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Arma económica contra historia, Monografías, Ensayos de Historia

Economía, después de la segunda guerra mundial.

Tipo: Monografías, Ensayos

Antes del 2010

Subido el 25/06/2025

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a €... + Hubo Tres Opciones Para el Mundo » La Marxista se Derrumbó por Dentro + La Nacionalista fue Gran Revelación + La Gran Revelación, Condenada al Silencio + La que Prevalece Arruina Naciones 5% EDICIÓN ACTUALIZADA México, 2000 PróLoco Este es un libro notablemente original. Existen tantas y tan diversas disciplinas de Economía que incursionar en ellas es como aventurarse en selvas y abismos pletóricos de toda clase de alimañas. Pero en este libro el lector es llevado de la mano para que vea el panorama de numerosas teorías económicas que han regido en el pasado. A continuación se examina a los tres magnos sistemas económicos del siglo XX. Uno de ellos sirvió de base al marxismo y se desplomó estrepitosamente por dentro. Su falsedad fue obvia. Otro sistema que logró rápidamente grandes resulta- dos, fue el que se basó en el Nacionalismo y en un So- cialismo de contenido moral (opuesto a las teorías de Marx y del Supracapitalismo hebreo). Este sistema ha sido objeto de un boicot total y es prácticamenle desco- nocido. Se le ha sepultado en el silencio. El tercer sistema fue conocido desde el siglo pasado como Liberalismo, luego entró en guerra contra el siste- ma Nacional-Socialista; ganó la contienda armada y ya con el campo libre se desbocó como Neoliberalismo. Su meta todavía no claramente comprendida en todas sus grandes implicaciones- es el Globalismo. “Arma Económica” ilumina muchas áreas ocultas de lo actual y del porvenir inmediato. Lic. Emilio J. Martínez. 3 SALVADOR BORREGO Hace 4,000 años, en Babilonia, se estudiaba el fenó- meno de una crisis de granos y como medida de emer- gencia se dictó el famoso Código de Hamurabi, que im- ponía minuciosos controles de precios y salarios, con muy severas penas. Años después, en Grecia, se recurrió a disposiciones parecidas porque hubo especuladores que hacían correr falsos rumores sobre guerras o naufragios de barcos car- gados de víveres, para luego subir los precios. Es decir, ya se conocía y se manipulaba la ley de la oferta y la demanda. Spengler refiere que en Egipto, durante el Imperio nuevo, la institución del giro se hallaba a la altura de lo que después se practicó en los bancos occidentales. Cleómenes, el administrador de Alejandro Magno en Egipto, recurría hace 2,327 años a ingeniosas operacio- nes económicas para lograr grandes utilidades a costa de Grecia. El emperador Diocleciano legisló en Roma sobre el equilibrio de precios y salarios, y sobre el valor del dine- ro, según su edicto del año 301 de nuestra era. En fin, a través de siglos muchos gobernantes o in- vestigadores observaban con interés el desenvolvimiento de los fenómenos económicos. Luca Pacioli ideó en 1494 el método de contabilidad de partida doble y escribió un Tratado sobre el particular. Ahora bien, los estudios sistemáticos, ininterrumpi- dos, de los fenómenos económicos, se formalizaron hace aproximadamente quinientos años, cuando la escuela económica mercantilista afirmaba que la fuente princi- pal de la riqueza eran los metales preciosos, como el oro y la plata. El investigador Thomas Mun y sus seguidores mantu- vieron ese criterio durante casi tres siglos, y a la fecha aún cuentan con algunos partidarios famosos que abo- 1 Perspectiva de la Historia Universal, Vol. IV. Oswaldo Spengler. 