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Esta biografía detalla la vida y obra de albert ellis, el reconocido psicólogo estadounidense que fundó la terapia racional emotiva conductual (trec). Se explora su infancia, su desarrollo profesional, la evolución de su teoría y su impacto en el campo de la psicoterapia. El texto destaca la importancia de la trec como una herramienta para superar las dificultades emocionales y mejorar la calidad de vida.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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PAIDÓS Psicología Psiquiatría Psicoterapia
Emotiva Conductual
Leonor Lega Francesc Sorribes Montserrat Calvo
Leonor Lega, Francesc Sorribes y Montserrat Calvo
TERAPIA RACIONAL
EMOTIVA CONDUCTUAL
Una versión teórico-práctica actualizada
PAIDÓS Barcelona Buenos Aires México
Recuento personal
Una mañana, durante la primavera de 1981, yo (Leonor Lega) crucé por primera vez el umbral de la antigua mansión situada en la calle 65, entre Madi- son Avenue y Park Avenue, que, entre 1965 y el otoño de 2013, albergó el Al- bert Ellis Institute de Nueva York Una escalera en forma de caracol me llevó a la segunda planta, donde, a mano derecha, se encontraba una amplia habita- ción, el despacho del doctor Albert Ellis, fundador de la Terapia Racional Emotiva Conductual en 1955, quien me había citado para entrevistarme como posible candidata al programa de posdoctorado Ese fue el comienzo de una relación profesional y de amistad que duraría hasta el día de su fallecimiento El presente capítulo incluye datos y anécdotas de experiencias compartidas y entrevistas a Albert y a personas muy allegadas a él, que he ido recopilando durante todos estos años
Doctor Albert Ellis: «el gen de la eficiencia»
Albert Ellis nació el 27 de septiembre de 1913 en Pittsburgh (Estados Unidos), pero creció en el Bronx, Nueva York. Fue el fundador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), que hoy cuenta con institutos en más de quince países, y es autor de alrededor de ochenta libros y ochocientos artículos, cuyos detalles específicos se encuen- tran en la bibliografía de este capítulo (véase pág 42) Fue considerado por los miembros de las Divisiones 12 (Clinical Division) y 17 (Counseling Division) de la APA (American Psychological Association) como la segunda figura de mayor influencia en el campo de la psicología clínica del siglo xx, con Sigmund Freud en el tercer lugar y Carl Rogers en el primero
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A los 93 años y tras una larga enfermedad que le obligó a ser hospitalizado por un tiempo, pidió regresar a su apartamento pocos días antes de morir, en el sexto piso del Albert Ellis Institute, situado en el número 45 E de la calle 65 en Manhattan, en Nueva York, donde falleció en la madrugada del 24 de julio de 2007
Su familia
Albert Ellis fue el hijo mayor de Henry Groots, quien había nacido cerca de Vineland, Nueva Jersey, de padres procedentes de Rusia, probablemente de Moscú, donde su bisabuelo fue, al parecer, un rabino importante. En 1915, su padre cambió el apellido de Groots por el de Ellis, extraído de la guía telefóni- ca, porque creía que su nombre era difícil de pronunciar y no le favorecería en sus negocios. Su madre, Hettie Hanigbaumn, nació en Filadelfia. Su abuelo materno había nacido en Alemania, pero creció en Cracovia (Polonia), y su abuela materna, también era alemana; ambos eran judíos. Ellis tenía dos her- manos: Paul, un año y medio menor que él, y Janet, cuatro años menor que Albert
Ellis bromeaba con su madre diciéndole que se consideraba un hijo «me- dio ilegítimo» porque, aunque sus padres mantuvieron una relación amorosa durante casi diez años, solo decidieron casarse cuando Hettie estaba embara- zada de seis meses de Albert Ellis también se consideraba «medio huérfano», pues sus padres no esta- ban casi nunca con ellos. No se ocupaban demasiado de sus hijos, eran poco
