

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
Reflexion acerca de el sujeto educativo.
Tipo: Apuntes
1 / 3
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
ACERCA del SUJETO EDUCATIVO La categoría de subjetividad se debate todavía en grandes encrucijadas. Desde su negación o desestimación por algunas perspectivas biologicistas e innatistas apoyadas en una visión positivista de las neurociencias, que asumen que lo que no puede ser aprehensible por los métodos experimentales no existe o no es posible hablar sobre ello; hasta las concepciones fenomenológicas que asocian la subjetividad con una consciencia inefable e inaccesible, una especie de vida interior paralela al mundo real formado por nuestras experiencias privadas sin posibilidad de comunicarse ni compartirse; No obstante, entre estos dos extremos, la subjetividad tiene sentido estudiarla si la entendemos como aquella instancia que nos posibilita diversas formas de entender las maneras como hemos sido producidos, los recursos que tenemos para transformarnos, y de comprender no sólo cómo hemos llegado a ser lo que somos, sino en lo que seguimos deviniendo de cara al futuro. Desde esta perspectiva, definimos a la “subjetividad” como el singular modo de los sujetos de “ser y estar” en este mundo, su manera de pensar, sentir, hablar, comunicarnos, jugar, juzgar, opinar, querer, “enseñar” y “aprender”... Partiendo de esta definición siempre provisional y susceptible de re significación ¿cómo entender entonces la constitución/configuración de la subjetividad? La subjetividad NO viene dada, se constituye desde tiempos tempranos de la vida a partir de complejos procesos que se inscriben de manera singular en la diversidad de contextos socio culturales familiares y escolares en los que acaecen sus historias de vida y de crianza. En otras palabras, nuestra singularidad, nuestro sí mismo, es, ante todo, un acontecimiento relacional, que se configura en y con los otros significativos de nuestro entorno. Entorno social que por lo tanto es también cultural. Asimismo, es nuestra subjetividad un hecho vinculante que nos posibilita interactuar de diversas maneras en tanto que tiene múltiples posiciones y voces frente al otro y frente a nosotros mismos. No podemos reducir las subjetividades en formación a procesos unilaterales. No existe, ni es posible, una determinación unívoca de lo social a lo individual, ni tampoco lo contrario. Por tanto, y yendo al terreno de lo educativo, resulta necesario advertir que lo que determina las singularidades que hacen a la diversidad de las subjetividades de los sujetos que habitan nuestras aulas, no es tanto la adquisición de una habilidad o competencia, ni la complejización de sus estructuras cognitivas, sino cierto tipo de relaciones que el sujeto realiza con el medio que, en ese momento y en ese contexto en el que se inscribe su historia de vida son dominantes, de modo que le confieren al comportamiento del niño o la niña determinadas formas de representación y de acción particulares.
Esta forma de entender las subjetividades en pleno proceso de constitución, que es lo que sucede justamente durante estas etapas de la vida que son la infancia y la adolescencia, es coherente con la idea de variabilidad, de diversidad, cuyo presupuesto fundamental es que el conocimiento puede ser representado y aprendido en diferentes formatos y de diferentes maneras, con tiempos y ritmos diversos. Y, en consecuencia, resulta necesario visibilizar que los procesos de aprendizaje de los sujetos educativos, a pesar de la matriz homogeneizante que atraviesa al sistema educativo, dependerán no solo de los procesos de enseñanza que imparten sus docentes, sino también de una complejidad de variables intervinientes en los mismos, que no siempre se consideran en su real dimensión. Entre las variables mencionadas, debemos considerar el tipo de contextos culturales de donde provienen y en el que se inscriben sus historias y condiciones de vida, como así también el sistema y estilo de relaciones sociales e interpersonales en que se desenvuelven cotidianamente los sujetos, dentro y fuera de la escuela. En otras palabras, es necesario que los docentes comprendan que las transformaciones de la subjetividad no necesariamente dependen de la edad o de las competencias adquiridas para resolver un problema en un momento determinado, sino fundamentalmente de los determinantes socios culturales del entorno en el que éstos se inscriben. Es por esto que se puede hablar de trayectorias subjetivas diversas en la infancia, es decir, que los niños y las niñas pueden asumir diversas formas de sentir (se), pensar (se), relacionar (se), jugar, prestar atención, escribir, aprender, etc. simultáneamente, sin contradicciones lógicas, y sin la necesidad de tenerlas que interpretar “a priori” como “patológicas” apelando para esto a la vara de lo que se entiende como “normal” (que vale la pena recordar, no es sinónimo de “saludable”). O, dicho de otra forma, la subjetividad en formación de niños y niñas puede desplegarse de tantas formas posibles como son la pluralidad de contextos y horizontes, de circunstancias afectivas e interpersonales que resulten dominantes en sus trayectorias de vida y escolares. Por lo tanto, hablar de subjetividades en formación implica hablar de trayectorias subjetivas múltiples y simultáneas, de experiencias singulares cuyas diferencias no son reductibles a la edad o a una estructura cognitiva, sino, por el contrario, deben entenderse como reorganizaciones sucesivas que el niño o la niña hacen de sus experiencias de vida; de evoluciones e involuciones que dependen desde dónde se les mire, de contextos y relaciones. En el mismo sentido, resulta necesario referirnos a los “aprendizajes” en plural. Porque no existe una sola forma de aprender, de modo que al evaluar, resulta importante atender a la complejidad de procesos de aprendizaje, y no solo a los “resultados” que aparecen plasmados en una “prueba”. Es esto lo que tenemos que “entender” para “atender” a la diversidad de CONFIGURACIONES CULTURALES DEL SUJETO EDUCATIVO, en los distintos niveles del sistema educativo. Desde el punto de vista educativo, la constitución de la subjetividad resulta fundamental no sólo porque la formación de sujetos resulta imprescindible