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Análisis de la estructura de la argumentación en la sentencia judicial, Guías, Proyectos, Investigaciones de Derecho

Este documento analiza la estructura de la argumentación en una sentencia judicial, definiendo el término 'argumentación' y ofreciendo pautas para identificar y reconstruir argumentos y subargumentos. Además, se explica el concepto de 'falacia' y se presentan algunos casos paradigmáticos. El documento también aborda el tipo de argumento deductivo llamado 'argumento disyuntivo' y el tipo de argumento por enumeración simple de muestra a población (es-mp).

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2022/2023

Subido el 08/03/2024

diego-tunarosa
diego-tunarosa 🇨🇴

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CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA
ESCUELA JUDICIAL
RODRIGO LARA BONILLA
ARGUMENTACIÓN
JUDICIAL
SEGUNDA EDICIÓN AUMENTADA
Pablo Raúl Bonorino
Jairo Iván Peña Ayazo
PLAN ANUAL DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN
DE LA RAMA JUDICIAL
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¡Descarga Análisis de la estructura de la argumentación en la sentencia judicial y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Derecho solo en Docsity!

CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA ESCUELA JUDICIAL RODRIGO LARA BONILLA

ARGUMENTACIÓN

JUDICIAL

SEGUNDA EDICIÓN AUMENTADA

Pablo Raúl Bonorino

Jairo Iván Peña Ayazo

PLAN ANUAL DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN
DE LA RAMA JUDICIAL

© 2005 Pablo Raúl Bonorino, Jairo Iván Peña Ayazo. © 2005 Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla

  • INTRODUCCIÓN. El razonamiento jurídico __________________
  • LA SENTENCIA JUDICIAL. Estructura argumentativa _________
    • Argumentos y argumentaciones __________________________
      • Identificación de argumentos ___________________________
      • Reconstrucción de argumentos _________________________
      • La reconstrucción de argumentaciones ___________________
    • Argumentación y decisión judicial ________________________
      • Sentencia judicial y cuestiones problemáticas _____________
      • Reconstrucción de argumentaciones judiciales ____________
  • ARGUMENTOS DEDUCTIVOS. La noción de validez ________
    • ¿Qué es un argumento deductivo? ________________________
      • El modus ponens _____________________________________
      • El modus tollens _____________________________________
      • El argumento hipotético _______________________________
      • El argumento disyuntivo ______________________________
      • El dilema ___________________________________________
    • Validez y forma lógica __________________________________
      • Verdad y validez _____________________________________
  • ARGUMENTOS INDUCTIVOS. El ámbito de la probabilidad __
    • ¿Qué es un argumento inductivo? _______________________
      • Algunas concepciones erróneas ________________________
      • La fuerza inductiva de un argumento ___________________
    • Clases de argumentos inductivos ________________________
      • Inferencias por enumeración __________________________
      • La analogía _________________________________________
  • FALACIAS. Incorrecciones persuasivas ____________________
    • ¿Qué es una falacia? _________________________________
    • Apelación a la ignorancia _____________________________
    • Apelación a la autoridad ______________________________
    • Falacias de apelación a la emoción ______________________
      • Argumentum ad populum ___________________________
      • Argumentum ad misericordiam _______________________
  • Construcción y exposición escrita y oral de argumentaciones ____ CÓMO MEJORAR NUESTRAS ARGUMENTACIONES.
    • La construcción de la argumentación ___________________
    • Desacuerdos ________________________________________
    • La cuestión _________________________________________
    • La tesis central ______________________________________
    • Conceptos centrales __________________________________
    • Argumentos, objeciones y refutaciones __________________
    • La presentación escrita de la argumentación _____________
    • La presentación oral de la argumentación _______________
  • REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ____________________ BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA Y COMENTADA

I N T R O D U C C I Ó N

El razonamiento jurídico

Los juristas vivimos argumentando. Nuestra profesión consiste en lidiar en el marco de disputas más o menos profundas con dos armas: el conocimiento del derecho y la habilidad para argumentar. Algunos juristas –por lo general los jueces- tienen la responsabilidad de poner punto final a algunas de esas disputas, y para ello deben argumentar en defensa de la alternativa que consideran correcta. El razonamiento jurídico es en muchos aspectos similar al que se desarrolla en otros contextos argumentativos, pero también tiene ciertas peculiaridades que conviene tener en cuenta antes de enfrentarse a su estudio. El llamado razonamiento judicial es sólo uno de los tipos de argumentos jurídicos, que se diferencia por el grado de estructuración que presenta y por las exigencias de explicitación que por lo general le son impuestas. El objetivo principal del módulo es brindar un conjunto de herramientas teóricas, tomadas de los desarrollos recientes en el dominio de la lógica -entendida en un sentido muy amplio -, que permitan aumentar la

