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Tipo: Apuntes
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Resumen
Los berrinches, también llamados conductas emocionales de tipo disruptivo o rabietas, que por lo general se manifiestan a través de enfado, disgusto o llanto exagerados, representan un fenómeno universal que debe ser atendido de manera temprana durante la infancia (Solter, 1992, citado en Mireault & Trahan, 2007), ya que tienen una correlación directa con el desarrollo de trastornos emocionales y de la conducta más graves (Kann y Hanna, 2000; Needlman, Stenvenson y Zuckerman, 1991; Sanson y Prior, 1999, citado en Mireault & Trahan, 2007). En el trabajo que aquí se expone, se muestran los resultados de un programa de intervención cognitivo conductual para tratar las rabietas de un niño de 5 años, quien con el apoyo de sus padres, responde de forma efectiva a técnicas de modificación de la conducta basadas en el reforzamiento positivo. Aunque el programa fue breve, es un ejemplo de los alcances que pueden tener los efectos de un programa de intervención cognitivo conductual.
Palabras clave: Berrinches, Infancia, Extinción, Reforzamiento, Estilo parental.
Abstract
Tantrums, also called disruptive-type emotional behaviors or temper tantrums, which usually manifest through exaggerated anger, disgust, or crying, represent a universal phenomenon that must be addressed early in childhood (Solter, 1992, cited in Mireault & Trahan, 2007), since they have a direct correlation with the development of more serious emotional and behavioral disorders (Kann and Hanna, 2000, Needlman, Stenvenson and Zuckerman, 1991, Sanson and Prior, 1999, cited in Mireault & Trahan, 2007). In the work presented here, the results of a program of cognitive behavioral intervention to treat tantrums of a child of 5 years, who with the support of their parents, responds effectively to techniques of behavior modification based on in positive reinforcement. Although the program was brief, it is an example of the scope that can have the effects of a program of cognitive behavioral intervention.
Keywords: Tantrums, Childhood, Extinction, Reinforcement, Parental style.
Cómo citar este artículo
Espinoza, O. (2014). Resultados de un Programa de Intervención Cognitivo Conductual para Eliminar las Rabietas de un Niño de 5 Años. Revista electrónica en Ciencias Sociales y Humanidades Apoyadas por Tecnologías, 3(6), 76-91.
Este documento tiene una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4. Internacional (CC BY-NC-ND 4.0). Usted es libre para compartir, copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato mientras respete los términos de la licencia.
Revista electrónica en Ciencias Sociales y Humanidades Apoyadas por Tecnologías. Vol. 3, Núm. 6, 76-91, 2014. Espinoza. Resultados de un Programa de Intervención Cognitivo Conductual para Eliminar las Rabietas de un Niño de 5 Años.
Una de las dificultades que se están dando en el proceso de incorporación de las nuevas tecnologías a las tareas didácticas en los diferentes niveles educativos hace referencia a la forma de llevar a cabo la formación del profesorado de los distintos niveles. Los berrinches, también llamados conductas emocionales de tipo disruptivo son una respuesta conductual caracterizada por el estallido brusco de una excitación psicomotriz (llanto, gritos, pataletas, golpes, insultos, tirar o aventar objetos, etc.) ante un evento que lo provoca, constituye una manera de dar salida al sentimiento de rabia o frustración. Dice Bath (Mireault & Trahan, 2007) que la causa de esta respuesta emocional se debe a que el niño no sabe cómo controlar sus impulsos emocionales, lo cual desemboca en una aparente pérdida de autodominio. Por otro lado, dice Rodriguez (2005) que el berrinche surge ante la sensación de impotencia, sobre todo cuando algún miembro de la familia contraria los deseos o ilusiones del menor. El pediatra- nefrólogo Cristian Urbina (Sánchez, 2001) confirma que los berrinches no sólo tienen que ver con el desarrollo de la personalidad del niño (ya que se hallan en la