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Una introducción a la psicología social, explorando conceptos clave como la influencia social, los paradigmas, la interacción social, el desarrollo del self, los grupos sociales, las representaciones sociales y el psicoanálisis. Se analizan las teorías de autores como pichón riviere, hollander, maritza montero, ignacio martín-baró, george herbert mead, berger y luckmann, bauman, serge moscovici y sigmund freud. El documento destaca la importancia del contexto social e histórico en la construcción de la identidad y el desarrollo humano, así como la influencia de los grupos en la formación del self y la dinámica social.
Tipo: Apuntes
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La psicología social, según Pichón Riviere y Hollander, aborda cómo la influencia social impacta las conductas, pensamientos y emociones de los individuos o grupos, siempre enmarcados en un contexto social e histórico. Para Pichón Riviere, lo psíquico tiene un carácter inherentemente social e histórico. La interacción humana es central en la construcción de la identidad y el desarrollo pleno del ser humano. En la vida cotidiana, estas interacciones, situadas en un contexto histórico-social, moldean percepciones, aprendizajes y motivaciones, subrayando la importancia del entorno en el desarrollo humano. Desde la perspectiva de Maritza Montero, la construcción de la psicología social se ha dado en función de paradigmas, entendidos como modelos teóricos que guían la ciencia. Estos paradigmas reflejan concepciones del ser humano y están influenciados por los contextos sociohistóricos. En este sentido, se identifican dos paradigmas: ● El viejo paradigma : Influido por el positivismo, se caracteriza por su enfoque en métodos experimentales, la búsqueda de objetividad y la separación entre investigador y sujeto, asumiendo una posición de neutralidad científica. ● El nuevo paradigma : Surgido en los años 70, enfatiza un enfoque histórico y sociocultural, reconociendo la subjetividad, el contexto y la transformación social. Aquí, la ciencia no es neutral, y el psicólogo asume un rol activo como facilitador y agente de cambio social. La Psicología de la Liberación, planteada por Ignacio Martín-Baró, surge como crítica al paradigma tradicional. Entre las principales limitaciones del enfoque clásico, Martín-Baró destaca: ● Mimetismo cientista : Adopción acrítica de los principios del positivismo, descontextualizados de las realidades latinoamericanas. ● Falta de epistemología adecuada : Insuficiencia de enfoques que respondan a las necesidades específicas de los pueblos latinoamericanos. ● Falsas dicotomías : Divisiones artificiales, como entre psicología científica y psicología humanista o materialista. Frente a estas críticas, la Psicología de la Liberación propone: ● Un nuevo horizonte centrado en los problemas reales del pueblo y la construcción de soluciones emancipadoras. ● Una nueva epistemología basada en la esperanza de libertad y justicia, en contraposición a las condiciones actuales de opresión. ● Una nueva praxis que articule teoría y práctica transformadora, orientada al cambio social. George Herbert Mead, en su teoría del rol, analiza el desarrollo del "self" como un proceso que emerge a través de la interacción social y la comunicación simbólica, siendo el lenguaje un elemento fundamental. Según Mead, los individuos adquieren su identidad al adoptar las actitudes de otros en contextos sociales, proceso que se observa, por ejemplo, en el juego infantil. En cuanto a los roles sociales, Mead explica que: ● Los roles son reflejos de normas y expectativas sociales asociadas a posiciones o status, ya sean adscritos (asignados desde el nacimiento, como el género) o adquiridos (logrados por mérito, como una profesión). ● Los conflictos de roles surgen cuando las demandas de diferentes roles o status son incompatibles, generando tensiones en el individuo.
● Mead también destaca que el individuo no puede separarse de la vida social, ya que la conciencia de sí mismo es producto de la experiencia social.
