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trafico de niños, dictadura militar
Tipo: Resúmenes
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CRUZAR LA NOCHE
Mariana debe irse al pueblo de Rincón, ubicado en Santa Fé, Argentina, debido a que sus padres deben viajar a Estado Unidos para atender una situación de salud. La joven estará al cuidado de Mónica, una tía desconocida con quien deberá convivir casi un año. Al llegar a la quinta “Palma sola”, propiedad de la tía, Mariana y Mónica conocen a Pablo de manera accidental, mientras éste hacía entregas en su pequeña motocicleta. Pablo y Mariana sienten cierta aversión el uno por el otro desde el principio. En este capítulo se describe el ambiente donde se desarrollará la historia.
Mariana se desahoga escribiendo en su diario, en el cual describe sus sentimientos y su nuevo hogar. En repetidas ocasiones se cruza con Pablo, pero evita siquiera mirarlo. La chica recibe una carta de su madre en la que le cuenta los pormenores del viaje y le describe el lujoso hospital donde se encuentra recluido su padre. Le aconseja a Mariana que evite provocar malos comentarios en los vecinos y que procure una convivencia afable con su tía.
Mariana conoce a sus nuevos amigos y compañeros: Pablo y Nano que son mejores amigos, estudian en la escuela mixta junto a Loli, Cris y Gastón. Betiana y Débora asisten a una escuela religiosa, al igual que Mariana. Pablo y Cris habían tenido un romance, pero terminaron. Nano se siente muy atraído por Mariana. En el vivero propiedad de Ana, madre de Pablo, se presenta un enigmático cliente que desea comprar 30 espinos de fuego y que les hace pasar un mal rato.
Nuestra protagonista recibe una invitación para salir con sus nuevos amigos el día domingo. Mónica va hasta el pueblo a buscar unos documentos y, mientras recorre las calles, nota la presencia de un extraño hombre que finge mirar el paisaje, pero que ella sabe la está espiando.
Llegó el domingo con un clima muy agradable, aunque nublado y con lloviznas repentinas. Los chicos quedaron en encontrarse en la plaza para luego decidir a dónde ir. Los amigos presentaron a Mariana y a Pablo, quienes a pesar de conocerse con anterioridad, muestran desprecio e indiferencia el uno por el otro. Los jóvenes decidieron pasar el día en un rancho. Mariana se burlaba constantemente del viejo auto de Pablo y, cuando están por regresar, la chica resbala en el fango y cae al suelo llenándose toda de lodo. Pablo comenzó a reírse sin parar, lo que enfureció aún más a Mariana, quien intentó salpicar de lodo. Las risas de Pablo no paraban y ciega por la rabia, Mariana le arranca la guitarra de sus manos y la tira al río, por lo que el joven tuvo que lanzarse al agua para rescatarla. Esto hizo que la relación entre ambos empeorará todavía más.
De regreso al pueblo, Mariana tuvo que aceptar que Pablo la llevara hasta su casa, porque no había llevado dinero para regresar en el colectivo. Mónica aún estaba en casa de la abuela buscando unos papeles. Mariana llegó a la quinta, se dio una ducha y salió de inmediato a casa de su abuela. Decide ayudar a Mónica a buscar los papeles que necesita. Es en ese momento cuando encuentra una carta escrita por Mercedes, su madre, en la que revelaba que no podía tener hijos. Mariana se entera que es adoptada; entra en crisis. Discute con Mónica porque piensa que la tía sabía la verdad y no se la contó, pero realmente ésta no lo sabía. Llora, grita, se llena de nervios y, al final, se encierra en el baño.
Tras leer algunas cartas, Mariana confirma que Mónica no sabía nada. Pasaron dos semanas desde que la chica se había enterado de que Mercedes y Mauricio no eran sus padres. Estaba muy deprimida, no sentía deseos de seguir viviendo; no le importaba nada, ni la escuela, ni sus amigos, mucho menos su aspecto personal. No se había molestado por abrir la última carta que le enviara su madre adoptiva. Mónica acusa a Mariana de egoísta e inmadura, lo que despierta la ira y la furia en la joven que, en medio de su descontrol emocional, se abalanza sobre su tía e intenta golpearla. Al fin Mónica logró lo que buscaba: hacer que Mariana se desahogó y libera su rabia y su tristeza.
“verdaderos”. Ana recibió una invitación para el reencuentro con sus compañeros de secundaria.
