Parece que fue ayer cuando empezamos este recorrido por la facultad
de medicina, ese primer día de pre-medico dónde sin conocernos
queríamos crear nuevos lazos de amistad .
Dónde anatomía e histologia y bioquímica fue un compendio que
absorbía nuestro tiempo, luego fisiología y farmacología dónde
empezábamos a adquirir capacidades para memorizar largos
contenidos y poder sobrevivir a los practicos de clínica. Hasta
finalmente tener contacto con el paciente en la rotación hospitalaria. Y
es ese momento donde sientes que no puedes más, recuerda a esa
persona que ha creído en ti, Tu madre quien te consuela cada vez que
te va mal en una revista o en el seminario, esa que cree en ti y sabe que
llegaras lejos.
Recuerda a ese padre que ha trabajado para que hoy estés aquí, que
quiere que tengas la vida que quizás el no pudo tener y el que te ama
incondicionalmente aunque no lo diga a diario.
Recuerda a ese hermano que se preocupa por ti, que no dudaría de un
consejo tuyo. Y que siente la felicidad de este pregrado como si fuese
de él, que haría lo necesario para verte feliz.
Ten presente ese amor de los abuelos que orgullosamente ya dicen que
tienen su médico privado, su nieta o nieto, que te han brindado ese
cariño y apoyo cada día de tu vida. Esa tía que te siente como un hijo
más esos amigos que te sacan una sonrisa y te llevan café cuando estás
de postguardia.