etapa de egocentrismo y de negativismo) sino que hay factores que los favorecen como la sobreprotección, una disciplina estricta y rígida, el cansancio de los padres, el mal humor, entre otros. Según Alain Train (2004) el berrinche, a diferencia de otras conductas no se aprende, sino que es una forma de comunicación en una etapa del desarrollo del niño para expresar sus necesidades, aunque desde el enfoque de la psicología conductual, toda conducta está condicionada El berrinche se observa en los niños de todas las culturas, pero no todos los presentan. El berrinche aparece entre el año y medio y los 3 años de edad, y aumentan en la medida que el niño amplía su territorio propio, y los límites y reglas que impone la sociedad frustran su realidad inmediata. (Rodríguez, 2005). No obstante, ciertos investigadores han señalado que los berrinches no siempre se manifiestan por enojo o frustración (Mireault & Trahan, 2007), puesto que padres de familia y peritos del cuidado infantil han observado que los niños se hallan más propensos a hacer berrinche cuando están fatigados, excesivamente estresados o se encuentra una desviación de la rutina normal del niño. Speltz, McClellan, Deklyen y Jones (1999, citado en Mireault & Trahan, 2007) encontraron que el 25 % de niños de 5 y 17 años de edad que habían sido diagnosticados con Trastorno de Desafío y Oposición, del cual el berrinche es un síntoma central, eran niños muy ansiosos, así mismo Leung y Fagan (1991, citado en Mireault & Trahan, 2007) descubrieron que el berrinche puede ser una forma de afrontamiento para niños que son agresivos o ansiosos. Es importante tener en cuenta que los niños que presentan berrinches constantes, están expresando un sentimiento de omnipotencia, con el llanto, los golpes, los gritos o los insultos, están demostrando a los adultos que pueden obtener concesiones (Rodríguez, 2005). Otra forma de berrinche es el capricho y las explosiones coléricas, que se presentan entre los dos años, y pueden prolongarse toda la infancia y la adolescencia. Sus características psicológicas son empecinamiento, llevar la contraria, volverse obstinados, gritos desmesurados, lanzamiento de objetos, ataques físicos. Estás crisis, de acuerdo con Rodríguez (2005) son el reflejo de la
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de hacer berrinches siguiendo esta condición. Como se observa, se entrenó a los padres para no ceder ante el berrinche de la niña y se reforzó diferencialmente al tocar y emitir una conducta alternativa. Se reconoce también, que el castigo (Mireault & Trahan, 2007; vanguardia
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mirada, una sonrisa, recompensas, privilegios, establecer contacto físico, jugar, etc. El reforzador negativo busca incrementar la frecuencia de una respuesta por medio de la eliminación de un evento aversivo inmediatamente después de que se ejecuta la respuesta deseada. E. Castigo. Es la presentación de un evento aversivo, o la eliminación de un evento positivo subsiguiente a una respuesta, que disminuye la frecuencia de esa respuesta (Kazdin, 1978) Incluye pérdida de privilegios. F. Técnicas de relajación. Son un conjunto de procedimientos cuyo antecedente son las técnicas de relajación progresiva de Jacobson (1929) y la relajación autógena de Schultz (1932). Su propósito es disminuir estados de ansiedad, ira, agresividad, estrés, mediante la distensión y tensión de los músculos, en el caso de niños, les ayuda a estar más tranquilos y a controlar sus impulsos negativos. Una forma de trabajar la relajación con niños es a través de cuentos que pueden ser vividos como un juego. (Banús, 2012; Guillaud,
Objetivo
Se Diseñó y aplicó un programa de intervención psicológica para modificar la conducta disruptiva del berrinche en un menor de 5 años desde el enfoque cognitivo conductual. Se entrenó a los padres del menor en el manejo de técnicas de modificación de la conducta con la finalidad de que hicieran una correcta aplicación del programa de intervención.
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Fase B: Intervención****.