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con Rose, la mejor amiga de su madre. Al descubrirse esta relación se divorcia- ron cuando Albert tenía 12 años Henry se casó con Rose en segundas nupcias y se fueron a vivir a Manhattan Su padre murió a los 80 años Con su hermano menor, Paul Ellis, tuvo una relación estrecha a lo largo de su vida. Cuando Albert tenía unos 75 años, Paul falleció y está pérdida le afec- tó mucho Estaban muy unidos Paul heredó la capacidad de hacer dinero de su padre y le organizó a Albert el aspecto financiero. Fue él quien le aconsejó que registrase el instituto como organización sin ánimo de lucro, en lugar de como una empresa propia. Le gustaba jugar al ajedrez, y fue campeón nacional amateur del mismo A su hermana menor, Janet Ellis, la recordaba como a una chica con pro- blemas emocionales y no se llevó bien con ella hasta los 16 años, cuando Al- bert decidió aceparla tal y como era y dejó de sentir hostilidad hacia ella Su hermana falleció también antes que él
De 1913 a 1924. La infancia (hasta los 12 años)
Aunque Albert no recordaba haber tenido problemas de salud especiales antes de sufrir una neumonía y tener una afección de riñón a los 5 años, su madre Hettie le dijo alguna vez que él había sido un bebé físicamente débil, propenso a los cólicos, y que lloraba a menudo. Su hermano Paul también lo recordaba como delicado y «enfermizo» y no olvidaba las advertencias de su madre para que no pusiese a Albert en situaciones de estrés físico Cuando Albert tenía 4 años, sus padres se mudaron con sus hijos a la ciu- dad de Nueva York. Con su peculiar forma de ser, él recordaba que al comien- zo no estuvo de acuerdo « pues nunca me consultaron antes de tomar la de- cisión». La nueva residencia se encontraba entre la calle 183 y Andrews Avenue, en el Bronx El resto de la familia se quedó en Pittsburgh Albert Ellis fue un niño superdotado e hiperactivo Inicialmente ingresó en la escuela pública PS-7, en el Bronx, donde, pasadas unas pocas semanas, le adelantaron de primero a segundo año de primaria al ver que leía perfectamen- te a pesar de tener solo cinco años y medio Él recordaba haberse ido a casa llorando por este cambio, pues estaba encantado con la profesora del primer grado. Más tarde, cuando sus padres cambiaron de residencia a otro piso, tam- bién en el Bronx, situado en 2615 University Avenue, cerca de la calle 190, Albert fue a un nuevo centro educativo público, el PS-33. Las matemáticas se
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convirtieron en una de sus asignaturas favoritas entre los 7 y los 12 años y siempre estuvo en una sección especial para alumnos brillantes, lo que le per- mitió mantenerse al día a pesar de haber estado hospitalizado durante perío- dos muy largos por problemas de salud Algunas anécdotas curiosas provienen de esa época: la primera fue su pre- ferencia por subir los escalones de la entrada de dos en dos, de tres en tres o del máximo número posible, pero siempre en segmentos iguales. Muchos años más tarde, en mayo del 2000, en una entrevista con Leonor Lega, Ellis aceptó que: «... este patrón fue un poco obsesivo-compulsivo, pero en esa época no creía que de no poder llevarlo a cabo sería el fin del mundo...; solamente resul- taba incómodo». La segunda anécdota refleja su curiosidad temprana por el sexo, ya que durante la misma entrevista habló de su preferencia por ir con sus compañeros a la quinta planta de la escuela, donde antes habían tenido la clase de gimnasia las niñas, «... pues podían olerlas, aunque ya no estuvieran presentes». Este interés también se manifestó en juegos sexuales infantiles, donde en otra ocasión, con casi 6 años, fue descubierto por sus padres y los padres de Ruthie, una niña de su misma edad y vecina del barrio, mientras, desnudos y, habiéndose confesado su amor mutuo, se exploraban sus genitales en la habi- tación de Albert. Los padres reaccionaron con calma, pero las madres se pu- sieron histéricas. De esta experiencia, Albert recordaba haberse dado cuenta de que en un futuro debía aprender a ser más discreto Nunca volvió a ver a Ruthie, pues su familia se mudó