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Los cuatro hábitos, que como cristianos debemos tener para poder encontrar verdadera felicidad.
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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Es por eso que esta mañana vamos a reflexionar sobre algunos hábitos que los cristianos deben tener para poder disfrutar de esa verdadera felicidad que solamente nuestro Dios puede darnos. ¿Que es un hábito? Se refiere a una conducta o acción que es repetida de manera constante por una persona. Es decir, es algo que se convierte en parte de nuestra vida diaria. VEAMOS CUÁLES SON ALGUNOS DE ESOS HÁBITOS: I) PROCURAR ESTAR EN SIEMPRE EN COMUNIÓN CON DIOS (JUAN 15:5) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Tenemos que comprender que la felicidad verdadera lejos de Dios no existe, no es posible, si verdaderamente queremos disfrutar de la felicidad y la paz que el Señor da tenemos que estar en comunión con él por medio de la oración y la lectura y el estudio de su palabra. Para ser verdaderamente felices necesitamos buscar siempre la comunión con nuestro Dios pues cuando le buscamos podemos: ● Conocer su voluntad (Salmos 143:10) Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. ● Ser guiados por él (Salmos 5:8) Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino. ● Poner nuestras cargas en las manos del Señor (Salmos 55:22) Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. II) PROCURAR TENER UN CORAZÓN LIMPIO CONFESANDO NUESTROS PECADOS AL SEÑOR (SALMOS 32:3-5) Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. 4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano 5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Tenemos que comprender que no podemos disfrutar la verdadera felicidad que nuestro Dios da si en nuestra vida tenemos pecados escondidos, es decir que en lugar de arrepentirnos, lo que estamos haciendo es tratar de ocultarlos, tratar que no se vean, que nadie los note, a pesar que esto está destruyendo la paz y el gozo de nuestro corazón y que posiblemente nos esta robando la armonia de nuestra familia o destruyendo nuestro matrimonio. Muchas veces pensamos que esos pecados ocultos son pecados de índole sexual, como el adulterio o la fornicación, o la pornografia, pero tenemos saber que tambien muchos cristianos tenemos en nuestro corazón pecados ocultos como el rencor, la envidia, los deseos de venganza, la avaricia, la soberbia y la altanería. Pero tenemos que comprender que si queremos ser verdaderamente felices tenemos que reconocer esos pecados en nuestra vida, arrepentirnos de ellos, y confesarlos al Señor, es decir sacarlos a la luz, es decir, abrir nuestro corazón para que la luz del Señor ,su amor, su perdón y su misericordia puedan iluminar las cámaras más secretas de nuestro corazón. (2 Corintios 4:6) Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.