Antes de proceder a la aplicación, se explicó a los padres las técnicas que permitirían modificar la conducta del menor, y se comentó la importancia de su apoyo para lograr un cambio en el comportamiento del niño. Los padres implementaron el programa de intervención durante tres semanas. Los padres llevaron un registro del comportamiento a modificar durante la intervención. Se supervisó la correcta aplicación de la intervención cada tercer día, para identificar posibles errores de los padres o del mismo programa y por lo tanto, en caso necesario replantear la intervención.
Fase A: Evaluación de la intervención****.
Durante la 5ta. Semana se dejó de aplicar el programa y se registró el comportamiento sin la intervención para identificar si hubo cambios o no. ( al 25 de noviembre del 2012). •Se analizaron los resultados y se presentó un informe final.
RESULTADOS
Toma de línea base: la madre observó y registró las conductas inapropiadas, relacionadas con el berrinche (llorar, gritar, pegar, lanzar objetos, jalonear) del niño Gustavo Cuevas, durante la semana del 22 al 28 de octubre del 2012 en un formato que se le entregó el día 22 de octubre. Los resultados de la línea base se exponen a continuación:
Figura 1. Línea base
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Como se observa en la gráfica, las conductas inapropiadas como el llorar se presentaron dos veces a la semana (28%) con una duración de 5 minutos aproximadamente, el motivo de estas conductas según referencia la madre se deben a que no le compró un juguete o no se le dio algo cuando se lo pidió a esta última a la salida de la escuela. La conducta del pegar, aunque tiene una frecuencia menor que el llorar, también se presentó durante la semana, cuando el menor interrumpió una plática entre la madre y su hermana, para pedirle algo y al no obtener la respuesta inmediata, con el puño cerrado le pegó en el brazo (14%). La conducta de gritar y lanzar objetos se presentaron, pero no están relacionados con el berrinche del menor, sino que son conductas de su juego, ello lo comentó la madre durante la revisión de la línea base. Intervención: Identificación, observación de conductas y aplicación de técnicas de modificación de la conducta. La puesta en marcha de la intervención dio inició el día 29 de Octubre del presente. Durante la primera semana se observó que el niño estaba respondiendo al tratamiento. Cuyos resultados se veían favorables, pues no había presentado ningún tipo de berrinche, tal como lo evidencia el registro de economía de fichas siguiente.
Figura 2. Formato de registro de economías de fichas
Como se observa en la tabla, la madre ha colocado caras sonrientes que indican el buen comportamiento del menor durante la semana del 29 de octubre al 4 de noviembre del 2012. No obstante, durante la semana del 5 al 11 de noviembre el niño presentó en dos ocasiones el berrinche (28%). El cual fue motivado porque no se le permitió jugar con los primos, cuando le estaban llamando para comer, en este caso su enojo se presentó pegándole a la tía de forma espontánea y poniéndole cara de enojado y llorando al mismo tiempo (durante un minuto) cuando ésta fue por él al cuarto de los primos, y también se presentó en la escuela cuando un compañero de su clase no le quiso prestar un juguete, y su enojo lo mostró con llanto exagerado, por consecuencia la madre volvió a registrar el mal comportamiento. Para estas ocasiones la madre aplicó sanciones como no dejarlo ver la televisión, se habló con el pequeño y se le invitó a mejorar su comportamiento al mismo tiempo que hizo el registro de economía de fichas. En la tercera semana presentó este comportamiento disruptivo en una ocasión (14%) debido a que en la escuela se rehusó a trabajar en el salón de clases y le cruzó los brazos a la maestra, ya que no le permitió salir a jugar. La madre apuntó en su registro que platicó con el menor y repitió la sanción de no dejarlo ver televisión desde la llegada del colegio hasta irse a la cama, al mismo tiempo que le hizo saber que no quería que se continuaran manifestando las conductas, pues le estaban restando caras sonrientes.