6 ARMA ECONOMICA gan por el restablecimiento del talón oro como remedio contra la crisis. Cuando el mercantilismo se hallaba en su apogeo ya existía un considerable número de auténticos economis- tas prácticos que convirtieron la ciudad de Amsterdam, Holanda, en un centro de grandes finanzas. En 1604 fundaron la Bolsa de Valores y luego varias sociedades anónimas y financieras muy bien estructuradas, que ya conocían mucho sobre los secretos de la ley de la ofer- ta y la demanda, de las tasas de interés, etc. De Amsterdam se exportaron expertos y capitales, en 1621, para organizar los bancos de Rotterdam y Nuremberg, y poco después para montar el Banco de Inglaterra (1694), que ejerció influencia decisiva económica en todo el mundo. Incluso se publicó una especie de Tra- tado, “De Usuris”, donde el experto financiero Saumaise refutaba las normas católicas acerca de la economía y afirmaba que en cuestiones económicas la moral no tenía cabida porque 'ese no era su campo. (Calvino ya lo había visto así en 1552). Aunque la escuela económica mercantilista se hallaba en su apogeo, fue refutada por economistas muy acredi- tados. La escuela francesa de los fisiócratas, representa- da por Francisco Quesnay (1694-1774), afirmaba que la riqueza no eran los metales preciosos, sino la tierra, su- puesto que de la tierra se obtienen todos los comestibles e incluso las materias primas que nutren a la industria, Así, pues, en el siglo XVII ya había un gran caudal de conocimientos económicos y financieros. Sin embargo, hay una especie de acuerdo entre los economistas para considerar que la ciencia económica nació con Adán Smith (1723-1790). En los últimos 220 años -desde que Smith comenzó a dar a conocer sus teorías- la ciencia económica ha sido objeto de muchísimos estudios para fundamentar, recti- ficar, perfeccionar o refutar la mayor parte de sus adqui- siciones. Se han formulado veintenas de sistemas o es- cuelas económicas, algunas de las cuales -como ejem- plo- se mencionan a continuación: ARMA ECONOMICA Baader. (Luego sus opositores la llamaron “escue- la romántica” por considerarla inaplicable). Escuela Francoamericana u Optimista.- Fun- dada por el economista francés Federico Bastiat (1801-1850) y por el norteamericano Enrique Car- los Carey. Refuta los augurios de Malthus, de que no habrá en el futuro suficientes comestibles para el aumento de la población. Afirma que la econo- mía tiene sucesivas etapas de desarrollo y que cada una puede generar, a su vez, un nuevo desarrollo. Escuela de la Economía Nacional.- Afirma que la nación es soberana y que no debe supedi- tarse a ciertos dictados internacionales propicia- dos por la escuela económica clásica. El economista alemán Federico List (1789-1846) escribió sobre el particular “Un Nuevo Sistema de Política Econó- mica” y otras obras. Escuela Económica de la Reforma Social.- La economía no debe desenvolverse independiente- mente de todo principio moral o religioso. Refuta muchos de los puntos básicos de la economía clá- sica y del liberalismo de la Revolución Francesa. El autor de esta escuela fue el francés Federico Le Play (1806-1882), autor de siete libros acerca del par- ticular, Escuela Económica Jurídico-social.- Carlos Rodbertus (1805-1875) creó los fundamentos de lo que tiempo después se llamó socialismo científico. Esta escuela afirma que la propiedad privada y el libre cambio aseguran a los propietarios la explo- tación de los medios de producción y les confieren una renta sin trabajar; que en esta forma el obrero es explotado y no se beneficia del aumento de la riqueza nacional, por lo cual sobrevienen las cri- sis. Afirma que el Estado debe manejarlo todo. Escuela Económica Socialista (o marxista).- Esta escuela se integra con teorías de David Ricardo, de Marx, Engels y Lenin. Afirma que en el sistema de SALVADOR BORREGO economía libre el hombre explota al hombre. Pro- clama la supresión de la propiedad privada; que el Estado suprima todas las libertades que le impidan manejar la economía en forma total, o sea: control absoluto del crédito, la producción y el consumo. Escuela Económica Histórica Antigua.- Re- futa muchos puntos de la escuela clásica o liberal, a la que acusa de exagerar y justificar el factor egoísmo en la actividad económica. Afirma que ciertamente el hombre busca utilidades, pero que también tiene un sentido moral y que el egoísmo no debe ser el eje de la economía, ni fomentarse como móvil absoluto. Esta escuela fue fundada por el economista alemán Guillermo Jorge Federico Roscher (1817-1894). La secundaron otros famo- sos economistas de su época, como Knies y Hildebrand. Escuela Económica de Viena (o Auslríaca).