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Este documento proporciona una descripción detallada de los canales iónicos, que son estructuras especializadas que permiten el paso rápido de iones a través de la membrana celular. Se explica su estructura, incluyendo el filtro de selectividad y las compuertas que controlan su apertura y cierre, así como los diferentes tipos de canales iónicos clasificados según el estímulo que los activa. Se discute la importancia de los canales iónicos en procesos fisiológicos clave como la generación del potencial de acción. El documento también menciona la organización de los canales iónicos en complejos multiproteicos llamados "canalosomas" que regulan su función. Esta información sería útil para estudiantes universitarios de biología, bioquímica, fisiología y neurociencia, entre otras áreas relacionadas.
Tipo: Apuntes
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La membrana celular ejerce el papel de barrera que separa dos medios acuosos de distinta composición, el extracelular y el intracelular, regulando su composición. La mayoría de los fármacos y solutos liposolubles, cuando no están ionizados, atraviesan directamente la membrana celular por un proceso de difusión pasiva, que facilita el paso desde el medio donde se encuentra más concentrada a aquel en el que se encuentra más diluida. A la diferencia de concentración entre los dos medios se la denomina gradiente de concentración , y la difusión continuará hasta que este gradiente haya sido eliminado. Según la ley de Fick, la velocidad de este proceso será tanto más rápido cuanto mayor sea el gradiente de concentración y la liposolubilidad de la molécula y menor sea el tamaño de ésta. Las moléculas más hidrofílicas, como los iones, son inmiscibles en los lípidos de la membrana y para atravesarla requieren de mecanismos específicos de transporte. En algunos casos, los iones pasan a través de poros hidrofílicos denominados canales iónicos , y en otros se transportan a favor de su gradiente de concentración uniéndose a proteínas transportadoras o carriers. Ambos sistemas de transporte son pasivos y, por tanto, no consumen energía obtenida a partir de la hidrólisis del ATP producido por el metabolismo celular. Otras veces, el transporte de iones se realiza contra un gradiente electroquímico, desde la zona más diluida a la más concentrada, utilizando unas proteínas denominadas bombas iónicas. Esta forma de transporte es activa y requiere el gasto de energía procedente del metabolismo energético celular, que se obtiene, generalmente, de la hidrólisis del ATP. Todos estos mecanismos de transporte activo son responsables de la distribución asimétrica de iones a ambos lados de la membrana celular.
Sin embargo, la forma más eficiente de mover iones a través de la membrana celular es a través de los canales iónicos, el flujo de iones a su través a una velocidad muy superior a la de cualquier otro sistema biológico (108 iones/seg frente a 103 iones/seg de un transportador). El flujo de iones que atraviesa cada canal puede medirse como una corriente eléctrica, que es capaz de producir rápidos cambios en el potencial de membrana.
El potencial de acción celular que permite al cerebro pensar, al corazón latir y al músculo contraerse, es el resultado de una serie de cambios secuenciales reversibles en la conductancia de la membrana a distintos iones producidos en respuesta a cambios en el potencial eléctrico entre la célula y el medio que la rodea. Los iones son moléculas hidrofílicas que atraviesan la bicapa lipídica-hidrofóbica a través de estructuras especializadas, los poros o canales iónicos.
superficie de la membrana, formándose un canal que permite un acoplamiento eléctrico y metabólico entre células contiguas. La comunicación célula-célula de las conexinas (Cx) mediada por las conexinas es crucial en la propagación de los impulsos cardíacos. En resumen, los canales iónicos son responsables de la transmisión del impulso eléctrico y mecánico a través de los miocitos cardíacos.
Los canales iónicos cardiacos de Na+, Ca2+ o K+ son complejos heteromultiméricos formados por el ensamblaje de varias proteínas que se encuentran embebidas total o parcialmente en la membrana a las que denominamos subunidades. Los canales constan de una subunidad alfa que forma el poro hidrofílico que comunica los espacios intra y extracelular y permite el rápido paso de iones a través de las, que se ensambla con otras “subunidades accesorias o auxiliares” y con otras proteínas que interactúan con las proteínas formadoras del canal o que regulan su actividad. Sin embargo, los canales iónicos no son simples poros acuosos conductores, sino que, presentan (Figura):
los activados por receptores presentan menor selectividad y pueden, en muchos casos, conducir diversos cationes a su través.