Revista electrónica en Ciencias Sociales y Humanidades Apoyadas por Tecnologías. Vol. 3, Núm. 6, 76-91, 2014. Espinoza. Resultados de un Programa de Intervención Cognitivo Conductual para Eliminar las Rabietas de un Niño de 5 Años.
Figura 4. Se muestra la comparación de los resultados de las diferentes etapas de la intervención
En esta gráfica de comparación de resultados se observa la frecuencia con la que aparecieron las conductas del berrinche: jalonear, pegar, llorar, gritar y lanzar objetos en la línea base 1 con color azul, cuya frecuencia oscilaba entre el 28% y el 14%, mientras que de color rojo está el registro de las conductas que de igual manera se manifestaron durante la intervención pero con una relativa disminución al 14% y por último el registro de línea base 2 de color verde, donde se identifica que no aparecieron las conductas (0%). Por tanto se deduce que hubo efectividad en el tratamiento.
Análisis y Discusión
El diseño de un solo caso (tipo ABA) representa uno de los métodos experimentales con mayor frecuencia utilizados en las terapias psicológicas de enfoque conductual y operante. Tienen la ventaja de que establecen relaciones causa- efecto sobre una conducta problema antes y después de una intervención psicológica. Para el asunto que nos ocupó, el berrinche del menor X, permitió hacer mediciones sobre la frecuencia de las conductas relacionadas con el berrinche, ubicar los motivos, el modo en que actuaban los padres ante la conducta disruptiva en la línea base y posteriormente medir la efectividad del tratamiento, además de ir acompañando a los padres en el proceso de la intervención. En un principio se pensó que la conducta del menor era producto de un escaso control de las emociones, tal como lo afirmaba la madre en la entrevista inicial y como lo confirmaba García (2003) al decir que el berrinche se relaciona con la frustración, con un ira reprimida, con agresión al no poder ejecutar un plan de acción acerca de los deseos de los infantes , pero conforme se fue observando al menor de forma indirecta durante el proceso de registro de línea base, durante la intervención, y se indagó sobre la etiología de la conducta problema, se ubicó que el berrinche estaba relacionado con un estilo de crianza sobreprotector y con ausencia de límites por parte de la madre. Ello en parte originado por una breve separación que la madre y el pequeño vivieron después de 2 intervenciones quirúrgicas realizadas al menor a la edad de 3 años, y donde la madre aprendió a ceder ante el llanto del niño, porque le recordaba
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el sufrimiento del pequeño cuando le fue arrebato de sus brazos por los médicos del hospital. Este aspecto, representó por consiguiente un reto que consistía en entrenar a los padres para que aplicaran técnicas de modificación de la conducta e implicaba al mismo tiempo concientizarlos sobre las repercusiones de su estilo de amar y educar poco convenientes en la conducta del pequeño. Para lograr la modificación de la conducta, que como se observa en las gráficas de resultados, paso de ser una conducta molesta para la madre antes de la intervención, a ser una conducta extinguida después del tratamiento, se tuvo que explicar que el origen de los berrinches, relacionados con frustración o angustia, se debía a los siguientes motivos: A. Los demás no lo dejan hacer lo que él quiere. B. Los demás le obligan a realizar lo que no quiere. C. Los demás no se comportan entre sí como él quiere. D. El mismo en su lucha íntima no consigue lo que quiere. Por tanto, la única forma que tienen los niños, cuyas conductas se relacionan con la disrupción emocional, como es el caso del pequeño X, para expresar que se sienten “mal”, que se siente enojados, que se siente angustiados por no obtener lo que quieren, es manifestándose con una