- Junto con la escuela clásica o liberal, de Smith, la de Viena ha ejercido considerable influencia hasta el presente. Afirma que el valor no reside básica- mente en las cosas, sino en la persona que las va- lora. Contradice las teorías del valor-trabajo, de David Ricardo y Carlos Marx, y dice que el valor- trabajo se determina a base del valor del producto, no a la inversa. Defiende la economía de mercado y el beneficio o utilidad del empresario. Dice que la intervención del Estado ha de ser mínima porque la economía de mercado engendra la libertad. Esta escuela fue fundada en la Universidad de Viena a mitad del siglo pasado. Sus representativos fueron Carl Menger y Eugen von Bóhm Bawerk. Y en la actualidad son Ludwig von Mises y Ludwig Erhard. Escuela Económica Moderna.- Fundada en Alemania a fines del siglo pasado por Gustavo Schmoller (1838-1917). Se basa en el método his- tórico, descriptivo y estadístico. Afirma que el Es- tado debe intervenir en el desenvolvimiento de la SALVADOR BORREGO economista y sociólogo austriaco Othmar Spann profesor de la Universidad de Viena (1878-1950). Escuela Económica Neoliberalista.- En tér- minos generales aproxima el liberalismo clásico al colectivismo. Defiende la “rectoría” del Estado en muy diversas áreas. Entre sus representativos fi- guran el famoso economista inglés John M. Keynes (1883-1946) que influyó considerablemente a la ad- ministración de Roosevelt en Estados Unidos, y el economista alemán Wilhelm Roepke (1899-1966), aun cuando entre ambos hay varias divergencias, pues el primero alienta la inflación y el segundo no. Escuela Económica del Socialismo Liberal.- Sistema debido al economista Francisco Oppenheimer, opuesto al sistema económico que rigió en Alemania entre 1933-1945. Esta escuela considera fundamental la reforma agraria y la evo- lución gradual de la economía hacía un colectivis- mo regido por el gobierno. Escuela Económica de Chicago.- Propone el libre cambio, la libre competencia y la libertad de comercio en lo nacional y en lo internacional. Con- dena los controles de precios y salarios, el protec- cionismo arancelario y las estatizaciones de em- presas. Afirma que la economía privada no es ines- table, que se ajuste a sí misma y que la interven- ción del Gobierno es la causa de inestabilidades. Esta escuela adopta gran parle de la escuela libe- ral clásica, de Adán Smith, David Ricardo y Tomás Roberto Malthus. SABIDURIA ECONOMICA QUE La anterior lista de escue- NO PREVIO LA GRAN DEPRESION las económicas es ape- nas una alusión esquemática acerca de lo mucho que hasta los años veinte de este siglo se había inves- tigado y sistematizado en el campo de la ciencia 12 ARMA ECONOMICA económica. Ya existía la escuela de los matematicistas, que mediante las matemáticas buscaban la inter- dependencia de los fenómenos económicos; ya se habían publicado cientos de Tratados y miles de investigaciones sobre los problemas de la economía y existía gran profu- sión de gráficas, estadísticas y cálculos acerca de las in- flaciones, depresiones, recesiones, ciclos de auge, etc. Por otra parte, en esa década de los años veintes, Es- tados Unidos se desarrollaba pacíficamente en todas las áreas del progreso. No había guerra, ni terremotos, ni inundaciones, ni plagas, ni inquietud social. Sin embar- go, el 24 de octubre de 1929 ocurrió en la Bolsa de Valo- res de Nueva York una pronunciada baja de acciones, y a continuación una crisis extrañamente grave (1930- 1931), que cimbró hasta en sus cimientos a esa podero- sa nación. El desplome económico repercutió en todo el mundo. Doce millones de norteamericanos perdieron su trabajo. Los salarios bajaron más de un 20%. Más de ochenta mil empresas americanas quebraron. La situación se hizo dramática para sesenta millones de personas que se quedaron sin ingresos fijos. El econo- mista Robert L. Heilbroner calculó que para 1933 “el nivel medio de vida había vuelto al mismo lugar donde había estado 20 años atrás”. El historiador Lester V. Chandler refirió que en diver- sas ciudades y poblados