Mónica trató de convencer a Pablo de aceptar al novio de su madre, pero no hubo manera, Desde el paseo al río del domingo, Mariana se mostraba distante con Pablo y dejó de hablarle. Por la tarde, Ana y Pablo revisaban unas fotos de la secundaria cuando le llamó una de las estudiantes, que tenía gran parecido con Mariana. Al preguntar por la chica de la foto, Ana le dijo que se llamaba Nora, pero que no eran amigas cercanas. Nora era amiga inseparable de Adriana, quien había fallecido, pero que desconocía el paradero de Nora. Pablo fue a mostrarle la foto a Adriana y aprovechó para pedirle a Mónica que hablara con Ana para pedir más detalles sobre la chica de la fotografía. Antes de dormir, Mariana escribe nuevamente en su diario y relata que su alejamiento de Pablo se debía a que Cris se lo había pedido, puesto que ella quería volver con Pablo y Mariana era un obstáculo para lograrlo. Ella estaba triste con solo pensar que Pablo y Cris podrían juntarse de otra vez.
Otra vez domingo, día de paseo. En esta oportunidad el cielo estaba muy nublado pero hacía calor. Al no soportar la indiferencia de Pablo, Mariana decide llamar su atención pero es inútil. Llegaron a la playa y como querían cruzar a la isla, ambos tuvieron que compartir la piragua. Pablo estaba risueño y cantaba con sus amigos cuando, sin querer, mojó a Mariana, quien comenzó a insultar. Él, ya cansado de recibir insultos, se voltea para responderle, pero se detiene al ver el cuerpo de Mariana empapado y marcando sus enormes pechos. La chica nota la mirada inquieta del joven y decide ponerse de pie; justo en ese momento la piragua chocó con un banco de arena y cae encima de Pablo, en una situación bochornosa. Ya de regreso, se desata una gran tormenta. Una enorme ola volteó la piragua de Mariana y Pablo, quienes cayeron al agua pero lograron aferrarse a un tronco que hallaron. Pablo decide volver nadando a la isla y Mariana vuelve con él. Ella estaba muy asustada y con frío. Se protegen debajo de unas enredaderas. En ese momento, Pablo abrazó a Mariana y le susurraba palabras lindas al oído. La chica, más calmada, se abraza al pecho de Pablo, quien la rodea con sus brazos. Así permanecieron hasta ser rescatados por la prefectura.
Ana le contó a Mónica que una noche creyó escuchar los gritos de dolor de Nora, pero Leontina, su madre, le dijo que todo fue producto de su imaginación. Mónica pensó en hacerle unas preguntas a Leontina, aunque la mujer ya era anciana y sufría de Parkinson. A
pesar de ello, esperaba poder obtener algunos datos sobre Nora y su destino. Esa tarde, Pablo y Mariana paseaban en la pequeña motocicleta. Al detenerse en la playa ella le cuenta la razón de su distanciamiento, y es que Cris sospecha que ellos se gustan y le pidió que se alejara del joven. Pablo le aseguró que esa historia ya había terminado y que no tenía sentido que se separaran. Él le dijo que sabía que, a pesar de sus insultos y peleas frecuentes, ellos en el fondo se morían por estar juntos. La agarró por la cintura y la acercó a su pecho, besándola tiernamente. Era el primer beso de Mariana.
Mónica fue a visitar a Leotina en compañía de Ana. En medio de sus divagaciones, la anciana mencionó en varias oportunidades a Don Gómez, un hombre que vivía en la isla. Mientras, Cris busca a Mariana y, enfurecida, le pide que se aleje de Pablo de na vez por todas. Mariana le dice que Pablo ya no la quiere; que ellos se gustan y que se besaron. Le aseguró que de nada serviría que ella se alejara porque él estaba enamorado de ella. Cris intentó hacerla cambiar de opinión con diferentes argumentos pero Mariana estaba muy clara sobre lo que sentía, se alejó sin decir nada más.
Mariana fue con Pablo a la isla donde vivía Don Gómez. El hombre, ya de avanzada edad, los recibió con amabilidad. Luego de tomar mate con los jóvenes, vio una foto de Nora que le mostró Pablo, quien le preguntó por cuánto tiempo la mantuvo escondida. El anciano cambió la expresión de su cara casi de inmediato y negó conocer a la mujer. Antes de irse, Mariana, llena de desesperación, le dice a Don Gómez que Nora podría ser su madre. Minutos después, cuando y casi perdían las esperanzas, el anciano les dijo que podían volver otro día para hablar más sobre el tema. Mientras, Mónica habló con Mercedes, quien le informó que al “padre adoptivo” de Mariana lo iban a operar los primeros días de enero, por lo que les pidió que viajarán a Estados Unidos para pasar las fiestas de Navidad y Año Nuevo juntos.
Finalizaba noviembre; Pablo, Nano, Gastón y Cris culminaban los estudios de secundaria y se preparaban para ingresar a la universidad. Mariana va junto con sus amigas a la fiesta de fin de año.