Existen muchas perspectivas teóricas desde las que se pueden estudiar las prácticas argumentativas. Hemos elegido desarrollar algunos rudimentos de lógica deductiva e inductiva que por lo general se dan por supuestos en otros libros en los que se analiza el razonamiento jurídico. Por ello no encontrará el lector en las páginas que sigue ninguna explicación sobre teorías de la argumentación jurídica^4 , ni sobre lógica deóntica^5 , y tampoco sobre tópica^6 y retórica^7. Estas ausencias no se deben entender como una evaluación tácita desfavorable para con los enfoques excluidos. Son consecuencia del objetivo introductorio que perseguimos con el módulo y de la extensión que debe tener un trabajo de esta naturaleza. En relación con la primera edición, hemos podido remediar la ausencia del tratamiento que hace la lógica informal de las llamadas “falacias”^8. Otra novedad, relacionada con la experiencia del Curso-Concurso realizado el año pasado, es la inclusión de un capítulo especial en el que se ofrecen consejos para construir y presentar argumentaciones, con algunas sugerencias especiales para su defensa oral -acorde con el crecimiento procesal de la oralidad en los últimos tiempos-. El libro que tiene en sus manos está dividido en cinco capítulos. En el primero se presentan algunos de los conceptos lógicos fundamentales (como “argumento”, “premisas”, “conclusión”, “argumentación”) y se pone de manifiesto la importancia que tienen para evaluar el grado de fundamentación que cabe atribuir a una sentencia judicial. En él no encontrará solamente una explicación teórica, sino todos los elementos necesarios para comenzar rápidamente a aplicar la lógica en la vida cotidiana y profesional. En los capítulos dos y tres se introducen algunas herramientas para evaluar argumentaciones judiciales provenientes de la lógica deductiva y la lógica inductiva respectivamente. El lector encontrará explicados en ellos temas que le resultan familiares, como la deducción y la analogía. El capítulo cuatro presenta algunas de las falacias más comunes,

(^4) Ver Atienza 1991, Comanducci 1999, Feteris 1999. (^5) Ver von Wright 1957, 1980. (^6) Sobre las teorías de la tópica jurídica ver García Amado 1988. (^7) La retórica se revitalizó durante el siglo XX a partir de la obra de Perelman y Olbrechts- Tyteca 1989. Sobre retórica y lógica jurídica ver Perelman 1979. 8 Ver Damer 2001, Walton 1989. En castellano se puede consultar Comesaña 1998.

ofreciendo un marco conceptual que permite explicar su naturaleza. El último capítulo contiene los criterios que permiten construir, presentar por escrito y organizar la exposición oral de una argumentación. El módulo se cierra con una bibliografía comentada, para que el lector interesado en alguna de las cuestiones tratadas en el texto sepa a que libro debería acudir en primer lugar para continuar profundizando sus conocimientos sobre el tema. La lógica es una herramienta de trabajo para el jurista, como un ordenador o un procesador de texto^9. La mayoría de nosotros las utilizamos de forma intuitiva. Pero todos aquellos que hayan tomado un curso de informática –o hayan leído un manual avanzado sobre el uso de procesadores de texto- habrán comprobado como se pueden obtener mejores resultados con las mismas herramientas. Lo mismo ocurre con la lógica. Estudiando de manera sistemática algunos de sus contenidos básicos podremos mejorar rápidamente nuestras prácticas argumentativas. Esperamos que este módulo les permita reconciliarse con la lógica contemporánea. A lo largo del texto utilizaremos las siguientes convenciones para indicar algunos aspectos salientes:

OBJETIVOS DE LAS UNIDADES

ACTIVIDADES DE TALLER

CUESTIONARIOS DE AUTOEVALUACIÓN

O

T

C

(^9) Ver Bonorino 2002 y Peña Ayazo 1997.

