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Proyecto de segundo de secundaria
Tipo: Ejercicios
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Segundo Grado Cuenta a través de historietas Ámbito: Literatura Aprendizajes Esperados: ✓ Identifica los recursos gráficos de una historieta (cartel, globo, plano, etc.): distingue sus usos para contar una historia. ✓ Reflexiona sobre cómo cada viñeta de la historieta sintetiza un momento específico de la acción. Reto cognitivo: De manera individual lee un cuento, identifica el trama y personajes, con esa información crea una historieta atractiva que contenga título, clímax y desenlace, así como los recursos gráficos (globos, onomatopeya, cartela), ortografía adecuada y signos de puntuación. ACTIVIDAD 1. En tu cuaderno de español (Lengua Materna) realiza las siguientes actividades:
Las viñetas pueden ser rectangulares, cuadradas u ovaladas, recuerda que con el uso de ciertas viñetas se determina si la escena se mirará de cerca, lejos, desde arriba, desde abajo, etcétera. Globos de diálogo En estos globos se incluyen los diálogos o los pensamientos de los personajes en cada viñeta, recuerda que los globos tienen una cola que apunta a quien habla y deben estar ordenados para que sea comprensible el diálogo. La forma de los globos también comunica la emoción del hablante. Cartucho o cartela Es un recuadro que generalmente se encuentra en la viñeta inicial de una historieta (aunque también puede estar en alguna otra viñeta), en el cual mediante el mensaje escrito se sitúa la escena, se explica qué pasó antes o se brinda información que no fue contada, mediante imágenes o diálogos. En esta parte aparece la voz del narrador (por lo general se usa la tercera persona: ellos llegaron a…, ella llegó a…, los hechos se ubican en el año de…). Las onomatopeyas El término onomatopeya proviene de las palabras griegas onoma, ‘nombre’ y poieo ‘hacer, crear’. Significa “palabra que emite sonidos de la naturaleza”. Las onomatopeyas se usan para reproducir sonidos de la naturaleza, de animales o aquellos causados por diversas cosas. Por ejemplo, la onomatopeya del sonido de una campanita sería tilín-tilín; de un golpe, ¡zaz!; de tocar una puerta toc-toc; de un golpe fuerte ¡puuuuum!, ¡pácatelas!, ¡auch!, ¡ay!. Tipografía Significa tipo de letra, en las historietas suele usarse una que simule que el texto está escrito a mano, ya que es más “humana” la narración y parece más cercana a los personajes. También Este globo se usa para diálogos. Globo de nube: contiene lo que el personaje piensa, recuerda o imagina. Globos estrellados: representan emociones fuertes, sonidos y ruidos. Cuando habla en voz baja
se usan negritas para remarcar información relevante, así como MAYÚSCULAS, tipos de letras con bordes temblorosos, sombras u otros efectos.