emoción iracunda, con gritos, con puñetazos, con pataletas, con ansia destructiva a sus propios juguetes, con aumentos notables de respiración, con gesticulación y secreción de sudor (García, 2003), es decir con un berrinche. El cual, desde nuestro punto de vista, en el caso del menor que nos ocupa, pudo haber sido reforzado desde el día en que reconoció que podía manipular a través del llanto a su madre para conseguir satisfacción de sus deseos. Y la madre, al tratar de reprimir el llanto, aprendió a ceder ante las respuestas inadecuadas de cólera del niño. Si bien el llanto es una forma natural de expresión de los deseos de los niños que se manifiesta desde los primeros años de vida y es considerada una conducta saludable e indispensable para la supervivencia del infante (García, 2003, Domínguez, s. f.) conforme el niño comienza a utilizar el habla y el lenguaje a partir del año de edad, el llanto debe dejar de ser la manera en como un menor indica sus necesidades. No obstante, en el caso del menor X, éste había sido la única forma de expresar que necesitaba “y” cosa de forma urgente. Así que como se observa, esta conducta es la que se requirió modificar en su duración al inicio de la intervención, ya que aparecía con más frecuencia. Y la que debía enseñársele a la madre cómo tratarla. Se puede identificar que las técnicas de modificación de la conducta como la economía de fichas, la extinción, el tiempo fuera, el reforzamiento positivo y el castigo, cuyos antecedentes de aplicación en la modificación de la conducta los encontramos en los trabajos experimentales de Pavlov, Sechenov, Skinner, Thorndike, Gutrie, Hull y Tolman (Kazdin, 1983) son efectivas para el tratamiento de los berrinches. Si bien estos autores desarrollaron diversos trabajos con animales cuya inquietud estaba relacionada con la búsqueda de un estatus de cientificidad en la ciencia psicológicas, pero con notable influencia de la reflexología y los avances en la biología, donde establecieron principios fundamentales del condicionamiento clásico, la asociación y el aprendizaje a principios del siglo XX, actualmente son la base de los programas de modificación de la conducta con base cognitiva- conductual y por tanto sus aportaciones permiten equiparar que sus hallazgos sobre
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También es altamente recomendable, dado que existen investigaciones al respecto (Mireault & Trahan, 2007) que los niños no se expongan a situaciones que rompan con sus rutinas o bien que se les obligue a realizar algo cuando están cansados o excesivamente estimulados. Según Mireault & Trahan (2007) estos escenarios sugieren que la confusión o el sufrimiento general que los niños experimentan también puede relacionarse con problemas de ansiedad y la manera de expresarse es en forma de berrinche. Por lo que, como parte de un tratamiento psicológico del berrinche, es aconsejable que se propongan actividades “recreativas” a los padres del menor que ayuden a manejar la ansiedad, con la idea de reforzar otro tipo de comportamientos. Recuérdese que el reforzamiento es una acción subsidiaría en la medida en que puede cambiar algo desagradable (Kazdin, 1983). Por último es importante decir que la intervención oportuna en este tipo de conductas disruptivas puede ayudar a prevenir problemas de conducta opositora o negativista dado que existen investigaciones que demuestran que los berrinches están asociados a problemas de conducta más severos que se presentan en la adolescencia o bien durante toda la infancia y cuya incidencia es del 63% (Silva, 2008). Por tanto, se esperaría que este ejercicio práctico sobre cómo intervenir en el problema del berrinche se convierta más que en un ejemplo, en un antecedente, cuyos resultados fueron favorables para modificar la conducta del menor Gustavo de 5 años de edad.