norteamericanos hubo mucha gente que en esa época sobrevivió sacando desperdi- cios comestibles de entre la basura. El famoso econo- mista John K. Galbraith dice en sus Memorias que en las afueras de Oakland había gente que vivía dentro de unas enormes tuberías abandonadas en el campo. La escuela económica liberal afirmaba que el mercado libre se ajusta a sí mismo, que las depre- siones se corrigen tras un breve tropiezo, que ciertamen- te bajan la producción, los precios, los salarios y la tasa de interés del dinero, pero que esto mismo da oportuni- dades atractivas para nuevas inversiones, con lo cual 13 ARMA ECONOMICA tánico John Maynard Keynes, quien aconsejaba crear más y más dinero, y gastarlo rápidamente, sin importar que careciera de una correspondiente cobertura (o respal- do) en las reservas de oro o en la producción de bienes. Era algo así como hacer dinero de la nada. Durante la administración roosveltiana se vio que la escuela económica clásica o liberal -tan celosa de que no intervenga nadie en su campo- sí se mostraba anuen- te a esa intervención si procedía de la izquierda y para servir a la izquierda. En otras palabras, que el líbera- lismo estaba dispuesto a caminar gradualmente hacia la convergencia con el socialismo marxista, táctica que usan abiertamente el fabianismo, la social- democracia y la democracia-crístiana. Roosevelt devaluó el dólar, intervino en la banca, creó impuestos progresivos y dictó una serie de leyes para intervenir en la economía. La ley de la National Indus- trial Recovery impedía la competencia entre las empre- sas para evitar que bajaran los precios. Otra ley regula- ba los salarios. La Ley de Regulación Agrícola estable- cía subvenciones a fin de restringir la producción y así elevar los precios. La Social Security establecía multitud de seguros por vejez, desocupación, etc., y la National Labor Relations fomentaba en tal forma la lucha de clases y el poder de los líderes que los sindica- tos se convirtieron en votantes cautivos de la ad- ministración. En resumen, una manipulación en gran escala, como nunca se había visto en Estados Unidos. Varios de los decretos de Roosevelt eran anticonstitucionales, pero él contaba con el apoyo publicitario de la gran prensa, de la Radio, de los comentaristas y de la Cúpula Financiera. El Sistema de la Reserva Federal (integrado por los 5 más grandes bancos de EE.UU.) puso su facultad de ha- cer dinero al servicio de Roosevelt, en tanto que poco antes no había demostrado ninguna disposición para sacar al país de la crisis, mientras Hoover estaba en la Casa Blanca. Todo cambió mágicamente con la llegada de Roosevelt. 15 SALVADOR BORREGO Roosevelt tenía a su servicio a un llamado “Trust de los Cerebros”, en el que figuraban los famosos econo- mistas y banqueros Morgenthau, Untermeyer, Lehman, warburg, Morgan, Rockefeller y Baruch. El equipo se complementaba, homogéneamente, con Frankfurter y Brandeis en la Suprema Corte; con Rosenman en el De- partamento de la Guerra; con Zabrousky como enlace extraoficial con el Kremlin; con Raybum y Sabath en el liderato de la Cámara de Representantes, con los líderes Lewis, Gold, Dubinski y Morse en el movimiento obrero; con Paley y Sarnoff en la Columbia Broadcasting System y la National Broadcasting; con Adler, Backer y Meyer en los grandes diarios de Washington y Nueva York; con Goldyn, Warner y Hiss en las productoras de noticieros y películas, y con veintenas de otros colaboradores como John]. Abt, Abe Fortas, Chester Bowles, Avereli Harriman, Adlai Stevenson, Lyndon Johnson, Alger Hiss y Harry Dexter White, que prudentemente escondían sus simpa- tías socializantes bajo la militancia de “liberales”, aun- que los dos últimos dejaron huellas que condujeron al FBI a identificarlos como servidores de la URSS. ¿La crisis había sido prefabricada y conducida por brillantes cerebros, los mismos que luego con- dujeron la rápida recuperación? Eso es factible en un sistema ampliamente liberal, en donde exista un poder financiero organizado y aco- plado a un grupo político-ideológico-publicitario. Estos