—Te llevaré a Tonaya a como dé lugar. Allí encontraré quien te cuide. Dicen que allí hay un doctor. Yo te llevaré con él. Te he traído cargando desde hace horas y no te dejaré tirado aquí para que acaben contigo quienes sean. Se tambaleó un poco. Dio dos o tres pasos de lado y volvió a enderezarse. —Te llevaré a Tonaya. —Bájame. Su voz se hizo quedita, apenas murmurada: —Quiero acostarme un rato. —Duérmete allí arriba. Al cabo te llevo bien agarrado. La luna iba subiendo, casi azul, sobre un cielo claro. La cara del viejo, mojada en sudor, se llenó de luz. Escondió los ojos para no mirar de frente, ya que no podía agachar la cabeza agarrotada entre las manos de su hijo. —Todo esto que hago, no lo hago por usted. Lo hago por su difunta madre. Porque usted fue su hijo. Por eso lo hago. Ella me reconvendría si yo lo hubiera dejado tirado allí, donde lo encontré, y no lo hubiera recogido para llevarlo a que lo curen, como estoy haciéndolo. Es ella la que me da ánimos, no usted. Comenzando porque a usted no le debo más que puras dificultades, puras mortificaciones, puras vergüenzas. Sudaba al hablar. Pero el viento de la noche le secaba el sudor. Y sobre el sudor seco, volvía a sudar. —Me derrengaré, pero llegaré con usted a Tonaya, para que le alivien esas heridas que le han hecho. Y estoy seguro de que, en cuanto se sienta usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. Con tal que se vaya lejos, donde yo no vuelva a saber de usted. Con tal de eso... Porque para mí usted ya no es mi hijo. He maldecido la sangre que usted tiene de mí. La parte que a mí me tocaba la he maldecido. He dicho: “¡Que se le pudra en los riñones la sangre que yo le di!” Lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente buena. Y si no, allí esta mi compadre Tranquilino. El que lo bautizó a usted. El que le dio su nombre. A él también le tocó la mala suerte de encontrarse con usted. Desde entonces dije: “Ese no puede ser mi hijo.” —Mira a ver si ya ves algo. O si oyes algo. Tú que puedes hacerlo desde allá arriba, porque yo me siento sordo. —No veo nada. —Peor para ti, Ignacio. —Tengo sed. —¡Aguántate! Ya debemos estar cerca. Lo que pasa es que ya es muy noche y han de haber apagado la luz en el pueblo. Pero al menos debías de oír si ladran los perros. Haz por oír. —Dame agua. —Aquí no hay agua. No hay más que piedras. Aguántate. Y aunque la hubiera, no te bajaría a tomar agua. Nadie me ayudaría a subirte otra vez y yo solo no puedo. —Tengo mucha sed y mucho sueño. —Me acuerdo cuando naciste. Así eras entonces. Despertabas con hambre y comías para volver a dormirte. Y tu madre te daba agua, porque ya te habías acabado la leche de ella. No tenías llenadero. Y eras muy rabioso. Nunca pensé que con el tiempo se te fuera a subir aquella rabia a la cabeza... Pero así fue. Tu madre, que descanse en paz, quería que te criaras fuerte. Creía que cuando tú crecieras irías a ser su sostén. No te tuvo más que a ti. El otro hijo que iba a tener la mató. Y tú la hubieras matado otra vez si ella estuviera viva a estas alturas. Sintió que el hombre aquel que llevaba sobre sus hombros dejó de apretar las rodillas y comenzó a soltar los pies, balanceándolo de un lado para otro. Y le pareció que la cabeza; allá arriba, se sacudía como si sollozara. Sobre su cabello sintió que caían gruesas gotas, como de lágrimas.
—¿Lloras, Ignacio? Lo hace llorar a usted el recuerdo de su madre, ¿verdad? Pero nunca hizo usted nada por ella. Nos pagó siempre mal. Parece que en lugar de cariño, le hubiéramos retacado el cuerpo de maldad. ¿Y ya ve? Ahora lo han herido. ¿Qué pasó con sus amigos? Los mataron a todos. Pero ellos no tenían a nadie. Ellos bien hubieran podido decir: “No tenemos a quién darle nuestra lástima”. ¿Pero usted, Ignacio? Allí estaba ya el pueblo. Vio brillar los tejados bajo la luz de la luna. Tuvo la impresión de que lo aplastaba el peso de su hijo al sentir que las corvas se le doblaban en el último esfuerzo. Al llegar al primer tejaván, se recostó sobre el pretil de la acera y soltó el cuerpo, flojo, como si lo hubieran descoyuntado. Destrabó difícilmente los dedos con que su hijo había venido sosteniéndose de su cuello y, al quedar libre, oyó cómo por todas partes ladraban los perros. —¿Y tú no los oías, Ignacio? —dijo—. No me ayudaste ni siquiera con esta esperanza. Fuente: https://www.literatura.us/rulfo/perros.html ACTIVIDAD 6. Evalúa tu historieta con los siguientes criterios INDICADORES MI TRABAJO CONTIENE Sí No ¿Qué te hizo falta?
**1. Identifica los recursos gráficos de una historieta (globo, onomatopeya, recuadro de narrador, etc.).