en el que la resolución ocupa el lugar de la conclusión y cuyas premisas se formulan en los considerandos (cf. Bulygin 1966). Una decisión judicial se considera justificada (o bien fundamentada) si el argumento cuya conclusión expresa el contenido de dicha decisión es un buen argumento, o como se dice de forma más técnica, si dicho argumento es sólido. El argumento contenido en una sentencia judicial es sólido si el conjunto de sus premisas (formado por las normas jurídicas generales utilizadas para resolver el caso, más los enunciados fácticos que describen los hechos relevantes) son aceptables y si, además, su estructura es lógicamente correcta. Pero las normas procesales aluden a una “sentencia justificada” o a una “decisión judicial justificada” cuando, además de un argumento correcto formado de la manera que hemos dicho anteriormente, el juez formula también en ella argumentos para apoyar la utilización de cada una de las premisas que lo componen. No sólo las normas procesales aluden a esta exigencia. En el discurso cotidiano de los juristas, el paradigma de decisión arbitraria o no justificada, lo constituyen aquellas sentencias en las que no se expresan las razones para adoptar algunas de las premisas, o bien cuando dichos argumentos resultan ser manifiestamente inadecuados. Para poder dar cuenta de esta peculiaridad, el razonamiento judicial debería ser concebido como un conjunto de argumentos, distribuidos según diferentes niveles de justificación. Al argumento formado por la premisa normativa y la premisa fáctica y cuya conclusión es el contenido del acto de decisión judicial, se deberían agregar los distintos argumentos con los que se justifica la adopción de cada una de las premisas que se utilizan en ese razonamiento. A un conjunto de argumentos enlazados de esa manera lo llamaremos argumentación. La sentencia judicial no es un conjunto de argumentos, sino que resulta muy útil reconstruirla como una argumentación a los efectos de analizar algunas de sus propiedades. En nuestro caso, la preocupación que nos anima es determinar cuándo se le puede atribuir el carácter de “justificada” a una decisión judicial, y que ayuda nos puede prestar la lógica en esa tarea. Pero esto no deja de ser una

maniobra teórica, de naturaleza analógica, cuyo objetivo es aumentar la comprensión de ciertos aspectos de la labor judicial. El resultado de la explicación teórica no se debe confundir con aquello que de hecho hacen los jueces cuando resuelven controversias emitiendo sentencias judiciales. Tampoco se puede pretender con la misma explicación dar cuenta de todas sus propiedades salientes. Pero para que podamos llevar a cabo el tipo de análisis que proponemos deberemos previamente precisar el alcance de las expresiones “argumento” y “argumentación”, y ofrecer un conjunto de pautas para guiar la tarea de identificarlos y recontruirlos. Esa labor debe ser realizada siempre antes de proceder a evaluar el grado de solidez que cabe atribuir a una argumentación. Terminaremos el capítulo aplicando las consideraciones generales que haremos en la sección siguiente a algunos ejemplos de argumentaciones judiciales, y en ese momento volveremos a considerar las afirmaciones que hemos realizado en los párrafos precedentes.

Argumentos y argumentaciones

Si la sentencia judicial puede ser reconstruida como una argumentación, y de esa manera pensamos obtener una herramienta para determinar si se encuentra debidamente fundada, ha llegado el momento de precisar el alcance con el que empleamos ciertos términos como “argumento” y “argumentación”. Y lo más importante, deberemos dar algunas pautas para guiar la tarea de identificar y reconstruir argumentos y argumentaciones formuladas en lenguaje ordinario.

(3) Si en el ajedrez no hay factores aleatorios, entonces el ajedrez es un juego de pura destreza. En el ajedrez no hay factores aleatorios. Por lo tanto, el ajedrez es un juego de pura destreza. (4) El ajedrez es un juego de pura destreza, porque en el ajedrez no hay factores aleatorios y si en el ajedrez no hay factores aleatorios, entonces el ajedrez es un juego de pura destreza. (5) “Iraq es el paradigma de que el control de los recursos energéticos es una de las primeras causas de los conflictos en el mundo globalizado. La mortalidad por las precarias condiciones de vida no ha dejado de crecer desde 1991 en el segundo país en reservas de crudo”. (Antoni Segura i Mas, “Iraq, historia y petróleo”, Vanguardia Dossier , 5, 2003, pp. 53.). (6) “La poca práctica extensión de Hamlet , junto con la existencia de varias versiones autorizadas, induce a pensar en un prolongado período de composición. Es posible que Shakespeare fuera alargando la tragedia a lo largo del tiempo” (Anne Barton, “Introducción”, a William Shakespeare, Hamlet , Barcelona, RBA, 2003, pp. 18.).

T - ¿En cuáles de esos fragmentos podemos identificar la T presencia de argumentos?