casi inmediatamente después del incidente. Entre los 5 y los 7 años, a causa de una nefritis, Ellis debió permanecer en el Presbiterian Hospital de Nueva York durante largos períodos de tiempo (en alguna ocasión, hasta diez meses seguidos). En total, en esos años fueron unas ocho hospitalizaciones, y el hospital se convirtió en el centro de su «vida social». Recordaba que una vez, después de apagarse las luces, Albert, junto con otros veinte niños y niñas hospitalizados en la misma sala, jugaban a alumbrar con linternas sus cuerpos desnudos, uno por uno y por algunos segundos, hasta que las enfermeras los descubrieron y prohibieron el uso de las mismas También descubrió que si apretaba sus genitales contra las barras de la cama del hospital podía conseguir una sensación de excitación Luego lo corroboró también en el colegio con las sogas de escalar. En esa época, en el hospital, se enamoró perdidamente de Gloria, quien ocupaba la cama contigua, y a quien tampoco volvió a ver nunca después de ser dado de alta, pero durante muchísimo tiempo la recordó como objeto principal de sus fantasías amorosas, mucho más grati-
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mucho tiempo después que la razón principal del insomnio es la preocupación y que la preocupación más frecuente en los insomnes es la de no poder dormir Una estrategia posterior que le ayudó a conciliar el sueño fue el ruido de la televisión cuando no había programación o el de una radio mal sintonizada
De 1925 a 1931. La adolescencia (12-18 años)
A los 12 años sus padres se divorciaron. Albert, su madre y sus hermanos siguieron viviendo en la calle 183 y Andrews Avenue, en el Bronx, y su padre se mudó al West End Avenue, en Manhattan. Ya en esa edad le seducía la idea de escribir y no paró de hacerlo hasta su muerte. Pensó en ser escritor (y sin duda lo logró), pero no en el campo que deseó inicialmente, cuando quería convertirse en el «Gran Novelista America- no». Debido a sus limitaciones físicas y a su delgadez, fue un joven que se incli- nó más por las aficiones intelectuales que por las deportivas. Siendo adoles- cente, prefirió actividades como caminar y pensar, y también el ajedrez y el bridge Las pruebas psicométricas de la época indicaron que tenía un coeficiente intelectual alto Aunque de joven fue religioso, se volvió ateo cuando estaba estudiando hebreo y se preparaba para su bar mitzvah. Tuvo su primera y única relación homosexual con su hermano Paul a los 13 años. También en esa edad, Albert experimentaba una erección casi perpe- tua y temía que otros se dieran cuenta y le despreciaran por ello A los 15 años controló sus erecciones mediante la masturbación. Lo hacía dos veces por día, y al principio pensó que era un adicto a la masturbación y se sintió culpable por ello Entonces empezó a ir a la biblioteca y pronto se percató de que «no era un estúpido por actuar estúpidamente» (autoaceptación incondicional) e incluso que la masturbación era buena, aunque fuera frecuente, y dejó de sen- tirse culpable También descubrió el froteurismo casualmente y lo practicó hasta los 24 años en el metro y los ascensores Dejó de hacerlo cuando empezó a tener relaciones sexuales normales con Karyl, su primer amor. A los 16 años leyó muchos libros de Freud y sus discípulos. Iba, entre otras, a la famosa biblioteca pública de la calle 42 de la ciudad de Nueva York. Aunque en aquel entonces consideraba el psicoanálisis como algo «dogmático
