan principios o normas morales básicas que toda sociedad quiere que sus miembros cumplan.
En general, hay acuerdo acerca de las cosas que constituyen básicamente un acto moral. Como vimos, debe
haber un sujeto (agente) que delibere, piense qué es bueno hacer y luego ejecute esa acción que involucra a
otro hombre. La acción debe ser libre para que el agente sea responsable de ella. Si tengo una enfermedad que
me hace decir mentiras todo el tiempo sin que me dé cuenta, no elijo mentir (no es un acto voluntario) y, por lo
tanto, no soy responsable de esas mentiras. Pero, ¿qué pasa si no cumplimos con las normas que sostiene
nuestra sociedad? En ese caso recibimos la reprobación y las críticas de los demás (e incluso la nuestra propia)
porque, como dijimos, esas reglas están íntimamente ligadas a un grupo social de un momento histórico y a un
lugar determinados. Pensemos por ejemplos por qué nuestras abuelas iban a la playa casi tan vestidas como las
chicas van hoy por ahí. Porque en su época se consideraba inmoral (contrario a una norma moral) exhibir ciertas
partes del cuerpo. Y ¿qué sucedía si alguna chica más audaz que el resto se animaba a llevar una pollera unos
centímetros más corta que lo usual? Probablemente la criticaban comenzando por sus padres y terminando por
los desconocidos. Sin embargo, a no ser que su atuendo fuera ofensivo, ningún policía tenía derecho a llevarla a
la cárcel. La norma moral no es una ley escrita que merezca una pena legal al ser violada.
Sin embargo, no es cierto que la ley escrita (ley positiva) está totalmente divorciada de lo moral, ya que muchas
de ellas nacen de las costumbres. Incluso alguien podría decirnos que existen juicios por daños morales. Sí, los
hay; la sociedad puede reclamarnos ante un tribunal por una acción que va en contra de la moral general. Pero
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1 M. López Gil-L. Delgado, De camino a una ética empresarial, Bs.As., Biblos, 1995; p. 19.
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA FILOSOFÍA Y ÉTICA SEMESTRE VIRTUAL 2020-I ÉTICA Y MORAL Todos usamos expresiones como no hay moral, Fulano no tiene un comportamiento ético, Mengano es una mala persona, o lo que hiciste es contrario a la moral y a las buenas costumbres. En los diarios, en la TV, en la calle nos quejamos de la corrupción y de la falta de valores de los políticos. Una mitad del mundo pasa horas discutiendo si estuvo bien lo que hizo o lo que decidirá hacer con su libertad, al tiempo que la otra mitad culpa de irresponsabilidad a la primera. No podemos evitar preguntarnos ¿qué debo hacer? en muchos momentos de nuestra vida. Ni más ni menos que éstos son los problemas que ocupan a la ética. En lo que sigue precisaremos un poco qué son esas cosas llamadas ética y moral. En general utilizamos los términos ética y moral como si fueran sinónimos. En su significado más antiguo, ambos se referían a las costumbres de un grupo social; la única diferencia originaria es que ética deriva de un término griego (êthos), y moral, en cambio, proviene de una palabra latina (mos). Pero a lo largo de la historia de las ideas estos dos términos se han ido diferenciando y cada uno adquirió un significado específico. Moral se aplica a todos los comportamientos que una sociedad aprueba y que hacen posible la convivencia entre sus miembros. En cambio, en sentido estricto, ética es el nombre de una parte de la Filosofía que analiza y sistematiza los comportamientos