factores, unidos, pueden a veces actuar incluso contra los intereses nacionales, cuando así lo juzgan urgente para sus propios fines. A la vez que la economía se iba reanimando, Roosevelt y su maquinaria publicitaria infundían opti- mismo a la nación. Sus discursos eran atractivos, carismáticos, aunque no siempre veraces, Hizo mucho hincapié en los ideales de democracia y libertad, pero inmediatamente que tuvo el poder restableció relacio- nes con la URSS (cosa que su antecesor se había nega- do a hacer) y propició el envío de peritos americanos 16 SALYADOR BORREGO 1,900 locomotoras de vapor 10,000 furgones de ferrocarril 3.786,000 neumáticos 18.000,000 de pares de botas 2.500,000 toneladas de acero 2.500,000 toneladas de gasolina 4.500,000 toneladas de carne, azúcar, harina y grasas 2,660 barcos, con un total de 16.5 millones de toneladas de desplazamiento. Además, Roosevelt dispuso de otros colosales recur- sos económicos para hacer la guerra en los frentes de Africa, Europa, el Atlántico y el Pacífico. ¿La crisis que fulminó al presidente Hoover fue acaso un factor político. para que los grandes recursos norte- americanos, ya en manos del grupo de Roosevelt, le abrieran brecha a la expansión comunista en Europa y en Asia? Nadie puede esperar que ciertos sucesos históricos tengan comprobación en actas notariales y testimonios firmados a la luz pública, pero de algún modo práctico los propios sucesos tienen fuerza para evidenciar las ma- nos que los forjaron. : El famoso jurisconsulto italiano Cayelano Filangieri, autor de “La Ciencia de la Legislación”, del siglo XVII, demostró que la prueba indicia] es muchas veces sufi- ciente en el orden histórico, aunque en el orden forense no lo sea. Para el orden forense, dijo, se necesitan cier- tas comprobaciones escritas, pero en el orden histórico bastan frecuentemente las reglas de verosimilitud y la confirmación que los sucesos van dando al correr del tiempo. Así puede plantearse la hipótesis de que el “crac” de 1929-1932 fue una manipulación para llevar a Roosevelt al poder, y que en e | restablecimiento de la crisis me- dió otra manipulación para hacer posible que Roosevelt subvencionara el avance marxista que desde 1944 se inició hacia el corazón de Europa y que perduró hasta 18 ARMA ECONOMICA los años 80s., cuando Moscú y Washington fraguara su convergencia. Roosevelt aprovechó el liberalismo económico para sus planes políticos. Ahora está claro que le imprimió una mayor velocidad y lo hizo entrar en una fase más adelan- tada, menos tolerante con los sectores no liberales. Eso no era propiamente un nuevo sentido del libera- lismo, sino su sentido original (anterior a la Revolución Francesa) que ante su fracaso inicial de 1801 optó por tácticas menos radicales, aunque sin prescindir de su esencia y de sus metas. El uso de la semántica (estudio del significado de las palabras) es frecuentemente manipulado por la políti- ca, la cual logra que ciertos términos tengan una agra- dable acepción común, muy diferente a su real signifi- cado. Como el caso de la “democracia popular” apli- cado a los regímenes marxistas, o la “liberación de los pueblos”, aplicada a su comunización, etc. De la misma manera, el término de “liberalismo” tiene una apariencia de generosidad, comprensión y amplitud de criterio, opuesta a intolerancia e hipocresía. Pero en su contenido político real lleva ocultos precisa- mente estos dos últimos elementos, que sólo es- peran adquirir suficiente poder para desenvolverse avasalladoramente. Dicha politización de la semántica convierte a ciertos términos en escudo o trinchera. ¿No acaso ante el sen- tir general presenta ciertas dificultades oponerse al li- beralismo económico? La Iglesia lo ha hecho durante siglos y no ha obtenido resultados sensibles ni entre los mismos fieles. Es significativo que en Estados Unidos los partidarios del marxismo se presentan suavemente como “liberales”. En fin, ahora es evidente que la crisis de 1929 fue pre- fabricada para cambiar el régimen estadounidense. Y a la vez para apuntalar al marxismo de la URSS en la cri- sis que se le avecinaba.