CONCLUSIÓN
Las técnicas de modificación de la conducta, cuyos antecedentes los encontramos en los estudios del condicionamiento clásico, el condicionamiento operante y el aprendizaje vicario e imitación realizados por Pavlov, Sechenov, Bechterev, Gutrie, Tolman y Hull entre otros, demostraron su efectividad en el tratamiento del berrinche que el menor X de 5 años de edad presentaba ante la negativa de su madre por peticiones no satisfechas. Las técnicas empleadas como la economía de fichas, la extinción y el tiempo fuera, a veces acompañadas del reforzamiento positivo y el castigo, son y han sido las principales recomendaciones que psicólogos con formación cognitivo conductual recomiendan para el tratamiento e intervención en este tipo de conductas disruptivas en espacios que están al alcance de la población, como por ejemplo con acceso a la web o bien a medios informativos como periódicos y revistas. Aunque es importante aclarar que en esos espacios informativos se perciben las técnicas mencionadas como recomendaciones generales que carecen de una base científica, ya que después de la experiencia que deja atender este tipo de casos, es posible decir que para poder aplicarlas es necesario un diseño de investigación experimental y un método de intervención, cuyo actuar depende en gran medida del análisis funcional de la conducta, de una indagación sobre los factores que desencadenan la conducta del berrinche, así como de la revisión del estilo de crianza, de los modos que se utilizan para educar y/ o fijar límites. Para que un tratamiento sea adecuado y por tanto tenga una base científica y no sea solo el resultado de la empírica, es indispensable hacer un registro de cómo se presenta la conducta del berrinche sin aplicar ningún tipo de intervención y posteriormente se requiere una supervisión que impida una incorrecta administración de las técnicas, pues un error en la aplicación por parte de los padres, puede llevar a que la conducta a modificar, empeore.
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El control por consiguiente de los factores externos al diseño experimental deben ser tomados en cuenta al momento de llevar a cabo la intervención, ya que, como se señaló en la revisión de la literatura, el berrinche no solo se asocia con frustración, ira o enojo exagerado por la fijación de límites, o por estilos de crianza inadecuados, sino también por situaciones que originan ansiedad en el niño, por cansancio, por sobre-estimulación o por romper la rutina normal del niño. Habría que revisar por tanto, en los casos de otros pacientes con la misma problemática del berrinche, si las conductas que los caracterizan se manifiestan antes y durante la intervención por el mismo “factor” (que para el caso del menor Gustavo, eran por frustración que representaba que no les cumplieran sus deseos) o bien analizar si son el resultado del cansancio o el resultado de otro tipo de factores (presión en la escuela para concluir sus actividades, presión de los padres para tener un mejor comportamiento, estar imitando conductas aprendidas en videojuegos, ver muchas horas de televisión y carecer de espacios diferentes de recreación y aculturación, esparcimiento, entre otros). Se considera, entonces que lo que se haya dado como recomendaciones generales en diversos espacios informativos como la internet, las revistas o los periódicos, son solo eso, consejos, sugerencias, recomendaciones, que si bien tienen un fundamento científico, carecerían de control, si no existe un profesional que supervise su adecuada aplicación y por ende registre los cambios de la conducta. Además el profesional de la psicología, es quien puede determinar si las técnicas son funcionales en razón de los motivos que originan los problemas de conducta como el berrinche, el cual obedece a múltiples motivos y lo que resulte efectivo para un individuo puede no serlo para otro. Además también depende en gran medida la edad en la que se presente le berrinche, ya que no es lo mismo tratar el berrinche en menores de 4 años que en niños de 8 a 12 años, donde el berrinche es síntoma de otro tipo de conductas más graves como el del niño negativista o de conducta opositora, y el cual puede prevenirse si se tiene la atención adecuada en el momento preciso. Para el caso del menor que se atendió, se piensa que sería aconsejable revisar después de un cierto tiempo (un mes, tres meses, cinco meses) el comportamiento del menor, de tal forma que se pueda comprobar con total certeza que el berrinche dejo de presentarse por completo y descartar que la línea base posterior a la intervención no haya sido solo un efecto inmediato del tratamiento, por lo que desde esta perspectiva sería necesario supervisar que la madre tenga un mayor control en la fijación de límites sin necesidad de sentir culpa y de revisar si el pequeño Gustavo ha aprendido a manejar su ira, su frustración o ansiedad de forma más adecuada.
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Vargas- Mendoza J. E. (2009) Niños Oposicionistas y Desafiantes. México: Asociación Oaxaqueña de Psicología A. C. Disponible en http://www.conductitlan.net/niños_oposicionistas.ppt