¿SE VALE O NO SE VALE? ¿QUÉ TANTO SE VALE?
FALACIAS:
Es válido utilizarlas, sin embargo, su carencia de argumentos, genera consigo, que con facilidad se
pueda desenmascarar, por ende, es válido, más poco ético, dado a que invalidan las conclusiones
a las que se pudiese llegar. Considero que son importantes porque se dan con cierta frecuencia,
muchas veces posiblemente de manera no premeditada y otras veces de forma intencional.
MENTIRAS
PIADOSAS:
Considero que con ellas se intenta salir airoso de una situación. No obstante, esta situación lleva a un
callejón sin salida que complica absolutamente todo y que provoca que sean utilizadas
constantemente. Diría que sin necesidad. Sin embargo, lo único que consigue la mentira continuada
es desconfianza por parte de los demás. Por tal motivo, son validad, pero no son éticas.
MITOS
EDUCATIVOS:
En lo que personalmente me concierne, se habla de un fenómeno de orden cultural, ya que en la
infancia, estos recursos colaboran en el desarrollo de los menores, pues es una de las bases sociales
de que ha sobrevivido tras generaciones, la mitología esconde muchas enseñanzas que son ideales
para inculcar valores esenciales a los niños, por tal motivo considero que son validad para un
desarrollo saludable en la infancia, no hay perdida de éticas, sin embargo, no es algo que al crecer
deba prevalecer.
METÁFORAS:
Al referir que, éstas facilitan la interpretación de alguna oración, siendo el recurso adecuado para ir
más allá de las palabras y engrandecer sus significados; Gracias a ellas, es posible comprender la
magnitud de alguna expresión sin utilizar adjetivos que pueden sobrar o no detallar con exactitud lo
que se quiere manifestar. Motivo suficiente para su validez, pues tienen la tarea de generar
entendimiento de una manera pronta y oportuna.
Desde mi perspectiva, considero que, hacer uso de estos recursos es válido, dado a que existen circunstancias
que lo requieren, no significa que se tiene una doble moral, sino que se búscala la resolución de un evento
mediante su uso, con objeto de no perder la ética.