La respuesta es que en (1), (3), (4) y (6) se formulan argumentos, pues en esos casos detectamos un intento para que aceptemos la verdad de ciertos enunciados tomando como fundamento otros enunciados. Analicémoslos uno por uno. En el caso (1) lo que se quiere demostrar es la afirmación “el visitante era alguien a quien el perro conocía bien” (conclusión), y se dan como razón o apoyo los enunciados “había un perro en el establo”, “alguien entro al establo y sacó un caballo” y “el perro no ladró” (premisas). Todavía no nos importa determinar si el argumento es bueno o malo, si debemos aceptarlo como una buena razón o no,

pues para poder determinar esto tenemos previamente que haber identificado con la mayor precisión posible todos los elementos que deberemos considerar en dicha tarea. Los casos (3) y (4) encontramos ilustrado lo dicho cuando afirmamos que la presentación lingüística del argumento no es relevante para determinar sus componentes y estructura. En ambos casos se quiere probar que “el ajedrez es un juego de pura destreza” (conclusión), y las razones son “que si en el ajedrez no hay factores aleatorios entonces el ajedrez es un juego de pura destreza” y que “en el ajedrez no hay factores aleatorios” (premisas). Por ende el argumento es el mismo en ambos casos independientemente de las grandes diferencias que podemos detectar a nivel lingüístico entre ambos fragmentos. En (6) se brinda apoyo a la conjetura “Shakespeare fue alargando la tragedia [Hamlet] a lo largo del tiempo”. Como razones que avalan la posibilidad de que este enunciado sea verdadero se emplean las siguientes premisas: “La extensión de Hamlet es poco práctica”, “Existen varias versiones autorizadas de Hamlet ” y “ Hamlet requirió un prolongado período de composición”. En este ejemplo notamos una característica que resulta fundamental cuando usamos fragmentos formulados en lenguaje ordinario. Los enunciados que cumplen la función de premisas y conclusión pueden aparecer en el texto de forma abreviada o con partículas que pretenden evitar repeticiones de palabras. Pero cuando estamos interesados en identificar y evaluar argumentos debemos formular esos enunciados de manera tal que recuperen autonomía significativa, esto es, que se expresen en una oración descriptiva que pueda ser comprendida con independencia del contexto en el que fue formulada. Al llevar a cabo esta tarea nos introducimos en lo que en este texto denominaremos la reconstrucción de un argumento , y al que volveremos con más detalle en el punto siguiente. En el fragmento (2), encontramos un texto compuesto por enunciados y también por expresiones que, de acuerdo a nuestra definición, no pueden considerarse enunciados porque no son susceptibles de verdad o falsedad, como son las preguntas o las exclamaciones. Una pregunta exige cierta respuesta, pero

En los ejemplos (3) y (4) que hemos presentado anteriormente se puede apreciar el uso de este tipo de expresiones. En (3) la conclusión está precedida de la expresión ”por lo tanto”, que indica que el enunciado que se encuentra a continuación es la conclusión del argumento. En (4) en cambio, a pesar de que el fragmento expresa exactamente el mismo argumento que se formula en (3) no se emplea ningún indicador de conclusión. Para estructurar el texto se emplea lo que hemos denominado un “indicador de premisas”. Los “indicadores de premisas” señalan con frecuencia, pero no en todos los casos, que lo que viene después de ellos en el texto son las premisas de un argumento. En la siguiente lista hemos puesto algunos de los más comunes en español.

INDICADORES DE PREMISAS

puesto que dado que a causa de porque pues se sigue de como muestra

en vista de que se puede derivar de se puede inferir de se puede deducir de la razón es que por las siguientes razones como es indicado por

En el ejemplo (4) se emplea la expresión “porque” para dar a entender que lo que viene a continuación son las razones por las que debemos aceptar la conclusión del argumento, esto es, sus premisas. Pero es importante notar que en los textos (1) y (6) en los que también se formulaban argumentos no se emplean

ninguno de los indicadores que hemos presentado anteriormente. Las listas de indicadores son guías útiles, pero no debemos confiar en ellas ciegamente.

T – Determinar en cuáles de los siguientes fragmentos se formulan argumentos y justificar la respuesta. En esos casos identificar las premisas y la conclusión. A. “El pensamiento es una función del alma inmortal del hombre. Dios ha dado un alma inmortal a cada hombre y mujer, pero no a otros animales o a las máquinas. Por lo tanto, ninguna máquina o animal puede pensar.” A. M. Turing, “Computing Machinery and Intelligence”, Mind , 59,

B. “La luz que vemos provenientes de las galaxias distantes salió de ellas hace millones de años, y en el caso del objeto más distante que hemos visto, la luz surgió desde ocho mil millones de años. Así pues, cuando observamos el universo, lo estamos viendo como fue en el pasado.” Stephen Hawking, Breve historia del tiempo , Barcelona, Crítica,

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Reconstrucción de argumentos