morales. Es decir, la moral se dedica a las instancias concretas de las acciones de los hombres; la ética está encargada de hacer teorías sobre esas acciones. ¿Por qué está bien ayudar al prójimo?, ¿siempre está mal mentir?, ¿a quién llamamos virtuoso? son preguntas de la ética que nos piden hablar de principios, definir el bien (y, en consecuencia, el mal) y la virtud respectivamente. La pregunta capital que pretende responder la ética es ¿qué debo hacer? Sin embargo, no hay que pensar que intenta formular un catálogo con las soluciones a todas las posibles situaciones morales que puedan planteársenos a lo largo de la vida. Debe, mejor, ayudarnos a formar un criterio como para tomar esas decisiones de manera acertada, comprometida y libre. Reflexionar sobre los hechos morales es pensar acerca de los actos de la interioridad del hombre, las normas y los valores sobre los que se basan sus decisiones. Como dice Marta López Gil (una pensadora argentina contemporánea): “Vivir en sociedad requiere que los individuos no satisfagan sólo sus deseos, sino que adapten y autocontrolen sus comportamientos y los sometan a ciertas reglas. Esas reglas nos recuerdan que el otro no es una “presa” sino un hombre con sus propios deseos, su libertad, sus exigencias de una vida buena o satisfactoriamente feliz.”^11 No aprendemos las normas morales de libros o de códigos escritos. Sin embargo, todos conocemos y usamos frecuentemente frases como no hagas a otro lo que no quieras que te hagan, ama al prójimo como a ti mismo, que expresan principios o normas morales básicas que toda sociedad quiere que sus miembros cumplan. En general, hay acuerdo acerca de las cosas que constituyen básicamente un acto moral. Como vimos, debe haber un sujeto (agente) que delibere, piense qué es bueno hacer y luego ejecute esa acción que involucra a otro hombre. La acción debe ser libre para que el agente sea responsable de ella. Si tengo una enfermedad que me hace decir mentiras todo el tiempo sin que me dé cuenta, no elijo mentir (no es un acto voluntario) y, por lo tanto, no soy responsable de esas mentiras. Pero, ¿qué pasa si no cumplimos con las normas que sostiene nuestra sociedad? En ese caso recibimos la reprobación y las críticas de los demás (e incluso la nuestra propia) porque, como dijimos, esas reglas están íntimamente ligadas a un grupo social de un momento histórico y a un lugar determinados. Pensemos por ejemplos por qué nuestras abuelas iban a la playa casi tan vestidas como las chicas van hoy por ahí. Porque en su época se consideraba inmoral (contrario a una norma moral) exhibir ciertas partes del cuerpo. Y ¿qué sucedía si alguna chica más audaz que el resto se animaba a llevar una pollera unos centímetros más corta que lo usual? Probablemente la criticaban comenzando por sus padres y terminando por los desconocidos. Sin embargo, a no ser que su atuendo fuera ofensivo, ningún policía tenía derecho a llevarla a la cárcel. La norma moral no es una ley escrita que merezca una pena legal al ser violada. Sin embargo, no es cierto que la ley escrita (ley positiva) está totalmente divorciada de lo moral, ya que muchas de ellas nacen de las costumbres. Incluso alguien podría decirnos que existen juicios por daños morales. Sí, los hay; la sociedad puede reclamarnos ante un tribunal por una acción que va en contra de la moral general. Pero (^1) 1 M. López Gil-L. Delgado, De camino a una ética empresarial, Bs.As., Biblos, 1995; p. 19.