Mariana escribe en su diario sobre el amor que siente por Pablo. Sin embargo, pese a ese sentimiento, a veces siente gran soledad y desea que todo lo ocurrido fuese mentira, volver al Sur a la vida de antes, con la familia que siempre conoció. Al día siguiente, los enamorados se van de paseo a una isla. Mariana resbala en un charco de lodo y cae; Pablo, entre risas, intenta levantarla, pero ella lo hala, ambos caen nuevamente y comienzan a jugar a embarrarse. Se tiran al río para quitarse el barro. Allí comienza un juego de caricias que los lleva hasta un sauce, bajo cuya sombra se entregan al amor y la pasión.
Día del cumpleaños número 17 de Mariana. Pablo la sorprendió con una fiesta en el bosque, a la cual fueron invitados sus amigos de escuela. Por su parte, Ana logró contactar a Adriana, quien le dijo que pronto debía viajar a Rincón y podrían aprovechar de verse para hablar de Nora.
Ana recibió una advertencia en la que le exigían dejará la investigación sobre el caso de Mariana. A la par, los jóvenes fueron nuevamente de visita a casa de Don Gómez, quien esta vez quiso conversar sobre lo ocurrido. Contó que Hilario, padre de Nora, llevó a la joven hasta su rancho y le pidió que la escondiera en ese lugar. Aunque desconocía los motivos de tal petición no pudo negarse, pues estaba muy agradecido con su amigo. Gómez sospechó que nada bueno estaba pasando, pero no se atrevió a preguntar. Mariana le comentó sobre la posibilidad de que Nora fuese su madre, por lo que el anciano buscó un caja que tenía guardada desde hacía tiempo y que se la había dejado Nora. Nunca supo lo que ocurrió después con aquella mujer, ni con el extraño hombre que le llevaba cartas. Los chicos se llevaron la caja.
Mónica comienza a sospechar que el culpable de las amenazas que ha recibido es Sergio, la pareja de Ana, y cree que es un detective privado que fue contratado por Mercedes y Mauricio. Decide aprovechar la ausencia del sujeto e ir a su casa para investigar, pero no encontró nada que confirmara sus sospechas. Decide irse del lugar pero en ese momento suena el teléfono y se activa el contestador automático. Ella escucha sorprendida el mensaje. Por su lado, Mariana le cuenta a Pablo que viajará para Estados Unidos a fin de pasar las fiestas de fin de año con sus “padres”. Pablo
no desea que se vaya, y ella tampoco, pero saben que debe ir y hacer lo que digan Mauricio y Mercedes para no levantar sospechas.
Era víspera de Navidad. Mariana y su tía habían viajado a Estados Unidos. Ya de noche, Pablo estaba triste y solo, viendo a todas las familias disfrutando de la Noche Buena, pero extrañando a Mariana. Observa las luces de un auto que se acerca a su casa y se hace el dormido Sorpresivamente, siente un beso intenso y, al abrir los ojos, ve a Mariana junto a él. La joven había fingido estar enferma para no viajar a encontrarse con sus “padres”.Los chicos se fueron a disfrutar junto con sus amigos, mientras Ana y Mónica se quedaron conversando en casa.
En la mañana de Navidad, Mónica le contó a Ana toda la verdad sobre Sergio: Era un detective privado al cual le pagaban por vigilar a Mariana. Le enseñó varias fotos que confirmaban lo que decía, entre ellas una donde abrazaba a otra mujer. Mariana decidió abrir la caja que le entregó Don Gómez. En ella había una carta escrita por Nora en la que revelaba el verdadero nombre de Mariana. Sus padres querían llamarle Ernesto si era varón, pero si era una niña se llamaría Marina. También encontró una cadena, de la que colgaba la mitad de una luna. Con sus ojos llenos de lágrimas se colgó la cadena al cuello.
Mónica le obsequió un caballo a Mariana y la chica, llena de alegría, sale a cabalgar junto a Pablo para disfrutar del atardecer. Mientras observan el ocaso, se besan y se abrazan, inventando nuevas formas de hacerlo. Los chicos reciben juntos el año nuevo. En los últimos segundos del año, Mariana no pudo evitar sentirse triste y extrañar a Mercedes y Mauricio. Recordó cómo en tan poco tiempo, su familia se vino abajo, llevándose su inocencia y credulidad, para dejarla inmensamente sola ante lo que representaba el año nuevo, pese a que sabía que contaba con el amor de Pablo y el afecto de Ana y Mónica
Adriana, la mejor amiga de Nora, llegó al Rincón y, al enterarse mariana fue a visitarla. Le contó que vivía junto a Nora y que estudiaban periodismo. Una noche, al llegar a casa, vieron que todo
Este era un símbolo del matrimonio y del amor que lo mantenía unido a Nora. Chela guardada aún la cadena y se la regaló a Mariana. Pablo esperaba a su novia en la terminal y, entre besos y caricias, le contó todo lo que habló con su abuela. Él le notificó que Mercedes y Mauricio regresaban a la mañana siguiente.