En la psicología social, Mead señala que los seres humanos somos esencialmente sociales y que el lenguaje juega un papel crucial en nuestro desarrollo. Este no está presente desde el nacimiento, sino que se construye a través de la interacción social. La comunicación nos permite desarrollar una autoconciencia, convirtiéndonos en "objeto para sí". La mente y la capacidad de comunicarnos simbólicamente surgen de la interacción con el entorno, mientras que el "otro generalizado" (la comunidad o grupo social) ayuda al niño a internalizar actitudes colectivas, logrando una identidad unificada. A través de juegos y deportes, los niños asumen roles sociales, adoptando las perspectivas de otros y aprendiendo normas compartidas. Los roles, definidos como comportamientos asociados a posiciones sociales específicas, están organizados en un sistema de estatus que establece derechos y obligaciones. Los status pueden ser adscriptos, como el género o la edad, o adquiridos, como una profesión. Estos status se diferencian en jerarquías verticales (por ejemplo, médico versus enfermero) o horizontales (entre médicos del mismo rango). Según Mead, los roles pueden entenderse en tres niveles: ● Prescripto : Expectativas sociales sobre cómo comportarse. ● Subjetivo : Cómo el individuo percibe estas expectativas. ● Desempeñado : El comportamiento real mostrado en interacción con otros. En ocasiones, los roles pueden entrar en conflicto, especialmente cuando demandan recursos limitados como tiempo o energía, o presentan valores contradictorios. Sin embargo, en contextos normales, la mayoría de las personas pueden gestionar múltiples roles sin problemas significativos. El concepto de “sí mismo” o self se desarrolla en interacción con otros. La autoconciencia aparece cuando el individuo es capaz de adoptar el punto de vista de los demás hacia sí mismo. Berger y Luckmann explican que los roles son fundamentales para institucionalizar el comportamiento, permitiendo a las personas internalizar normas sociales y reforzar el orden institucional. Así, las instituciones se mantienen vivas y significativas gracias a la continua ejecución de roles en la experiencia individual. Por otro lado, Lorenz describe la agresión como un instinto natural vinculado a la evolución y la supervivencia. Aunque esta agresión puede ser destructiva, también cumple funciones importantes como la comunicación y la regulación de la competencia. En el deporte, por ejemplo, la agresión se ritualiza, proporcionando una salida culturalmente aceptada para estas pulsiones, al tiempo que fomenta la cooperación y el autocontrol en un marco comunitario. Finalmente, Carlos Prada en el capítulo 6 enfatiza la importancia de los intercambios intersubjetivos en la construcción de relaciones humanas. La socialización, impulsada por el lenguaje y el encuentro con otros, permite el desarrollo de una convivencia saludable. La creatividad y la aceptación de la diversidad son esenciales para el crecimiento personal y colectivo, mientras que los intercambios simbólicos (como el uso del dinero) facilitan la circulación de bienes y producen relaciones de poder asimétricas.
● Objetivación : El proceso de convertir conceptos abstractos en elementos concretos que se perciben como reales y tangibles en la vida cotidiana. Las aplicaciones interdisciplinarias de las representaciones sociales se extienden a la lingüística y la educación, donde ayudan a explicar cómo los grupos interpretan y usan el lenguaje según sus contextos culturales y sociales. La comprensión de las representaciones sociales permite a educadores y comunicadores diseñar estrategias más efectivas para transmitir conocimientos y valores. La modalidad del psicólogo social comunitario se diferencia del enfoque terapéutico, ya que busca el empoderamiento del grupo. Este empoderamiento busca que los grupos asuman responsabilidad en la solución de sus problemáticas. Existen tres antinomias esenciales para enfrentar una problemática:
Freud, en "Totem y Tabú", investiga las prohibiciones en sociedades primitivas, destacando cómo el tótem y el tabú regulan comportamientos. El tótem se relaciona con un animal o cosa que tiene una conexión especial con el clan, mientras que el tabú son prohibiciones religiosas o morales que carecen de fundamento y parecen de origen natural. Freud compara el tabú con prohibiciones neuróticas y argumenta que estas prohibiciones son impuestas desde afuera a generaciones de hombres primitivos y se conservan por efecto de la autoridad parental y social. En este contexto, el totemismo es tanto un sistema religioso como social que prohíbe el comercio sexual entre miembros del mismo clan. En "Psicología de las Masas", Freud explora cómo la masa psicológica actúa de manera diferente al individuo solo. La pertenencia a una masa genera un sentimiento de poder y una pérdida de la crítica individual. Freud identifica tres características de la masa:
Finalmente, en "El Malestar en la Cultura", Freud aborda las frustraciones que genera la cultura, que limita los deseos humanos y provoca neurosis. La cultura, aunque protectora, impone renuncias pulsionales necesarias para la convivencia, y la principal tarea de la cultura es proteger a los individuos de las fuerzas naturales que los amenazan.