Atendiendo a sus propiedades cinéticas (activación-inactivación), características farmacológicas y al estímulo que determina el cambio conformacional, podemos clasificar los canales iónicos en:
1. Canales activados por cambios de voltaje o canales voltaje-depencientes. Son aquéllos que modulan su estado (abierto o cerrado) en respuesta a cambios en el
embargo, muy a menudo esta división de los canales iónicos es artificial, ya que la despolarización de la membrana también puede producir la liberación de ligandos endógenos y activar los canales activados por receptores o mediadores intracelulares, mientras que muchos ligandos endógenos también pueden modificar el potencial de membrana y activar canales voltaje-dependientes.
Los canales iónicos activados por cambios de voltaje pueden adoptar durante el potencial de acción tres estados conformacionales: un estado conductor (abierto-O o estado activo) y dos no-conductores (inactivos-I y los estados de reposo R). El estado de reposo-cerrado no permite el paso de los iones, pero que pueden abrirse en respuesta a un estímulo específico. El estado abierto permite el paso de iones a su través, generando una corriente iónica (eléctrica) a través de la membrana. A nivel del potencial de reposo cardiaco, la probabilidad de apertura de algunos canales es mínima, es decir, que sólo un reducido número de canales puede abrirse al azar, pero sí pueden abrirse en respuesta a un estímulo adecuado. La despolarización celular produce la activación del canal, pero si la despolarización se mantiene, la probabilidad de apertura del canal disminuye como consecuencia del proceso de inactivación iniciado simultáneamente por el proceso de activación. Así el canal pasa al estado inactivo-cerrado desde el que el canal no puede volver a abrirse. Para que la apertura tenga lugar el canal debe volver al estado de reposo. Este paso del estado inactivo al de reposo, se denomina reactivación del canal y se produce durante la repolarización celular. Por tanto, la magnitud de la corriente que cruza la membrana depende de la densidad de canales, la conductancia del canal abierto y de cuánto tiempo el canal permanece en el estado abierto.
En un modelo de canal iónico activado por cambios de voltaje con dos compuertas (una compuerta de activación y otra de inactivación) ambas deben estar abiertas para que los iones puedan ser conducidos a través del canal. La apertura de la compuerta de activación ocurre durante la despolarización celular. La desactivación es el proceso opuesto, es decir, el cierre de la compuerta en respuesta a que el voltaje del interior celular se hace más negativo (repolarización). La inactivación es el cierre de la compuerta de inactivación que, al igual que la activación, ocurre en respuesta al hecho de que el voltaje dentro de la membrana se vuelve más positivo. La recuperación de la inactivación es lo opuesto a la inactivación. Por tanto, la inactivación y la desactivación hacen que disminuya la conductancia del canal, pero se diferencian en cuanto la inactivación se produce cuando el interior de la membrana se vuelve más positivo y la desactivación cuando el potencial de la membrana se vuelve más negativo.
El concepto clásico que hemos mencioando consideraba que los canales iónicos cardiacos son complejos heteromultiméricos formados por el ensamblaje de la subunidad α, que forma el poro hidrofílico, con una o más subunidades auxiliares. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho evidente que aunque el ensamblaje de las subunidades a puede formar un canal funcional, en la mayoría de los casos, el correcto funcionamiento del mismo requiere su localización específica en una zona determinada del sarcolema, su anclaje al citoesqueleto y/o su unión a proteínas que actúan de plataformas ( scaffold proteins ) y que ponen en relación al canal con otros canales, receptores o enzimas. Este conjunto de proteínas constituyen un “canalosoma” y representa la unidad estructural y funcional del canal iónico.