Pablo le propuso matrimonio a Mariana porque no quería separarse de ella. Mariana, entre lágrimas, le dice que lo ama pero que no estaba preparada para casarse. Los enamorados se abrazaron en silencio. Mariana vuelve a la quinta y ya Mercedes estaba esperándola. Al verse, solo alcanzaron a abrazarse y llorar sin saber qué decir. Mariana, en medio de una gran confusión sentía sentimientos encontrados: amaba a Mauricio y a Mercedes, quienes por mucho tiempo habían sido padres amorosos para ella, pero también los odiaba por todo lo que habían hecho y por tanta mentira. Le mostró la carta a Mercedes en donde se demostraba que ella era adoptada, pero Mercedes le pidió tiempo, debido a que Mauricio estaba muy enfermo y una discusión podría matarlo. En ese momento llega su padre y Mariana se sorprende cuando lo ve tan debilitado de salud. A pesar de su confusión, decide volver al sur con sus ellos porque necesitaba aclarar todo de una vez por todas. La despedida de Pablo estuvo llena de lágrimas y tristeza.
Dos meses había pasado desde que Mariana había llegado con sus padres al Sur. La situación ya era insoportable: Mauricio y Mercedes hacían como si nada pasaba y Mariana extrañaba cada vez más a Pablo, a su tía y a los amigos que dejó en Rincón. Le molestaba que cada vez que ella tocara el tema, Mercedes desviaba la conversación. Hasta que no aguantó más y se enfrentó a sus padres les dijo todo lo que pensaba y les negó toda posibilidad de perdón. Tras una fuerte discusión, se encierra en su recámara. A la mañana siguiente, cuando Mercedes entra a la habitación a llevarle el desayuno, ve la cama vacía y una carta sobre ella. En la carta Mariana les asegura que se va para siempre y pide que no la busquen porque tenía pruebas de sobra para enviarlos a la cárcel. Decidió volver a Santafé, para vivir con Mónica y estar en la compañía de su novio, de su verdadera familia y sus amigos reales. Mariana se encuentra con Pablo. Se vieron en silencio, para luego besarse y abrazarse sin medida. Nunca más volverían a separarse.
Cruzar la noche es una novela que narra la historia de Mariana, una chica en busca de su identidad. En este recorrido, que se presenta personal, a la vez de emocional e histórico, son muchos los personajes que aparecen. Unos reales, otros ficticios, le dan forma al relato, que es fresco y sencillo de leer. Mariana : Es la protagonista de la historia. Una joven de 16 años, de buena posición social, caprichosa y malcriada. Es una chica muy hermosa, rubia de ojos grises, con unas curvas muy marcadas. A lo largo de la historia se entera que es adoptada y que su nombre verdadero es Marina. Pablo: Novio de Mariana. Se conocen por accidente y, desde el primer día, no se soportan. Con el tiempo se van conociendo hasta que se enamoran el uno de la otra. Pablo vive con su madre y trabaja con ella en el vivero familiar, haciendo pedidos con su ciclomotor. Es un chico de 17 años, alto y de figura atlética, muy atractivo, alegre, sencillo y sociable. Mónica: Tía de Mariana y hermana de Mercedes. Mujer de origen español que viste con cierta extravagancia. Ayuda a su sobrina en la búsqueda de su identidad y de su verdadera familia. Mujer de apariencia hippie, con un cabello largo, negro y ondulado. Nora Falken y Marcos Dayer: Padres biológicos de Mariana, que fueron secuestrados y asesinados durante la dictadura militar en Argentina. Él era estudiante de psicología y ella periodismo. Como símbolo de amor llevaban en sus cuellos sendas cadenas con un dije de media luna, las cuales le fueron entregadas a Mariana años después. Mauricio y Mercedes: Padres adoptivos de Mariana. Secuestraron a Marina cuando era una recién nacida. Le brindaron una vida de lujos y también de cariño, aunque nunca le dijeron la verdad sobre su nacimiento y verdadera familia. Ana: Madre de Pablo. Estudió con Nora durante la secundaria. Es ella quien le muestra la foto de Nora a su hijo y éste a Mariana, lo que la lleva a buscar información sobre su verdadera identidad. También colabora con la investigación de la joven. También participan los personajes Betiana, Nano, Débora, Gastón, Loli y Cris, quienes son amigos de Mariana y Pablo: Nano es el mejor amigo de Pablo y se enamora de Mariana al principio pero esta lo rechaza. Cris sostuvo un romance con Pablo y seguía enamorada de