todavía en estos casos, si tenemos la conciencia tranquila (como suele decirse), no nos sentiremos culpables, porque la moral se juega exclusivamente en nuestra interioridad. Si alguien nos acusa de haber robado dinero, nos denuncia y hasta nos hacen un juicio por eso, pero no lo hemos hecho, no estará afectada en nada nuestra moral. Veremos esto a continuación. II. MORAL DE LA CONCIENCIA Y MORAL DE LA VIRTUD Cuando somos chicos no sabemos en absoluto lo que debemos hacer y lo que no se puede. Nuestros padres nos indican todo el tiempo compartí tus muñecos, devolver el auto, no le pegues a Juan, porque no sabemos poner un límite entre lo que deseamos y lo que tenemos que hacer. Pero cuando crecemos, vamos aprendiendo que hay cosas que están permitidas y cosas que no. En poco tiempo empezamos a dejar de necesitar que otros nos digan qué hacer; es que ya aprendimos las normas, aunque no siempre las respetemos. Nos hacemos más autónomos porque desarrollamos la conciencia moral, que se nutre con las normas y los valores que rigen nuestra sociedad. Ya dijimos que la moral tiene que ver con lo que la sociedad aprueba o desaprueba. Alguien nos dice: Les dije a mis padres que iba a la escuela, pero fui a encontrarme con mis amigos en la plaza. Ellos no se enteraron de mi mentira, pero igualmente me siento mal por lo que hice, ¿por qué? Simple, porque en tu conciencia hay una norma que dice que no hay que mentir y lo hiciste. Como la norma es interna, serás culpable, o mejor, responsable por haberla violado, aunque termines tus días sin que nadie se entere. Los ojos de los demás no cambian tu responsabilidad. Cuando decimos fui un buen pianista, eres un cocinero virtuoso o es un profesional excelente, entendemos algo en parte diferente y en parte similar a lo que pensamos frente a fui un buen hombre, eres una persona virtuosa o es un sujeto excelente. Estos últimos ejemplos apuntan a algo propio del comportamiento de un hombre en relación con otro, y no a su actividad profesional, implican un sentido moral de los términos bien y virtud. En general, todos anhelamos lo que nos resulta bueno a través de cada cosa que hacemos. De esto no hay duda, aunque un loco nos diga me gusta que me peguen, disfruto sufrir, es evidente que aquí lo normalmente malo es un bien para él. El bien, lo bueno es un valor positivo que todos buscamos. Más precisamente, en sentido moral el bien es lo que nos guía, lo que debemos hacer, y determina de qué modo conseguiremos ser virtuosos, llegaremos a la virtud. Pero, como en las afirmaciones de arriba, parece que cada uno de estos términos (bien, bueno, virtud, excelencia) toman un significado algo distinto cuando se aplican al ámbito de la moral y cuando los usamos en otras situaciones. No necesariamente un artista virtuoso es un hombre virtuoso, y tampoco lo contrario. Aunque generalmente tenemos la impresión de que alguien excelente en su profesión mantendrá también una conducta moral intachable, muchas veces nos desilusionamos al ver que no es así. A lo largo de toda la historia, eminentes médicos han hecho grandes estafas y deportistas inmejorables han sido corruptos. Sabemos establecer lo que se considera moralmente bueno y malo en nuestra realidad, y a quiénes se considera virtuosos por cumplirlo. La madre Teresa de Calcuta (que dejó su vida por ayudar a los enfermos), el Mahatma Gandhi (que no se dejó corromper para liberar a su pueblo) y Martin Luther King (que peleó por finalizar con la discriminación racial) fueron indiscutiblemente seres virtuosos. Pero, ¿es suficiente ayudar a alguien una vez para ser una persona virtuosa? En general consideramos (como lo hacía el filósofo griego Aristóteles al decir que una golondrina no hace verano) que alguien virtuoso realiza el bien habitual o corrientemente. En este sentido decimos que las personalidades antes mencionadas lo son. Aristóteles ha hablado bastante de la virtud. Pensaba que es un hábito que le permite al hombre elegir el término medio entre dos posibilidades extremas, que son vicios. La valentía, por ejemplo, es una virtud que consiste en saber mantenerse entre la actitud cobarde y la temeraria, dos vicios. Estableció una distinción entre dos tipos de virtud: las éticas (relativas a la acción) y las dianoéticas (relativas a la actividad intelectual, como pueden ser la sabiduría o la comprensión). Actividad para el alumno:

  1. Sintetiza la lectura (recréala usando tus propias palabras).
  2. Proponer tres ejemplos de situaciones que hayas vivido que tengan que ver con un problema moral; explicar cuál es ese problema.
  3. ¿Cuál es el peligro que nuestra Conciencia Moral no nos reproche por haber realizado un acto denominado malo?.
  4. Establece la diferencia entre una persona moralmente buena y una persona virtuosa.