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y poco científico», recordaba que le ayudó a liberarse y a pensar en formas de sexo no coercitivo, y también a tratar su problema de eyaculación precoz. En su adolescencia padeció una fuerte fobia social Raramente hablaba en público, solamente con amigos íntimos. Era muy callado y reservado. Tenía mucho miedo a hablar en público y con las mujeres Durante esta época sucedió un incidente que marcaría su interés por la música. Debió permanecer solo durante un mes en un hotel en Manhattan, el Empire Hotel, entre Broadway y la calle 63 Oeste, ya que su hermano Paul estaba enfermo y podía contagiarle Su padre se ocupó de pagar todos los gastos. Durante ese mes, Albert asistió a los musicales de esta zona llena de teatros y, a los 17 años, decidió componer sus propias letras y canciones para realizar su sueño adolescente de convertirse en músico En una fiesta, recordaba, conoció a un amigo que quería ser profesor de filosofía y la idea le empezó a interesar. Leyó a Confucio, Buda, Epicuro, Epic- teto, Marco Aurelio y otros filósofos antiguos; también pensadores modernos como Spinoza, Kant, Hume, Emerson, Thoreau, Santayana, Dewey y Russell. Además, leía a escritores como Byron, Shelley, Dostoievski, H. G. Wells, Geor- ge Bernard Shaw, Upton Sinclair, Theodore Dreiser, Edgar Lee Masters y otros A los 16 años empezó a llevar un diario en el que anotaba sus desacuer- dos con filósofos famosos, pero no insistía en que él tenía razón y ellos esta- ban equivocados, sino en que, simplemente, estaba de acuerdo o en desacuer- do con ellos Además, empezó a interesarse por la psicología. En aquel entonces, en este campo todo lo que había se reducía al entrenamiento psicoanalítico (Freud, Jung, Adler, Horney) y los experimentos de Watson. Finalmente, Ellis acumuló una gran cantidad de conocimiento, y sus amis- tades comenzaron a pedirle consejos por considerarlo un «experto» en el tema del sexo y las relaciones amorosas. Manny Birnbaum, su amigo de infancia, recordaba que Ellis estaba frecuentemente rodeado de jóvenes de su edad en los Jardines Botánicos del Bronx, discutiendo temas «de moda», como el ma- trimonio con contrato renovable cada cinco años
De 1932 a 1938. La juventud (19-25 años)
A partir de los 19 años empezó a tener problemas de visión Le escocían mucho los ojos y tenía que mantenerlos cerrados por un tiempo Quizás eran
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mujeres, treinta se fueron del lugar cuando intentó iniciar una conversación, pero sostenía que se había quedado con cien de ellas, «... lo que era una muestra de peso para un estudio científico». Solo consiguió acordar una cita posterior con una de ellas, cita a la cual ella no se presentó. Sin embargo, Ellis añadió que « dicha experiencia también me ayudó a dejar de sentir vergüenza y a superar mi temor a hablar con las mujeres». A los 20 años, en su época revolucionaria, trabajó para Nueva América, un grupo político radical de Nueva York que promovía un sistema económico colectivista, contrario al comunismo soviético. Por entonces escribió una obra de divulgación en tres volúmenes sobre El capital de Karl Marx, pero al final se desilusionó del comunismo en general y vio que la mayoría de sus miembros tenían problemas personales serios También en 1933 empezó a escribir un manuscrito de mil páginas, A His tory of the Dark Ages: The Twentieth Century (Historia del oscurantismo: el siglo xx ) , donde hablaba de la irracionalidad humana; y otro manuscrito titulado Youth Against the World (La juventud contra el mundo) Estos manuscritos nunca se han publicado Entre los 18 y los 28 años escribió veinte manuscritos del tamaño de un libro, novelas, obras de teatro, poemas y ensayos. Muchos de ellos eran «demasiados sexuales», y fueron rechazados por los editores y tampoco se publicaron Sus ocupaciones profesionales iniciales fueron la contabilidad y la admi- nistración de empresas Su primera aventura en el mundo empresarial fue crear un negocio con su hermano Paul Ellos se encargaban de buscar en tiendas de saldos pantalones que hicieran juego con las chaquetas de sus clientes. En 1937, a los 24 años, ya dirigían una firma novedosa. Un año antes, en 1936, con 23 años, conoció a su primer amor: Karyl Corper, de 19. Fue una relación tormentosa, dado que un día estaba con él y al otro con otros hombres. Ella tenía problemas emocionales, pero Albert recor- daba que había mucho sexo en la relación. Para conquistarla, le escribió una carta de veinte páginas explicando las razones por las que quería casarse y las ventajas que esto supondría para ella El hermano de Karyl se opuso y rompió la carta porque había «demasiado sexo» en ella. Una noche, Albert, atormenta- do con la situación, estuvo paseándose largamente por el Jardín Botánico del Bronx, y empezó a reflexionar y al final concluyó que «... podía desearla pero no tenía que necesitarla». Cuando se lo transmitió a Karyl, ella encontró la idea extraordinaria y accedió inmediatamente a casarse en secreto Albert tenía en- tonces 27 años y, como carecían del dinero para vivir juntos, la relación solo