Una vez identificado un texto argumentativo, lo que se debe hacer es reconstruir los argumentos que en él se formulan. Esta tarea es muy importante, pues como hemos visto, en el lenguaje ordinario las premisas y la conclusión pueden aparecer en cualquier orden, e incluso muchos enunciados pueden estar formulados de manera incompleta. Es necesario presentar el argumento agrupando las premisas, distinguiendo claramente la conclusión, y expresando los enunciados de forma completa, antes de proceder a su evaluación. En un texto argumentativo puede haber oraciones que no cumplen ninguna función en los argumentos que contiene. Con ellas se puede pretender ubicar el tema en el que se enmarca la argumentación, o hacer disquisiciones sobre cuestiones conexas. Debemos aislar

Pero en este caso podemos detectar también la presencia de una premisa tácita, encubierta o presupuesta, pues la misma resulta necesaria para que del conjunto de premisas se pueda derivar la conclusión propuesta. ¿Cómo sabemos que falta algo en nuestra reconstrucción una vez que hemos volcado todos los elementos que encontramos en el texto argumentativo que estamos analizando? Para que un argumento sea aceptable el contenido de las premisas debe tener relación con lo que se afirma en la conclusión. Las mismas expresiones con que se formula la conclusión tienen que aparecer mencionadas en las premisas. En este caso, podemos apreciar como en la conclusión se relacionan dos términos: “quien entró al establo y sacó un caballo” y “a quien el perro conocía bien”. En las premisas se utiliza el primero de ellos, pero no hay rastros del segundo. Nada se afirma en relación con las circunstancias en las se puede afirmar que un perro conoce a alguien. Del perro solo se afirma que “estaba en el establo” y “que no ladró”. ¿Cuál es la premisa tácita entonces? El enunciado que no se formula es “Los perros no suelen ladrarle a aquellas personas a las que conocen bien”. En este enunciado se relaciona el término que aparece expresamente sólo en la conclusión con otra de las expresiones que se emplean en las premisas formuladas. Por eso se puede considerar una premisa tácita del argumento. Esta es la reconstrucción del argumento contenido en el fragmento (1) teniendo en cuenta lo que acabamos de decir:

Premisa 1. “Había un perro en el establo”. Premisa 2. “Alguien entro al establo y sacó un caballo”. Premisa 3: “El perro no ladró”. Premisa 4 (tácita). “Los perros no suelen ladrarle a aquellas personas a las que conocen bien”. Conclusión. “Quien entró al establo y sacó un caballo era alguien a quien el perro conocía bien”. Si observamos el resultado veremos que el argumento resulta ahora mucho mejor que en su anterior presentación. Pero lo que nos motiva para detectar este tipo de premisas no es un afán estético. Lo hacemos porque un argumento, para ser considerado un buen fundamento para afirmar la conclusión que se pretende

defender con él, necesita partir de premisas verdaderas. Y lo más importante es que todas sus premisas deben ser verdaderas, incluso sus premisas tácitas. Resumiendo lo dicho hasta el momento podemos afirmar que antes de evaluar argumentos, se debe (1) reconocer los razonamientos cuando aparecen; (2) identificar sus premisas y sus conclusiones, (3) reconstruirlos explicitando los enunciados tácitos. Existen dos criterios para la identificación de premisas tácitas (a) semántico: se debe presuponer aquella premisa que aluda a los contenidos de la conclusión que no estén presentes en ninguna de las premisas formuladas, (b) lógico: se debe presuponer aquella premisa que permita reconstruir el argumento como un razonamiento lógicamente correcto. Este último sólo se podrá aplicar cuando hayamos visto, en los próximos capítulos, los criterios lógicos con los que podemos diferenciar los argumentos correctos de los incorrectos.

T – Reconstruya los siguientes argumentos poniendo de manifiesto los enunciados tácitos si los hubiera. A. Si él es una persona lista, no va a ir por ahí disparando sobre una de esas personas, y él es una persona lista. B. Si el derecho penal prohibe el suicidio, esto no es un argumento válido para la iglesia; y, además, la prohibición es ridícula, pues ¿qué pena puede atemorizar a una persona que no tiene miedo ni siquiera a la muerte?

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La reconstrucción de argumentaciones

Los textos argumentativos por lo general tienen una estructura compleja. Pueden combinar párrafos descriptivos con párrafos en los que se formulan argumentos, y estos a su vez no suelen aparecer aislados, sino enlazados de diferentes formas. Algunas peculiaridades comunes a toda tarea de reconstrucción de argumentaciones son las siguientes: