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HISTORIA DE UN PADRE AGRICULTOR QU RECIBE CONSEJOS DE SU HIJO.
Tipo: Resúmenes
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¡No te pierdas las partes importantes!
Existía en aquel lejano pueblo un humilde agricultor, que trabajaba largas jornadas de trabajo y regresaba a su casa con un poco de alimento con el cual alimentaba a sus cuatro hijos y su esposa. Cada vez la situación era más difícil y cada día mas poco el alimento que lograba conseguir para el sustento de su familia, debido alas dificultades que se le presentaban en la siembra: pocas semillas, sequias demasiado fuertes o simplemente animales que llegaban en la noche hacer fiesta en lo que aquel hombre sembraba. Su amada esposa y sus cuatro humildes hijos, hambrientos pero solidarios, siempre le brindaban su vos de aliento para que continuara adelante sin desfallecer; incluso sus cuatro hijos decidieron ayudar a su padre en la siembra, seguros de sí mismos de que obtendrían mejores cosechas y mejores beneficios. Una madrugada como de costumbre se dirigían hacia el campo aquel padre y sus cuatro hijos, el padre les distribuyo los quehaceres a cada uno en la jornada laboral y les recomendó hacer caso omiso a todo lo que les indicaba. Al llegar al punto de los cultivos, todos empezaron a trabajar con entusiasmo y observaron como su padre a pesar de ser un gran trabajador, descuidaba algunos detalles de su labor: sembraba las semillas de manera superficial y solo compraba productos de crecimiento que implicaran mucho cuidado y abono; perdiendo así la oportunidad de cosechar más variedad y en mayor abundancia. Su hijo mayor al ver la situación se acercó a su padre y le explico lo que había observado. El padre con gran ira le respondió. ¡Llevo años siento un agricultor! ¡Que te has creído? No vas a venir a enseñarle a su padre como se tiene que trabajar. Los otros hijos angustiados al oír esta discusión, se acercaron y trataron de calmar a su padre, pero fue inútil. El hijo mayor se disculpo y trato de explicarle que solo quería ayudar, pero su padre furioso por la situación dio una vuelta y se marchó. Sus hijos no quisieron seguirlo porque conocían el carácter de su padre y se agravaría más la situación. Así de que decidieron terminar labores y antes que llegara la noche decidieron marchar ala casa. Tenían mucha hambre y sed que comieron de sus rasiones que habían llevado y tomaron agua. Emprendieron ida y se dieron cuenta que estaban extraviados, pues nunca antes habían estado solos y no conocían aquello terrenos. Mientras tanto su padre había tomado tiempo de meditar al respecto y después reflexionar, se dio cuenta que había sido muy duro con su hijo mayor y quiso regresar a casa abrazar a su hijo Antonio, y disculparse por lo altercado; se dio cuenta que al fin y el cabo su hijo tenía la razón y no estaba mal escuchar sus consejos, así fueran muy jóvenes e inexpertos. Por sorpresa se dio cuenta que sus hijos no habían llegado, y su esposa estaba angustiada porque sus hijos no habían llegado, ellos nunca antes habían salido solos. Llegaba la noche y cada hora hora que pasaba era mas desesperante. El padre con angustia y se echaba la culpa y tomo una linterna, y se llevó su perro cazador para que lo
acompañara en su búsqueda. Su esposa quería ir junto a él y él se negó llevarla; ya que seria mas riesgoso y guardaba la esperanza que sus hijos llegaban a casa sanos y salvos. En medio de los campos, los chicos, inteligentes como eran, decidieron no caminar más ya porque se estaban alejando mucho sin saberlo, se subieron alas ramas mas altas de un árbol para escapar de los depredadores de la noche y esperar que llegara el día. Antonio permanecía despierto para cuidar de sus hermanos. En medio de la noche escucho un ruido extraño por la oscuridad no le permitía ver que era. De pronto vio una mujer muy hermosa de sutil figura y de un color azul resplandeciente que con gran suavidad le hablo: Antonio, no temas, soy el hada protectora del campo, yo cuidare de tus hermanos y de ti. Le daré una lección a tu padre y me serviré de ustedes para hacerlo, pero te prometo que todo saldrá muy bien. Y dicho esto esta mujer hermosa desapareció. Entre tanto, el padre buscaba sus cuatro hijos sin hallar rastro. Ya casi al amanecer, el perro olfateo a sus amos y condujo a su padre al árbol donde se encontraban sus hijos. El padre muy emocionado grito con mucha alegría. Hijos ¿Están bien? ¡Que gran alegría! Les dijo bajen de ese árbol y vamos a casa. Al momento que sus hijos bajaran y tocaron tierra se convirtieron en semillas muy extrañas. El padre al ver esta situación se puso muy desconsolado los tomo en sus manos y lloro por largo tiempo. Pensaba como le iba a decir a su esposa el suceso y camino de regreso a su casa. Antes de llegar se le apareció la hermosa mujer, que con enfado le dijo: Tu comportamiento ha sido reprochable, no mereces tus hijos, pero te daré la oportunidad. Si siembras tu campo con amor, siguiendo los consejos de Antonio, recuperaras a tus hijos en la primera cosecha, de lo contrario serán siempre semillas. Aquel hombre fue a su cada y conto todo a su esposa y tomaron la decisión de dejar sus hijos en un cofre de cristal lejos del peligro y ambos comenzaron con esmero a cultivar la tierra. Compraron semillas de diversos productos y se aseguraron de hacer con mayor profundidad los hoyos. A diario desyerbaban el campo y lo nutrían con abono. Pasados los ocho meses después recogieron la cosecha y la vendieron en el pueblo y llegaron a casa llenos de ilusión y con mejores ingresos económicos. Encontraron sus hijos en su estado normal, se abrasaron y el padre pidió perdón por su error. Desde ese día en adelante todos cuidaban del campo y las condiciones de vida mejoraron notablemente. Al punto de que sus tres hijos menores pudieron ingresar ala escuela del pueblo y se preparaban para un futuro mejor, y así que esta familia sus hijos obtuvieron sus títulos y se dieron una calidad de vida mucho mejor. Fin……. Gracias.