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duró un año, durante el cual mantuvieron una «relación abierta», siendo ambos libres de frecuentar otras parejas sexuales Aunque durante toda su vida Albert dijo no tener hijos, en realidad tuvo tres con Karyl (ella tuvo un total de cinco hijos, a quienes crio en una relación matrimonial con otro hombre). Ellis contribuyó con su esperma, pero con una advertencia previa, la de no ejercer nunca el rol de padre. Fue exclusivamente un acto de fecundación, ya que en aquella época no había clínicas de fertilidad. Siempre mantuvieron una buena relación y siguieron viéndose durante toda su vida Karyl murió en el año 2000 a los 81 años Durante su relación con Karyl, Ellis le dijo en una ocasión: «... Voy a hacer de mi vida una obra de arte» (y, sin duda, ¡Albert Ellis lo logró!).
De 1939 a 1954. El psicoanalista y sexólogo (26-42 años)
A los 26 años (1939) empezó a escribir diversos artículos sobre el sexo, el amor y el matrimonio de manera objetiva y abierta, porque se vendían muy bien y quiso promover la «revolución sexual y familiar». Puesto que muchos de sus amigos empezaron a pedirle consejos, Ellis descubrió que le encantaba ejercer de asesor tanto como escribir, y creó el Instituto LAMP (Love and Marriage Problems Institute), dedicado a la inves- tigación y la ayuda en los problemas amorosos y matrimoniales Devoraba entre treinta y cincuenta libros al día, mediante la lectura rápida, y empezó a recopilar material y a escribir su «obra maestra» titulada: The Case for Promiscuity (Caso a favor de la promiscuidad) , pero resultó ser demasiado liberal para ser publicada Kinsey había empezado la investigación sobre el sexo solo un año antes En 1941, con 28 años, conoció a Gertrude, de quien se enamoró profun- damente Tenían diferencias con respecto a la convivencia Ella era muy socia- ble y quería organizar fiestas cada semana; Ellis prefería trabajar con sus pa- cientes Como el abogado que llevó el proceso de divorcio con Karyl le aconsejó titularse para ejercer la profesión de psicólogo, Albert asistió a tres cursos du- rante el verano que le permitieron ingresar en el programa de formación del Teachers College, en la Universidad de Columbia, en 1942. Se graduó en Psicología en 1943, con 30 años, y empezó los estudios de doctorado y a trabajar como psicólogo profesional
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Albert Ellis recuerda una anécdota que le sucedió cuando trabajaba en Nueva Jersey. En una ocasión, escribió un libro donde se trataba la agresión sexual, y para ello contó con la colaboración de un psiquiatra, pero fue Ellis quien realizó prácticamente todo el trabajo. Cuando decidió publicarlo, puso el nombre del psiquiatra en segundo lugar Este se enfadó y se quejó al famoso Sandford Bates, el entonces director del Departamento de Recursos Huma- nos Bates le dijo a Ellis que debía poner el nombre del psiquiatra en primer lugar y le amenazaron con acusaciones falsas, entre ellas, la de que no tenía autorización para trabajar en el estado de Nueva Jersey. Ellis se mantuvo firme en su decisión de situarlo en segundo lugar y acabó abandonando el hospital Creía que llevaba la razón y sabía de lo injusto del proceso, pero no estaba enfurecido; solo pensaba que se habían comportado injustamente (aceptación incondicional hacia los demás) Ellis intentó publicar varios de sus escritos sobre el sexo y el amor, pero el fuerte clima de censura en Estados Unidos a finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta hizo que las editoriales rechazasen todo lo relacio- nado con el tema sexual. Por ejemplo, periódicos como The New York Times rehusaban publicar anuncios de libros sobre sexualidad, aunque fuesen estu- dios clínicos o científicos. No fue hasta 1951, con 38 años, cuando publicó su primer libro, The folklore of sex (El folclore del sexo), donde abordaba la sexualidad con una actitud liberal En 1952, a los 39 años, decidió dedicarse de lleno a la práctica clínica y vivir solo de los ingresos obtenidos en la consulta privada En esa época eran pocos los psicólogos que podían hacerlo Durante estos años como psicoanalista intentó en vano reformular el psi- coanálisis en términos científicos. Frustrado por lo que percibía como una ineficiencia del método psicoanalítico, al que consideraba más perjudicial que beneficioso, Ellis comenzó a aplicar a sus pacientes la misma estrategia que había utilizado consigo mismo. Combinó ideas procedentes de la filosofía y del conductismo «clásico» con su propio estilo activo-directivo para la resolu- ción de problemas. Fue así como formuló su propio modelo, una psicoterapia más corta en el tiempo: redujo el número y el estilo de sus sesiones con los pacientes reemplazando las cuatro o cinco veces por semana en «el diván» por una o dos veces por semana cara a cara De esa época proviene una anécdota curiosa: durante una sesión, cuando una paciente describía su miedo a su jefe, figura masculina tradicional que le recordaba a su propio padre, Ellis exclamó: «Pero ¡si tu padre ya está muer-
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to...!», a lo que ella respondió: «Entonces no es mi padre sino ¿lo que yo recuer- do sobre él?». Ellis sostenía que en ese momento nació de manera no oficial la actual Terapia Racional Emotiva Conductual o TREC (inicialmente llamada Terapia Racional) Los «resultados» terapéuticos de sus pacientes mejoraron, y antes de que terminase el año 1953, Ellis, con 40 años, les pidió que le llamaran «psicoterapeu- ta» y dejasen de referirse a él como «psicoanalista». Trató de convencer a quienes le llamaban por teléfono para solicitar sus servicios que considerasen esta nueva práctica que estaba desarrollando, enfocada en la resolución activo-directiva de los problemas, una forma de terapia corta en lugar de un psicoanálisis. Ese mismo año padeció también su primera enfermedad en la vida adulta: la diabetes. Tuvo que cambiar la dieta, pues ponía en el café cuatro cucharadas de azúcar y le gustaban mucho los pasteles; además, empezó a tomar medica- ción durante un año. Debido a los efectos secundarios de la misma, adelgazó mucho Decidió entonces controlar su diabetes comiendo bocadillos de crema de cacahuete doce veces al día y a pincharse a diario A lo largo de su vida tuvo varias reacciones severas de hipoglucemia y en varias ocasiones lo trasladaron en ambulancia al hospital En 1954, con 41 años, publicó su segundo libro: The American Sexual Tra gedy (La tragedia sexual norteamericana). Por aquel entonces, Ellis había publicado al menos 46 artículos sobre sexo, amor y matrimonio, además de dos libros y dos antologías Fue también el editor estadounidense del pionero International Journal of Sexology ; también ese año, empezó a agrupar sus conocimientos psi- cológicos y filosóficos, y a destacar la importancia de la cognición y el lengua- je en la producción de neurosis
De 1955 a 2007. Su etapa como terapeuta racional-emotivo (42-93 años)
En enero de 1955, con 42 años, Ellis le dio formalmente el nombre de Terapia Racional (Rational Therapy) y sentó las bases de su nueva psicoterapia en el artículo: «New approaches to psychotherapy techniques» («Nuevos enfo- ques de las técnicas psicoterapéuticas»). Aunque desde sus inicios empezó por llamarse «terapeuta racional», siempre incluyó técnicas filosóficas junto con otras técnicas experienciales, emocionales y conductuales. Al principio, solo Albert Ellis practicaba la TREC, pero más tarde la expli- có a unos pocos amigos psicoterapeutas y, a partir de 1956, empezó a enseñár-